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Enfoque al patrimonio

Museo Fuerte de Loreto

Celia Salazar Exaire¹

Fuerte de Loreto. Enrique Gómez Osorio. 2012. Fuerte de Loreto. Enrique Gómez Osorio. 2012.

El Museo del Fuerte de Loreto es un edificio emblemático, testigo de un hecho de gran trascendencia en defensa de la soberanía nacional: la derrota de las fuerzas extranjeras que invadieron nuestro país en 1862, ello gracias a la estrategia planeada por el general Ignacio Zaragoza en la Batalla del 5 de Mayo en la ciudad de Puebla. Sin embargo, no solo debe ser recordado por ese hecho histórico sino como un testigo de la historia de Puebla desde el siglo XVII.

 

UBICACIÓN

Conforme a la traza de la ciudad de Puebla del siglo XVI, el cerro que se encuentra al Norte tiene dos cimas que ahora conocemos como de Loreto y Guadalupe, pero que los antiguos mexicanos llamaban Acueyametepec, cuyo significado es “cerro cubierto de magueyes y donde abundan ranas.”² En dicha centuria, este monte no solo era una frontera natural al valle, sino también constituía un lugar de paso hacia los señoríos de Tlaxcala. En este paraje había un manantial muy útil para los viandantes, pues podían saciar su sed y continuar con el viaje hacia la ciudad. Esta elevación tuvo, a lo largo del tiempo, varios nombres: en un principio se le denominó cerro de la Ermita, después de San Cristóbal, luego cerro de Belén y, finalmente, cerro de Loreto y Guadalupe, debido a la construcción de dos templos en sus cimas dedicados a la Virgen María.

 

Fuerte de Loreto, vista exterior. SINAFO.

El nombre de San Cristóbal obedece a que a los pocos años de fundada la ciudad, se construyó en el cerro una ermita dedicada al niño indígena Cristóbal, considerado por los franciscanos como mártir, edificio que después sería dedicado a la Virgen de Guadalupe. El cerro y su entorno se convirtió en un espacio importante del circuito devocional angelopolitano porque diversas construcciones religiosas se emplazaron en él. Destaca el Viacrucis, promovido por los franciscanos en la primera mitad del siglo XVII, que generó la construcción de 14 capillas desde el convento de las Cinco Llagas de San Francisco hasta el cerro. A este conjunto arquitectónico religioso se añadió, ese mismo siglo, un pequeño templo donde los indios canteros acudían al culto y, poco después, se dedicó a Nuestra Señora de Belén. Con esta denominación permaneció hasta que mudó su dedicación hacia la Virgen de Guadalupe, en ocasión de la propagación al culto guadalupano del siglo XVIII.³

 

LA CAPILLA DE LA VIRGEN DE LORETO EN PUEBLA⁴

La historia de la capilla de Loreto en Puebla se remonta al año de 1655 cuando el Ayuntamiento de la ciudad autorizó su construcción, en atención a la solicitud de José de la Cruz Sarmiento, indígena y vecino de Puebla,⁵ quien, al cruzar el cerro, en su camino hacia el cercano pueblo de La Resurrección, se vio sorprendido por una fuerte tempestad. En medio de estas circunstancias se encomendó a la Virgen de Loreto; gracias a esto, salió ileso, sin embargo, su caballo y aves no tuvieron esa suerte, pues murieron al instante.⁶ Al año siguiente pidió permiso a las autoridades civiles para construir en ese sitio una ermita en honor a la Virgen. Tres años más tarde el virrey duque de Alburquerque le concedió el permiso a través de un mandamiento y también obtuvo la licencia del obispo Diego Osorio de Escobar y Llamas.

Al estar dedicado este nuevo templo a la Virgen de Loreto se retomó la tradición, según la cual, los santuarios consagrados a ella debían tener las mismas medidas que la Casa Santa de Loreto en Italia;⁷ así, el padre Baltasar Rodríguez Zambrano y Benito Ordaz Guerrero, mandaron construir el templo con las mismas medidas de dicha capilla, y la acompañaron de una casa para el capellán, así como de un aljibe para regar la huerta anexa al templo.⁸

No solo en Puebla se hizo una réplica de la Casa de Loreto, pues hay otros ejemplos como la iglesia jesuita de San Francisco Javier en Tepotzotlán en el Estado de México y la de Dolores Hidalgo en el Estado de Guanajuato.

Después de su construcción en el siglo XVII, en el siguiente siglo fue poco a poco olvidado su culto, posiblemente debido a la lejanía que tenía la ermita con respecto al centro urbano. Tal vez, la devoción que José de la Cruz Sarmiento le tenía al culto lauretano era una expresión aislada, pero no por ello débil, puesto que logró la autorización de erigirle un templo en su honor. También podemos considerar que la expulsión de la orden Jesuita en 1767, y la falta de su importante influencia, provocó que el culto a la Virgen de Loreto decayera y fuera siendo olvidada poco a poco. Sabemos que en esa época se empezó a utilizar esta capilla como lugar de protección de posibles ataques a la población, aprovechando su excelente ubicación elevada desde donde era posible observar cualquier amenaza; en ocasiones también se utilizó como prisión militar.

 

EDIFICIO MILITAR: EL FUERTE DE LORETO

A partir del inicio del movimiento de independencia se pensó en fortificar la capilla de Loreto como una medida de protección para la ciudad en contra de las fuerzas insurgentes. Un hecho accidental aceleró la decisión el 10 de febrero de 1815. En el Colegio Carolino (hoy Benemérita Universidad Autónoma de Puebla) estaba el cuartel de voluntarios, lugar donde se guardaba una gran cantidad de pólvora, la cual se incendió, por accidente, causando gran alarma en la ciudad. Este acontecimiento alertó a las autoridades sobre el grave peligro que representaba almacenar pólvora en un lugar tan céntrico, por lo que se tomó la decisión de trasladarla al cerro de Loreto. El comandante Manuel Varela y Ulloa propuso convertir la antigua capilla de Loreto en fortaleza militar.⁹

Desde ese momento se inició la construcción del fuerte, que debía estar rodeado por cuatro muros muy gruesos, de más de dos metros de altura desde la superficie del terreno, con aspilleras de una vara en toda su extensión, uniendo las extremidades de sus tapias con cuatro pequeños bastiones semicirculares de la misma altura, a los cuales se les dio los nombres de San José, Santa Bárbara, Guadalupe y el Carmen; en la explanada que formaron se colocarían los cañones para la defensa de la ciudad. El fuerte se encuentra rodeado por un foso, cuya función era protegerlo del enemigo.¹⁰

Para la construcción del fuerte fue necesario que la capilla quedara desalojada de todos los instrumentos del culto religioso, por lo que se le solicitó al gobernador de la Mitra, el doctor José Ignacio de Arancibia, enviara instrucciones para que se desocupara en junio de 1815. Las obras concluyeron en 1817, por lo que el gobierno eclesiástico ordenó al presbítero Mariano Nava para que hiciera entrega de la capilla, acto que se efectuó el 11 de julio de ese año.¹¹

En 1832 el fuerte de Loreto empezó a ser objeto de actividad militar; en su lucha contra el presidente Anastasio Bustamante, Santa Anna tomó a la ciudad de Puebla desde donde amenazó avanzar sobre la de México, utilizando el fuerte de Loreto como sitio de operaciones militares. Al año siguiente se eligió presidente a Santa Anna y como vicepresidente a Valentín Gómez Farías, quien sería el que realmente gobernara.¹²

En la década de los años cuarenta del siglo XIX, las relaciones con Estados Unidos se vieron debilitadas por la intención de anexar Texas al país del Norte. Las hostilidades estallaron en abril de 1846 cuando el ejército estadounidense derrotó a las fuerzas mexicanas y ocupó parte de México.¹³ Al año siguiente, y hasta 1848, los invasores norteamericanos ocuparon el fuerte de Loreto cuando se perdió Texas y la mitad del territorio nacional. En 1855, Juárez, como ministro de Justicia, promulgó una ley que restringió la jurisdicción de los tribunales eclesiásticos a las cuestiones religiosas, también se proponía eliminar algunos privilegios a los militares; ambas políticas tenían el objetivo de poner en igualdad de circunstancias a todos los ciudadanos. La llamada Ley Juárez provocó el rechazo del grupo conservador porque suprimía los fueros.

La Alegoría. Casaca Militar de Gala. Museo histórico de la no intervención, Fuerte de Loreto. INAH.

Como respuesta a la Ley Juárez, ya se habían presentado diversos levantamientos bajo el grito de religión y fueros. En enero tomaron la ciudad de Puebla y se estableció un gobierno, sin embargo, este intento terminó en marzo de 1856.¹⁴ Durante este episodio, el fuerte de Loreto se utilizó como lugar estratégico de la ciudad, siendo testigo de los enfrentamientos entre liberales y conservadores.

Durante la Guerra de Reforma, el fuerte de Loreto fue escenario de levantamientos y luchas entre los diferentes grupos en pugna. Así, la ciudad de Puebla sufrió tres sitios en 1856, dos por su apoyo al partido conservador y el tercero por el levantamiento de los conservadores Joaquín de Orihuela y Miguel Miramón.

En 1862 esta construcción fue testigo de la Batalla del 5 de Mayo, en la que el general Ignacio Zaragoza, al mando del Ejército de Oriente, rechazó al cuerpo expedicionario francés, encabezado por el general Lorencez, que había avanzado desde Veracruz con el objetivo de llegar a la capital de la República, haciéndolo retroceder y refugiarse en el sur del Estado de Puebla.

Uno de los efectos más importante de este hecho fue evidenciar que el ejército francés no era invencible, a la vez que abrió una pausa para que la resistencia nacional se organizara en el país.

En 1863 Puebla fue atacada nuevamente por las fuerzas extranjeras, a las que resistió el general Jesús González Ortega en la batalla durante el llamado “Sitio de Puebla”. La derrota del Ejército de Oriente favoreció la llegada de las fuerzas francesas a la Ciudad de México, permitiendo el inicio del Segundo Imperio.

La serie de asedios que soportó el fuerte de Loreto finalizó en el siglo XIX el 2 de abril de 1867, fecha en la que el ejército imperialista, al mando del General Manuel Noriega, fue derrotado por las tropas comandadas por el General Porfirio Díaz.

En 1882 el fuerte de Loreto fue convertido en observatorio astronómico por una comisión de científicos franceses con el objetivo de observar el paso de Venus por el Sol, acontecimiento científico de gran resonancia mundial.¹⁵

El resto del edificio quedó abandonado hasta que, en 1905, la Sociedad de Geografía y Estadística solicitó a las autoridades de la ciudad la conservación del fuerte de Loreto: 

se presentó la iniciativa por Manuel Cardona para que la junta haga uso de las medidas de que pueda disponer para conseguir que sean reparados y conservados los Fuertes de Loreto y Guadalupe, además de la casa del cerro de San Juan, considerados como monumentos históricos por la importancia de los hechos gloriosos.¹⁶

Esta iniciativa fue aprobada en sesión de cabildo del 17 de agosto de 1905, en donde además se propuso al presidente de la república, don Porfirio Díaz, que estos edificios militares fueran sostenidos por la federación.

En 1915, cuando las fuerzas zapatistas ocuparon Puebla, se posesionaron del fuerte, que desalojaron al ser atacados por tropas del Ejército Constitucionalista al mando de Venustiano Carranza; años después, en 1923, estando ocupado por tropas del movimiento revolucionario que encabezaba Adolfo de la Huerta, fue bombardeado. Las múltiples transformaciones de este lugar, como ha quedado evidenciado, se suscitaron hasta que fue convertido en museo. Con relación a esto último, la propuesta inició diez años después de finalizada la Revolución. La iniciativa consistía en la fundación de un museo de guerra, por parte del profesor Carlos Paz y Puente. Idea que por su relevancia para la sociedad obtuvo el apoyo de Lázaro Cárdenas, entonces comandante de la xxv Zona Militar, quien hizo la entrega del inmueble a la junta organizadora del museo en 1934.¹⁷

La colección con la que se contaba en ese momento estaba constituida por documentos, indumentaria y armamento militar.

El 8 de mayo de 1946, por acuerdo presidencial del general Manuel Ávila Camacho se declaró monumento histórico nacional el cerro de Guadalupe con sus históricos fuertes.

El 26 de diciembre de 1961, el XLI Congreso Constitucional del Estado Libre y Soberano de Puebla, aprobó por decreto el convenio, de fecha 4 del mismo mes, que celebraron el Gobierno Federal, por conducto de su representante el Lic. Eduardo Bustamante, secretario del Patrimonio Nacional, el ejecutivo del Estado C. Fausto Ortega y el C. Eduardo Cué Merlo, presidente municipal de la ciudad de Puebla, por el cual se obligaron a unir sus esfuerzos para proyectar y ejecutar la rehabilitación de los fuertes de Loreto y de Guadalupe, escenario de la Batalla del 5 de Mayo de 1862, así como para construir en la zona aledaña un Centro Cívico y Cultural, que sirviera de testimonio permanente del progreso del país, y en especial de esta ciudad.¹⁸

Así, al cumplirse 100 años de la Batalla del 5 de Mayo, como parte de los festejos, se realizaron los trabajos para reestructurar el museo, dándole el nombre de “Museo de la No Intervención”, por ser símbolo de la defensa de los mexicanos contra la invasión extranjera y de la lucha por la libertad de este país, inaugurado por el entonces presidente de la República Adolfo López Mateos. 

Familia en el fuerte de Loreto. 1961. Colección Archivo Casasola. Fototeca Nacional INAH.

En el Museo del Fuerte de Loreto, la reestructuración del discurso museológico contó con la valiosa asesoría del general Miguel A. Sánchez Lamego, en lo que se refiere al armamento y fortificaciones; al general Rubén García, en la parte histórica; y se consultó al general Tomás Sánchez Hernández, en la cuestión táctica. El área histórica se fortaleció con los conocimientos de Fausto Marín Tamayo, representante del Instituto Nacional de Antropología e Historia, dando veracidad y coherencia al guion, a fin de que permitiera difundir los hechos históricos sucedidos en torno a la intervención francesa y el segundo imperio, representados a lo largo del museo.¹⁹

El acervo museográfico se enriqueció con la instalación de una maqueta que narraba el desarrollo de la batalla en sus tres momentos, que constituía un atractivo muy didáctico para el público infantil. Además, en la sala destinada al Segundo Imperio se instaló una pintura, de gran formato, en la que se representaba la entrega a Maximiliano de Habsburgo de las llaves de la ciudad por las autoridades. Al final del recorrido, en la parte superior, se realizó un mural titulado Integración Nacional, en el que participaron artistas de la época.

Junto con la adecuación del museo se realizó una obra urbana. La construcción del Centro Cívico Centenario 5 de Mayo estuvo bajo la responsabilidad de uno de los mejores arquitectos mexicanos de ese momento, Abraham Zabludovsky, quien proyectó un espacio de esparcimiento y recreación en el que se disfrutara de zonas arboladas y lugares de desarrollo cultural, entre los que se destacan la plaza de las Américas y el majestuoso auditorio de la Reforma.²⁰

En el siglo XXI, al igual que en 1962, al cumplirse el sesquicentenario de la Batalla del 5 de Mayo, para conmemorar este hecho histórico se realizó una restructuración del guion científico en 2012, siendo reinaugurado el 5 de mayo por el presidente Felipe Calderón Hinojosa.

 

CONCLUSIÓN 

La historia del fuerte de Loreto está íntimamente ligada a la historia de la ciudad de la Puebla desde el siglo XVII, como templo, edificio militar y recinto museístico, siempre presente, observando el acontecer de todos los días, desde el cerro que los antiguos llamaban Acueyametepec, siempre cumpliendo con una función primordial para la población, lugar donde se rendía culto a la Virgen de Loreto; desde donde se defendió la soberanía nacional; y desde donde se cultiva el conocimiento de nuestra historia.

Casaca Militar de Gala. Museo histórico de la no intervención, Fuerte de Loreto. INAH.

Siglas

  • AGN Archivo General de la Nación-México.
  • AGMP Archivo General Municipal de Puebla
  • SINAFO Sistema Nacional de Fototecas/INAH.

Bibliografía 

  • BAZANT, Jan, “De Iturbide a Juárez” en Timothy E. Anna, et. al., Historia de México, Barcelona, Crítica, 2001.
  • Centro Cívico 5 de mayo, Patrimonio de México, México, 1962, s/p.
  • CORDERO Y TORRES, Enrique, Historia compendiada del Estado de Puebla, Puebla, Bohemia Poblana, 1967.
  • HAMNETT, Brian, Historia de México, Madrid, Cambridge University, 2001.
  • LEICHT, Hugo, Las Calles de Puebla, México, Junta de Mejoramiento Moral, Cívica y material del Municipio de Puebla, 1980.
  • MARÍN TAMAYO, Fausto, Fuertes de Loreto y Guadalupe, guía oficial, México, INAH 1960.
  • PALOU PÉREZ, Pedro Ángel, “Datos completos sobre la rehabilitación de los fuertes en una visita del El Sol de Puebla, se conocieron en detalle muchos aspectos”, en El Sol de Puebla, 1962.
  • ROSELL, Guillermo, Museo histórico No Intervención, guía oficial, México, INAH.
  • SALAZAR EXAIRE, Celia; PIÑA LOREDO,  Margarita;  GÓMEZ OSORIO, Enrique; PEÑA ESPINOSA, Jesús Joel, Entre la fe y la guerra,  memoria e identidad en torno al Fuerte de Loreto, México, INAH/UDLA/  Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Puebla, 2007.
  • SÁNCHEZ LAMEGO, Miguel , Las fortificaciones y los ingenieros militares en la batalla del 5 de mayo de 1862, México.
  • VÁZQUEZ, Zoraida Josefina, (coord.), El Nacimiento de México, 1750-1856, México, Planeta de Agostini/INAH, 2004.

 

 

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¹Docente de la Facultad de Filosofía y Letras de la Benemérita Universidad Autónoma de Licenciada en Historia por la UNAM, Maestra en Historia por el Instituto de Investigaciones Sociales “Alfonso Vélez Pliego” de la BUAP, Doctora en Antropología Simbólica por la Escuela Nacional de Antropología e Historia/INAH.

²CORDERO Y TORRES, Historia compendiada…, p. 406.

³LEICHT, Las calles…, p. 217.

⁴Extracto del presente artículo fue publicado en Salazar Exaire, et al., Entre la fe y la Guerra, memoria e identidad en torno al fuerte de Loreto.

⁵Quizá este personaje era cacique de dicho pueblo, o al menos miembro  del cabildo indígena, quien había venido a hacer tratos a la ciudad, o tal vez a supervisar a los indios de su pueblo que trabajaban en las canteras conforme al sistema de repartimiento. Diversos autores, como Leicht y Marín Tamayo, lo describen como vecino de La Resurrección, sin embargo, en su declaración afirma ser vecino de Puebla.

⁶AGMP, Actas de Cabildo, 24, f. 224.

⁷LEICHT, Las calles…, p. 219.

⁸MARÍN TAMAYO, Fuertes de Loreto…, p. 8.

⁹AGMP, Actas de Cabildo, 84, f. 432.

¹⁰SÁNCHEZ LAMEGO, Las fortificaciones…, p. 18.

¹¹LEICHT, Las calles…, p. 219.

¹²SERRANO, “Rumbo al fracaso del primer federalismo…”, p. 176.

¹³HAMNETT, Historia de México…, p. 60.

¹⁴BAZANT, “De Iturbide a Juárez” …, p. 55.

¹⁵MARÍN TAMAYO, Fuertes de Loreto…, p. 31.

¹⁶AGMP, Expedientes 459, f. 437.

¹⁷ROSELL, Museo histórico…, p. 17.

¹⁸PERIÓDICO OFICIAL…, p. 15.

¹⁹PALOU PÉREZ, “Datos completos sobre la rehabilitación …, s/p.

²⁰Centro Cívico 5 de mayo, Patrimonio de México, …, s/p.