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RECUPERANDO EL PATRIMONIO

La Casa del Libro “Gilberto Bosques Saldívar”

Francisco M. Vélez Pliego¹

La Casa del Libro “Gilberto Bosques Saldívar”,² es la denominación que se le ha dado al proyecto cultural con el que el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”, además de ampliar sus instalaciones para las actividades de docencia e investigación, propuso el rescate integral de un inmueble cuya edificación se remonta al siglo XVII.

De acuerdo con don Mariano Fernández de Echeverría y Veytia,³ la fábrica del templo y el convento fue auspiciada por Doña Isabel de Villanueva y Guzmán, viuda de don Antonio de Arellano, quién para el efecto donó con una dote de 43 mil pesos al proyecto; 28,000 reales correspondientes al valor de las casas de su propiedad, 12,000 reales⁴ para adquirir los inmuebles donde se edificaría el templo y convento, más 3,000 reales en cuanto se instalaran las monjas fundadoras.

La edificación se inició en 1607, de acuerdo con la escritura de fundación del Templo y Convento de las monjas de Santa Clara.⁵ Fue consagrado, por primera vez, en 1647. Sufrió importantes afectaciones en los sismos de 1667 y 1711.⁶   Ha logrado sobrevivir a sucesivos eventos de este tipo que, a lo largo del tiempo, han afectado a la ciudad; el más reciente fue el sismo ocurrido en 2017. Las características físicas del inmueble, en la actualidad, conservan huellas de estos eventos, así como de las propias transformaciones físicas que le impusieron sus diversos propietarios desde el siglo XIX.⁷ A partir del 2019 alberga nuevamente actividades. 

Interiores de la Casa del Libro “Gilberto Bosques Saldívar”. Francisco M. Vélez Pliego.

Fachada de la Casa del Libro “Gilberto Bosques Saldívar”. Edgar Esaú Sales Broca.

El inmueble mantiene, en realidad, dos estructuras edificadas en un predio que tiene una superficie de 845 metros cuadrados; la primera corresponde al partido original, y conserva huellas del claustro del siglo XVII. Las características físicas de esta estructura es la de un inmueble de dos plantas, con su cubo de zaguán, con una distribución que se desarrolla alrededor de un patio central enlajado, que mantiene una zona porticada, característico de este tipo de inmuebles, en tres de sus cuatro costados, con una superficie construida en planta baja de 1,214.00 m²; el segundo nivel también contiene elementos de la estructura original, cuya superficie construida es de 1,148.00 m²; finalmente, a nivel de azotea, durante el siglo XX se la agregaron construcciones con una superficie total de 110.00 m².

Los espacios fueron reconfigurados a nuevas actividades destinadas a la educación: aulas, sanitarios, salón de usos múltiples, capilla y oficinas. Para que estos espacios funcionaran para esas actividades se alteraron, a mediados del siglo XX, los espacios originales con nuevas construcciones, reestructuración y accesos para su nueva función. La última denominación de la instalación educativa con esas funciones fue “Colegio Progreso”.

En la fachada principal, de dos niveles, predomina el macizo aplanado con mortero sobre los vanos de balcones y ventanales; todos estos enjambados con una composición simétrica. El interior no conserva la morfología original conventual, ya que está fue alterada a un estilo neocolonial, es decir, con lambrines de petatillo con azulejo, construcción de arcos escarzanos no coincidentes con los arcos existentes de medio punto en los paramentos interiores de corredores formados por arcadas, con las columnas de cantera estilo toscano, uno de sus lados con columnas pares y sobre de estos arcos de medio punto con diferentes proporciones. En la planta alta se repite la configuración en tres de sus lados, con arcos de medio punto con ventanales y antepechos, el cuarto con ventanas rectangulares.

El interior de las crujías de ambas plantas estaba dividido por muros de tabique de bajo espesor, muros divisorios de tablarroca, cancelería de aluminio, plafones reticulares, yeso y mantas de cielo. La cancelería de puertas y ventanas es de perfiles de herrería con diferentes diseños en la mayoría de los vanos, y algunas de madera en la planta alta. Los pisos son de terrazo grano de mármol y de cemento. Las paredes con aplanados, y algunos espacios tenían lambrín de duela.⁸

La segunda estructura, a la que se le ha denominado el “Edificio Anexo”, se compone de planta baja más dos niveles, cada uno de ellos con una superficie de 298.00 m², más dos estructuras edificadas en azotea con una superficie de 72.00 m². La construcción es de la década de los sesenta, con diseño y distribución funcionalista. El acceso a los diferentes niveles es por un cubo de escaleras, desembocando éstas a corredores exteriores como distribuidores de los espacios. Diversas áreas, y en diferentes niveles, están seccionadas por muros divisorios de tablarroca, formando cuartos o habitaciones que fueron ocupadas por las monjas encargadas del Colegio, siendo este inmueble el lugar del nuevo claustro. La cancelería de puertas y ventanas es de perfiles de herrería con tipología similar entre sí. Los pisos son de terrazo grano de mármol y de cemento. Las paredes se encuentran cubiertas de yeso y pintura vinílica en el interior y las exteriores con aplanados de mortero.

La Casa del Libro, es uno de los cinco edificios que están bajo custodia del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, y en los que se desarrollan sus funciones de docencia de posgrado, investigación, difusión y vinculación. Con la puesta en marcha, en septiembre de 2019, de la Librería del Fondo de Cultura Económica-Educal, se inició el equipamiento de este inmueble, constituyéndose en una celebración anticipada, para el Instituto, de la conmemoración de los 28 años de su fundación.⁹

La Casa del Libro “Gilberto Bosques Saldívar”, es un proyecto cultural que aspira a refrendar la vocación humanista e innovadora de Puebla; busca fortalecer la redefinición del necesario diálogo de la universidad con su entorno: la ciudad, la región, el país. Además, busca contribuir al desarrollo de la sociedad del aprendizaje. En este sentido, el proyecto es un componente de la estrategia desplegada para consolidar, desde la década de los setenta y en las condiciones actuales de la realidad urbana, una de las vocaciones históricas de la ciudad, desarrollada desde el siglo XVI.

El planteamiento de origen postula que la fundación y desarrollo de instituciones de educación a lo largo de los siglos, en las diversas regiones del mundo, son hitos que marcan los caminos de difusión de modelos sociales y culturales, de construcción y acumulación de conocimientos, espacios de investigación, de enseñanza e innovación. La inserción de estas instituciones en la vida cotidiana de los asentamientos humanos ha forjado también, a lo largo del tiempo, elementos materiales de distinción dentro de los lugares que han ocupado en las ciudades.

Hemos sostenido, en diversos foros, que el modelo novohispano de educación superior se desarrolla a partir de la fundación de Universidades desde el siglo XVI; las más antiguas son la de Santo Tomás, en la República Dominicana (1540); la Universidad de San Jerónimo, en Cuba (1571); la de San Marcos, en Perú (1574); y en el caso de México, la Real y Pontificia Universidad (1553).¹⁰

La ciudad de Puebla fue, desde épocas muy tempranas, un centro de generación y difusión de saberes, desde la fundación del primer Colegio con vocación para ser universidad, denominado San Luís, pasando por los Colegios Jesuitas: del Espíritu Santo, San Jerónimo (Seminario), San Ignacio (estudios de Teología y Filosofía), San Ildefonso (estudios mayores), y San Javier (para indígenas); así como los Colegios episcopales de San Juan, San Pedro y San Pablo.

Bajo el influjo de la ilustración, en el mundo comenzaron a multiplicarse los espacios asociados a estas instituciones: bibliotecas, teatros, academias, imprentas, librerías. Con este espíritu, se han configurado barrios y campus universitarios completos y, de manera más reciente, bajo el influjo de la innovación tecnológica, las denominadas ciudades científicas y tecnológicas, promovidas en la segunda mitad del siglo XX por las principales economías del mundo. Todos estos espacios, que gravitan en la vida social y cultural de las ciudades y de las metrópolis, marcan vocaciones y sustentan los proyectos contemporáneos de renovación material y de desarrollo sustentable de las sociedades.

Por este motivo, la Casa del Libro “Gilberto Bosques Saldívar” es una propuesta que se inserta en esta visión. En ella se alojará la Bibliohemeroteca “Ernesto de la Torre Villar”, y se fomentarán las funciones técnicas asociadas a su funcionamiento. Cuenta además con espacios para las actividades de los comités tutoriales de los 9 posgrados del Instituto, así como para actividades editoriales. También dispone de espacios para recibir a investigadores en residencia para estancias de corto plazo. En sus instalaciones, además de la Mapoteca Histórica “Jorge A. Vivó”, perteneciente al Instituto de Ciencias; también se ubica, como ya lo mencionamos, la Librería del Fondo de Cultura Económica.

Detalle de la fachada de la Casa del Libro “Gilberto Bosques Saldívar”. Edgar Esaú Sales Broca.

La Casa del Libro nace, de igual modo, con una agenda académica que se ha ido desarrollando a lo largo del tiempo y que tiene como centro las reflexiones alrededor de la importancia del “Libro” como instrumento de difusión de las ideas, los saberes y las creencias; como centro de un conjunto de actividades que han dado origen a los más diversos oficios y profesiones asociadas a su producción y distribución. Por ello, también hemos auspiciado la iniciación de una colección denominada “Domus Libris”, que cuenta ya con cinco publicaciones y que apuntan al desarrollo sistemático y difusión de resultados de este campo de investigación.

Así, dentro de la agenda de este nuevo espacio, y Aspiramos, por medios de sus actividades, a alentar la imaginación, desarrollar nuevas sensibilidades a favor de la paz, fomentar entre las generaciones de niños y jóvenes nuevas miradas sobre la importancia de la ciencia y la tecnología; así como cultivar el placer por la lectura.

Con esta nueva instalación, que es ejemplo de rescate cultural integral, se refrenda la vocación de nuestra institución en su función de preservación de los bienes culturales materiales e inmateriales de la sociedad, y coadyuva al posicionamiento de nuestra Universidad e Instituto como referente nacional en el camino de su internacionalización.

Bibliografía
  •  CERVANTES, Enrique , Puebla de los Ángeles en el año de 1933, Puebla, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 1998.
  • FERNÁNDEZ DE ECHEVERRÍA Y VEYTIA, Mariano, Historia de la Fundación de la ciudad de Puebla de los Ángeles en la Nueva España, su Descripción y Presente Estado, Libro II, Puebla, Ediciones Altiplano, 1963.
  • GONZÁLEZ GONZÁLEZ, Enrique, El poder de las letras: por una historia social de las universidades de la América hispana en el periodo colonial, Ciudad de México, UNAM, IISUE, BUAP, Ediciones EYC, UAM, 2017.
  • LEICHT, Hugo, Las Calles de Puebla, Puebla, Junta de Mejoramiento Moral Cívico y Material del Municipio de Puebla, 1980.
  • SALAMANCA MONTES, Juan Francisco; y Luz del Carmen JIMARÉZ CARO, Puebla desde el Aire, 4, Puebla, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2015.

 

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  1.  Profesor Investigador del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, Arquitecto, especialista en Ordenamiento Territorial y Planeación Urbana, maestro y doctor en Sociología, Coordinador del Observatorio Urbano Metropolitano del ICSYH.
  2.  Con la autorización de doña Laura Bosques Manjarrez, y a iniciativa del Consejo de Unidad del Instituto, se ha denominado Casa del Libro “Gilberto Bosques Saldívar” como un homenaje a este ilustre poblano quien, desde una época temprana, participó en la defensa de la patria frente a la invasión norteamericana de Profesor normalista, diputado en dos ocasiones, inició su carrera diplomática como Consul General en París en el contexto de la caída de la República Española y de la amenaza creciente del ascenso del fascismo en Europa, destacándose por su labor en defensa de la salvaguarda de la vida de miles de perseguidos.
  3. FERNÁNDEZ DE ECHEVERRÍA Y VEYTIA, Historia de la Fundación…, p. 447.
  4. De acuerdo con Mariano FERNÁNDEZ DE ECHEVERRÍA Y VEYTIA, los doce mil reales no fueron utilizados pues los inmuebles donde se edificaría el templo y el convento fueron donados por sus dueños.
  5. CERVANTES,  Puebla de los Ángeles en el año de 1933, p. XI.
  6. SALAMANCA MONTES Y JIMARÉZ  CARO, Puebla desde el Aire, p. 31.
  7. LEICHT, Las Calles de Puebla, p. 342.
  8. Los datos fueron proporcionados por el arquitecto Alfredo SALDÍVAR PORRAS, responsable del proyecto y supervisión de la obra por parte de la Dirección de Infraestructura Educativa de la BUAP.
  9. El Consejo Universitario acuerda la fundación del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades el 2 de octubre de 1991.
  10. GONZÁLEZ GONZÁLEZ, El Poder de las Letras, p. 17.