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Dossier

La Plaza Mayor de Puebla: espacio público, territorio, cultura y sociedad

Elvia Sánchez de la Barquera Arroyo

Espacio público y sociedad: no se entiende lo uno sin lo otro, pues toda sociedad necesita de espacios para funcionar como tal, para interactuar, para consolidarse y fortalecerse social y culturalmente. Por otra parte, la ciudad se puede considerar como una construcción portadora de significados tecnológicos, sociales y estéticos, por tanto, un hecho social. Y el lugar de asentamiento es de suma importancia, pues el territorio condiciona la carga de significados del entorno, ya que es donde la comunidad realiza la división y distribución de los espacios, de acuerdo con su uso, producción y consumo.

    Para comprender nuestro interactuar social, es parcialmente necesario echar un vistazo a nuestro legado, a nuestra historia, a nuestro "ADN". Los poblanos somos el resultado no de una, sino de varias mezclas, ya que son muchas las personas de diferentes orígenes que han pasado por nuestro territorio y que, por alguna razón, han permanecido o han dejado aquí su herencia y descendencia.

    A estas tierras llegaron quienes se prestaron a la aventura de la conquista, por lo que durante los primeros años dominaron el vagabundaje, los excesos y las crueldades con los nativos, inestabilidad que no le convenía ni a la Corona en su dominio, ni a la Iglesia en su evangelización. Para eliminar estos problemas, la creación de una nueva ciudad ofrecía una estabilidad habitable. Para Méndez,1 este proyecto de ciudad se «desprende de las relaciones de poder coyunturales, que rediseñan las preexistencias (edificios, en sentido reducido; elementos reguladores y cultura material, en sentido amplio).»

 

La Plaza de Armas y la historia social de la Puebla de los Ángeles

 

Como la mayoría de las ciudades de la Nueva España, Puebla se levantó con una retícula en damero a partir de la plaza central, lo cual continuó con el ejemplo de varias ciudades españolas erigidas durante los siglos XII y XIII. Estos poblados recibieron su traza de los campamentos romanos, mismos que, para Hardoy,2 aprovecharon las ya establecidas fundaciones de celtas e ibéricos, red básica que se fue complementando con la sucesiva presencia de diversos pueblos como visigodos, cristianos y árabes.

    Otro antecedente urbanístico de las ciudades latinoamericanas es el notable castrum que los reyes católicos mandaron a edificar en el sitio de Granada, en 1491, al que llamaron Santa Fe. Esta estructura consistía en un rectángulo fortificado con dos ejes que se cruzaban perpendicularmente y cuatro grandes puertas orientadas de acuerdo con los puntos cardinales3.

   Una importante característica de la retícula es que facilita la defensa y la distribución, ya que en el centro se encuentran los edificios administrativos y de gobierno. El damero también contiene valor defensivo, así como estético, y favorece el desarrollo de los conceptos básicos de zonificación. Se cuidaba la imagen urbana en correspondencia con las ideas renacentistas.

     Como se puede ver, la fisonomía está directamente relacionada con los usos y las necesidades sociales, pero también las gubernamentales. Las plazas mayores españolas de entonces se caracterizan por ser cerradas y con accesos por los costados, mientras que las plazas mexicanas son abiertas y ubicadas frente a los palacios de gobierno. Este detalle expone influencias de la arquitectura y disposición espacial prehispánicas: amplias explanadas frente a los edificios cívico-religiosos, simétricas, abiertas, donde se privilegia a la población, donde se facilitaban festividades, tianguis y manifestaciones sociales.

    Esta Puebla fue mononuclear en sus inicios, pero para finales del XVI, los barrios asentados en los alrededores ya poseían sus propios centros religiosos y sus plazas. Por ende, los espacios públicos abiertos se fueron diversificando, tanto en su ubicación geográfica como en sus actividades culturales, propias de cada región de procedencia. Esto propició los intercambios, por lo que cada plaza fue un vinculante social y transcultural.

    A medida que creció la ciudad, creció la complejidad de su sistema de relaciones, entre la tensión y la resistencia. Es en el espacio público donde se manifiestan los valores de grupo, las ideologías y sus niveles de dominancia, donde se delatan los avances científicos y tecnológicos, y es en el arte donde se conjugan las características históricas y de significados en fondo y forma, siempre en relación con el espacio ocupado, con el visitante, con el tiempo, con el creador y con la gestión de lo urbano y de las políticas públicas4.

 

La sociedad y su incidencia en el Zócalo

 

Un aspecto importante a esbozar es la identidad, un concepto aplicable a nivel personal, grupal, comunitario, regional, nacional, incluso continental, y que se ha estudiado desde diferentes disciplinas. De hecho, las investigaciones sobre la identidad en torno al medio y a la etnicidad han sido cada vez más interdisciplinarias.

    De acuerdo con Woodward,5 es el sentido de identidad lo que provee una vinculación eficiente entre las personas y el mundo en que se vive, pues combina cómo el ego se ve a sí mismo, cómo ve a los demás y cómo es visto por los demás; por tanto, involucra elementos internos, subjetivos y externos. La cultura, entendida como sistema de símbolos, da lugar al establecimiento y reconocimiento de la propia identidad conjuntamente con el grupo al que se pertenece.

    Es así, que elementos culturales devienen en símbolos marcadores de la identidad a nivel ideológico y superestructural; por otra parte, la identidad de grupo es consciente y se basa en la identificación de relaciones objetivas reales, que puede llegar a convertirse en un medio de manipulación y control6.

 

Manifestación de Antorcha Campesina en 2021. Foto de Elvia Sánchez de la Barquera Arroyo.

 

    No se puede hablar de identidad sin plantear la otredad, factor importante para la diversidad. Las ciudades también se pluralizan, con lo que el bagaje cultural crece desbordando fronteras; además, las sociedades actuales han abierto las puertas a nuevos enfoques en las relaciones sociales. Para Habermas, estas diversificaciones no son necesariamente incompatibles: de hecho, el discurso actual de la tolerancia está sustentado en la aceptación, no necesariamente la asimilación, de valores controvertidos que en el devenir esperan una resolución a futuro7.

    Estas diversidades empujan hacia la complejidad de la estructura social, lo que, a su vez, obliga a seccionar y a especializar actividades; Hernández8 califica esto como un elevado grado de segmentación y un empobrecimiento relacional. En una ciudad de estrepitosa vida como Puebla, estos cambios son más constantes, incluso radicales, ya que suelen presentarse algunas micro-ciudades dentro de la gran urbe.

 

Instalación de demandas durante las marchas del 8 de marzo de 2022. Foto de Fabián Valdivia.

 

    Esta heterogeneidad se ha expresado en diferentes momentos en nuestro Zócalo, sobre todo en los últimos tiempos cuando la Administración pública se ha visto superada por la impunidad (corrupción); por los grupos de poder políticos y de otra índole (narco, tratantes de blancas); por la inseguridad y por la inestabilidad política que ha llevado a numerosas familias a enfrentar situaciones de dolor y de angustia. Los casos son numerosos; la participación social in crescendo y muy diversificada:

 

»Familiares de desaparecidos reclamando que las fiscalías hagan su trabajo de investigación y presenten resultados.

» Feministas y mujeres en general contra la creciente ola de feminicidios, secuestros y reclamo de derechos.

» Grupos ecologistas en defensa del agua y del territorio.

» Antorcha Campesina.

 

    Todos estos grupos se han distinguido por dejar una huella en el Zócalo, presencia que va en dos direcciones: por un lado, implica una apropiación del espacio para disponer de este y dejar testimonio de su paso. Por otro, la de proyección de sí misma hacia el resto de la sociedad, la materialización y permanencia del reclamo.

   Para Korosec9 la apropiación del espacio es el resultado de un complejo enramado que implica que el sujeto se hace a sí mismo a través de sus propias acciones; requiere de un dominio social significativo sobre la plaza; incluye un hacer histórico que conlleva un proceso de socialización y las potencialidades del individuo. La apropiación es un proceso, por lo que articula cambios temporales, es dinámico y de interacción de la persona con el medio. Estos intercambios pueden generar dicotomías, pues la manifestación grupal es un derecho y sigue siendo el uso cada vez más constante y trasgresor del espacio público.

     El Zócalo de Puebla es un espacio donde nos reconocemos y conocemos al otro; donde nos manifestamos y donde somos espectadores; donde coexistimos.

 

Demandas de los familiares de desaparecidos. Primera manifestación sobre el tapial durante las obras del Zócalo de Puebla. Marzo de 2021. Foto de Elvia Sánchez de la Barquera Arroyo.

 

Sobre la autora

Elvia Sánchez de la Barquera Arroyo. Licenciada en Antropología (UDLAP) y licenciada en Bellas Artes, Suficiencia de Investigador y Doctorado en Espacio Público y Regeneración Urbana: Arte y Sociedad, por la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona. Escultora, docente, investigadora y crítica de arte independiente.

 

Bibliografía

  • Augé, Marc. Los No Lugares, Espacios del Anonimato. Una Antropología de la Sobremodernidad, Editorial Gedisa, Barcelona, 1998.
  • Barth, Fredrik. Ethinc Groups and Boundaries, the Social Organization of Culture Difference, Little Brown and Company, Boston, 1969.
  • Berstein, R. J. (ed.). “Questions and counterquestions”, en Habermas and Modernity, Cambridge, 1985.
  • Brandào, Pedro. “Profecías y Profesio- nes de Fe sobre Diseño Urbano", en El Espacio Público y la Interdisciplinariedad, pp. 54-59, Pedro Brandào y Antoni Remesar Coords., Centro Portugués de Design, Portugal, 2000.
  • De Solano, Francisco. “Urbanización y Municipalización de la Población Indígena”, en Revista de Indias, núm. 127-130, julio-diciembre, pp. 241-268, Madrid, 1972.
  • Hardoy, Jorge Enrique. Las Formas Urbanas Europeas durante los Siglos XV al XVII y su Utilización en América Latina, Instituto de Estudios Peruanos, pp. 157-190, Lima, 1972.
  • Hernández, Pedro. “La Sustentabilidad del Desarrollo Regional”, en Ciudad, Región y Territorio, Nancy Churchill y Ubaldo Ortega (comps.), pp. 50-67, Área de Estudios Regionales, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, BUAP, 2001.
  • Iñiguez, Lupicinio y Enric POL (comps.). Cognición, Representación y Apropiación del Espacio, 5o Congreso de Psicología Ambiental, Universidad de Barcelona y Universidad de las Islas Baleares, 1996.
  • Korosec-Serfaty, Perla. Seminario sobre la Apropiación de Espacio, Departamento de Psicología Social de la Universidad de Barcelona, 1986.
  • Kubler, George. Arquitectura Mexicana del Siglo XVI, Fondo de Cultura Económica, México, 1984.
  • Méndez, Eloy. Urbanismo y morfología de las ciudades Novohispanas, el diseño de Puebla, UNAM, Universidad Autónoma de Puebla, 1988.
  • Sánchez de la Barquera, Elvia. “La Escultura en Piedra y su vinculación en los Procesos de identidad y Creatividad: el Caso de tecali, Puebla, México”, tesina para obtener el Diploma de Estudios Avanzados, Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona, 2002.
  • Sánchez de la Barquera, Elvia. “La Escultura Pública: sus repercusiones socioculturales y motivos de vinculación entre la villa de Tecali de Herrera y la ciudad de Puebla”, Tesis doctoral, Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona, 2008.
  • Tovar de Teresa, Guillermo. La utopía mexicana del siglo xvi: lo bello, lo verdadero y lo bueno, Ed. Grupo Azabache, México, 1992.
  • Wodiczko, Krystzof. Instrument personal: democràcia com a espai públic, Fundació Tapies, Barcelona. 1992.
  • Woodward, A. Questioning Identity: Gender, Class, Nation, The Open University, London and New York, 2000.

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  1. Méndez, "Urbanismo y...", p. 16.
  2. Hardoy, "Las Formas...", pp. 157-190.
  3. Kubler, "Arquitectura mexicana...", p. 105; Tovar de Teresa, "La utopía mexicana...", pp. 24-27.
  4. Sánchez de la Barquera, “Escultura Pública...”, p. 26.
  5. Woodward, "Questioning Identity...", p. 7.
  6. Rendón, “Notas sobre identidad...”, pp. 42-43.
  7. Berstein, “Questions and...”, p. 194.
  8. Hernández, “La Sustentabilidad...”, p. 157.
  9. Korosec-Serfaty, "Seminario sobre la Apropiación...". También se pueden consultar los modelos propuestos por G. Barbey, "L’Appropiation des Espaces du Logement: Tentative de Cadre Théorique", 1976.