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ENFOǪUE AL PATRIMONIO

Los distintos momentos de un sitio con arte rupestre:

Cueva del Murciélago o de las Cruces en Rosario la Huerta, Azumiatla (Puebla)

Francisco Mendiola Galván¹ Manuel Alfonso Melgarejo Pérez²

El propósito del presente artículo es presentar un acercamiento a los distintos momentos del arte rupestre que existen en la Cueva del Murciélago, también conocida como Cueva de las Cruces de Rosario La Huerta, en la Junta Auxiliar de Azumiatla del Municipio de Puebla. Es un esbozo descriptivo y concienzudo, que nos permite hacer referencia a este sitio de arte rupestre en la periferia de la ciudad de Puebla. Cabe destacar que las autoridades ejidales están al pendiente de los visitantes, convirtiéndose en uno de los factores principales para que el sitio no se encuentre vandalizado hasta el momento.

La cueva posee una gran relevancia debido al discurso rupestre: se trata de un abrigo rocoso con elementos pictográficos distribuidos en diversos grupos de acuerdo con su forma, aunque se observa superposición entre algunos de los elementos distintos entre sí. En cuanto al contexto arqueológico y cultural, el sitio es privilegiado por el arroyo que lo determina geomorfológicamente, lo que permitió su elección para llevar a cabo actividades humanas en el pasado, quedando remanentes materiales de éstas: pinturas rupestres y un alineamiento de piedras en el piso en la parte de la línea de goteo.

Vista general del Grupo I. Foto: Fco. Mendiola, 2020.

 

En octubre de 2017, los arqueólogos Arnulfo Allende y Erik Chiquito Cortés realizaron un trabajo de inspección, en el cual se elaboró un informe preliminar con fotografías; datos que fueron importantes para poder hacer un primer diagnóstico de conservación del sitio. No tuvimos acceso al informe final, así que solamente obtuvimos algunos datos en comunicación personal con el arqueólogo Chiquito, por lo cual podemos aseverar que el estado de conservación es excepcional, con un mínimo de vandalismo gráfico histórico.

La técnica general de elaboración fue el asentamiento de pigmentos sobre la matriz rocosa. Ésta se realizó bajo las modalidades de estarcido en negativo,³ tintas planas y delineados, siendo estos últimos los que más abundan. Los colores predominantes son el blanco, el rojo y el negro. La morfología general se divide entre elementos de carácter naturalista con la familia biomorfa (antropomorfos⁴ y zoomorfos⁵) y el carácter abstracto con la familia geométrica rectilínea, así como con algunos elementos de la familia curvilínea.

Las formas de distribución del gráfico de unidad se expresan en cuatro grupos (I-IV), lo cual hace referencia, en principio, a la afinidad morfológica que se manifiesta, de manera clara, en la segunda etapa pictórica, que es la superpuesta. La primera es la infrapuesta y guarda afinidad morfológica entre sí. Pero también esos grupos están delimitados físicamente por la geomorfología específica de la pared rocosa del abrigo, esto significa que ciertos ángulos, casi rectos, dieron lugar a pausas del discurso pictórico-morfológico, y en lo que es nuestro ordenamiento analítico corresponde al establecimiento de los grupos mencionados. Descritos de izquierda a derecha y de arriba abajo,⁶ tenemos que la primera etapa se conforma de elementos en color rojo, principalmente de manos al negativo logradas con la técnica del estarcido.⁷

Imagen con el filtro iDStretch YRD para el contraste de rojos, sin embargo, estos no se observaron en infraposición en este grupo I. Foto: Fco. Mendiola, 2020.

 

Grupo I

 En el grupo I todos los elementos son de color blanco. Primeramente, se observa una mancha, enseguida un poco arriba, una cruz latina, una mano al positivo (izquierda), una cruz latina cargada hacia el lado derecho. Su pedestal es semi-redondo en la parte superior y cuadrado en la inferior, luego está una mano al positivo (al parecer derecha), en franca yuxtaposición, dos círculos con punto central interno con boca esquematizada y/o bigotera, de manera que estos elementos en asociación posiblemente estén conformando el rostro de Tláloc. Luego del quiebre rocoso saliente, en la misma pared, se observan en el ángulo dispuesto de la roca dos manchas provocadas al aventar o dispersar con fuerza la pintura (“brochazo)”; delatadas por las gotas de diferentes tamaños y formas que tomaron al depositarse en la matriz rocosa. En este grupo no se observa el fenómeno de superposición, es decir, que los elementos en color blanco son los únicos existentes.

Grupo II

 Atendiendo el mismo orden (de superposición a infraposición), este grupo sí presenta super- posición. Los elementos en color blanco son los siguientes: una gran mancha irregular, una cruz latina, una línea vertical quebrada (a manera de rayo); debajo de estas líneas rectas descritas se encuentra una cara humana de grandes ojos con tocado capital, orejas, bigotera y colmillos (conjunto de elementos que dan pie a ubicarlo como un Tláloc). En la parte superior se observan otras manchas y abajo una mano (al parecer izquierda), una figura deslavada con un círculo con punto central y líneas curvas salientes; al lado derecho un poco arriba, un antropomorfo semiesquemático con los brazos extendidos horizontalmente. Un poco debajo de esta figura, a la derecha, se presenta una mancha semi-redonda. Debajo de ésta, hacia ese mismo sentido, se ven cuatro líneas verticales (posiblemente dedos humanos). Ahora vamos con los elementos infrapuestos en color rojo: tanto en la parte superior como en la inferior se observan manchas rojas. En la inferior, desafortunadamente, la pintura blanca superpuesta no permite ver con claridad si es una posible mano al negativo en rojo. Enseguida tenemos (siguiendo el mismo sentido hacia la derecha y en la parte superior), un rectángulo dispuesto verticalmente, aunque le falta la línea inferior que lo cerraría con su línea recta horizontal. Dicho rectángulo muestra una línea horizontal interna. También esta figura está coronada por una especie de estrella (parte superior derecha). Debajo de la misma se observan al menos dos antropomorfos semiesquemáticos con los brazos extendidos horizontalmente. Continúan dos puntos y una línea recta horizontal y, enseguida, cuatro formas radiadas a manera de sol, hasta llegar a la parte inferior con un círculo con líneas rectas internas que se intersectan, esto a manera de asterisco (posiblemente sea la representación de un peyote) y más abajo están claramente dos manos humanas al negativo con parte del antebrazo (ambas parecen ser derechas). Ya en la parte superior se ven unas manchas del mismo color rojo.

Grupo II. Destacan los elementos superpuestos en blanco. Foto: Fco. Mendiola, 2020.

 

Grupo III

Este grupo, delimitado por un ángulo rocoso natural, posee elementos superpuestos en color blanco: una mano humana y enseguida un antropomorfo muy erosionado; abajo, a la derecha, casi en superposición, una especie de penacho con quince líneas radiadas (a manera de plumas), lo que podría ser un tocado capital, pues al parecer es un rostro humano el que lo porta. Pasando el ángulo rocoso, se observa una especie de cetro (aunque en la realidad geométrica es un círculo en la parte superior de una línea recta vertical), después, una gran mancha blanca en escurrimiento y, en franca yuxtaposición, una cruz latina con pedestal rectangular. La cruz posee en cada uno de sus brazos dos protuberancias. En la esquina inferior derecha del pedestal se observa una mano al positivo infrapuesta en color blanco más claro. Después de otra línea rocosa de quiebre, se tiene otra cruz latina con pedestal rectangular, cuyos brazos y parte superior del astil terminan en esfera, abajo a la izquierda una mano más pequeña.

En cuanto a los elementos infrapuestos en color rojo, del lado izquierdo se observan algunas manchas, pero éstas no se pueden ver del todo bien porque la pintura blanca es muy intensa. Debajo de la última cruz descrita hay un antropomorfo (que parece portar en su mano derecha un escudo o chimalli) y en la izquierda una cruz con dos puntos superiores. Ambos brazos están levantados, su pierna derecha muestra un pie con tres dedos; a la derecha de esta misma figura, en yuxtaposición, se observa un muy deslavado antropomorfo con el tronco borrado. En sus manos, hacia arriba, porta objetos indefinidos.

Grupo IV

En este grupo hay menos elementos gráficos y la superposición también se presenta. En cuanto al elemento superpuesto en blanco, éste refiere la re- presentación de un zoomorfo de grandes orejas con su cola levantada; la parte trasera de este animal se encima a un antropomorfo esquematizado del mismo color. En color negro, el elemento observable es un antropomorfo con cabeza en círculo y que presenta radios externos. Su tronco y piernas están esquematizados, los brazos no son visibles. En cuanto a los elementos infrapuestos, éstos se reducen básicamente a dos manos al negativo en color rojo (ambas de lateralidad derecha). La primera es, al parecer, de infante; la segunda de adulto.

Grupo III con los elementos superpuestos de color blanco. Foto: Fco. Mendiola, 2020.

Figuras aisladas

También se observaron y registraron figuras aisladas en la parte derecha extrema del abrigo. Entre las figuras que fue posible detectar en varios de los espacios rocosos, se encuentran las siguientes: un antropomorfo de cuerpo redondo en color negro, su cabeza no es visible, sin embargo porta zapatos; en otro espacio se registra una mano al positivo también en color negro, después un rectángulo en color blanco, dispuesto verticalmente, atravesado con una línea horizontal (lo cruza); un antropomorfo esquemático en negro y abajo una mano en color blanco; dos grafitis (modernos) en rayado, el primero es una mano (que seguramente pretendió imitar las antiguas en negativo y positivo ya descritas); un antropomorfo en color blanco con los brazos extendidos horizontalmente y sus pies dirigidos hacia la derecha; enseguida, se tienen las figuras siguientes: una representación de los atributos de Tláloc (como son bigotera y colmillos), después, en yuxtaposición, un círculo unitario en color blanco y en tinta plana, dos triángulos yuxtapuestos y, en medio de ellos, una línea recta vertical que termina en su parte inferior en círculo (puede ser la representación de una cara humana); y un poco abajo, se observa una figura geométrica abstracta rectangular, dispuesta verticalmente con seis secciones internas (a manera de escalera); en yuxtaposición, en un pequeño ángulo rocoso, se observa una cara humana. Finalmente, en un pequeño ángulo de la roca, localizado en el mayor extremo derecho del abrigo, se encuentra una cara con sus ojos, nariz, bigotera y colmillos, es decir, Tláloc.

Asociaciones contextuales, cronología tentativa, posibles interpretaciones de Azumiatla

 Por asociaciones contextuales se entiende el establecimiento de relaciones etnohistóricas, históricas, etnográficas, arqueológicas y medioambientales que permiten establecer posibles interpretaciones generalizadas sobre el sitio registrado. En el caso de La Cueva de las Cruces o del Murciélago, es posible plantear que las formas descritas en su conjunto reflejan, además de una gran complejidad, aspectos que se atendieron en los siguientes términos: en primer lugar, está la presencia de superposición e infraposición pictórica, la cual hace referencia a tres etapas que, en lo general y en lo particular, se abordaron.

El segundo aspecto se vincula con el hecho de que estas etapas permiten plantear un largo tiempo de ocupación, así como un determinado uso del espacio ahora arqueológico. Es necesario tomar en cuenta que la superposición, es decir, la segunda etapa pictórica, con elementos color blanco, es negadora del poder de la primera, la cual, con sus elementos en rojo, morfológicamente remiten a actividades de larga data. Se registraron elementos en color negro, pero estos no guardan superposición.

En cuanto a la primera etapa, la presencia de manos al negativo permite hablar de grupos prehistóricos de por lo menos 10,000 años de antigüedad, debido a los elementos de la tradición de improntas de manos logradas por estarcido o el negativo que se observa en ellas.⁸ Éstas delatan ritos de iniciación, tal como puede ser el paso de la infancia a la etapa adulta.⁹ Aquellos grupos humanos fueron nómadas y practicaron la caza y la recolección, por lo que tuvieron una economía de apropiación. Es importante pensar en la posibilidad de que las morfologías en rojo abarquen un largo periodo de tiempo entre las manos al negativo y los antropomorfos esquematizados; no obstante, la posible representación del peyote del Grupo II (planta utilizada en las prácticas curativas y de iniciación) se halla vinculada directamente con las manos al negativo en términos del uso ritual del mismo en actos de iniciación.¹⁰ De la segunda etapa, podemos hablar de una presencia ideológica, hegemónicamente determinada, expresada en las cinco representaciones de la deidad conocida como Tláloc. Vinculada al culto de la lluvia, nubes y rayo (una posible representación de éste en esta etapa),¹¹ además de que se asocia a la agricultura (maíz, frijol, chile, calabaza) para el periodo Postclásico Tardío (1200-1521 d.C.), por lo tanto, esta segunda etapa es una apología a dicha deidad, o numen, tan relevante para Mesoamérica. La tercera, y última etapa, posiblemente pertenezca a la Guerra Cristera o de la Cristiada (1926-1929). Esto se deduce a partir del tipo de cruces. Ante la prohibición del culto católico en esa época, los seguidores de Cristo se congregaban en las cuevas para llevar a cabo el culto (misas regulares, bautizos, primeras comuniones y casamientos). Así, tenemos el caso del sitio de “La Peña de la Estrella”, en el Municipio de Ixtacamaxtitlán, que también tiene este tipo de cruces.¹²

Por otra parte, el sitio de La Cueva de las Cruces o del Murciélago, no tuvo un uso doméstico, sino, como ya se puede inferir, de orden ceremonial o ritual, incluso hasta la época moderna. La inexistencia de materiales cerámicos y líticos alude a que no fue utilizado como lugar doméstico. En suma, se trata de un patrimonio invaluable, prueba fidedigna del desarrollo sociocultural, que demuestra que la complejidad urbana de la ciudad de Puebla tuvo sus inicios en grupos humanos que habitaron en las inmediaciones de este importante sitio arqueológico. En él se llevaron a cabo ceremonias y ritos iniciáticos, actos delatados por sus grafismos rupestres, realizados en distintos momentos y que lo han conformado como tal. Es responsabilidad de todos seguirlo conservando tan bien como hasta ahora. §

Bibliografía

• CHIQUITO CORTÉS, Erik, “Reporte de visita a la Cueva del Murciélago, Ejido de la Huerta, San Andrés Azumiatla Pue.”, México, s.f.
• MENDIOLA GALVÁN, Francisco, Petroglifos y Pinturas rupestres en el Norte de Sinaloa, Tesis de licenciatura en arqueología, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia, 1994.
– ,“Representaciones de manos y pies en el arte rupestre del norte de México. Los casos de Chihuahua y Sinaloa”, en Arqueología Mexicana, xii:71 (2005), pp. 52-57.
– , Informe de Atención de dos Sitios con Arte Rupestre: “La Peña de la Estrella” y “La Cueva Ahumada”, Municipio de Ixtacamaxtitlán, Puebla, Centro inah Puebla, marzo, 2019, México, 30 pp.
• SCHOBINGER, Juan, Arte Prehistórico de América, México, Jaca Book, Conaculta, 1997.

Grupo IV. En la parte baja se observa un elemento zoomorfo. Foto: Francisco Mendiola, 2020.


¹ Arqueólogo del Centro INAH -Puebla.

² Arqueólogo del Centro INAH -Puebla.

³ Técnica que consiste en estampar sobre una superficie el dibujo a partir de una plantilla.

⁴ Representaciones esquemáticas u objetuales de seres humanos, sean sexuados (masculino y femenino) o asexuados (sin sexo).

⁵ Representaciones de animales.

⁶ Procedimiento seguido para el registro que ahora nos permite precisamente describirlos, y que, por orden, sigue el mismo principio de la lectura occidental de textos escritos.

⁷ Cabe aclarar que las formas específicas infrapuestas en color rojo fueron mucho más visibles con los filtros del DStretch, es decir, por medio de las técnicas de
“decorrelation streching”, recurso utilizado para mejorar el color de una imagen. Esta herramienta fue creada por Jon Harman para el procesado de imágenes de arte rupestre.

⁸ SCHOBINGER, Arte Prehistórico…, pp. 43-44.

⁹ MENDIOLA GALVÁN, “Representaciones de manos y pies…”, pp. 52-57.

¹⁰ El peyote (Lophophora williamsi), perteneciente a la familia Cactacea, proveniente del desierto de México y del sur de los Estados Unidos, ha sido utilizado desde tiempos antiguos.

¹¹ Esta representación no es el único caso que se tiene de este elemento en el arte rupestre de Puebla

¹² MENDIOLA GALVÁN, Informe de Atención de dos Sitios…