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ACERVOS ANGELOPOLITANOS

Los archivos históricos de las Juntas Auxiliares:

Proceso de incorporación al sistema institucional de archivos del Archivo General Municipal

Manuel Alejandro Hernández Maimone¹

 

Sin duda los documentos del Ayuntamiento de Puebla han sido de los mejores administrados en el ámbito municipal de todo el país a lo largo de muchos años. Hay testimonios desde la época virreinal que nos muestran los intentos por conservar los documentos generados, por organizarlos, e incluso, de recuperarlos de diversas situaciones que los pusieron en riesgo. Muchas generaciones de archivistas han logrado, con su arduo trabajo, la preservación de este acervo documental, el cual cuenta hoy en día con cerca de 1.8 kilómetros de documentación.

Sin embargo, el archivo municipal se encuentra en un reto ante los requerimientos de la Ley General de Archivos que entró en vigor en 2019, pero también ante el problema del excesivo centralismo que ha hecho de la historia de la ciudad, la historia del Municipio. Es decir, en cuanto se cruza la línea de la traza virreinal, se cruzan los límites de otras narrativas que, si bien se han tratado de abordar en el ámbito académico, existen grandes vacíos de información debido a la falta de documentación.

Fotografía hallada en San Felipe Hueyotlipan. 2020. Foto de Manuel Alejandro Hernández Maimone

La historia del Municipio es más que la historia de la ciudad de Puebla, pues el Municipio se compone por otros pueblos que tradicionalmente formaron parte del sistema de la ciudad desde sus orígenes, como San Baltazar Campeche; otros que se crearon dentro de su jurisdicción a finales del siglo XIX y principios del XX como Ignacio Romero Vargas y La Libertad; otros que se incorporaron por la eliminación de su rango como municipios y que se convirtieron en Juntas Auxiliares con el decreto de 1962. Y aunque no podemos desdeñar el reclamo de recuperar su reconocimiento como municipios, de cualquier modo, el Ayuntamiento de Puebla debió cuidar los acervos documentales de las Juntas Auxiliares con el mismo ahínco con el que ha cuidado el que históricamente se encuentra dentro de las instalaciones del Palacio Municipal.

Desde 1993 se ha trabajado por mejorar las condiciones de este acervo, de ampliar sus facultades al dejar de ser el archivo de la Secretaría General para convertirse en el Archivo General Municipal, de rescatar la documentación que se encontraba en las dependencias y entidades; de mejorar sus instalaciones con el proyecto de la Antigua Cementera como sede de la Dirección, las bóvedas y el archivo de Concentración; con la creación del Comité Municipal de Archivos como Unidad Coordinadora. Pero aun el archivo mantuvo sus esfuerzos exclusivamente para gestionar la documentación que genera la administración pública centralizada y, más precisamente, la historia de la ciudad.

 

Proyecto de auditorías de archivos

A partir de 2018 se inició un proyecto de Auditorías de Archivos, aplicado en la totalidad de las Dependencias y entidades centralizadas, descentralizadas y desconcentradas de la Administración Pública Municipal. Esta auditoría empezó con la creación de un directorio, partiendo desde las jefaturas hasta las unidades administrativas de mayor rango; luego se identificaron las funciones que realiza cada una con las que realizaban las unidades administrativas de otras administraciones, considerando que muchas de estas han cambiado de nombre, se han escindido, fusionado o desaparecido, sin desaparecer las funciones, ya que solo fueron reubicadas. Con ello se pudo identificar la falta de documentación de muchas jefaturas, direcciones, secretarías y, sobre todo, de las Juntas Auxiliares.

Antes de comenzar con el trabajo de las Juntas Auxiliares, se inició con la ubicación física de los archivos de las unidades de la administración pública centralizada; hallando fondos acumulados, abandonados y en mal estado, donde se encontró documentación no transferida por administraciones anteriores. Por ejemplo, se halló documentación de Industrial de Abastos Puebla (Rastro Municipal) en los corrales donde se resguardan los ganados; en las instalaciones del Organismo Operador de Limpia tenían documentos amontonados en un estacionamiento; de Desarrollo Urbano se hallaron dos bodegas solo ocupadas para documentación abandonada, una en el Bioparque la Calera y otra en la Laguna de Chapulco, además de otros documentos en malas condiciones en lo que antes fue la fábrica Mayorazgo. Esto solo por mencionar algunos espacios, pero que en general representan fondos acumulados desde 1987, los cuales fueron ordenados y se iniciaron los procedimientos correspondientes de baja y transferencia a los archivos de concentración e histórico.

 Documentos de la Secretaría de Desarrollo Urbano. 2019. Foto de Manuel Alejandro Hernández Maimone. 

Rescate de los archivos de las Juntas Auxiliares 

Casi de manera paralela se abordó el problema de las Juntas Auxiliares. Se inició con una serie de visitas, en las cuales se convenció a los presidentes auxiliares de la importancia de observar el cumplimiento de la Ley General de Archivos y lo que representa un acervo documental para la memoria histórica de estos pueblos. Se capacitó al personal en materia de gestión documental y se aprobó en sesión del Comité de Archivos la inclusión de enlaces de archivos de cada una de las Juntas Auxiliares en las sesiones y como miembros de dicho comité. Estos fueron los primeros pasos para la incorporación de las Juntas Auxiliares al Sistema Institucional de Archivos.

Pero aún nos encontrábamos ante el problema de la gestión de la documentación. Ante una visión centralista, y empleando los recursos legales que le confieren las leyes al Archivo General Municipal, se pudo haber reclamado la documentación histórica para su traslado al Archivo General Municipal. Sin embargo, se puso en una balanza las atribuciones jurídicas de la Unidad Coordinadora de Archivo con los Derechos Humanos. El derecho a la cultura, la identidad y a la historia de los pueblos es de gran importancia para el desarrollo político y social de las comunidades. Además, se consideró que fue precisamente por la excesiva centralización, en todos los ámbitos, que se generó el problema denominado como “ruptura del tejido social”. Una forma de compensarlo, por lo tanto, es reconocer el derecho que estos pueblos tienen de gestionar su propia cultura, de tener su identidad, de gestionar su patrimonio.

Así pues, se inició con el proyecto de rescate de los Archivos de las Juntas Auxiliares. Primero se acondicionó un espacio para albergar su acervo. Se revisó que en esos espacios hubiera las condiciones climáticas mínimas que pudiesen garantizar el cumplimiento de las recomendaciones ambientales para la conservación de archivos: no más de 20 °C, humedad relativa controlada y buena ventilación. Se cambiaron pisos, ventanas y se impermeabilizaron los techos. En algunos hubo que quitar pasos de agua, desviar caídas de agua exteriores que pudieran generar humedad en los muros. Finalmente, se adquirió estantería de alta densidad, que permitiera el almacenamiento de un gran volumen de documentos. Luego se procedió a la limpieza de las bodegas. En las primeras inspecciones, los presidentes auxiliares nos mostraron los lugares donde tenían almacenada la información; pero conforme se avanzaba en el ordenamiento, siguieron apareciendo otros espacios; algunos proporcionando la satisfacción de encontrar documentación cada vez más antigua.

Documentos de San Miguel Canoa. 2019. Foto de Manuel Alejandro Hernández Maimone

Es necesario destacar que, sin duda, fue también visible la falta de un gran volumen de información. Esto constituye una pérdida irreparable para la historia del pueblo, del Municipio y del país, pues en pueblos que incluso son de origen prehispánico y virreinal, no poseen documentación anterior al siglo XIX; o que incluso, ya no tengan más que la información generada por la administración en curso. En una serie de entrevistas que hicimos a funcionarios de las Juntas, expresidentes, activistas y ciudadanos, nos narraron que era costumbre que los presidentes auxiliares se llevaran la documentación de “su administración”, porque es “suya”; fenómeno que fue recurrente en la mayoría; por lo que solo se pudo recuperar documentación antigua en cinco Juntas Auxiliares, como se muestra en la tabla 1.

Tabla  1: Juntas  Auxiliares con  documentación administrativa antigua

Junta Auxiliar   Fechas extremas
San Miguel Canoa 1810-2012
San Felipe Hueyotlipan  1886-2012
San Francisco Totimehuacan 1912-2012
San Pedro Zacachimalpa        1963-2012
San Andrés Azumiatla   1960-2012

                                                                                                                 

En algunas Juntas se generó su archivo histórico con documentación reciente, iniciando con documentos de los años 2012 y 2014, en otros casos se dejó como archivo de concentración. Aunque en términos de documentación histórica no representa gran información, la implementación del archivo histórico tiene como objetivo que en lo subsecuente las administraciones venideras vayan dejando el registro de sus acciones. Así pues, se establecieron archivos históricos con documentación reciente en las Juntas Auxiliares que se muestran en la tabla 2.

Tabla  2: Juntas  auxiliares con documentación administrativa reciente

 

Junta Auxiliar Fechas extremas
San Jerónimo Caleras  1997-2012
Santa María Xonacatepec   2014-2018
Santo Tomás Chautla   2014-2018
Santa María Guadalupe Tecola     2012-2018

                                                                                                                       

En dos Juntas Auxiliares se pudo observar que ya hubo rescate de documentación en otra época, pero que fueron nuevamente descuidadas. En San Miguel Canoa se pudo identificar que este trabajo lo realizó ADABI de México, y aunque se conservaba el orden y no hubo perdidas de documentos, éstos fueron reubicados en un espacio que tenía mucha humedad, por lo que el acervo estaba contaminado con microorganismos, de ahí que fuese necesario dar una primera atención para contrarrestar este daño. En San Francisco Totimehuacan no se pudo identificar quién llevó a cabo ese primer ordenamiento, pero se pudieron distinguir “atados” que tenían cierto orden; pero en este caso sí se había perdido el intento de ordenamiento. 

Sobre San Francisco Totimehuacan es necesario hacer algunas menciones de hallazgos. Se encontró un documento que explica por qué la documentación comienza en 1912: el archivo fue incendiado durante los levantamientos revolucionarios en 1914, por lo que sólo se encontró un documento de 1912 y de ahí el grueso de la documentación empieza en 1914. También cobra relevancia que en este archivo se encuentra mucha información sobre San Pedro Zacachimalpa, Santo Tomás Chautla, Ignacio Zaragoza, San Andrés Azumiatla, Los Ángeles Tecola, San Baltazar Tetela, el Ahuacate y de las colonias del Sur, como Xilotzingo, entre otras, pues estos fueron pueblos subalternos de Totimehuacan; en esto radica su importancia. Además, se halló mucha documentación de presencia de “bandidos”, “insurrectos” y “zapatistas”, que estuvieron acechando la zona, e incluso aprehendieron a algunos personajes que no han sido abordados por la historia de la Revolución como Evaristo Amador. También hay documentos que podrán ayudar a la gestión del patrimonio edificado de ese pueblo, como el Ex-Convento Franciscano y la zona arqueológica, pues hay datos que mencionan que el convento está destruido desde 1862, o de los múltiples hallazgos de vestigios prehispánicos en diferentes lugares de lo que fue el municipio de Totimehuacan.

En San Felipe Hueyotlipan también se encontró un archivo muy interesante del cual puedo mencionar dos cosas relevantes. Hay un archivo judicial muy vasto, que va desde 1920, y que perteneció al juez de Paz y a la Agencia Subalterna del Ministerio Público, el cual su consulta puede servir para muchas investigaciones con respecto a la violencia y la criminalidad. Otro grupo de documentos que también nos pueden dar luces sobre la otra cara de la urbanización de la ciudad son las afectaciones a los pobladores de San Felipe cuando se construyó la Central de Autobuses, pues para lo que muchos poblanos representó modernidad, para otros vecinos significó la destrucción de su tejido social, la pérdida de elementos identitarios y la intromisión de nuevos pobladores que cambiaron la configuración de este pueblo.

Estas son sólo dos muestras de lo que puede significar cambiar el enfoque histórico del centro de la ciudad a todos sus componentes territoriales, pues la historia de una parte del Municipio no representa la voz de todos sus habitantes. Nuestra historia nos exige otra narrativa, otras voces, más allá de la ciudad fundada por españoles y trazada por los ángeles; una narrativa que nos explique, con mayor profundidad, las complejas interacciones sociales que se tejieron en el Municipio de Puebla. §


¹ Director del Archivo General Municipal de Puebla