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Transbarroco

EN EL ZÓCALO, NOSOTRAS

Mónica Muñoz Cid y Elizabeth Flores Lagunes

Sé impaciente. Sé una loca.

Sé anónima. Sé una forastera.

Lleva una doble vida.

No hagas sólo Bellas Artes.

Quéjate, quéjate, quéjate.

Di groserías.

Sé un gran simio.

Y sobre todo, diviértete en el camino.

Guerrilla Girls

 

 

¿Cuál es la función de un Zócalo? El Zócalo es una plaza pública que desde una perspectiva moderna se nos presenta como un espacio social, de esparcimiento, lugar de reuniones efectivas, de encuentro y socialización, pero pocas veces lo entendemos como un lugar de encuentro de identidades y espacio donde manifestaciones se han dado su lugar, no hay que olvidar su origen: el Zócalo no solo es la plancha del jardín, es también los espacios que lo contienen, el lugar donde se encuentran presentes los poderes políticos, religiosos y económicos, poderes que han sido por siglos partícipes en las injerencias que las mujeres han tenido, o no. Un Zócalo es siempre un espacio político.

    En días pasados aconteció en las calles del Centro Histórico de Puebla la marcha del 8M, día en que miles de mujeres salimos a la calle a manifestarnos y en la que participamos un colectivo de mujeres artistas.

  ¿Y qué hace el arte en medio del Zócalo? ¿Qué hace ahí en medio de una manifestación política? El arte es ante todo un medio de comunicación y las artes gráficas han sido históricamente un lenguaje efectivo para extender mensajes a las calles. Pensemos en el uso de mantas, carteles, esténciles, stickers, entre otros. Las artes gráficas han jugado un papel importante en los movimientos sociales y han resultado en la evidencia documental de ellos, por citar algunos: los movimientos estudiantiles de 1968 en Ciudad de México; en Puebla el Movimiento Estudiantil del 61 o el Movimiento Lechero del 64; y recientemente en momentos como las manifestaciones por el asesinato de Agnes Torres o por la desaparición de Mara Castilla, la Marcha de las Putas, entre otras.

    En el Zócalo, la necesidad de dar voz y las artes van de la mano. La gráfica aporta una presencia visual a los reclamos de justicia del movimiento. En el marco del 8M, nuestra aportación consistió en que cada una de las integrantes del colectivo de artistas realizó una placa de linóleo en donde representó su lucha personal, las cuales fueron impresas en varias copias en tinta violeta sobre banderines blancos. Cabe mencionar que el plástico cortado con que se realizaron las banderas proviene del poblado de San Salvador Huixcolotla, Puebla, comunidad que se dedica a la elaboración del papel picado.

    En talleres independientes y universitarios imprimimos las imágenes, cosimos las banderas en máquina y realizamos el armado de la instalación con la participación de hombres y mujeres. Todas fuimos responsables de la organización y de llevar el proyecto a la marcha para portar en alto nuestros reclamos impresos durante toda la caminata.

    Las banderas nos funcionaron como punto de reunión y como referencia para encontrarnos y compartir intereses, demandas y consignas: igualdad de oportunidades en todos los niveles, justicia por las desaparecidas, los feminicidios, la violencia sistemática en contra de nosotras y una exigencia de aborto libre y gratuito. Al final del recorrido, las banderas se colgaron en el Zócalo de un extremo al otro y así permanecieron hasta el día siguiente.

    Como artistas vemos necesario este ejercicio de convergencia e integración para posicionarnos en el contexto social e histórico. No hay muchos sitios públicos que nos permitan esa expresión y el Zócalo habríamos de pensarlo y defenderlo como este espacio de diálogo abierto con los otros, como se hizo anteriormente con el movimiento #LaCalleEsNuestra ante el Programa de Artistas Urbanos, un momento en que se pretendió hacer una “limpia” de las manifestaciones artísticas en la calle, generando un valor económico a expensas de precarizar a los trabajadores de la cultura. Para nosotros, el Zócalo es un espacio característico por incluir, y esto comprende una diversidad de manifestaciones como la música, el clown, las artes escénicas y visuales, la fotografía y la danza, entre otras. Es el lugar donde disfrutamos desde un concierto de cuerdas, uno de electrónica o una función de cine al aire libre.

   Por ello, es consciente el uso del espacio para levantar la voz. El Zócalo fue nuestro por muchas horas en que las mujeres lo abordamos desde el cuerpo, desde lo sonoro y lo visual. El aire fue pintado de violeta, el agua de rojo y la tierra vestida de carteles y consignas, alimentando un movimiento que no para de crecer.

 

 

SOBRE LAS AUTORAS

Mónica Muñoz Cid. Su trabajo se ha centrado en la exploración de los procesos gráficos tradicionales, utilizándo la multiplicidad en la estampa para construír el discurso que aborde temas relacionados con la vida en la ciudad y las relaciones humanas de carácter afectivo, social y político.

Elizabeth Flores Lagunes. Artista visual y gestora independiente. Actualmente lleva la Oficina de Servicios para Artistas (O.S.A.). Formada en la Universidad de las Américas Puebla.