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De las voces de los ferrocarrileros

 

Con el arribo del ferrocarril a Puebla el ritmo de los habitantes cambió. La Angelópolis dejó de ser una ciudad colonial para transformarse en la que se activaba con el silbato de la locomotora y su ritmo lo marcaba el sonido de las fábricas. La zona de estaciones modificó el perfil de la ciudad y el transporte urbano le agregó un rasgo de mayor movilidad a ese paisaje que se convertía en cosmopolita. “Los lugareños escuchaban el silbato de la casa de máquinas […] Los chambeadores de overol y chamarra azul, paliacate al cuello, iniciaban sus labores muy temprano, obedeciendo diferentes horarios, según el oficio y especialidad en que laboraban”.2

En 1920 el escalafón del Ferrocarril Mexicano incluía las especialidades de oficial mayor, jefe de estación, telegrafista, agente de boletos, cajero, documentador, checador, cartero, mensajero, empleado de carros, bodeguero, barrendero, velador y jardinero,3 y todos se establecieron muy cerca de la estación, junto con quienes laboraban para otras empresas ferroviarias. 

Los primeros fundadores de lo que hoy es el famoso barrio de San Miguelito fueron: el maestro José Villarello, Miko Viya, la familia Monroy que se estableció cerca de la iglesia y lo demás era un campo lleno de milpas. En la esquina de la 17, a la altura de la 10 Poniente estaba la casa de los Armas, el señor era un Mayordomo de Caldereros en Apizaco; le seguía la casa de los Vásquez; luego la de los Monroy y terminaba con la casa de los Rivera.4

 En efecto, alrededor de las estaciones proliferaron vecindades, fondas, restaurantes, cantinas, comercios y toda clase de servicios que eran brindados por y para trabajadores ferrocarrileros y sus familias. Un espacio de reunión e intercambio de experiencias de los rieleros fueron las cantinas,5 eran lugares a los que iban a platicar sobre sus actividades o a presumir que ya eran fogoneros o maquinistas, que eran los rangos más altos en la estructura de la empresa.

Al paso de los años, algunos rieleros edificaron sus casas dentro de los patios del gran complejo ferroviario, compuesto por las instalaciones del Mexicano y del Mexicano del Sur. Aún hoy es posible conocer algunas de sus historias, escuchar sus motivaciones y apreciar en ellos rasgos que los distinguen como ferrocarrileros.6  Entre estos hombres está el maestro mecánico Jesús Vázquez, quien falleció recientemente. Él fue uno de los muchos que nos compartieron sus experiencias como trabajador de la empresa Ferrocarriles Nacionales de México (FNM) y después como parte del equipo del Museo; otro es el señor Héctor González, sobrestante de puentes y edificios de la División Puebla-Oaxaca, quien guarda entre sus tesoros reportes técnicos relacionados con la supervisión y mantenimiento del puente San Pedrito, ubicado en la línea E. También está el señor Viliberto, quien fuera telegrafista del Mexicano. Él nos enseñó algunas claves telegráficas y nos facilitó el hermoso croquis que elaboró sobre ese complejo ferroviario.

Todas estas experiencias compartidas son muy importantes y emotivas, pero lo más valioso que conservan estos rieleros son los recuerdos de su día a día. Quienes trabajaron en los trenes mantienen vivo el recuerdo de este medio de transporte. Son ellos los que conocen como pocos su entorno. Estos personajes del tren son hombres generosos que además de compartir con quien esté dispuesto a escucharlos los gajes de sus oficios, hablan de sus tradiciones, de sus ascensos, de sus familias, y de lo mucho que le deben al tren y el tren a ellos.

Los rieleros, los extrabajadores de FNM, son, sin duda, el eslabón más importante de los ferrocarriles mexicanos, no sólo de la entidad poblana sino de todas las ciudades que en México tocó el ferrocarril. Ellos son la memoria viva de las calles por las que corrió el tren, y en Puebla rememoran con cariño y gran nostalgia a una ciudad que ya no está o de la que queda muy poco. 

 

Y LLEGAN LOS TRENES 

El inicio de esta historia se ubica en 1880, cuando el gobierno federal de Porfirio Díaz otorgó nuevas y ambiciosas concesiones para el desarrollo de los ferrocarriles en México. La relación de la Angelópolis con los trenes inició en 1869, con la inauguración del ramal Apizaco a Puebla del Ferrocarril Mexicano y su estación. A partir de ese momento los proyectos ferroviarios comenzaron a materializarse y a la par la ciudad experimentó cambios tan drásticos que no sólo se modificaría su ritmo, sino sobre todo su perfil y personalidad.

La empresa del Ferrocarril Mexicano fue la primera en tender sus vías y edificar su estación; le siguió la del Puebla-Izúcar de Matamoros, que estableció su edificio en 1881, a tan sólo dos cuadras de la primera, en la ahora calle 6 Poniente. Unos años después se construyó la oficina de administración del Ferrocarril Urbano o tranvía, frente a la del Mexicano, en la calle de San Pablito, hoy 10 Poniente, y le siguieron la del Industrial de Puebla, que tendió sus vías en 1889 y estableció su estación un año después, en la ahora 8 Poniente. El Mexicano del Sur, que iba de Puebla a Oaxaca, ocupó los terrenos aledaños a la del Mexicano, en las calles que hoy son la 10 Poniente y la 13 Norte, donde también tendió sus vías y construyó sus talleres. Puso en operación su estación el 13 de noviembre de 1892.7 La última estación en establecerse en la zona fue la del Ferrocarril Interoceánico. Lo hizo en 1897, año en el que inauguró su estación en el lugar que antes ocupara la de Puebla-Izúcar de Matamoros.

En muy pocos años las vías del ferrocarril conformaron una intrincada red en la parte norponiente de la ciudad, a la que transformaron para consolidar un proceso modernizador que convirtió a esta zona en la puerta de entrada a la Angelópolis.

En cuanto al paisaje urbano, no sólo empezó a cambiar por la llegada de los ferrocarriles y posteriormente con la edificación de las estaciones, sino porque en los últimos años en la ciudad se incrementó el transporte público, algunas fábricas textiles fueron instaladas y fue entonces cuando se incorporó a los citadinos a otro tipo de vida, más urbana y más industrial.8

Al paso de los años esas estaciones fueron retiradas de servicio y con ellas se fueron también los rieles que surcaban el centro de la ciudad. Sólo la del Ferrocarril Mexicano quedó en pie. Las primeras en irse fueron las ligadas directamente a las necesidades de la metrópoli poblana, esto es, las del Urbano, que salió de servicio en 1928, y la del Industrial, que desapareció en la década de los años treinta, cuando comenzaron a ponerse en marcha los primeros y modestos proyectos de planeación socioeconómica de la ciudad. Eran los años en que el gobierno federal comenzó a impulsar el desarrollo de carreteras y el cabildo poblano se sumó a esos impulsos, aprobando un proyecto de movilidad que impactó al entorno de las estaciones de ferrocarriles.

Como bien apunta Francisco Valverde Díaz de León en su libro Puebla. Calle 11 Sur. De borde urbano a eje de centralidad, “La edificación de estas infraestructuras urbanas en el borde poniente va dejando importantes intersticios espaciales que representarán oportunidades en el futuro inmediato para espacios y edificaciones que tenderán hacia la consolidación del espacio de la ciudad moderna”.9

Para 1950 y los años siguientes, las estaciones del Mexicano e Interoceánico, así como los talleres del Mexicano del Sur se encontraban prácticamente en el centro de la ciudad. Sus vías, que habían sido tendidas en terrenos agrícolas, ahora compartían el espacio territorial con algunas casas de obreros del riel o trabajadores fabriles. Ante eso, las autoridades municipales de Puebla, en coordinación con la empresa FNM, esbozaron un programa que autorizó la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP), para reubicar las vías y cerrar dichos inmuebles, el cual duró cerca de veinte años.10

El programa se puso en marcha durante la administración del presidente Miguel Alemán (1946-1952) y en materia de ferrocarriles se insertó en el Plan de Modernización de FNM, el cual derivó en la construcción de la estación Terminal de Puebla, en la 80 Poniente y 11 Norte, que entró en operación en mayo de 1954.

Durante la siguiente década los servicios de carga se fueron trasladando paulatinamente a las nuevas instalaciones, mientras que los talleres misceláneos del Mexicano del Sur siguieron funcionando hasta 1970 y los del Interoceánico comenzaron a desmantelarse a mediados de 1973, aunque la fecha oficial del cierre fue el 31 de enero de 1974. Pese a esto, los servicios de pasajeros continuaron brindándose con regularidad en la estación del Mexicano, que los albergó hasta ese último año, cuando fueron cerrados al público.

En septiembre de 1977, el gobierno del estado y el Ayuntamiento de Puebla solicitaron a FNM la enajenación de los terrenos que pertenecieron al Mexicano y al Mexicano del Sur a efecto de construir en ese sitio una central de autobuses.11 Los trabajadores de la empresa, que vivían en ellos, así como los representantes del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana, solicitaron el beneficio de los mismos con el propósito de desarrollar una unidad habitacional, pero, finalmente, y después de mucho, FNM en colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el municipio iniciaron un proyecto que se enfocó en la recuperación de ese espacio, el cual derivó en la inauguración del Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos, el 5 de mayo de 1988. ᴥ

 

Siglas 
  • AH-CEDIF. Archivo Histórico del Centro de Documentación e Investigación Ferroviarias, Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural Ferrocarrilero

 

Bibliografía

 

  • ARREOLA, Juan José, El Guardagujas. México, Petra, 1988
  • CABALLERO, Manuel, “Crónica de inauguración del tramo de Puebla a Oaxaca del Ferrocarril Mexicano del Sur”, en Mirada Ferroviaria, 21 (septiembre-diciembre 2013), [https://museoferrocarrilesmexicanos. mx/sites/default/files/adjuntos/no21. pdf]. Consultada el 30 de enero de 2021.
  • HERNÁNDEZ CÓRDOBA, Ernesto, Un tren llamado vida. Cuadernillo del Museo, núm. Puebla, Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos, 1996.
  • PERIÓDICO OFICIAL, Periódico Oficial del Gobierno Constitucional del Estado de Puebla, clxvi, núm. 39, martes 15 de mayo de 1951. Periódico Oficial del Gobierno Constitucional del Estado de Puebla, t. ccxix, núm. 23, viernes 16 de septiembre de 1977.
  • TIRADO VILLEGAS, Gloria , Relatos del Interoceánico 2. Lecturas Históricas de Puebla 97, Puebla, Gobierno del Estado de Puebla, Secretaría de Cultura, Comisión Puebla del V Centenario, 1992. – Los efectos sociales del Ferrocarril Interoceánico. Puebla en el Porfiriato, Puebla, BUAP, 2007.
  • VALVERDE DÍAZ DE LEÓN, Francisco, Puebla. Calle 11 Sur. De borde urbano a eje de centralidad, Puebla, Universidad Iberoamericana Puebla, BUAP, 2017.

 *En memoria de Chabelo, Víctor y Chucho.

  1. Es Jefa del Departamento de Biblioteca Especializada del Participó en el Programa Nacional de Rescate del Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de los Ferrocarriles Mexicanos, y ha colaborado en la organización de eventos académicos desarrollados por el CNPPCF.
  2. TIRADO VILLEGAS, Relatos del Interoceánico 2…, pp. 4-5.
  3. AH-CEDIF. Fondo Ferrocarril Mexicano, Serie Nómina, Departamento de Transportes, septiembre de 1920.
  4. TIRADO VILLEGAS, Relatos del Interoceánico 2, pp. 17-18.
  5. De las cantinas que hasta el momento se han podido identificar destacan: “La Rielera”, que estaba en la 6 Poniente, entre 7 y 9 Norte; “La Cámara de Gases”, ubicada en la 6 Poniente y 11 Norte; “Don Memo” establecida en la 9 y 7 Norte, famosa por sus curados; “Los Gigantes de Acero” o “2020” se ubicó en pleno barrio de San Miguelito y tenía pintada una locomotora de vapor. Quedaba a dos cuadras de la estación del Mexicano. “Chichén Itzá” vendía una bebida que se llamaba Coatecomate, y estaba en la 11 Norte y 6 Poniente; “El Porvenir” en la 8 Poniente y 15 Norte; la “Atómica” se localizaba frente a El Porvenir; el “Venadito” estaba en la 8 Poniente entre la 15 y la 13 Norte; “Don Elías”, era una cantina situada en la esquina de la 2 Poniente y la 11 Norte, entre otras. Para más información ver Hernández Córdoba, Un tren llamado vida…, pp. 43-47.
  6. Algunas de las familias ferrocarrileras que ocuparon los terrenos del Ferrocarril Mexicano y del Mexicano del Sur fueron reubicadas en otras partes de la ciudad, mientras que otras, las menos, lograron, después de emprender un juicio prolongado con las autoridades municipales y estatales, que la empresa FNM y el STFRM reconocieran sus derechos y, por tanto, consiguieron la dotación de terrenos en la 13 y 15 Norte, entre 10 y 18 Poniente, donde reconstruyeron sus casas, en colindancia con el Museo. Para más información ver AH-CEDIF, Fondo SNTFR, Sección 21, Serie correspondencia general, 1970-1978.
  7. La línea del Ferrocarril Mexicano del Sur se inauguró el 5 de febrero de 1891 por el presidente Porfirio Díaz, quien llegó a la estación del Ferrocarril Mexicano donde lo esperó una multitud que lo acompañó a realizar el recorrido de Puebla a Tehuacán. Para más información ver Caballero, “Crónicas de la inauguración…”, Mirada Ferroviaria, pp. 28-35.
  8. TIRADO VILLEGAS, Los efectos sociales del Ferrocarril Interoceánico…, p. 118.
  9. VALVERDE DÍAZ DE LEÓN, Puebla Calle 11 Sur…, p. 239. 
  10. Acuerdo que declara de utilidad pública la adquisición de terrenos que en el mismo se definen para instalar la Terminal Única de Puebla de los FNM, en el que se estipuló en los apartados I y II que la operación de las estaciones Mexicano, Mexicano del Sur e Interoceánico generaban gastos excesivos para la empresa y que las necesidades que impone el desarrollo del plano regulador de la ciudad de Puebla exigían la localización y reubicación de las estaciones, para más información ver PERIÓDICO OFICIAL, t. clxvi, núm. 39, martes 15 de mayo de 1951, pp. 4-6 
  11. La Secretaría de Programación y Presupuesto expidió el decreto en el que autorizó a FNM a enajenar los terrenos fuera de Para más información ver PERIÓDICO OFICIAL, t. ccxix, núm. 23, viernes 16 de septiembre de 1977, pp. 2-3.

 

Jueves, 29 Abril 2021 23:01

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Jueves, 29 Abril 2021 20:54

Las exposiciones del museo.

La pandemia de coronavirus ha representado un inmenso desafío, casi imposible de sobrellevar para muchos. No ha sido nada fácil intentar mantener nuestra cotidianidad, afectada desde el principio por el obligado encierro, el miedo creciente y la severa crisis económica que todo esto ha conllevado. Para el MNFM esta crisis ha planteado nuevos retos y lo ha obligado a tener que concebir, desde esta nueva realidad, actividades para la difusión y el acercamiento del patrimonio ferrocarrilero al público. Lograrlo ha requerido el uso de la tecnología, pero sobre todo mucho ingenio.

Nos motiva ver que nuestros esfuerzos se ven recompensados, porque los amantes y estudiosos del ferrocarril y sus historias no nos han abandonado. Muy por el contrario, han reforzado sus vínculos con este espacio que ya no es sólo nuestro y de nuestros visitantes, sino también de todos los mexicanos que se preocupan o gustan del acervo cultural que resguardamos, y de los extranjeros que se han acercado a nosotros.

Para este inmenso público, para hacerles el encierro más llevadero, decidimos preparar, en formato virtual, dos exposiciones. Una es El armoncito, una vida sobre rieles y la otra El sabor del viaje. Memoria y gastronomía ferroviaria. Ambas han significado un ejercicio de aprendizaje para todos los que participamos en ellas. Para hacerlas más accesibles creamos también un micrositio en internet, al que se puede acceder en el vínculo http://ferroexposiciones.com.mx/. Por esta vía buscamos propiciar la interacción con nuestros públicos, además de fomentar la cercanía, y evitar a toda costa que nos olviden. Nos sentimos contentos y orgullosos porque en este nuevo formato de exposición no nos ha ido nada mal.

 

Exposición Mirada viajera de Urs Jaeggi. MNFM, Puebla, Pue., 2003. Secretaría de Cultura, CNPPCF. Patricia Albores.

Basta decir que las estadísticas revelaron que en diciembre de 2020 ingresaron a nuestro sitio además de los habituales y numerosos visitantes de nuestro país, otros muchos provenientes de 16 naciones, y para enero de 2021 ya eran de 25. Con estas exposiciones, el MNFM llegó a Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Alemania, Francia e Italia; también a Japón, India, Sri Lanka y Corea del Sur; a Rusia, Ucrania y Rumania, así como a Uruguay, Brasil, El Salvador, Chile y Costa Rica.

Como sucede con cualquier museo, en el MNFM las exposiciones son una de sus razones de ser, quizá la primordial, aunque ciertamente no la única. El MNFM posee un acervo muy rico de piezas y documentos que dan cuenta de la historia de los ferrocarriles en México: aproximadamente 200 mil planos, 86 mil imágenes fotográficas, unos 4 mil 500 metros lineales de archivos históricos y alrededor de 40 mil volúmenes bibliohemerográficos, que utilizamos para nutrir las exposiciones, además de echar mano a herramientas, objetos diversos e inclusive equipo rodante. Se trata de los tesoros más preciados del ferrocarril en México.

 Las exposiciones son una vía inigualable para promover el acercamiento, el diálogo y la participación del público en torno al Museo, y a lo largo de los años hemos logrado identificar cinco elementos que consideramos indispensables para que las muestras resulten exitosas: deben partir de un buen concepto, narrar una historia atractiva; tener un estilo propio para contarla; la producción debe ser de primera y la curaduría debe estar a la altura de la riqueza patrimonial que estamos mostrando. Lograrlo no es fácil, pero a lo largo de 30 años hemos ido perfeccionándonos y hoy podemos presumir una calidad museográfica y museológica que está a la altura de las de cualquier museo del mundo.

Para nosotros es fundamental que cada exposición responda a la identidad del museo, que nunca se pierda su objetivo, centrado en el conocimiento, difusión y disfrute del patrimonio ferroviario. 

En ocasiones, en la conceptualización y desarrollo de algunas exposiciones y guiones hemos contado con la valiosísima colaboración de especialistas e investigadores externos; de este modo refrescamos nuestras miradas y nutrimos nuestros conocimientos. Entre quienes han colaborado con nosotros están Francisco Montellano y Ricardo Pérez Montfort, quienes en el 2005 colaboraron en la exposición Cine y ferrocarril en la Revolución mexicana, que resultó exitosísima y entrañable, porque ¿Quién puede olvidar a Pedro Armendáriz personificando a Villa, o a María Félix siendo La Generala? Visitantes y colaboradores del Museo gozamos subiéndonos al carro que rememoró al de la Mutual Films, empresa que llegó a un convenio con Villa para que filmara sus batallas.

En 2007 contamos con la colaboración de Juan Cristian Gutiérrez Maupomé, en la exposición De minas y otras industrias, con la que se rindió un homenaje a Jesús García Corona, quien al ofrendar su vida para salvar a la comunidad minera de Nacozari se convirtió en el símbolo del gremio ferrocarrilero. El héroe de Nacozari sintetiza, sin duda, los valores de los trabajadores del tren que dedicaron su vida al servicio de los ferrocarriles mexicanos. Esta exposición mostró que los trenes dieron a las haciendas primero, y luego a la industria, la posibilidad de ampliar sus mercados gracias a la distribución de productos que hacía a distintas regiones del país, e inclusive hacia el extranjero. Con imágenes y objetos provenientes de la fábrica textilera de la Trinidad, del complejo hidroeléctrico de Necaxa, colecciones particulares relacionadas con el pulque y piezas de las propias colecciones del Museo, se mostró cómo el ferrocarril funcionaba dentro de los procesos locales o regionales de producción, razón por la cual se construyeron líneas o ramales vinculados a las haciendas maiceras, pulqueras y cañeras del centro de México, o a las henequeras de la península de Yucatán, así como a los complejos industriales mineros, madereros, petroleros y textileros.

Otra colaboración importante es la que recibimos de dos de los investigadores más prestigiosos en el tema del ferrocarril en México: Guillermo Guajardo y Arturo Grunstein Dickter. El primero colaboró en la exposición Cien años de trabajo y tecnología en los ferrocarriles mexicanos en 2013. Esta exposición se basó en un libro que el investigador hizo también para el CNPPCF que lleva el mismo título, y en ella se mostró el papel indiscutible que jugó la fuerza de trabajo y la aplicación tecnológica en la operación y mantenimiento del sistema ferroviario. La idea que imperó fue mostrar cómo el término ferrocarril está ligado a los de tecnología y trabajo, y que el primero simplemente es inentendible sin los segundos. Ciertamente el ferrocarril es una empresa que vende movilidad terrestre, pero esta movilidad no existiría sin el trabajo sociotécnico.

La exposición en la que  colaboró  Arturo Grunstein Dickter fue la  titulada Ruta a la modernidad, que se montó en 2015, y que también se inspiró en un libro que este investigador hizo para el CNPPCF : Consolidados: José Yves Limantour y la formación de Ferrocarriles Nacionales de México. En ella se da cuenta de los orígenes de la empresa FNM, así como de los afanes del secretario de Hacienda del porfiriato para consolidar la empresa y hacerla competitiva a nivel nacional y en el extranjero. Un rasgo interesante y destacable de esta muestra fue que presentó una visión un tanto provocadora al mostrar a los porfiristas como nacionalistas y aclarar que su proyecto de ferrocarriles obedeció a una política de Estado que buscó y consiguió defender a la nación de los voraces intereses extranjeros.

Cabe puntualizar que estos destacados investigadores trabajaron en estrecho con José Antonio Ruiz Jarquín, museólogo del MNFM, a fin de lograr sendas adaptaciones, legítimas y atractivas, de sus respectivos libros.

 

Vista interior de la casa de máquinas del Ferrocarril Interoceánico que comenzó a funcionar en 1881. 2015. Cuautla, Morelos. Secretaría de Cultura, CNPPCF. Patricia Albores

 

Mención especial merece el proyecto de arte contemporáneo Cambio de Vía, que es promovido y liderado por Graciela Schmilchuk. En las exposiciones de arte contemporáneo el equipo del Museo ha tenido la oportunidad y el gozo de trabajar con artistas como Urs Jaeggi en Mirada viajera en 2003; con Helen Escobedo en El hoy del ayer en 2006; y con Alberto Gutiérrez Chong en Cruce de caminos en 2008. Cada uno, desde su perspectiva y talento, nos mostró una manera muy distinta de apreciar y manejar las piezas de las colecciones. Pudimos ver a estos objetos industriales desempeñar roles muy distintos a los que estábamos acostumbrados. Imborrables son, por ejemplo, las imágenes de las pesadas pinzas ferrocarrileras convertidas en gaviotas que surcan el cielo.

Otro programa que debe mencionarse en este recorrido es el de las exposiciones itinerantes. Llevarlas a cabo ha sido todo un reto, que bien ha valido la pena superar. Las dos primeras exposiciones de este tipo acompañaron la presentación de sendos libros: Los días del vapor de Emma Yanes, y De las estaciones coordinado por Sergio Ortiz Hernán, investigaciones de 1994 y 1996 respectivamente. Posteriormente, gran parte de las exposiciones temporales, en específico las fotográficas que se presentan en el Express de la Fotografía, se han ido integrando a la oferta de exposiciones itinerantes. De este modo se ha podido satisfacer la creciente demanda que comenzó, desde 2008, con la creación de la Red de Museos Ferrocarrileros de México, actualmente conformada por 35 museos.

En 2009 el MNFM apoyó la apertura del Museo del Ferrocarril Jesús García Corona de San Luis Potosí con la exposición El vapor, una larga historia, y a partir de entonces ese museo ha recibido varias de nuestras exposiciones itinerantes.

El CNPPCF, por la vía de la Subdirección de museología y museografía, también ha colaborado en la conceptualización y desarrollo de nuevos espacios, como el Museo Vivencial Ferrocarril 279. Además, con el Centro Regional INAH Morelos y el Ayuntamiento se llevó a cabo el proyecto de reutilización de los talleres del Ferrocarril Interoceánico de Cuautla, Morelos.

Otro proyecto de este tipo que resultó muy importante es el que se hizo con el Museo Casa Redonda de Chihuahua, que se convirtió en una de las mejores galerías de arte contemporáneo del país, y actualmente se trabaja en el guion museológico para renovar su sala de sitio. A su vez, para la creación del Museo Ferrocarrilero de Aguascalientes el CNPPCF colaboró con el gobierno estatal para que pudieran reutilizarse los terrenos del complejo ferroviario más importante del país, y por último, pero no menos importante, es el papel que el CNPPCF ha desempeñado en la concepción, planeación y coordinación del proyecto Centro Cultural Binacional (CeCuBi), que involucra a las ciudades fronterizas de Matamoros, Tamaulipas y Brownsville, Texas, las cuales trabajan en el desarrollo de un complejo cultural que permitirá fortalecer el tejido social en Matamoros a partir de la exhibición del patrimonio ferroviario.

Mucho se ha hecho en museografía y museología en y desde el MNFM, pero aún es más lo que nos falta por hacer. Seguiremos entonces recorriendo las rutas que nos marca el tren. ᴥ

   


 

  1. Maestra en Artes/Diseño de Interiores y Entorno Humano por la Universidad Estatal de Michigan, Arquitecta por la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco. Subdirectora de Museología y Museografía del CNPPCF/MNFM de 1999 a la fecha. Contacto: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

Sí, la función educativa de los museos es un asunto prioritario en la contribución del conocimiento y la valoración del patrimonio que resguardan. Es una poderosa herramienta para la generación de procesos de diálogo, participación y aprendizaje, orientada a enriquecer la experiencia de personas y comunidades. Pero, ¿Cuáles son los aportes de la pedagogía y la psicología educativa al ámbito museístico? ¿Cómo impactan en la construcción de la misión de los museos como espacios de enseñanza-aprendizaje? ¿Qué hace el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos desde el ámbito de la comunicación educativa?

El vínculo de los museos con la educación existe por lo menos desde finales del siglo XVIII, cuando las colecciones privadas comenzaron a abrirse al público. Al paso del tiempo, la manera de concebir la relación entre el espectador y la museografía se ha transformado como consecuencia natural de la redefinición de esos espacios como instituciones que, además de resguardar y preservar piezas de colección, tienen una responsabilidad comunitaria y social.

En el caso de los museos de Europa, su función educativa se orientó, desde su origen, a fomentar la contemplación estética para la formación del buen gusto de los ciudadanos. En Estados Unidos, en cambio, esta función fue vista como un recurso para complementar el aprendizaje de disciplinas como la historia y la literatura. Ambos enfoques comenzaron a cuestionarse desde finales del siglo XIX, a raíz del impulso que tuvo el movimiento de educación progresista, el cual cuestionó los métodos tradicionales de enseñanza y aprendizaje basados en la transmisión lineal de contenidos y el rol pasivo de los estudiantes. En este contexto, figuras como John Dewey defendieron el valor de la educación como medio para alcanzar la democracia y una mayor justicia y participación social.

De origen estadounidense, Dewey había fundado una escuela experimental a la que los niños asistían para resolver problemas y retos de la vida cotidiana. Ellos cocinaban, cocían, cultivaban, hacían carpintería y, en medio de todas estas actividades, aprendían a leer, escribir y hacer cuentas. Muy pronto, el también filósofo y crítico trasladó sus ideales educativos al ámbito del arte y desde allí insistió en la importancia de la educación estética y humanista para formar sociedades democráticas. Cuestionó también la concepción de los museos como instituciones disociadas de la experiencia y de la vida cotidiana, y los definió como cárceles del arte y la cultura.

En su obra El arte como experiencia, Dewey defendió el enorme potencial educativo que tienen los museos y su imprescindible rol social para la formación de ciudadanos críticos. “Un museo dirigido a fines de educación tiene que resolver problemas que se presentan radicalmente diferentes, con respecto a los que existían cuando eran nada más que una colección de objetos curiosos, interesantes, posiblemente lindos, o parte de una colección de recuerdos históricos”,2 apuntaba el estudioso.

Años después, el movimiento progresista introdujo al campo de los museos la perspectiva de una educación autónoma y liberadora, encaminada a facilitar la construcción del conocimiento basado en la experiencia, que lograra integrar la teoría y la práctica, lo cual Dewey pudo resumir en la frase “aprender haciendo”. Al mismo tiempo reconocía el rol activo de los visitantes en su propio aprendizaje. En este mismo sentido, Theodore Low, curador educativo del Museo Metropolitano de Arte, añadió la necesidad de que los responsables de las áreas educativas de los espacios museísticos, además de su formación y experiencia en el campo de las artes, se acercaran también a las disciplinas pedagógicas.3

 

El vagón de la radio, espacio de animación sociocultural infantil y juvenil. 2019. Secretaría de Cultura, CNPPCF. Ana Belen Recoder.

  

 La visión de los museos como espacios de educación, entendida ésta como un proceso activo, ligado de manera íntima a las experiencias, necesidades y expectativas de los visitantes, y cuyo propósito más que instruir sea el de alentar la motivación y la creatividad, se acentuó durante la segunda mitad del siglo XX, por influencia de la psicología educativa, que desde distintos enfoques, como el humanismo, el constructivismo, el cognitivismo y la corriente sociocultural, dio elementos sustanciales para una mejor comprensión del origen y construcción de conocimientos, así como de los aspectos de personalidad, sociedad y cultura, que inciden en el aprendizaje.

Representantes de la psicopedagogía, como Lev Vygotsky, Carl Rogers, Abraham Maslow, David Ausubel y Jerome Bruner, cuestionaron el paradigma conductista basado en el estímulo y la respuesta, el cual dominó el campo de la educación durante la primera mitad del siglo XX. Desde distintos enfoques, estos líderes colocaron en el centro del proceso educativo la capacidad de cada individuo para conducir sus propios aprendizajes. En este contexto George Heine, director del Programa de Investigación y Evaluación Grupal de la Escuela de Artes y Ciencias Sociales de Lesley, Cambridge, admitió que las diversas corrientes y teorías psicopedagógicas, en especial las vinculadas con el constructivismo, eran fundamentales para comprender y abordar la función educativa del museo, como “una actividad social que se basa en la motivación, la interacción, la experiencia y el contexto”.4

En el caso de Latinoamérica, un referente obligado de los aportes pedagógicos al campo de los museos se encuentra en el movimiento de educación popular, que sentó sus bases en la filosofía de Paulo Freire, pedagogo brasileño y pionero de la alfabetización de adultos en el noreste de Brasil. Con un compromiso social inquebrantable, frente a los sectores más vulnerables de su país, Freire desarrolló un enfoque teórico-metodológico que ayudó a comprender y practicar la educación como un acto y proceso liberador en el que intervienen el amor, el coraje, la reflexión y la acción del hombre sobre la realidad para transformarla.

Los principios de la educación popular abonaron el terreno en el que germinó la animación sociocultural, concepto utilizado por primera vez en 1945 en un documento del Ministerio Francés de Educación Nacional, para denominar o caracterizar a “toda una serie de agentes que desarrollaban acciones socioeducativas y culturales con personas, grupos y comunidades en sus propios ámbitos territoriales de vida cotidiana”.5

Es cierto que la  animación  sociocultural como estrategia orientada a impulsar tareas educativas se consolidó hasta la década de 1960-1969, con el advenimiento de propuestas y experiencias que defendieron el acceso a las distintas manifestaciones culturales. La animación promovía, desde una visión democrática, la expresión, la creatividad y la innovación al tiempo que fomentaba espacios de pertenencia, identidad y liderazgo que daban cabida a agentes de transformación social y protagonistas de la historia.

De alguna forma, los ideales de la animación sociocultural estuvieron presentes en la “nueva museología”, la cual plantea un nicho de oportunidades para consolidar espacios democráticos en los que prevalezca el respeto a la diversidad cultural, social e individual; se propicie el diálogo con la comunidad y se estimule su participación en las acciones de conservación, difusión y aprovechamiento del patrimonio que resguardan. En este sentido, la aspiración democrática de los museos necesariamente se vincula a las nociones de interculturalidad e inclusión con las que se busca generar en los visitantes sentimientos de seguridad y pertenencia.

 

Participación comunitaria en el jardín para polinizadores. 2019. Secretaría de Cultura, CNPPCF. Ana Belen Recoder.

  

 COMUNICACIÓN EDUCATIVA EN EL MNFM

La misión educativa del Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos está plasmada en los objetivos estratégicos de la institución, que se orientan al desarrollo de programas y proyectos que buscan difundir y poner en valor el patrimonio ferroviario material e inmaterial de México. Esto, mediante el aprovechamiento pedagógico, creativo y crítico de los medios de comunicación y las tecnologías de la información. 

Para lograrlo, el Museo ha dedicado importantes esfuerzos a la construcción de una filosofía y modelo educativos propios, sustentados en el humanismo, las corrientes cognitiva, constructivista y sociocultural, así como en la educación popular, y a partir de éstos busca promover el derecho humano a la cultura, la inclusión e igualdad sustantivas, el respeto a la diversidad en todas sus manifestaciones, la tolerancia, el diálogo abierto de saberes y la participación ciudadana.

Desde la misión educativa del MNFM, los museos públicos ocupan un lugar protagónico, de allí el énfasis en mantener un diálogo permanentemente con ellos. Sin duda, una forma eficaz para hacerlo han sido los estudios y herramientas que le permiten conocer los perfiles, necesidades y expectativa de las audiencias, así como el entendimiento de procesos de interpretación y las formas de aprender en el espacio y contexto museístico. En esta línea de trabajo, el Museo ha llevado a cabo investigaciones sobre las prácticas culturales de los habitantes de su entorno barrial; cada año participa en las encuestas nacionales de público que coordina el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) y permanentemente evalúa sus servicios, aplicando para ello cuestionarios de salida, y colocando libros de opinión en todas las exposiciones que monta. También se cuenta con un buzón de recomendaciones y se realizan regularmente análisis estadísticos sobre la visita presencial y los seguidores en redes sociales y actividades en línea.

 

“Estación verano”, festival por la cultura y la paz. 2019. Secretaría de Cultura, CNPPCF. Ana Belen Recoder

 

 Ahora bien, desde el conocimiento de que la cultura contribuye al desarrollo integral de las personas y las comunidades, así como a contrarrestar la inequidad de oportunidades y la violencia que viven grandes sectores de la sociedad, el MNFM considera como pilar de su misión educativa, fomentar ambientes de aprendizaje en los que los visitantes se sientan bienvenidos, seguros, aceptados y emocionalmente vinculados al museo, a su historia y a sus colecciones. Con esta idea, se ha impulsado el desarrollo de espacios de animación sociocultural, como la Biblioteca pública, la Ludoteca, la Bebeteca, el Vagón de la ciencia, el Vagón de la radio y el “Jardín comunitario”. En estos espacios se promueve el juego, la lectura, la divulgación científica, la producción radiofónica y el cuidado del medioambiente.

 

“En la vía mural”, proyecto de galería urbana con jóvenes artistas poblanos. 2018. Secretaría de Cultura, CNPPCF. Ana Belen Recoder.

 

Además, el Museo ha logrado consolidar un programa anual de “Festivales por la cultura y la paz”, que funcionan como una plataforma de diálogo con los públicos en torno a la historia, cultura y tecnología de los ferrocarriles, pero también sobre temas imprescindibles de la sociedad contemporánea, como las culturas indígenas y afromexicanas, la migración, los derechos humanos, la interculturalidad, la sustentabilidad y la biodiversidad, entre muchos otros. El MNFM realiza cuatro festivales al año, que le han permitido trascender sus muros para llegar a las 17 Juntas Auxiliares de la ciudad de Puebla y su área conurbada, así como a las unidades habitacionales, colonias populares, mercados, espacios públicos y otros museos ferrocarrileros de México. 

La agenda cultural y educativa del Museo convoca a niños, jóvenes y adultos con visitas guiadas dramatizadas, recorridos sonoros, proyección de películas, cine-debates, talleres, rallyes familiares, charlas didácticas y presentaciones artísticas, entre muchas otras actividades. En esta agenda el público joven ha ganado un espacio importante con el proyecto “En la vía Mural”, cuyo propósito es visualizar el trabajo de artistas poblanos desde la pinta de murales en gran formato en los que comparten historias de trenes, viajes, estaciones, esperas y despedidas. Estos murales integran galerías urbanas en el entorno del Museo, en las calles y avenidas de la ciudad de Puebla, visibles a peatones y automovilistas.

“Música entre vagones” es otro proyecto que el Museo lleva de la mano con los jóvenes, con el propósito de abrir espacios a la diversidad musical poblana, con la presentación de solistas y bandas emergentes.

 

Espectáculo teatral, con la participación de trabajadores ferrocarrileros. 2019. Secretaría de Cultura, CNPPCF. Ana Belen Recoder.

 

Un pilar más del trabajo educativo en el MNFM es la producción de recursos lúdico didácticos y multimedios de apoyo a la interpretación del patrimonio ferroviario. Aquí destacan los juegos populares adaptados a la temática de los trenes, materiales para armar como vagones y locomotoras a escala; programas, series y cápsulas radiofónicas, así como la edición de la Guía para el docente de primaria, que en sus versiones impresa y digital ofrece a los maestros información, actividades y una gran cantidad de materiales para que puedan ser los guías de sus grupos en la visita escolar al museo.

Por eso mismo, en el contexto del confinamiento generado por la pandemia del COVID-19 y del cierre temporal del Museo, estos recursos han sido esenciales para dar continuidad a las actividades, gracias a su amplia difusión en las redes sociales del MNFM , así como en las plataformas digitales “México es cultura”, “Contigo en la distancia”, Mexicana y @prende.mx, impulsadas por las Secretarías de Cultura y Educación Pública del gobierno federal.

Lo planteado hasta aquí es una invitación a reflexionar sobre el papel de la educación en los museos, a cuestionarnos, en cada espacio, si la filosofía, políticas y programas culturales que nos guían son capaces de convocar, seducir y provocar a los públicos, pero también de ir a su encuentro. ᴥ


 Bibliografía

  • ARRIAGA, Amaia, “Desarrollo educativo del museo: narrativas y tendencias educativas”, en Revista Digital do Lav, 7:4 (1983), pp. 1-23.
  • CAMPERO, Fabio, y Cladio VIALE, “Educar a través de la experiencia estética, el museo según Dewey”, en Revista Digital Diálogos Pedagógicos, Argentina, Universidad de Córdoba, 2019, pp. 152-177.
  • HEIN, George, “La responsabilidad social de los museos” en Simposio Internacional de Educación en La aportación educativa de los museos a la sociedad”, Puerto Rico, Museo de Arte de Ponce, 2009.
  • ÚCAR Xavier, Medio siglo de animación sociocultural en España: balance y perspectivas. Barcelona, Universidad Autónoma de Barcelona, 1994.


  1. Maestra en Comunicación y Tecnologías Educativas por el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Especialista en la traducción de resultados de investigación a mensajes y productos para medios de comunicación y promotora de radio para       niños y niñas desde 1998. Actualmente es subdirectora de Servicios Educativos y Extensión del CNPPCF. Contacto: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. 
  2. CAMPERO y VIALE, “Educar a través de la experiencia estética…”, p. 10.
  3. ARRIAGA, “Desarrollo educativo del museo…”, p. 10.
  4. HEIN, “La responsabilidad social de los museos…”, p. 32.
  5. ÚCAR, Medio siglo de animación sociocultural en España: balance y perspectivas…, p. 1.
Martes, 27 Abril 2021 15:40

El fabuloso Express de la fotografía

El Express de la Fotografía es un espacio del Museo en el que se ofrecen exposiciones que dan cuenta de la investigación e interpretación del acervo fotográfico, que permiten valorar y difundir el patrimonio legado por los trenes a partir de imágenes en las que se aprecia la historia de las líneas, su construcción, infraestructura, tecnología y trabajo. La premisa siempre es la misma: adentrarnos en los fondos, series fotográficas, colecciones y álbumes fotográficos, con una propuesta museográfica que imprima a cada exposición su propia identidad para que el público disfrute la experiencia, y se lleve un recuerdo y un aprendizaje desde la apreciación de las imágenes.

La estación del Ferrocarril Mexicano, que hoy alberga al Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos (MNFM), fue la primera estación de estilo neoclásico que se edificó en México. La inauguró el presidente Benito Juárez García el 16 de septiembre de 1869, y la apertura del ramal Puebla-Apizaco, así como su conexión con la línea troncal de México a Veracruz, sería, sin lugar a dudas, uno de los acontecimientos más significativos no sólo para la ciudad de Puebla, sino para el transporte en nuestro país. Fue así como Puebla formó parte de la primera línea férrea en México y la estación sería testigo de su propio devenir histórico, ya que con el tiempo se convertiría en uno de los espacios más importantes para el estudio, conservación, interpretación, difusión y disfrute del patrimonio ferroviario mexicano.

Relatos, crónicas, imágenes y sonidos se convirtieron en testimonios históricos desde el mismo día de la inauguración de la estación. Este patrimonio cultural se fue creando y recreando, como lo atestiguan la vista litográfica de Casimiro Castro de la locomotora llegando a la estación, o las notas periodísticas de la época, como la crónica de Ignacio Manuel Altamirano sobre el primer viaje de México a Puebla, y la partitura musical de Melesio Morales, Sinfonía Vapor, que por inclemencias del clima no pudo ejecutarse en la estación durante la inauguración, pero que al día de hoy seguimos disfrutando cada año en el Museo con el concierto del mismo nombre.

Cada kilómetro de vía que se fue insertando en la red ferroviaria fue creando a la par un patrimonio singular. Desde su apertura, el MNFM cuenta con una valiosa colección de locomotoras, coches, carros y maquinaría de gran valor tecnológico; así como una colección documental de libros, planos, documentos de archivo y fotografías que guardan la historia y el papel que desempeñó este medio de transporte en nuestro país.

Estas colecciones fueron resultado, en gran medida, del importante proyecto de rescate y preservación del patrimonio documental y mueble jamás antes realizado en México o en América Latina, el Programa Nacional de Rescate del Patrimonio Cultural y Artístico de los Ferrocarriles Mexicanos (PRONARE), que se llevó a cabo de 1995 a 1999.

Uno de los acervos que creció exponencialmente después del PRONARE fue la Fototeca, que dobló el número de sus imágenes ante la llegada de los materiales recopilados. Es parte del CEDIF, y fue creada en 1990 inicialmente para albergar el material gráfico procedente de donaciones de trabajadores ferrocarrileros jubilados.

Posteriormente, la Fototeca incorporó de manera paulatina, imágenes de diversas fototecas del país. También llegaron a ella las fotografías que ilustraron la revista Ferronales entre los años cincuentas y noventas del siglo pasado y las imágenes de la Comisión de Avalúo e Inventarios de FNM, que están clasificadas por tema, por orden cronológico, además de por línea y kilómetro. Ahí podemos encontrar buena parte de la infraestructura ferroviaria del país, equipo rodante, trabajadores y funcionarios, entre otros temas.

Mi corazón extraña el tren, exposición creada en coordinación con el colectivo Subterráneos. MNFM, Puebla. 2014. Secretaría de Cultura, CNPPCF.

 Hoy día el acervo que la Fototeca posee y ofrece a los usuarios para su estudio, valoración o deleite aproximadamente 86 mil imágenes, en muy diversos formatos. Está organizado en tres fondos y nueve colecciones, y se respeta su orden de procedencia. Gran parte de los materiales corresponde al siglo XX, aunque se resguardan algunas fotografías originales de finales del siglo XIX.

Este universo de imágenes y su diversidad temática ofrecen permanentemente la oportunidad de estudiar y valorar la riqueza cultural de los ferrocarriles a partir de ellas, y esto llevó a la dirección del Museo a impulsar la creación del Express de la Fotografía. Se eligió al Coche Express Correo número 12178 de la empresa FNM, que fue construido en 1945, el cual fue adaptado como una galería fotográfica que se ubica en el tercer andén del Museo.

La misión desde el principio fue clara: además de exponer los fondos y colecciones fotográficas del CNPPCF, también debía mostrar el trabajo de fotógrafos locales y foráneos, así como los acervos de otras colecciones.

El espacio se inauguró en 1998 con la exposición “De México a Veracruz, una cierta mirada”, la cual dio a conocer una colección de negativos rescatados en 1996 del taller de carpintería de la estación de Orizaba durante los trabajos del PRONARE. Las imágenes que se expusieron muestran algunos aspectos de la línea del Ferrocarril Mexicano entre 1906 y 1925.

Para determinar las temáticas a exponer, se revisan las series fotográficas existentes, los formatos y las distintas calidades de las imágenes de las colecciones. En este proceso la investigación a realizar sobre las imágenes seleccionadas es fundamental. El guion museológico y museográfico que debe elaborarse está a cargo del área de Museografía y Museología del CNPPCF, que se apoya en los acervos de la Fototeca, la cual en los inicios del Express de la Fotografía tenía a su cargo seleccionar las imágenes y realizar la investigación del tema para la exposición, cuando ésta formaba parte de la oferta de Fotoseptiembre Internacional, del Centro de la Imagen, que en su momento difundió parte del catálogo fotográfico ferrocarrilero.  

4900/ El costo de un sueño, Alejandro Sánchez Vázquez, fotógrafo poblano. MNFM, Puebla. 2013. Secretaría de Cultura, CNPPCF.

 Cada exposición exige de tres a cinco meses para elaborarse. Ese tiempo se ocupa en realizar las investigaciones; en crear los conceptos gráficos, en plantear el diseño museográfico y en realizar el montaje. En el Express de la Fotografía se han montado 29 exposiciones fotográficas, las cuales son parte del catálogo digital del programa de exposiciones itinerantes del CNPPCF. Estas exposiciones son exhibidas principalmente en la red de museos ferrocarrileros, así como en instituciones académicas y culturales, dentro y fuera del país.

Las exposiciones montadas en el Express de la Fotografía representan viajes fascinantes, pues en ellas se recorren campos y ciudades, se observan y aprecian personas y tradiciones, comidas y bebidas, cielos oscuros y días luminosos, temporadas de paz y hechos de guerra. Las rutas fotográficas más destacadas de estos recorridos se detallan a continuación:

 

LA RUTA DEL PULQUE. FERROCARRIL DE HIDALGO Y DEL NOROESTE 

Esta exposición realiza un viaje por una de las rutas pulqueras más tradicionales que nació entre la Ciudad de México y el estado de Hidalgo. Las 26 imágenes que la conforman nos permiten recorrer el altiplano hidalguense y disfrutar del paisaje cubierto por extensos plantíos de maguey; observar las antiguas haciendas pulqueras y hacer parada en estaciones ferroviarias donde se embarcaba esta bebida. Las fotos son parte de una de las secciones del fondo Ferrocarriles Nacionales de México: Comisión de Avalúo e Inventarios, registro pormenorizado de la infraestructura ferrocarrilera que realizó la empresa Ferrocarriles Nacionales de México de 1926 a 1930. La exposición incluye un plano de la ruta ferroviaria y un interactivo que muestra otras imágenes de la región.

 

El sabor del viaje: memoria y gastronomía ferroviaria. MNFM, Puebla, Pue. 2016. Secretaría de Cultura, CNPPCF. 

 

ENTRE DESTINOS: PUENTES FERROVIARIOS DE MÉXICO

El ferrocarril como medio de transporte propició la construcción de puentes capaces de soportar el peso y la velocidad de los trenes. Para eso se diseñaron pasos provisionales y verdaderas obras maestras de la ingeniería. En México, la construcción de puentes ferroviarios fue fundamental para dar continuidad a los trazos de las rutas y para hacer fluidos los recorridos, comunicar zonas aisladas y propiciar el intercambio.

Los puentes ferroviarios no sólo se integraron al paisaje sino al patrimonio cultural. Esta exposición de 27 fotografías muestra aspectos de la construcción, mantenimiento y tipologías estructurales que permiten conocer puentes de madera y grandes estructuras de acero y de concreto de la segunda mitad del siglo XIX. También se publicó un catálogo que ha servido como un instrumento de consulta.

 

ESTRELLAS DE LAS REVISTA FERRONALES 

La compañía FNM generó un invaluable patrimonio documental, pero hay uno que llama la atención de manera particular. Se trata del de la revista Ferronales, órgano de difusión de la empresa, cuya vida editorial suma más de 60 años, de 1930 a 1991. Esta revista llegó a convertirse en una publicación de amplio contenido visual en la que destaca la infraestructura ferroviaria, sus locomotoras y equipos de trabajo. En la Fototeca del CEDIF se resguardan 29 mil imágenes de este fondo, entre las que sobresalen las curiosas, pero poderosas fotografías de películas en las que aparecen artistas nacionales y extranjeros de las décadas de 1950-1969. Esta muestra la integraron 34 imágenes, además de algunos ejemplares de la revista.

 

Cartel de la exposición Estrellas de la revista Ferronales. MNFM, Puebla. 2013. Secretaría de Cultura, CNPPCF.  

 

H.F. SCHLATTMAN: VISTAS DEL FERROCARRIL MÉXICO, CUERNAVACA Y PACÍFICO

 Una de las joyas documentales de la Fototeca es el álbum fotográfico View on line of México, Cuernavaca & Pacific Railway de los hermanos Schlattman, realizado entre 1895 y 1898. En este volumen hay vistas del Ferrocarril México, Cuernavaca y Pacífico en 102 tomas. Cabe apuntar que fue común que las empresas ferroviarias contrataran fotógrafos locales y extranjeros para realizar registros que dieran cuenta de la construcción de algunas líneas férreas. Saber quiénes eran esos fotógrafos, de dónde provenían y cuál fue la finalidad del registro fue una de las razones de esta exposición, que mostró 33 imágenes. En el álbum se destacan las etapas de la construcción, parte de la infraestructura, los campamentos de ingenieros, los trenes de pasajeros y principalmente vistas del desarrollo agrícola e industrial en la región de Morelos, con sus haciendas y plantíos de caña de azúcar integrados a la ruta. 

 

EL SABOR DEL VIAJE, MEMORIA Y GASTRONOMÍA FERROVIARIA 

Comer en la estación, en el andén y durante el viaje, ya fuera en un coche-comedor o en el coche de pasajeros, se convirtió en parte de la cultura intangible generada en torno a los trenes. Los gritos, pregones, olores y sabores se quedaron en la memoria de muchos viajeros y ferrocarrileros. Las imágenes de esta exposición permiten conocer este servicio, así como la venta de comida en los andenes y estaciones, donde se ofrecía una riqueza gastronómica incalculable. La muestra de 34 imágenes es resultado de una investigación que la Fototeca ha realizado desde 2009, y se acompañó por un menú impreso y por un servicio de mesa de un coche comedor, el cual es parte de una vajilla que se resguarda en el Almacén de Colecciones. La Subdirección de Museología y Museografía trabajó en la interpretación de imágenes y objetos que dieran cuenta de las diversas vertientes del espacio culinario alrededor del tren. ᴥ

 

Bibliografía
  • YANES RIZO, Emma, De estación a museo. La estación del Ferrocarril Mexicano: puerta de entrada a la ciudad de Puebla. México, CONACULTA, Colección El Centauro, 2014.
  • CENTRO NACIONAL PARA LA PRESERVACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL FERROCARRILERO, Catálogo de exposiciones del Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos. México, Secretaría de Cultura, CNPPCF, MNFM, [https:// museoferrocarrilesmexicanos.gob.mx/ sites/default/files/Catalogo_Exposiciones_ MNFM_Version_enero_2020.pdf]. Consultado el 02 febrero de 2021.

  1. Jefa del Departamento de CEDIF-CNPPCF. Correo de contacto Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
  2. Jefe del Departamento de Museología. MNFM-CNPPCF. Correo de contacto Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.