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Mi historia en el Centro Histórico de la ciudad de Puebla

Arturo López Cano. 59 años convirtiendo la tierra en belleza

Julieta Castañeda Castellanos

Arturo López Cano en el Centro Alfarero del Barrio de la Luz. Foto de Carlos Álvarez

 

Una de las formas más auténticas para conocer la riqueza cultural de un país o una ciudad es a través de sus creaciones artesanales y las manos de quien las producen. La alfarería es una de las expresiones estéticas más representativas de la ciudad de Puebla, de la que su producción data desde el siglo XVI, cuando en la calle Tepetlapan, que en náhuatl significa “tierra firme”, fue un sitio donde abundaba el barro, por lo que se asentaron vidrieros y alfareros que produjeron losa amarilla, blanca y colorada, además de objetos de vidrio y barro vidriado, como las cazuelas, jarros, tarros y floreros que le dieron fama al barrio donde fue edificada la capilla para la devoción de la Señora de la Luz.

    Originario del barrio de La Acocota, Arturo López Cano es uno de los maestros alfareros pertenecientes a la séptima generación de una familia que ha preservado, transmitido y enriquecido esta técnica por más de 200 años.

    Desde que era un niño, Arturo aprendió a darle forma al barro a través del agua y el fuego. La primera pieza que creó fue un cajete y, a lo largo de una trayectoria de 59 años, ha generado un catálogo de producción integrado por cazuelas, candeleros y sahumerios que se caracterizan por su belleza, calidad y fuerza.

    Actualmente, Arturo es el presidente del Centro Alfarero del Barrio de la Luz, ubicado en Av. Juan de Palafox y Mendoza No. 1403 en el Centro Histórico de Puebla. Todos los días, a partir de las cinco de la mañana y hasta las cinco o seis de la tarde, Arturo desarrolla, entre talento, técnica y compromiso, un proceso de producción diferente; algunos días se dedica a la preparación del barro, moldeado o torneado de piezas; y otros días, las lleva a los hornos del centro para realizar los procesos de quemado y esmaltado.

   Su trabajo ha sido reconocido por varias instituciones obteniendo algunos nombramientos como el Record Guinness por la cazuela de mole poblano más grande del mundo, así como el de Gran Maestro del Arte Popular Mexicano, por Fomento Cultural Banamex.

    Para Arturo, su oficio no es solo una técnica, es el medio por el cual él puede expresar su inspiración y pasión, ingredientes que transforman cualquier pieza de barro en una revelación artística.

    Honrado por haber heredado el conocimiento de la alfarería, Arturo está abierto de mente y corazón para seguir compartiendo con estudiantes, investigadores y turistas el proceso de convertir la tierra en belleza desde el Barrio de la Luz.