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Transbarroco

PUEBLA, UNA CIUDAD DE RECUERDOS: TRAS LOS PASOS DE SU HISTORIA

Eduardo Funes C.

La imagen de la ciudad acogedora no es una experiencia visual, sino un precepto incorporado que se basa en una peculiar doble fusión: habitamos la ciudad y la ciudad habita en nosotros. Cuando entramos en una ciudad nueva empezamos inmediatamente a acomodarnos en sus estructuras y en sus cavidades, y la ciudad empieza a habitar en nosotros.

Juhani Pallasmaa

 

Cómo celebrar el 35 aniversario de la integración del Centro Histórico en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO caminando las calles de la ciudad y asomándose incluso a sus rincones más oscuros.

 

 

    Si desde la perspectiva de la transurbancia¹ se exploran las características que debe cumplir un sitio para ser integrado en el catálogo del patrimonio, se enfrentará uno con una serie de criterios que poco tienen que ver con la realidad cotidiana de una urbe; que obligan a ver el Centro Histórico con unos lentes que rigidizan la experiencia habitual que representa una ciudad, que se goza y que se sufre, (que es el escenario del día a día del vagabundo que la recorre descalzo, vendiendo sus poemas con menos pudor que cabellera, o del perro que se orienta de calle en calle por el olor de unos puestos de comida antes de acurrucarse en un pequeño hueco atrás de la barda atrial de la iglesia del niño cieguito), espacio lleno de anécdotas que no responden a las solemnes clasificaciones que aspiran a servir de arbitrio genérico de cualquier asentamiento del orbe.

   Ya que cuando se sistematizan un conjunto de criterios de evaluación para la valoración de una ciudad² , su construcción, en tanto que morada del imaginario del habitante, queda arrinconada sin remedio.

  Como afirma el teórico catalán Josep María Montaner: «La esencia de las ciudades no radica sólo en factores funcionales, productivos o tecnocráticos. Éstas están hechas de muy diversos materiales, entre ellos la representación, los símbolos, la memoria, los deseos y los sueños. Es la superposición continua de muy diversos estratos lo que estructura toda ciudad, reino de la diversidad y la pluralidad, fenómeno que no se puede interpretar de manera unívoca»³.

  Colmada de la historia de su pasado, la ciudad de los Ángeles se ha ido construyendo paso a paso, definiendo su morfología gracias a las personas que de manera cotidiana la han vivido y construido (en el andar por sus vialidades), que han formado de ella el conjunto de obras, tanto comunes como notables, que la hacen lo que es, indiferente en su trayecto a los ojos inquisitivos de un jurado que califique si ese proceso debería ser aplaudido o denostado.

    Puesto que es en el ir remontando las calles de la ciudad cuando se resucitan las historias antiguas que en ellas se escribieron, historias que cobran vida al ir paseando por cualquiera de sus plazas, visitando sus templos o simplemente al ir pisando sus banquetas; despertando así a los fantasmas que habitan cada uno de sus rincones y escuchando el bullicio cotidiano incluso en los momentos de mayor reposo.

 

 

    Porque el silencio no es lo que caracteriza a una ciudad histórica, y si bien a veces susurra frases inconexas al oído de quién sabe escucharla con atención, en otros momentos, grita con fuerza realidades que quiere que sean evidentes para cualquiera.

    Ella nos brinda emocionantes narraciones, comedias, tragedias o simplemente informes de lo cotidiano.

    Resulta totalmente indiferente si el lugar exacto de la misa de fundación de la Angelópolis no se ha identificado aún, porque los recuerdos no responden a la lógica del detalle, sino al valor simbólico que se les aporta, es por ello que, si se recorre atento el área del Paseo de San Francisco, se puede oler todavía el incienso de copal que se encendió a un costado del altar rústico donde el 16 de abril de 1531⁴ se llevó a cabo la ceremonia; y, si se guarda un profundo silencio, se puede escuchar la voz de Fray Toribio de Benavente entonando un Miserere mei domine et exaudi orationem meam, mientras oculta en su corazón, un piadoso orgullo por la obra que está realizando.

 

 

    De igual modo, si una madrugada cualquiera se toma la avenida 5 Oriente desde la 16 de septiembre, justo en la esquina del edificio de correos (antes Palacio Episcopal) es posible adivinar la sombra del obispo Juan de Palafox y Mendoza huyendo: «Ha dejado atrás la fiesta. El carnaval, en estas calles, se limita a uno que otro borracho tirado por el arroyo. Una mujer limpia las piedras, arroja agua como si fusen lágrimas sobre el suelo y talla con brío, expiándose en el esfuerzo, piensa el obispo que poco a poco va dejando atrás la Ciudad de los Ángeles …»⁵ .

   Ir en la búsqueda de la ciudad misma, sabiendo que ésta es mucho más que el escenario actual, hecha de capas preexistentes que se presentan a la experiencia que tenemos de ella, que se deben descubrir para que surjan hacia nosotros; como consecuencia de ello, el paseante se vuelve un detective urbano consciente de que cada manzana está cubierta con varios estratos de arquitectura fantasma en la forma de sus antiguos ocupantes, proyectos abortados y fantasías populares, que proporcionan imágenes alternativas a la realidad que se percibe⁶ que invitan a salir en ese momento a escuchar los susurros de las piedras que la conforman.

 

Sobre el autor

Eduardo Funes C. Arquitecto, escritor, teólogo y filósofo. En 2020 trabajó en el Proyecto remodelación de comedores Posco MPPC, Puebla. Actualmente forma parte del Proyecto Insight de ARK Atelier enfocado específicamente en el desarrollo de vivienda unifamiliar.

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  1. Método que, partiendo del acto de caminar, convierte la ciudad en un lugar de experiencia, en una zona de descubrimiento. El andar como práctica urbana. (2022, 8 julio). Arquine. https://arquine.com/el-andar-como-practica-urbana/ [9 de noviembre 2022]
  2. UNESCO. (s. f.). Criterios de Selección | Patrimonio Mundial. https://patrimoniomundial.cultura.pe/patrimoniomundial/ criteriosdeseleccion. [19 de noviembre 2022]
  3. Montaner, J. M. (1999). Después del movimiento moderno arquitectura de la segunda mitad del siglo XX. Barcelona, España: Gustavo Gili. p. 169
  4. García, Ó. A. & Vergara, S. (2016). Los secretos de la Puebla antigua. Puebla, México: H. Ayuntamiento de Puebla. p. 75
  5. Palou, P. A. (2011). Varón de deseos. D.F., México: Planeta. p. 15
  6. Paráfrasis de un fragmento de Koolhaas, R. (2004). Delirio de Nueva York: Un manifiesto retroactivo para Manhattan. Barcelona, España: Gustavo Gili. p. 9

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