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Patrimonio Cultural Mexicano

Rituales y actos festivos de los Centros Históricos de Puebla y Querétaro

Joel Perea Quiroz y Yesenia Hernández

Los sitios considerados Patrimonio Mundial son aquellos lugares que poseen Patrimonio Cultural material e inmaterial, el cual es considerado de valor universal excepcional. Por tal motivo, han cumplido con los requisitos necesarios marcados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), para su inscripción.

    México, como Estado parte, es uno de los 162 países adheridos a la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural; y es el cuarto país con mayor número de ciudades inscritas en la Lista del Patrimonio Mundial, con treinta y cinco sitios, en los que cabe destacar a los Centros Históricos de Puebla y Querétaro.

    Por un lado, Puebla fue inscrita en el año de 1987 y Querétaro, en 1996. Ambos Centros Históricos cumplieron con los criterios de selección II y IV de la UNESCO, los cuales reconocen el trazado único y la belleza de su arquitectura religiosa y civil.

    Dentro de las cualidades de ambos sitios se identifica que parte de estos fueron conformados por barrios que les han dado vitalidad e identidad únicas. Como Puebla, Querétaro tiene 14 barrios: San Sebastián, El Cerrito, La Trinidad, El Tepetate, San Roque, Santa Catarina, San Gregorio, San Francisquito, La Piedad, El Retablo, La Cruz, Santa Rosa de Viterbo, La Merced y Santa Ana. Por su parte, en la Angelópolis se encuentran: el Barrio de Analco, La Luz, Los Remedios, San Antonio, San Miguelito, San Pablo de los Frailes, San Sebastián, Santa Anita, Santiago, Xanenetla, El Alto, El Carmen, El Refugio y la Acocota.

 

Vista aérea del Templo de Nuestra Señora del Carmen. 2021. Foto: Jorge Román

 

    Cada barrio tiene una identidad cultural, ocupacional y religiosa propias, en donde acontecen distintas tradiciones, usos sociales, actos festivos, conocimientos, saberes y técnicas vinculados a las artes tradicionales. Los rituales y las fiestas se realizan en momentos y lugares especiales, por lo que suelen suceder dentro y fuera de un inmueble religioso o en torno su santo patrono protector, transformando de forma íntima la vida del barrio, a sus habitantes y a sus organizadores.

    En las siguientes líneas se mencionan las festividades que se realizan en las ciudades patrimonio mundial de Puebla y Querétaro, detallando y desarrollando de manera especial la celebración de La Santa Cruz en Santiago de Querétaro, la ciudad mexicana invitada en este número, con la finalidad de que los lectores poblanos conozcan el patrimonio inmaterial de nuestra ciudad hermana.

 

Vista aérea del Centro Histórico de Querétaro, Calle Madero. 2018. Foto de Ramiro Valencia.

 

Fiesta patronal de Nuestra Señora del Carmen, Puebla

 

Una de las fiestas más importantes que se celebran en el Centro Histórico de Puebla es la Feria del Carmen, la cual se realiza cada 16 de julio. La fiesta acontece en el templo Conventual de Nuestra Señora del Carmen, ubicado en el barrio con el mismo nombre, así como en las calles aledañas. Es una de las celebraciones más antiguas de la ciudad de Puebla realizada desde que se fundó el templo en el siglo XVI.

    Como antecedente, el templo fue una ermita que se construyó al sur de la plaza principal, Zócalo; en un inicio, estaba dedicada a la Virgen de los Remedios. Sin embargo, su deterioro motivó al obispo Diego Romano a establecer el convento noviciado de la orden de los Carmelitas. Es entonces que, a mediados del siglo XIX, al terminar la remodelación del altar mayor, se coloca la Virgen del Carmen, que le dio un nuevo arraigo cultural al barrio que permanece hasta nuestros días. El barrio delimitaba a la ciudad fundacional y contaba con huertas de árboles frutales y hortalizas, además de su propio panteón.

    En términos generales, la fiesta se desarrolla de la siguiente manera:

01. Los habitantes devotos acuden al templo a entonar las mañanitas el 16 de julio a las 6:00 horas.

02. Después se realiza la celebración de la misa y se lleva a cabo una procesión por las calles aledañas el mismo día. Durante todo el día los feligreses acuden al templo a realizar una visita o a cumplir alguna manda que hubiera prometido a la Virgen.

03. Los devotos suelen portar escapularios que representan la salvación de las almas.

04 Hasta antes de la pandemia se podía visitar el altar del templo para pasar por debajo del manto de la virgen.

05. Con motivo del festejo se monta la tradicional feria con más de 300 puestos de comida y juegos mecánicos alrededor del templo, donde los y las poblanas acuden a disfrutar de las deliciosas chalupas, chanchas, cemitas, enmoladas, y toda variedad de dulces típicos y artesanías. Por tal envergadura, se considera como una de las celebraciones más esperadas por los y las poblanas.

 

Celebración de La Santa Cruz en Santiago de Querétaro

 

El día 12 de Septiembre, por la tarde, se hace una peregrinación de los cereros y los pajareros de la ciudad, llevando al convento de La Cruz una serie de ofrendas, tanto para la cruz como para sus custodios franciscanos. Entre humo de copal y sonidos de mandolinas, teponaztles y caracoles marinos, ingresan al templo en donde realizan una serie de ceremonias antes de entregar sus presentes, al concluir salen caminando hacia atrás, para nunca dar la espalda al altar.

    El núcleo principal de esta tradición es la danza de los concheros. Cuentan los viejos que la danza, como la conocemos hoy, comienza a realizarse desde 1531, cuando se libraba una encarnizada batalla en el cerro del Sangremal, entre los otomíes aliados al ejército español y los chichimecas, tribu que más se negaba a ser conquistada; en ese momento tuvo lugar un eclipse de sol, con sus efectos y el polvo levantado por la lucha, se formó en el cielo una gran cruz como de cuatro varas de largo y a su lado el Señor Santiago, al ver esto, los españoles se postraron maravillados seguidos de los otomíes y chichimecas gritando “Él es Dios”, de ahí esta “palabra” de batalla tan importante entre la comunidad conchera. Los chichimecas comenzaron a danzar, para demostrar su respeto y veneración.

    Los danzantes tienen la obligación de presentarse a la velación la noche anterior a la fiesta, puesto que dice la consigna “el que no vela, no es conchero”, en ella se cantan alabanzas hasta la madrugada, el capitán entrega “las palabras” (comisiones) a quien se encargará de la vigilancia, de los estandartes (arbolitos), a la sahumadora (encargada de limpiar el espacio) y a quien se encargará de dar la palabra a quien llevará la danza.

    Por la noche, en los barrios de La Cruz y San Francisquito, en los lugares que hay “mesa” a cargo de un capitán específico, se inicia lo que han llamado “La Velación”, la cual dura toda la noche y tiene como objetivo prepararse para el día siguiente. Durante la velada, además de ser sahumados, para purificarse, se elaboran de manera colectiva los chimales, ofrendas que llevarán al templo y las insignias que portarán durante el desfile del día 13 de septiembre. Este es también el espacio en que llegan los franciscanos a dar la bendición a los participantes, acompañados del “gallo”, que son estructuras de carrizo recubiertas de papel de china blanco y azul: los hay desde los de pocos centímetros hasta los de varios metros de alto y largo, y como van acompañados de una banda, en un momento dado, los gallos bailan y cuantos quieran acompañarlos, también.

    El día 13 por la tarde se lleva a cabo el “desfile” de cientos de danzantes, cada mesa va precedida por su cruz, ofrendas, músicos, capitán y después los adscritos a la mesa correspondiente e invitados. Participan principalmente concheros, pero también apaches y matachines, la indumentaria está definida jerárquicamente, por ejemplo, el tocado que lleva este capitán consta de diversas plumas, cada una ha tenido que ganarla a través del tiempo, del trabajo y el compromiso con la danza, aquí no basta con tener los recursos para comprarlas, además son caras, sino que se obtienen por mérito propio.

    El desfile se inicia, por lo regular, cerca del tanque de agua que está en el barrio de San Francisquito (antiguo barrio indígena de la ciudad y de donde son originarios los capitanes), recorre la calle Zaragoza, Corregidora, da vuelta alrededor de la plaza central de la ciudad, hacen un alto frente al templo de San Francisco y suben nuevamente al templo de La Cruz, por la calle Independencia hasta la plaza fundadores para seguir danzando, mientras en las calles principales se hace una kermés donde los asistentes compran antojitos, escuchan las diversas bandas musicales o se encuentran con conocidos.

 

Entrega de presentes. 2008. Foto de Ramiro Valencia.

 

   Por la mañana se sale de la casa del capitán danzando “El paso de camino” encabezado por la sahumadora, las malinches, los capitanes y los estandartes. Una vez que se llegó al lugar donde se colocarán, cada una de las Malinches forma, junto con su fila, un círculo contrario al de la otra, simulando la serpiente de Quetzalcoatl, formando círculos concéntricos, los músicos al centro, los estandartes en el círculo más cercano al centro y los demás formando los círculos necesarios. Primero se da la palabra a algún capitán que saluda a los cuatro puntos cardinales y después casi por orden jerárquico a los que, el que tenga la obligación, vaya decidiendo. Solo se descansa unos minutos para tomar agua y luego se continúa hasta que el capitán dé la orden de regresar al “cuartel” para comer, lo que se hace con formación disciplinada y paso de camino, de la misma manera se repite el mismo ritual para continuar la danza en la tarde y terminarla por la noche. Al finalizar, los encargados de las palabras, las regresan; todos los capitanes agradecen la hospitalidad y el capitán general agradeció la visita, con la promesa de regresar el siguiente año, si la Santísima Cruz lo permite.

 

Veneración y danzas de respetos. 2008. Foto de Ramiro Valencia

 

    El día 14 de Septiembre, se concentran, alrededor del templo de la Cruz, diversos grupos para continuar danzando, como todo espacio jerárquico, al centro del grupo se colocan los capitanes, las sahumadoras y en el círculo exterior, los soldados, o sea, los danzantes. Los capitanes locales y los invitados se van rotando para dirigir la danza.

    El día 15 por la mañana se realizan dos actividades, la primera es que muchísimas personas recorren de rodillas, el trayecto del tanque hasta el templo, van a pagar mandas que hicieron al recibir algún milagro, culminando esta peregrinación con una misa de gracias. La segunda actividad es que los integrantes de las mesas vuelvan a danzar hasta pasado el mediodía, para finalizar se entrega a los participantes, una parte de la última ofrenda que se elaboró ese mismo día, por la mañana. Es un “alimento” energético con el que parecería, se comulga, finalmente se organiza la comida para agradecer la participación, refrendar lazos de unidad, pertenencia y cooperación entre todas las mesas e invitados.

    La celebración de la Santa Cruz en Santiago de Querétaro y la fiesta patronal de Nuestra Señora del Carmen son actividades que suceden anualmente, por lo que estructuran la vida de los barrios y sus habitantes, debido a que son festividades compartidas y significativas para muchos. 

    Los rituales y actos festivos son significativos porque reafirman la identidad de las personas que las practican como grupo y están estrechamente vinculados a eventos importantes.

    De acuerdo con la UNESCO, las prácticas sociales, rituales y festivas pueden ayudar a marcar el paso de las estaciones, los acontecimientos del calendario agrícola o las etapas de la vida de una persona. Están íntimamente ligados a la cosmovisión y percepción de la población sobre su propia historia y memoria.

    La importancia de los rituales y actos festivos radica es que los habitantes se apropian de estos y, con ellos, se asegura tu transmisión de generación en generación, por ejemplo, en la organización de los rituales y las fiestas patronales los vecinos arreglan el templo con flores, forman grupos de danzantes, organizan y animan la celebración con una feria o kermés, etcétera; la identidad de las ciudades se forja con el arraigo y el orgullo que los habitantes tienen hacia sus tradiciones. Son las familias y cada uno de sus integrantes, quienes mantienen vivo el valor universal excepcional de las Ciudades Patrimonio Mundial.

 

Sobre los autores

Joel Perea Quiroz. Miembro del Consejo Nacional de Centros Históricos de México y Delegado Municipal del Centro Histórico de Querétaro. Actualmente es el coordinador de Ciudades Patrimonio de la Humanidad del municipio de Querétaro.

Yesenia Hernández. Directora de Regulación y Conservación en la Gerencia del Centro Histórico y Patrimonio Cultural de la ciudad de Puebla.