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ENFOǪUE AL PATRIMONIO

Zona arqueológica Citlaltepetl, cerro de Cristo Rey

María Cristina León Munguía¹

Rumbo al norponiente de la ciudad de Puebla, pasando el histórico Puente de México, a mano derecha, se encuentra la Junta Auxiliar Ignacio Romero Vargas. Así fue designada, por decreto del Congreso del Estado, el 3 de abril de 1900, en honor al militar y gobernador del Estado de Puebla que estuvo a cargo de la entidad de 1869 a 1875. No obstante, antes del mencionado decreto, y aún hoy en día, a este lugar se le conoce, comúnmente, como “Pueblo Nuevo”. Si bien pareciera que su historia es reciente, en realidad sus antecedentes se remontan a más de tres mil años de antigüedad. Actualmente, la expansión de la mancha urbana ha invadido por doquier a esta Junta Auxiliar y nos impide contemplar las evidencias de los pobladores que habitaron este espacio, el denominado cerro Citlaltepetl.²

Fue el sacerdote Alfonso Niño Mendoza, párroco del lugar, quien realizó una serie de gestiones, ante las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia de Puebla, para que el espacio en el cual está asentada la Junta Auxiliar Ignacio Romero Vargas fuese reconocido como zona arqueológica. Este trabajo tiene como objetivo mostrar el camino que se recorrió para poner en valor el pasado prehispánico en Pueblo Nuevo, a partir del recuento de la información recabada en diversos oficios que fueron escritos entre los años 1987 y 1993, proporcionados por Víctor Hugo Dena Jiménez, quien conoció de cerca los esfuerzos realizados.

 

Monumento a cristo Rey. 2019.

 

Vista lateral del Monumento a cristo Rey. 2019.

 

Trabajos de gestión para la preservación de la zona arqueológica

 

El 15 de octubre de 1987, el arqueólogo Sergio Suárez Cruz ³ giró un oficio ⁴ al doctor Sabino Yano Bretón, director del Centro Regional de Puebla INAH, para informarle acerca de la inspección que se había realizado en Pueblo Nuevo. Luego de una reunión, el padre Alfonso Niño, sacerdote de la Purísima Concepción, le había mostrado a Suárez Cruz el montículo arqueológico y, sobre éste, el monumento de Cristo Rey. Durante las conversaciones que mantuvieron el arqueólogo y el sacerdote, se planteó el problema referente a la construcción de casas-habitación alrededor del sitio y se consignó que el área de la estructura arqueológica, donde no existían mayores construcciones, era aproximadamente de 15,000 m2, de los cuales, 1,500 pertenecían al monumento religioso de la Iglesia, mientras que 8,100 eran propiedad de Cementos Atoyac. El sacerdote Alfonso Niño tenía la intención de adquirir esas tierras para ampliar el atrio del monumento religioso y realizar un templo. El resto del terreno pertenecía a varias personas a quienes el sacerdote citó, el viernes 16 de octubre de 1987, para dialogar sobre el asunto. El arqueólogo Sergio Suárez consideraba que, a la brevedad posible, debía delimitarse el área ceremonial del sitio, con la finalidad de evitar construcciones y su uso como tierras de cultivo; la propuesta consistía en que el lugar debía acondicionarse como zona verde y de recreo para la población.

El 22 de octubre de 1987, el arqueólogo Sergio Suárez Cruz dirigió otro oficio ⁵ al doctor Sabino Yano Bretón, comentando que el asentamiento prehispánico se encontraba afectado por el área habitacional y de cultivo. Para ese momento estaba identificada la estructura arqueológica, correspondiente al centro ceremonial, donde se había construido, en la década de 1950, una gigantesca cruz sobre el montículo y, de manera reciente, una caja o depósito de agua. La problemática consistía en que algunos vecinos habían empezado a construir casas-habitación en terrenos próximos a la estructura arqueológica, por lo que se debía delimitar el sitio con la finalidad de protegerlo legalmente. En el oficio se indicó que se realizaría levantamiento topográfico para enviar los datos oportunos al departamento de registro arqueológico.

El 12 de noviembre de 1987 Sergio Suárez Cruz envió un nuevo oficio ⁶ al doctor Sabino Yano Bretón, informando que se había realizado, el 9 de noviembre, el levantamiento topográfico por Mauro Reyes, topógrafo del Centro INAH Puebla, con el objetivo de cuantificar el área delimitada y llegar a una solución con los propietarios de los terrenos afectados.

El 15 de mayo de 1989, el doctor Sabino Yano Bretón dirigió un oficio ⁷ a Jorge Morales Flores, presidente de la Junta Auxiliar Ignacio Romero Vargas, en el cual refería la prohibición de cualquier construcción de carácter particular en torno al monumento de Cristo Rey. También envió un plano del levantamiento topográfico realizado por pasantes de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Puebla (Taller Tesis Profesional 12- 8) y mencionó que las autoridades eclesiásticas tenían el proyecto de construir un templo con servicios y plaza, previa autorización del Centro Regional Puebla del INAH, de acuerdo con la solicitud formal que presentaban.

El 10 de agosto de 1989, el arqueólogo Eduardo Merlo Juárez dirigió un oficio ⁸ al arquitecto Daniel Carreón Vázquez, director del Centro Regional Puebla, donde solicitó que no se construyesen casas habitación en torno al monumento de Cristo Rey. Únicamente se permitiría la edificación de una plaza cívica y un templo, respetando el lugar y la protección de la estructura prehispánica. De este modo, el arqueólogo Eduardo Merlo Juárez solicitó al arquitecto Carreón Vázquez un nuevo oficio en el cual se recalcase la prohibición de construir, con copia al presidente municipal de Puebla y al secretario de gobernación.

El 16 de noviembre de 1989, el arquitecto Daniel Carreón Vázquez dirigió cinco oficios a habitantes de Pueblo Nuevo, ⁹ a quienes notificó que debían dejar de construir en el predio cercano al monumento a Cristo Rey, pues en él se encontraban los importantes vestigios de una antigua plataforma prehispánica, correspondiente al periodo Preclásico.10  En este sentido, y de acuerdo con la Ley Federal sobre Monumentos Arqueológicos, Artísticos e Históricos, se prohibían las excavaciones y construcciones, salvo de interés público o cívico que no perjudicasen al patrimonio cultural de la nación.

 

Pieza arqueológica resguardada en el Museo comunitario Ignacio Romero Vargas. 2021. Foto de Jonatan Moncayo Ramírez.

 

El 2 de septiembre de 1991, Rolando Raúl Guarneros Maldonado, presidente de la Junta Auxiliar Ignacio Romero Vargas, dirigió un oficio al arquitecto Daniel Carreón Vázquez, director del Centro Regional Puebla del INAH, para exponerle que, con el objetivo de dignificar el entorno y plataforma del monumento a Cristo Rey, se proponía un proyecto que contemplaba el reforzamiento de la base del monumento. El mejoramiento permitiría rescatar información que solicitaba el INAH, así como la preservación y embellecimiento del lugar. Además, refirió que el señor párroco, en colaboración con arquitectos tesistas de la Universidad Autónoma de Puebla, había implementado un estudio completo, cristalizado en una maqueta. El proyecto pretendía liberar el entorno del monumento y la construcción en ese extremo de la explanada, lejos del arranque del basamento antiguo, anexando instalaciones de una capilla, servicios parroquiales y oficinas de la presidencia auxiliar municipal. Se había previsto que los predios afectados fuesen canjeados, legalmente, por otros que había adquirido la parroquia, con iguales características y condiciones. Dicho proyecto beneficiaría a la comunidad con visitas de turistas y peregrinos, los cuales contribuirían a la realización digna de la Semana Santa, evitando amontonamientos de basura y focos de infección. Finalmente, Rolando Guarneros M. convocó al arqueólogo Daniel Carreón Vázquez para que, si así fuese conveniente, se realizase un convenio para formalizar la situación planteada. ¹¹

En atención a la anterior solicitud, contestó el arqueólogo Sergio Suárez Cruz el 25 de septiembre de 1991 con un oficio, ¹² dirigido al arqueólogo Eduardo Merlo Juárez, en el cual informó acerca de la inspección a la población, donde se delimitó, tentativamente, el sitio en 1987, por la Sección de Arqueología del Centro Regional; sin embargo, no se llevó a cabo la propuesta. Para ese momento, ya se habían construido viviendas en la explanada que rodeaba el montículo y se estaban construyendo otras al norte, por lo que era conveniente proteger el entorno. Sergio Suárez consideró importante que la situa ción se analizase por la Sección de Monumentos y la Dirección del Centro Regional, pues las obras podían afectar o beneficiar la zona, dependiendo de la orientación y el giro que se indicase.

El arquitecto Daniel Carreón Vázquez envió, el 16 de febrero de 1993, dos oficios al presidente de la Junta Auxiliar Ignacio Romero Vargas, Rolando Guarneros Maldonado. En el primer oficio, ¹³ solicitó la intervención para que en el predio que era propiedad del C. Jordán Zambrano de la Rosa, se dejase de construir, debido a que se estaba afectando un área de estructuras prehispánicas que correspondían al periodo Preclásico, cuyo elemento más relevante lo constituía la base del monumento a Cristo Rey. Por esta razón, se debía intervenir de inmediato para evitar un mayor daño a los vestigios arqueológicos. Lo anterior, con base en los artículos 5º, 6º, y 28º de la Ley Federal Sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos.

En el segundo oficio, ¹⁴ el arquitecto comunicó que el área superior de la eminencia natural en que se asienta el monumento a Cristo Rey, y su entorno inmediato, conforme al reporte de la Sección de Arqueología del Centro Regional Puebla INAH, constituía un núcleo ceremonial, conformado por restos de plataformas y la base de un montículo piramidal, cuyos materiales cerámicos indicaban que perteneció al periodo Preclásico, por lo que la construcción de cualquier tipo, que implicase excavación o remoción de materiales, causaría daños irreversibles al patrimonio. Por este motivo, era preciso que la autoridad inmediatamente vigilase todo tipo de obra.

 

Pieza arqueológica resguardada en el Museo comunitario Ignacio Romero Vargas. 2021. Foto de Jonatan Moncayo Ramírez.

 

El 6 de abril de 1993, el antropólogo Héctor Álvarez Santiago, director del centro local del INAH, envió un oficio¹⁵ al arqueólogo Eduardo Merlo Juárez, coordinador de la Sección de Arqueología del Centro Regional Puebla del INAH, para solicitarle un informe sobre la construcción del Sr. Jordán Zambrano, la cual ponía en riesgo las estructuras prehispánicas.

En esos términos concluyeron los deseos de la preservación del espacio arqueológico. Fue hasta el año 2014, con el entusiasmo de un grupo de ciudadanos, cuando se fundó, el 6 de diciembre, el Museo Comunitario Ignacio Romero Vargas, donde actualmente se albergan algunas piezas prehispánicas, evidencias fieles de ese pasado histórico, el cual debemos preservar, pues nos ayuda a comprender nuestro presente. §

 

Pieza arqueológica resguardada en el Museo comunitario Ignacio Romero Vargas. 2021. Foto de Jonatan Moncayo Ramírez.

 

 

Bibliografía

• CARRILLO VIVAS, Gonzalo, Crónica de Puebla. Reseña monográfica de las Juntas Auxiliares del Municipio de Puebla, Puebla, Municipio de Puebla, 1993.
• VV.AA., Historias Viejas de un Pueblo Nuevo. Puebla, SUTUNAM, 2020.


¹ Integrante de la Asociación Civil USD y Cofundadora del Museo Comunitario Ignacio ROMERO VARGAS.

³ Licenciado en Arqueología por la Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana y Doctor en Antropología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Profesor Investigador Titular “C”, adscrito a la Delegación
en Puebla del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Responsable de la zona arqueológica de Cholula y de diversos proyectos de investigación arqueológica en Puebla.

⁴ Oficio 401-A-311 (724-7)-11-1396.

⁵ Oficio 401-A-311 (724-7)-11-1401.

⁶ Oficio 401-A-311 (724-7)-11-1427.

⁷ Oficio 401-A-311 (724-7)-01-1237.

⁸ Oficio 401-A-311 (724-7)-11-218.

⁹ El primero 401-A-311 (724-7)-01-287 a Ignacio DE LA ROSA; el segundo 401-A-311 (724-7)- 01-288 a Alfredo DE LA ROSA; el tercero 401-A-311 (724-7)- 01-289 a Agustín DE LA ROSA; el cuarto 401-A-311 (724-7)- 01-290 a Jordán PÉREZ DE LA ROSA; y el quinto a Guadalupe CEMPOALTECATL, viuda DE LA ROSA.

¹⁰ También conocido como Formativo, el cual comprende los años que van del 1200 a.C. al 200 d.C.

¹¹ Este documento fue firmado por el presidente auxiliar, Rolando GUARNEROS MALDONADO y el Reverendo Alfonso NIÑO M. Se envió copia al Arqueólogo Eduardo MERLO JUÁREZ, Coordinador de Arqueología del Centro Regional de Puebla del INAH.

¹² Oficio 401-A-311 (724-7)-11-528.

¹³ Oficio 401-A-311 (724-7)-01-2674.

¹⁴ Oficio 401-A-311 (724-7)-01-2675.

¹⁵ Oficio 401-A-311 (724-7)-01-064.