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Dossier

35 voces que ponen en valor el Patrimonio Cultural del Centro Histórico de Puebla: retos, oportunidades y nuevos compromisos

Claudia Marín Berttolini. Docente, investigadora y medidora del arte

 

No. 21

 

"35 años de proyectos y experiencias vinculadas con la gestión y conservación de un patrimonio edificado que se reconoce como un Centro Histórico vivo, que dialoga entre la preservación de su fisonomía, la resistencia y estabilidad de su materialidad frente a los movimientos telúricos, la gestión e interpretación de su historia, la puesta en valor de sus atributos y la continuidad de su uso y función en una Puebla moderna y vibrante."

 

Han pasado 35 años desde el reconocimiento de Puebla como Patrimonio de la Humanidad; 35 años de proyectos y experiencias vinculadas con la gestión y conservación de un patrimonio edificado que se reconoce como un Centro Histórico vivo, que dialoga entre la preservación de su fisonomía, la resistencia y estabilidad de su materialidad frente a los movimientos telúricos, la gestión e interpretación de su historia, la puesta en valor de sus atributos y la continuidad de su uso y función en una Puebla moderna y vibrante.

    Hemos recibido de nuestros antecesores un gran tesoro y, con ello, una gran responsabilidad. La pregunta es ¿cómo contribuimos como individuos, instituciones y sociedad a su preservación, difusión y uso responsable? Desde mi perspectiva como gestora de la cultura y el turismo, encuentro grandes retos en el proceso de la interpretación de este patrimonio, en la manera en que hemos de ponerlo en términos llanos para que sea él mismo quien dialogue con el visitante y le permita desentrañar sus secretos, le hable al oído y le muestre aquello que le da valor.

    Crear productos turísticos y culturales basados en la generación de experiencias significativas no es cosa fácil, implica alejarse de los conceptos tradicionales de la visita turística o del consumo cultural masivo; conocer nuestro recurso cultural y a nuestra audiencia; detectar necesidades, o bien, crear algunas nuevas, pero, sobre todo, consiste en trabajar en el terreno de lo intangible para generar sensaciones, vivencias, recuerdos y experiencias únicas que pongan el patrimonio de Puebla en el corazón de cada visitante. Desde esta perspectiva, a lo largo de 35 años se han generado proyectos valiosos que han puesto en alto el nombre de la ciudad: senderos interpretativos, publicaciones, festivales, actividades de capacitación y formación, congresos y programas de investigación, por nombrar algunos.

  Contar con este distintivo a nivel internacional nos lleva a un espacio de oportunidades y retos que implican la formación de gestores responsables con este patrimonio. Desde la perspectiva docente, Puebla es una ciudad con vocación universitaria, cuyos egresados no solo deben salir de las aulas para cubrir posiciones laborales en las industrias del turismo y la cultura; nuestro compromiso es formarlos para ser creadores y gestores de productos turísticos y culturales que hagan un uso responsable del patrimonio, que utilicen su potencial para detonar experiencias centradas en el individuo y, sobre todo, para generar beneficios dirigidos a su comunidad. El patrimonio está allí para ser aprovechado, eso sí, responsablemente, en favor de la generación de cadenas de valor que lleguen a todos, tanto a sus depositarios como a sus usuarios.

   Celebramos 35 años gracias a los esfuerzos de muchos que han sumado sus saberes y experiencias en la preservación y uso de un patrimonio que, lejos de congelarse en el tiempo para representar un momento histórico, es orgánico, se transforma, se renueva y nos acoge al transitar por sus calles, al deambular por el interior de sus edificaciones, al experimentar la sonoridad de sus personajes urbanos, al participar en sus procesiones y festejos, y al vivir la magia de su patrimonio intangible. Cuidémoslo. Trabajemos por él. Seamos sus mejores promotores y aliados. Permitamos que, por muchos años más, viva en la memoria y los corazones de todos quienes lo habitamos y visitamos.


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