ENFOǪUE AL PATRIMONIO

Hacia una gestión del patrimonio arqueológico para la ciudad de Puebla

Intervenciones arqueológicas y valoración ciudadana

Nekbet Corpas Cívicos¹ Alicia Castillo Mena²

Detalle de Paseo de San Francisco. Daniel Herrera Rangel. Detalle de Paseo de San Francisco. Daniel Herrera Rangel.

La cuatro veces Heroica Puebla de Zaragoza es una ciudad única. Así lo reconoció la UNESCO el 11 de diciembre de 1987 cuando la declaró ciudad Patrimonio Mundial. Los motivos para este reconocimiento quedan reconocidos en los criterios II y IV de la UNESCO: la ciudad atestigua un intercambio de influencias considerable de su particular estilo Barroco (resultado de la fusión de estilos europeos e indígenas) y su traza ortogonal, influyente para la creación de ciudades coloniales en el país, por lo cual constituye un ejemplo de un conjunto arquitectónico ilustrativo de un periodo de la historia humana. La declaración de su Centro Histórico como Zona de Monumentos Históricos resalta la importancia de Puebla como escenario de importantes luchas armadas para la historia del país durante el siglo XIX, así como su localización entre señoríos indígenas y sus características arquitectónicas. El acento para la protección, como se aprecia, se ha puesto en la salvaguarda de su arquitectura, sin embargo, con relación a la arqueología no hay ninguna referencia explícita.

Partimos de la idea de que existe una dimensión arqueológica en prácticamente todos los bienes Patrimonio Mundial, independientemente de que hayan sido declarados por esos motivos o no. Es la práctica y el uso de la arqueología la que hace posible la reinterpretación y la reconstrucción de aquellos bienes que tienen interés histórico.³ Entendemos por arqueología aquella metodología que estudia las sociedades del pasado a través de los restos materiales que dejaron.⁴ Sin embargo, la gestión del patrimonio a menudo se compartimenta. Esa compartimentación se aprecia en que distintos grupos como la ciudadanía, profesionales del patrimonio, empresas y organizaciones que tienen intereses concurrentes y opuestos sobre ese patrimonio arqueológico (PA) fallan en reconocer esta realidad y relacionarse unos con otros. Así, un modelo adecuado de gestión del PA y de todo el Patrimonio Cultural debería tener en cuenta: una dimensión técnico-científica: arquitectura, urbanismo, arqueología, antropología, paisaje, derecho, sociología, turismo, etc.; Una dimensión político-administrativa: autoridad, ingresos, protección/prevención, turismo; y una dimensión social: visitantes, ciudadanía afectada o implicada (propietarios/as, trabajadores, asociaciones civiles, etc.).⁵

En Puebla hay un problema inicial para esta gestión ya que de forma extendida se piensa que NO hay arqueología en Puebla, al menos no en su Centro Histórico. Hay una serie de factores legales, ideológicos, económicos y organizativos que contribuyen a esta percepción. Arnulfo Allende y Citlalli Reynoso⁶ ya han reflexionado sobre ellos, resaltando por ejemplo algunos de tipo económico (los promoventes de una obra, privados y públicos, no incluyen en sus presupuestos los estudios arqueológicos); de tipo ideológico (no hay nada bajo la ciudad de Puebla porque fue fundada de acuerdo con las fuentes en territorio no ocupado por población indígena; la arqueología es lenta y costosa); de tipo organizativo (en muchos casos las licencias para obra que expide el INAH a través de la Sección de Monumentos Históricos no cuentan con instrucciones para que se incluya a la Sección de Arqueología, o el sistema educativo para la arqueología, que no fomenta la especialización en la arqueología que no es de época prehispánica). Y a pesar de todos estos factores, se ha hecho arqueología en la ciudad.

Físicamente en los archivos del Centro INAH Puebla se han localizado 61 expedientes de intervención arqueológica realizadas en el Centro Histórico poblano desde sus inicios hasta el 2018. Si bien a partir de 1972 empezaron a crearse los centros regionales del INAH,⁷ el expediente más antiguo encontrado es de 1985, correspondiente al antiguo Colegio de San Javier (actuales oficinas del CIS) con motivo de una rehabilitación. Más de la mitad de las intervenciones arqueológicas en el Centro Histórico se produjeron antes de 2006 porque en ese periodo tuvieron lugar dos procesos: las intervenciones con motivo de las obras de restauración en templos tras el sismo de 1999 y por el Proyecto Parcial de Desarrollo Urbano, Mejoramiento, Conservación e Integración del Paseo del Río San Francisco en sus dos fases de 1996-1999 y 2004-2005. Sorprendentemente, esta tendencia a contar con la arqueología para los trabajos de restauración por el sismo de 1999 no ha continuado tras el desafortunado sismo de 2017. Como podemos ver en la gráfica, hay un predominio de intervenciones denominadas de rescate (aquellas que se realizan de forma imprevista por la realización de obras y están marcadas por los tiempos de las obras) frente a aquellas actuaciones arqueológicas que se han realizado de manera planificada: los llamados salvamentos (que se realizan debido a una obra pero que se hacen con tiempo suficiente para planearlas y las áreas por estudiar se hacen de acuerdo con las obras). Esta alta tasa de rescates pone de manifiesto la difícil situación que tiene la arqueología en el Centro Histórico, que, aunque se lleva a cabo, siempre es después del comienzo de las obras constructivas. El contexto en el que se lleva a cabo esta arqueología es principalmente en obras de restauración y rehabilitación. De hecho, sólo hay dos intervenciones motivadas exclusivamente por la investigación arqueológica: una promovida por la BUAP (2010) en el patio de la llamada Casa de las Cabecitas dentro del proyecto de la Ciudad del Saber dirigido por el Dr. Montero, para realizar estudios de georradar junto a la UNAM; y la otra promovida por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) en 2003, en uno de los antiguos predios del Convento de Santa Mónica. En este segundo caso se realizó una prospección y se excavó una pequeña área. La realidad es que, desgraciadamente, son la excepción.

 

Por otra parte, los principales promotores de obra han sido los organismos públicos. Esto resulta evidente si consideramos que los trabajos de restauración de 1999 fueron financiados con dinero del FONDEN.⁸ Es importante señalar que el trabajo de la Comisión Federal de Electricidad, el del gobierno estatal a través de sus distintas dependencias y entidades en obras de alcantarillado o introducción de sistemas de drenaje, así como los proyectos de remodelación en la ciudad promovidos por el Ayuntamiento, todos ellos tienen un impacto arqueológico. Cabría esperar que estas instituciones fueran las primeras interesadas en preservar el PA de la ciudad, aunque sabemos que la coordinación entre estos organismos y el INAH no siempre ha estado presente. En ninguna ciudad es sencilla. No obstante, podemos recordar que solicitar información al INAH sobre la posible afección a restos arqueológicos antes de cualquier obra puede ser muy beneficiosa: evitar multas por no informar sobre los hallazgos arqueológicos, evitar retrasos en las obras (con el consiguiente perjuicio económico) para que entren los equipos de arqueología, etc. Al final, la planificación es beneficiosa tanto para el PA como para quienes promueven la obra.

Documentamos para el Centro Histórico 11 denuncias que se han interpuesto ante el INAH para que actúe protegiendo al PA por distintos motivos. Estos motivos incluyen la realización de obras sin autorización del INAH (obras que incluyen excavaciones y, por tanto, la posibilidad de encontrar restos arqueológicos) y la realización de obras que, aunque autorizadas, incluyen excavaciones en las que se hallan restos arqueológicos y se reporta al INAH (tanto los y las promotoras como gente que lo vea). De esas denuncias, la mayoría han sido realizadas por personal interno del INAH y en cuatro ocasiones ha sido la ciudadanía quien las ha interpuesto. La participación ciudadana es fundamental para mantener al Patrimonio Cultural, y el arqueológico no es ninguna excepción.

La percepción general sobre la falta de arqueología en la ciudad se refleja en los resultados de un cuestionario realizado en el verano de 2016 entre la ciudadanía poblana que transitó el centro y la zona de Los Fuertes.⁹ Siguiendo una metodología utilizada en otras ciudades Patrimonio Mundial,¹⁰ se realizaron 397 cuestionarios. Prácticamente la mitad de las personas encuestadas se siente identificada con la ciudad y la otra mitad no, a pesar de que el 60% de las personas encuestadas han nacido en la ciudad o llevan viviendo en ella 10 años o más. El elemento que es considerado más representativo de la ciudad es la gastronomía (17%), seguido por la arquitectura (11,36%) y la cultura (9,5%). La arqueología, como cabría esperar, solo la mencionan un 0,3% de los/as encuestados/as. Alrededor de un cuarto de la ciudadanía poblana encuestada refiere que no conoce ningún yacimiento arqueológico (25,69%) y un pequeño porcentaje no supo contestar o no lo hizo (2,51%). De aquellas personas que sí respondieron (285), observamos que más de la mitad (172) identificaron primeramente a Cholula, su enorme basamento piramidal, la Iglesia de los Remedios o la ciudad completa, como un yacimiento arqueológico.¹¹ Es decir, un lugar fuera de la ciudad de Puebla. Curiosamente, la siguiente respuesta más frecuente identificaba a la zona de Los Fuertes (23), seguida por una referencia a los túneles de la ciudad (7) y al Puente de Bubas (5). Recordemos que muy poco antes de hacer esta encuesta, en diciembre de 2015, el Ayuntamiento abrió al público el espacio turístico de Los Secretos de Puebla que incluye un lugar expositivo en el lugar del antiguo Puente de Bubas, así como el Pasaje del 5 Mayo con una serie de túneles que desembocan en la zona de Los Fuertes. Es posible que este espacio esté poco a poco cambiando la visión ciudadana sobre la posibilidad de una arqueología bajo el Centro Histórico. Recordemos que los túneles fueron desazolvados por el Ayuntamiento y tras un cierto tiempo accedió el personal de arqueología. Otros lugares arqueológicos de la ciudad también referidos incluyen el Cuexcomate (5), la Casa del Mendrugo (4), los restos del Paseo de San Francisco (4) y los de la Junta Auxiliar de La Resurrección (3). También hay referencias genéricas a Pirámides (3), Catacumbas (2) e Iglesias (3), las dos últimas podrían de nuevo aludir a la creencia sobre la red de túneles que atravesarían por completo el centro poblano conectando a sus antiguos conventos e iglesias. Estos datos por tanto nos sugieren que todavía queda trabajo por hacer para difundir el PA de la ciudad, que ya puede verse en lugares como la Casa del Mendrugo o el Paseo de San Francisco, entre otros.

No tenemos ninguna duda de que las investigaciones y actuaciones arqueológicas en el Centro Histórico de la ciudad van a seguir creciendo y con ello esperamos que el futuro permita una real arqueología preventiva y más social para la ciudad,¹² tendiendo hacia una gestión más sostenible del PA. Hay distintas razones para nuestro (precavido) optimismo. Nuestras propias investigaciones con base en proyectos junto con los compañeros y compañeras de la BUAP que siguen incidiendo en estos temas. Recientemente,  Además, un nutrido grupo de profesionales de la arqueología están haciendo todo lo posible para dar a conocer esta importante dimensión de la ciudad. Entre las propuestas se encuentra la conformación de un Laboratorio de Arqueología para la ciudad. Nuestro deseo es que se mantenga el ánimo y perseverancia en todas estas personas que trabajan por la arqueología poblana para que continúen con esta magnífica empresa, en la que hemos intentado contribuir durante ya casi una década de colaboraciones constantes.¹³

Bibliografía
  • ALLENDE CARRERA, Arnulfo, “Arqueología en ciudades Patrimonio Mundial: El caso de Puebla de los Ángeles”, conferencia presentada en el VII Simposio Román Piña Chan el 2 de octubre de 2002 en el Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México.
  • CASTILLO, Alicia, “Reflexiones sobre la ‘recuperación arqueológica’ en espacios históricos y su aportación a la vida ciudadana: ¿un reto o una utopía?”, en Susana MORA ALONSO- MUÑONEYRRO, Adela RUEDA MÁRQUEZ DE LA PLATA, y Pablo Alejandro CRUZ FRANCO (eds.), La experiencia del Reuso. Propuestas Internacionales para la Documentación, Conservación y Reutilización del Patrimonio, vol. 1, Madrid, C20 Servicios Editoriales, 2013, pp. 191-198.
  • CASTILLO, Alicia y María Ángeles QUEROL,  “Introduction”,  en Alicia Castillo (ed.). Archaeological Dimension of World Heritage. From Prevention to Social Implications, New York, Springer, 2014, pp. 1-11.
  • CASTILLO, Alicia, DOMÍNGUEZ, Marta y Ana YÁÑEZ, “Citizen perception about world heritage and archaeology in three Spanish cities: first methodological case studies” en Complutum 27:2 (2016), pp. 295-314.
  • DÍAZ-BERRIO, Salvador, “Conservación”, en Julio César OLIVÉ NEGRETE (coord.). Una historia, vol. 1, México, INAH, 1995, pp. 259-462.
  • QUEROL, María Ángeles, Manual de Gestión del Patrimonio Cultural, Madrid, Akal, 2010.
  • REYNOSO RAMOS, Citlalli, “El subsuelo como patrimonio histórico cultural: el poder de conocer para proteger la dimensión arqueológica del Centro Histórico de la Ciudad de Puebla” en Virginia CABRERA BECERRA, y Lilia VARINIA LÓPEZ VARGAS (coords.) Ética y poder en la configuración territorial. Lugares en Puebla, México, Puebla, BUAP, 2018, pp. 57-86.

 

  1. Investigadora predoctoral FPU, beca concedida por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España 2016. Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología. Universidad Complutense de Madrid.
  2. Profesora Contratada Doctora. Departamento de  Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología. Universidad Complutense de Madrid.
  3. CASTILLO y QUEROL, “Introduction”.
  4. QUEROL, Manual de Gestión…
  5. CASTILLO y QUEROL, “Introduction”, p.4.
  6. ALLENDE, “Arqueología en ciudades Patrimonio…”; REYNOSO, “El subsuelo como patrimonio…”.
  7. DÍAZ-BERRIO,“Conservación”, p. 437.
  8. El Fondo  de  Desastres Naturales es un instrumento del Gobierno Federal para actuar en situaciones de emergencia para la recuperación y la reconstrucción de zonas afectadas por un desastre natural.
  9. En el marco del Proyecto de Plan Nacional del Ministerio de Economía de España (La dimensión arqueológica en ciudades patrimonio mundial: avances para la gestión patrimonial en Alcalá de Henares, Puebla y La Habana. HAR2013-46735-R). El coordinador en la ciudad de Puebla fue el doctor Carlos Montero Pantoja, de la BUAP, a quien agradecemos toda su ayuda y conocimiento sobre la ciudad.
  10. Castillo, Domínguez, y Yáñez, “Citizen perception about…”
  11. Es interesante destacar que la mayoría de las personas encuestadas que respondieron inicialmente identificando a Cholula como yacimiento arqueológico, consideran que el sitio está dentro de la declaración de PM, cuando la declaración se limita al Centro Histórico a pesar de que la propuesta de declaración que se hizo en 1987 incluía también a Cholula.
  12. Castillo, “Reflexiones sobre la…”.
  13. Actualmente, esta colaboración se continúa con el Proyecto de Investigación Santander-Universidad Complutense de Madrid (pr87/19) “Ciudad, Patrimonio y Museos en España y Latinoamérica: contribuyendo al reto de la cohesión social”.