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Dossier

35 voces que ponen en valor el Patrimonio Cultural del Centro Histórico de Puebla: retos, oportunidades y nuevos compromisos

Berenice Vidal Castelán. Gerente del Centro Histórico y Patrimonio Cultural de Puebla

 

No. 08

 

"A 35 años de la inscripción del Centro Histórico en la Lista de Patrimonio Mundial, hemos podido valorar y amar más a Puebla, apreciarla, a sentirnos orgullosos de sus calles y edificios, su gastronomía, sus fiestas, su gente, y entender el gran compromiso que nos apremia la conservación de lo que hoy testimoniamos para el disfrute de las generaciones futuras."

 

El año 1987 fue de suma importancia para la ciudad de Puebla, debido a que la UNESCO reconoció que tanto su traza urbana como su arquitectura colonial merecían preservarse para siempre y pertenecerían a partir de ese momento a la humanidad, lo que fue un hecho histórico que ha marcado un antes y un después.

  El reconocimiento de este patrimonio universal ha posicionado al Centro Histórico de Puebla en la escala internacional. Por ello, la ciudad ha asumido una serie de compromisos en materia de conservación, gestión, difusión y salvaguardia del patrimonio cultural material e inmaterial. Esto nos ha permitido conservar técnicas y conocimientos que se han compartido de generación en generación, haciendo de Puebla un sitio excepcional, en donde actores públicos y privados, así como organismos gubernamentales y no gubernamentales, se han involucrado en el cuidado de este gran legado que nos recuerda lo que somos capaces de crear como civilización.

    Entre los mayores retos a enfrentar están el entender que el Centro Histórico es un ente vivo, diverso y dinámico en el que suceden muchas cosas, cohabitan muchas personas, se albergan múltiples servicios; entonces, ¿cómo dar espacio a todos estos aspectos, logrando un equilibrio y haciéndolo accesible?

    Trabajar en la apropiación, en el cuidado de este sitio histórico, en la difusión de sus valores y en la vinculación con múltiples actores, como habitantes, estudiantes, trabajadores, personas que lo transitan cotidianamente y las que lo visitan a través de programas educativos, es un reto importante. Debemos apostar por esas acciones, tal vez poco cuantificables, pero que aportarán cambios significativos a la manera en que habitamos este sitio patrimonial.

   Finalmente, a 35 años de la inscripción del Centro Histórico en la Lista de Patrimonio Mundial, hemos podido valorar y amar más a Puebla, apreciarla, así como a sentirnos orgullosos de sus calles y edificios, de su gastronomía, sus fiestas, su gente, y entender el gran compromiso que nos apremia la conservación de lo que hoy testimoniamos para el disfrute de las generaciones futuras.


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