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Viernes, 23 Julio 2021 19:16

Convocatoria Pueblagram 28

¡Cuántas cualidades tiene el Centro Histórico! Sus calles, edificios, artesanías, gastronomía, tradiciones, su gente. ¿A qué le has tomado fotos en el Centro?

La Gerencia del Centro Histórico y Patrimonio Cultural te invita a participar y compartir fotografías recientes o antiguas de aquello que aprecias del Centro Histórico.

Tus fotografías se publicarán en la edición impresa y/o en la edición digital de la Revista Cuetlaxcoapan No. 28 "Del tenemos al somos patrimonio: Gerencia del Centro Histórico y Patrimonio Cultural".

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Fecha límite de recepción: viernes 13 de agosto.

Viernes, 23 Julio 2021 18:39

Convocatoria Pueblagram 27

 Las 17 Juntas Auxiliares del municipio de Puebla poseen una riqueza cultural invaluable. La Gerencia del Centro Histórico y Patrimonio Cultural te invita a participar con fotografías recientes o antiguas representativas de cada Junta Auxiliar.

Tus fotografías se publicarán en la edición impresa y/o en la edición digital de la Revista Cuetlaxcoapan No. 27 "Crecimiento urbano y rescate de los sitios arqueológicos en Puebla".

Solo tienes que enviar un correo con tu material a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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  • Autor(a) y/o propietario(a) 

Fecha límite de recepción: viernes 13 de agosto.

Ortega Camarillo, David; y Francisco Navarro Sada

Conocer, valorar y compartir. Propuesta didáctica para la apropiación social del patrimonio cultural, México, Con Sentidos. Rutas para la Educación, 2020, pp. 128.

Promover los procesos de apropiación cultural en una localidad es todo un desafío, principalmente cuando no se tienen a la mano las herramientas adecuadas. Por esta razón, la Biblioteca Jean Paul L’Allier te invita a conocer este libro, dirigido tanto a docentes de educación básica como a promotores culturales. En él encontrarás, además de las reflexiones de los autores, diversas metodologías para la puesta en marcha de procesos creativos, así como recomendaciones para el desarrollo de múltiples actividades, encaminadas a propiciar experiencias colectivas que ayuden a conocer, valorar y compartir el patrimonio cultural.

La educación patrimonial, para el caso mexicano, es un ámbito que aún está en desarrollo. Por esta razón, este libro cumple con una función importante. Organizado en cuatro capítulos, las lectoras y lectores aprenderán sobre qué es la didáctica del patrimonio cultural; cuáles son los ejes metodológicos para la apropiación social del patrimonio cultural; la experiencia formativa de vigías del patrimonio cultural en México; así como los procesos creativos para la apropiación social del patrimonio cultural en contextos comunitarios. En suma, un libro que sin duda constituye una referencia obligada para el desarrollo de proyectos y actividades destinadas a fortalecer los procesos de apropiación cultural en Puebla, ciudad Patrimonio Mundial.

 

Galina Russell, Isabel; PEÑA PIMENTEL, Miriam; PRIANI SAISÓ, Ernesto; BARRÓN TOVAR, José Francisco; DOMÍNGUEZ HERBÓN, David; y Adriana ÁLVAREZ SÁNCHEZ (coords.)

Humanidades digitales: lengua, texto, patrimonio y datos, Ciudad de México, Bonilla Artigas Editores, 2018, pp. 234.

Las humanidades digitales llegaron para quedarse. Indudablemente se trata de un terreno fértil. Día a día, se presentan nuevas propuestas en todos los rincones del planeta. De manera particular, en América Latina se han desarrollado proyectos novedosos, y prácticas incluyentes, que ayudan a fortalecer el posicionamiento de esta nueva disciplina. Como bien apunta José Francisco Barrón Tovar, desde que las tecnologías digitales empezaron a invadir las prácticas, los objetos, las metodologías, y los alcances de los humanistas, surgieron múltiples preguntas referentes a qué efectos históricos traerán dichas transformaciones. Hoy en día, las herramientas digitales son una realidad. Así lo ha demostrado, desde el año 2011, la RedHD (Red de Humanidades Digitales), iniciativa encaminada a fortalecer y promover la comunicación entre los humanistas digitales de la región (http://www.humanidadesdigitales.net/).

 

 

En este sentido, es indudable que nuestra manera de comprender, comunicar y divulgar el patrimonio cultural se transforma vertiginosamente. La Biblioteca Jean Paul L’Allier te invita a conocer esta obra, escrita por académicos que conforman la RedHD, la cual te será de utilidad para hallar nuevas formas de transmitir conocimiento y desarrollar proyectos encaminados a fortalecer los referentes identitarios de Puebla, todo ello a partir de la aplicación de tecnologías digitales. Un libro que te ofrece herramientas básicas para dar a conocer, y comunicar con el mundo, las particularidades de una ciudad Patrimonio Mundial.

 

 

 

VÉLEZ PLIEGO, Francisco M.; y M. Ambrosio GUZMÁN ÁLVAREZ

Cartografía histórica de la ciudad de Puebla, Puebla, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2016.

 El concepto de cartografía, empleado desde el siglo XIX, fue implementado por el portugués Manuel Francisco Barros e Souza. Dicho concepto se refirió, en un primer momento, al estudio de los mapas antiguos. Hoy en día la definición se ha ampliado, incluyendo también el arte, la ciencia y la tecnología de hacer mapas.

 

En este libro, la Biblioteca Jean Paul L’Allier te invita a conocer algunas de las primeras representaciones cartográficas de la ciudad de Puebla. Ordenadas de manera cronológica, la más antigua es la del año 1698, realizada por Cristóbal de Guadalajara, titulada “Planta de la ciudad de los Ángeles de la Nueva España”, la cual se conserva en el Archivo General de Indias. En total, el libro contiene 26 planos que muestran, desde 1698 hasta 1947, las transformaciones de Puebla, ciudad Patrimonio Mundial.

 

 

 

 Baxter, Sarah

Destinos literarios, Madrid, Anaya, 2020, pp. 143.

Existen múltiples formas de conocer una ciudad. Entre las más fascinantes se encuentra aquella que, por medio de una multitud de palabras, le da vida a una infinidad de paisajes, calles, olores, sensaciones, etc. Ciudades de tinta, aquellas que la literatura recrea y reconstruye, las cuales, en más de una ocasión, se vuelven más reales que cualquier fotografía. En este libro, la periodista Sarah Baxter nos invita, por medio de la lectura y la imaginación, a descubrir la esencia de ciudades emblemáticas. Un viaje que no sólo es geográfico, sino también que nos adentra en diversas eras y épocas históricas. Para ello, recupera fragmentos de los clásicos de la literatura. Por ejemplo, en Los miserables (1862) nos muestra a París, ciudad francesa de la luz y la miseria. En Ulises (1922) de James Joyce, Dublín es un mundo en miniatura, que se devela a través de los acontecimientos rutinarios de una épica jornada irlandesa. En cometas en el cielo (2003) de Khaled Hosseini, Kabul, capital afgana, se presenta como una ciudad mística perteneciente al camino de la seda, en la cual su cultura ancestral se ve abruptamente truncada por una tragedia moderna.

 

 

Los destinos literarios aquí presentados, ilustrados magistralmente por Amy Grimes, nos develan mundos cautivadores. Más allá de ser únicamente el telón de fondo de las tragedias, romances y desventuras que se narran en ellos, se convierten, muchas veces, en los verdaderos protagonistas. A decir de Sarah Baxter, “las palabras, la cultura y los hechos están entrelazados y profusamente representados en una novela que leerla se asemeja a recibir una maravillosa lección de historia sin siquiera darnos cuenta.” Así pues, con este libro, la Biblioteca Jean Paul L’Allier te invita a descubrir, y disfrutar, 25 destinos literarios, los cuales podrás comparar con Puebla, ciudad Patrimonio Mundial.

 

 

Por Ariel Azuara Campos

Si querías estar en una tardeada en los años sesenta, conseguir los discos de Elvis Presley, The Doors o The Beatles, era parte de tus necesidades vitales. Mis amigos de la secundaria, y luego los de preparatoria, buscaban cualquier ocasión y oportunidad para realizar la famosa tardeada estudiantil. Lo primero era saber en casa de quién se iba a realizar.

Claro que había que obtener el permiso de los padres, eso sí, bajo sus condiciones; después se acordaba con el grupo el día y la hora, aunque eso era muy fácil ya que por lo regular las tardeadas eran los viernes después de haber cumplido con nuestro deber de ir a la escuela, o los sábados de 5 de la tarde a 10 de la noche como máximo.

Hacer una tardeada era algo que nos tomábamos muy en serio, los organizadores se repartían las comisiones para tal efecto. Dependiendo del número de asistentes, aportábamos una cooperación para realizar las compras en la tienda del barrio, que poco a poco fuimos dominando hasta lograr un cálculo perfecto. Nuestra lista consistía en dos rejas de refrescos chicos, tres paquetes de pan de caja, un frasco de mayonesa grande, dos kilos de jamón o queso de puerco en rebanadas delgadas (según el presupuesto), un paquete de popotes, una lata grande de rajas en vinagre rojas, servilletas y hielo. Cuando había un poco más de dinero (rara vez sucedía, pero sí llegaba a pasar) se compraban aceitunas, palillos y queso de vaca que se partía en cuadros; eso era para días especiales, cuando estábamos celebrando un cumpleaños o festejando una mención honorífica para el grupo o al equipo mejor calificado al presentar un trabajo. Cualquier cosa era pretexto para reunirnos y convivir. 

Dos horas antes de que nos reuniéramos, los comisionados llegaban a la casa elegida para mover los muebles ¡Era básico dejar espacio suficiente para bailar! Quienes estaban en la comisión del “tentempié”  preparaban los bocadillos con mucha destreza: rápido ponían en media rebanada de pan, la media rebanada de jamón y una raja de adorno, así rendían y se veían más elegantes.

Los refrescos se enfriaban en una tina o en cubetas,  a un lado debía estar el destapador, popotes, y una toalla para secar el refresco, el cual, cuando llegábamos, ya estaba deliciosamente frío.

Al llegar contábamos cosas de la escuela, chistes “blancos” o comentábamos los artículos de revistas de la época como “Notitas musicales”. Seguramente lo más leído de esa publicación eran las dos páginas donde venía la canción de moda ¡Uy también la revista Cinelandia! Ahí nos enteramos del estreno de la película Odisea del Espacio 2001, estábamos muy pendientes de que llegara a la cartelera del cine Variedades.

Cuando se prendía la consola y se ponía un disco  LP del grupo o solista de moda, el responsable de repartir los bocadillos, pasaba con servilletas en mano. Aunque yo me los preparaba en casa, esos bocadillos de las tardeadas siempre me sabían mejor, no sé por qué.

Estoy seguro de que gracias a esas tardes de amistad, tuvimos la fortuna de conocer la música de grupos y solistas que se estaban escuchando seguramente en otras partes del mundo, Bill Haley, Ray Conniff, Fausto Papetti, The Rolling Stones, Janis Joplin, Bob Dylan, Connie Francis. Por supuesto, también escuchábamos las “rolas” (así les decíamos) de los artistas nacionales (Los Rebeldes del Rock, los Hooligans, los Locos del Ritmo, Crazy boys, los Apson, Los Brincos, Gloria Ríos, Rocking Devil´s, Angélica María, César Costa, Johnny Laboriel, Manolo Muñoz, Alberto Vázquez. ¡Qué tiempos! Y es que al llevar cada uno sus discos LP bajo el brazo (todos con nombre para que no se confundieran), se formaba un gran catálogo de música.

Bailábamos un buen rato. Cuando el ambiente estaba en pleno apogeo, alguien proponía el juego de “los calabaceados”,  que consistía en estar todos en pareja, salvo uno, y al comenzar el baile el calabaceado, fuera mujer u hombre, tomaba a cualquiera de las parejas, y así se continuaban intercambiando al calabaceado. ¡Era emocionante! porque al acabar la pieza musical, quien se quedara solo, entregaba una prenda. 

A veces alguien llevaba una guitarra, cuando eso sucedía… ¡Era el momento para cantar! Había canciones que no podían faltar en nuestro repertorio, una de ellas era “Siluetas”: 

Oh, anoche fui por ti (sin pensar)

Lo que me iba a suceder (al llegar)

Tras de tu ventana dos siluetas distinguí

En la oscuridad con otro te encontré (siluetas, siluetas, siluetas, siluetas)...

 

O “Tus ojos”, pero quizá las más conocida por todos mis amigos era “Mi pueblo” una canción de Paul Anka, cantada por César Costa:

Me fui de viaje solo, a ver si así

Tú me querías como yo a ti

Pero al llegar al pueblo en que nací

Al solo verlo, me sentí feliz. 

Toda la gente me empezó a mirar

Cuando al bajarme comencé a cantar

Oía a lo lejos las aves silbar

El sol de pronto quería brillar

 

Cuando ya estaba por terminar la reunión, el calabaceado debía cumplir un castigo. Así se finalizaban las tardeadas para todos, después el grupo comisionado acomodaba los muebles en su lugar, recogía la basura, colocaba los envases de refrescos en las rejas para poder entregarlos al día siguiente.

Ahora que lo pienso, esos años fueron momentos de cambio, las olimpiadas, el 68… México estaba cambiando y Puebla también.

 

Edición del texto: Erika Chávez González 

 

 

Martes, 29 Junio 2021 16:21

Voces subterráneas

La arqueología es una ciencia enfocada al estudio del desarrollo de la sociedad, mediante el hallazgo de cultura material depositada en el subsuelo a través del tiempo, la cual puede complementarse y enriquecerse con la información generada por el dato histórico, arquitectónico y etnográfico. En Puebla los trabajos de arqueología comienzan a partir de los años 70´s, desarrollándose con un grado de interés nulo y llevándose a cabo con ciertas restricciones de índole político, económico, religioso e ideológico.

A pesar de los obstáculos, la arqueología urbana poblana comienza a dar frutos en la última mitad de los años noventa, con el trabajo realizado por equipos de reconocimiento científico e interdisciplinario, enfocados en el resguardo, preservación y difusión del patrimonio histórico de la ciudad, y quienes hasta hoy en día son piezas fundamentales en el progreso de la arqueología poblana.

Inauguración de la exposición "Voces Subterráneas. La arqueología urbana en la ciudad de Puebla" el 29 de noviembre de 2012. Arnulfo Allende Carrera

Del 26 al 30 de noviembre de 2012, se llevó a cabo el II Congreso sobre estudios antropológicos de Puebla, organizado por el Colegio de Antropología Social de la Facultad de Filosofía y Letras de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. A raíz de este evento y en un esfuerzo por la revaloración social mediante la difusión y divulgación del patrimonio arqueológico, Lillian Torres González y Stefan Carvajal Garduño plantearon la idea de desarrollar una propuesta museográfica, que buscara manifestar a la población la importancia de la Arqueología en el contexto urbano, sus aportes a la historia de la ciudad de Puebla, así como su contribución al conocimiento y cuidado del Patrimonio Cultural.

Del mismo modo, realizándose un trabajo en conjunto que involucró los esfuerzos de estudiantes, profesores y otros profesionales como Arnulfo Allende Carrera, Juan Antonio Cerquera Guerrero, Erik Chiquito Cortés, Rodolfo García Cuevas, Guadalupe Gutiérrez Martínez, Frida López Muciño, María Teresa Meléndez Morales, Luis Manuel Mora del Carmen, Martha Patricia Orduña Pérez, Citlalli Reynoso Ramos, Andrea Rivera Meza, María Inés Judith Romero Rosas, Diana Alejandra Ruíz Cruz , Axel Silva Zamora, Frederick Thierry Palafox y María de los Ángeles Velasco Jiménez.

Siendo dicho exhibición un ejercicio académico e institucional para llevar a cabo un proyecto museográfico a la realidad, se inauguró el 29 de noviembre de 2012 en el Museo de la Memoria de la Memoria Histórica Universitaria la exposición denominada “Voces Subterráneas. La arqueología urbana de la ciudad de Puebla”.

Objetos arqueológicos expuestos y visitantes a la exposición "Voces Subterráneas. La arqueología urbana en la ciudad de Puebla". Lilian Torres González

Voces subterráneas planteó la importancia del quehacer arqueológico como proveedor de información social, cultural, económica y religiosa de los pobladores antiguos, reflejando actividades humanas en determinadas zonas y periodos de tiempo en Puebla, abarcando desde la enigmática época prehispánica hasta el innovador siglo XX. Todo lo anterior reunido en veinte años de labores arqueológicas realizadas en la Angelópolis, destacando proyectos como:

1.- Proyecto Arqueológico, Arquitectónico e Histórico del Estanque de los Pescaditos (1997), en donde se registraron los primeros asentamientos prehispánicos de la ciudad, así como restos arquitectónicos de antiguas fábricas. El material se conformó por vasijas de barro ubicadas temporalmente en el Preclásico Medio (100 a.C. a 200 d.C.), otras en menos cantidad correspondientes a los periodos Clásico y Posclásico (Cedillo, 1998) y loza mayólica correspondiente a los siglos XVI y XVIII.

2.- Salvamento Arqueológico del Paseo de San Francisco (1996-1998 y 2003-2005), el cual mostró evidencia de construcciones fabriles, espacios conventuales, casas habitación, así como de obras hidráulicas. El material cerámico encontrado fue fechado para los siglos XVI y XVIII; además de presentarse evidencia de vidrio, juguetes de plástico, utensilios relacionados con la industria, municiones y demás artefactos de guerra.

4.- Proyecto de intervención y reutilización de la Ex Fábrica La Constancia Mexicana (2011), documentando el reconocimiento por etapas de elementos tanto arquitectónicos, como partes integrantes del sistema mecanizado de producción industrial observables en superficie y complementado con la información obtenida a través de excavaciones [I]. La cultura material se conformó por cerámica vinculada a los siglos XIX y XX.

5.- Proyecto Remodelación del Museo Amparo (2011), registra por medio de excavaciones el proceso de cimentación del edificio, localizándose un sistema de drenaje hecho de ladrillo y tubos de barro [II] El hallazgo cerámico fue fechado para los siglos XVIII y XIX, el cual descendió de contextos caseros y se vinculó con la preparación y consumo de alimentos. Además de hallarse vidrio, metal y plástico ubicados en un rango de mediados del siglo XVIII a principios del siglo XX.

6.- Proyecto Fuerte de Loreto (2012), en el que se obtuvo información acerca de los procesos constructivos y de ocupación del fuerte [III], quedando al descubierto cerámica, vidrio y metal vinculados a los siglos XIX y XX.

7.- Informe correspondiente al hallazgo de una trinchera que sirvió de refugio al ejército francés durante la toma de la ciudad de Puebla en 1863, hallada dentro del Barrio de San Sebastián [IV], lográndose el descubrimiento de vasijas de barro vidriado vinculadas al siglo XIX y utilizada por el ejército francés.

Dichas labores arqueológicas y sus resultados fueron el impulso para crear un proyecto que pasó de estar únicamente en propiedad de especialistas en la materia, y se centró en la comunicación a la ciudadanía. Siendo el patrimonio material la evidencia que complementó y enriqueció los 6 temas principales que conformaron Voces subterráneas. Los temas fueron los siguientes:

  • Ecos sagrados de los pobladores prehispánicos: En este apartado se reconoce la existencia de asentamientos prehispánicos funcionando al momento de la llegada de los conquistadores españoles. Tomando al Almoloyan (río San Francisco) como elemento vital en el desarrollo ideológico de los grupos indígenas antiguos. Pudiendo ser el agua un valioso líquido, digno de ser ofrendado posiblemente con vasijas de alimentos u otras provisiones.
  • Arqueología de la Fundación: Se da a conocer la fundación de la Puebla de los Ángeles, sobre un valle denominado Cuetlaxcoapan, y de cómo esta ciudad de paso formó parte de diversos proyectos sociales, mismos que tuvieron impacto en el pensamiento ideológico tanto indígena como europeo. Un ejemplo quedaría expresado en la cerámica denominada como de contacto o fundacional (1531-1570), manufacturada con materiales y técnicas de tradición indígena, pero con formas y decoración de influencia europea.
  • Viviendo en la Puebla colonial: Se describe un periodo en donde las influencias orientales y europeas son apreciables en la manufactura de la cerámica mayólica poblana de los siglos XVI, XVII y XVIII, industria que se convierte en una de las más importantes para la ciudad. Aunado el control y regulación en la elaboración de loza vidriada, lo cual crea desacuerdos entre los loceros de la luz, quienes implementan una nueva modalidad tipo chorreada y que hoy en día se conoce como el tipo “La Luz negro/café”. De igual manera, observándose una época en donde las leyes o normas impuestas por el gobierno prohibían los cultos y costumbres paganas e idólatras, que en muchas ocasiones fueron infringidas por los habitantes.
  • Entre guerras y suspiros. El siglo XIX poblano: Se muestra un siglo de acciones militares, al ser la ciudad objeto de batallas y guerras. Presenciándose un periodo en el que la alfarería poblana decaía, mientras que la llegada de porcelanas y lozas europeas, fabricadas con procedimientos industriales serían las de mayor demanda. A consecuencia de esta situación, mucho de los alfareros poblanos logran la imitación de los estilos y formas de la vajilla europea.
  • De telares, chacuacos, algodones y sabores. La industria en Puebla: Esta segunda parte del siglo XIX, muestra el nacimiento de una puebla industrial, bajo la creación del primer complejo manufacturero de América Latina, donde se producían hilo, tela, zapatos, pieles, camas de latón, fósforos, pastas para sopa, vidrio y aguas gaseosas.
  • La era del plástico y el vertiginoso siglo XX: Se describe la transformación social poblana, colocándose para este tiempo como una ciudad moderna, con avances en tecnología, la cual se manifiesta a través de la transformación del petróleo en plástico, un adelanto que permitió la elaboración de recipientes de plástico y la fabricación de juguetes con molde en serie, por mencionar figuras de soldados, vaqueros, apaches y autos.

Cartel "Voces Subterráneas. La arqueología urbana de la ciudad de Puebla", 2012.

Durante el año 2012 Voces subterráneas fue una exposición temporal, recibida por el público con gran interés y agrado. Tal fue la aceptación que tres años más tarde, el 30 de junio de 2015 vuelve a colocarse en el ojo del espectador poblano por solicitud del Instituto Nacional de Antropología e Historia INAH Puebla, presentándose nuevamente y por primera vez en el Museo Regional de Puebla MUREP, pero en esta ocasión con la incorporación de material proveniente de dicho museo y titulada “Voces Subterráneas. Caminando por la memoria de Puebla”. Tal acontecimiento, reconoció la necesidad de integrar otras propuestas tanto para el desarrollo y perfeccionamiento de la museografía, como para el enriquecimiento del saber.

 

Difusión y Divulgación: estrategias que comunican el patrimonio

 “Voces subterráneas. Caminando por la memoria de Puebla” fue la nueva versión que, a través de dos estrategias como son la difusión y divulgación logró concientizar a la población sobre el valor de la arqueología en Puebla. Pasando de ser conocimiento exclusivo de la comunidad científica a formar parte de un proceso educacional, que incluyó a la población en general y cuyos resultados ayudaron a fortalecer nuestra identidad local.

Si bien, los términos difusión y divulgación pueden tener significados similares, en el ramo científico su comunicación es dirigida a dos tipos de público. De acuerdo con Sarelly Martínez “la difusión de la ciencia es una actividad cuyo mensaje apunta a un público especializado en un determinado tema. La divulgación, por el contrario, busca que el mensaje sea asequible para todo tipo de personas”.⁶

Asumiendo dicha postura, es importante enfatizar que el conocimiento adquirido mediante las excavaciones arqueológicas y documentado en diarios de campo, reportes, proyectos, ponencias o publicaciones científicas restringe su difusión a un público docto en la materia, describiéndose con un lenguaje especializado que resulta en muchas ocasiones irreconocible y tedioso para la audiencia en general.

Sin embargo, Voces subterráneas adaptó dicho conocimiento y buscó su divulgación a través de un lenguaje comprensible, planteando nuevos discursos y mostrando en un nuevo contexto aspectos desconocidos del patrimonio cultural, lográndose así el apropio de la herencia histórica.

Asimismo, por medio de una divulgación y museografía adecuada, (esta última encargada de la estética, incorporando técnicas y normas como el resguardo, seguridad, ubicación, exhibición de los objetos y el diseño de guiones,), se logró la valoración del objeto, partiendo de la idea de que dicha valoración no radica en que tan antiguo o perfecto sea, sino en la información histórico-social que este pueda ofrecer, pues es precisamente de esta información con la que el espectador enriquece su conocimiento e imaginación, permitiéndole que esta última sea capaz de llevarlo a crear momentos, lugares y personajes que pudieran alimentar sus historias locales y regionales.

 

Conclusiones

Voces subterráneas fue sin duda el primer proyecto temporal didáctico que mostró información relevante sobre las diferentes etapas evolutivas de la ciudad, esto gracias al patrimonio resguardado bajo nuestros pies y descubierto por medio de excavaciones arqueológicas. La idea de esta propuesta no fue solo mostrarnos bienes patrimoniales meramente como objetos, sino describir y narrar todos aquellos procesos sociales y culturales que hicieron al propio objeto, así como su relación con el ser humano.

Las exposiciones temporales son elementos que forman parte del complementario museológico, planteando nuevos argumentos y nuevas maneras de abordar temas que aún son desconocidos para la sociedad. Sin embargo, es obligación de todo especialista difundir y divulgar los resultados de sus investigaciones, pero también de encargarse en establecer un reconocimiento del patrimonio, mediante un fácil acceso e información inteligible, logrando que el público se sienta atraído por conocer parte de su historia.

Como podemos suponer, la concepción de arqueología en Puebla cuenta con una larga y compleja evolución. La comprensión de su pasado ha sido un trabajo en equipo, incorporándose conocimiento de otras disciplinas, lo que ha permitido perfeccionar el resultado final de los estudios. De este modo, tenemos que seguir trabajando para que la arqueología poblana se convierta en una disciplina y quehacer esencial, favoreciendo su manifiesto en diversos medios.

Bibliografía

  • ALLENDE CARRERA, Arnulfo, “Diagnostico Arqueológico del Inmueble Histórico. Proyecto de intervención y Reutilización de la Ex Fábrica La Constancia Mexicana en Puebla. Pue.”, Archivo de la Sección de Arqueología del Centro INAH Puebla, 2011, p. 36.
  • “Hallazgo de una Trinchera Histórica en la Ciudad de Puebla. Informe diario de Actividades”, Instituto Nacional de Antropología e Historia INAH. Puebla, Archivo de la Sección de Arqueología del Centro INAH Puebla, 2014, p. 1.
  • ALLENDE CARRERA, Arnulfo y Erik CHIQUITO CORTÉS, “Informe General de Sondeos Arqueológicos en el Fuerte de Loreto. Reporte preliminar”, Instituto Nacional de Antropología e Historia INAH. Puebla, 2012, p. 5
  • ALLENDE CARRERA, Arnulfo, MARTÍNEZ VÁZQUEZ, Raúl y Martha MUÑOZ ARAGÓN, “Remodelación del Museo Amparo. Rescate Arqueológico. Puebla.”, Archivo Técnico del Consejo Nacional de Arqueología. INAH. México. 2011, p. 35
  • CEDILLO ORTEGA, Carlos, “Proyecto arqueológico, arquitectónico e histórico del Estanque de los Pescaditos”, en Primer Congreso Nacional de Arqueología Histórica. Memoria, Enrique FERNÁNDEZ y Susana GÓMEZ (coords.), México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1998, pp. 282-293.
  • MARTÍNEZ, Sarelly, “La difusión y divulgación de la ciencia en Chiapas”, en Razón y Palabra. Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación, 78 (noviembre 2011-enero 2012).
  • MUSEO DE LA MEMORIA HISTÓRICA POBLANA, “Voces subterráneas. La arqueología urbana en la ciudad de Puebla”. Anteproyecto de   Exposición Museográfica. BUAP, 2012.
  • MUSEO REGIONAL DE PUEBLA, “Voces subterráneas. Caminando por la memoria de Puebla”. Guión curatorial de exposición temporal, Centro INAH Puebla, 2015.

  1. Arqueóloga por la Universidad de las Américas Puebla UDLAP.
  2. ALLENDE CARRERA, “Diagnostico Arqueológico…”.
  3. ALLENDE CARRERA, MARTÍNEZ VÁZQUEZ, y MUÑOZ ARAGÓN, “Remodelación del Museo Amparo…”.
  4. ALLENDE CARRERA y CHIQUITO CORTÉS, “Informe General de Sondeos…”.
  5. ALLENDE CARRERA, “Hallazgo de una Trinchera…”.
  6. MARTÍNEZ, “La difusión y divulgación…”.

 

Es indudable que cada vez que estamos en contacto con las huellas de nuestro pasado, ya sea en su modalidad tangible o intangible, se ponen a prueba las herramientas de las cuales disponemos para conocer, valorar y sentir un mundo que, en gran medida, no es perceptible a simple vista. Esta obra reúne las reflexiones, y resultados de proyectos, de especialistas sobre el patrimonio cultural de once países.

Agradecemos la generosidad de todas y todos los autores que se sumaron a este proyecto, para seguir fomentando el reconocimiento, desde la educación patrimonial, de la herencia cultural que compartimos en Iberoamérica.

 

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Viernes, 25 Junio 2021 21:53

Un emisario del progreso

El término patrimonio se asocia a la noción de herencia, de pertenencia, de valor para quien lo posee. Es un concepto económico que implica propiedad y usufructo, beneficio o pérdida. Sin embargo, entre otros tantos bienes, poseemos también aquellos que integran un importante y variado patrimonio cultural, resultado de un proceso histórico y legado de etapas anteriores. Como anotó Salvador Díaz Berrio, nuestra historia se ha materializado en una estratificación o sedimentación de bienes culturales, así como son ahora petróleo algunos de nuestros paisajes que se han transformado durante milenios.²

El patrimonio cultural se ha definido como las obras de artistas, arquitectos, músicos, escritores y sabios; también forman parte de él las creaciones anónimas surgidas del alma popular, y el conjunto de valores que dan sentido a la vida de un pueblo. Se trata de la producción material e inmaterial que expresa la creatividad de una sociedad: lengua, ritos, creencias, edificaciones, literatura, obras de arte, archivos, artesanía, música, tradiciones, gastronomía. Esto es, la producción cotidiana de los habitantes de un lugar o de una región y no solamente obras monumentales, únicas o exclusivas, producto de mentes brillantes y excepcionales.

Estación Matamoros en Puebla. ca. 1920. Colección Donaciones al MNFM. Secretaría de Cultura, CNPPCF, CEDIF.

Así, el patrimonio cultural se identifica con las tareas, con el hábitat creado, con los símbolos, y todo ello con la conciencia de una comunidad. Por lo tanto, es un principio de identidad que permite que un pueblo se sienta hacedor y responsable de su destino, pues al definirse a sí mismo según su patrimonio cultural obtiene seguridad para desenvolverse creativamente frente a los problemas de su entorno.

Parte importante del patrimonio cultural es el patrimonio industrial. Esto es, el conjunto de bienes muebles, inmuebles y sistemas de sociabilidad relacionados con la cultura del trabajo y generados por las actividades de extracción, transformación, transporte, distribución y gestión producidas por el sistema económico que surgió con la Revolución Industrial. Estos bienes deben entenderse como un todo integral compuesto por el paisaje en el que se ubican, la arquitectura que los caracteriza, las técnicas utilizadas en sus procedimientos, las relaciones industriales en las que se estructuran, los archivos generados durante su actividad y sus prácticas de carácter simbólico.³

La Revolución Industrial, que inició a mediados del siglo XVIII en Gran Bretaña y se extendió luego al resto del mundo con distinto ritmo, modificó no sólo el estilo de vida de las personas, sino también los paisajes. Si bien es cierto que la industrialización es un proceso todavía activo, también lo es que en muchos casos se han abandonado las tecnologías pasadas y los inmuebles que ocupaban. Estos sitios industriales son testimonios de los procesos técnicos que se desarrollaron ahí y de la vida de quienes trabajaron en ellos.

En México, fue durante el Porfiriato cuando el capitalismo fabril irrumpió como dominante. Si bien hubo algunos intentos de industrializar el país antes de ese periodo, la inestabilidad política y la crisis económica de los años anteriores evitaron que estos cristalizaran. Fue en el gobierno del general Porfirio Díaz cuando ciertas condiciones de paz y estabilidad económica permitieron la modernización, entendida en la época como industrialización.

 

México. Mapa de las líneas del Ferrocarril Central y conexiones. 1884. Fondo Ferrocarriles Nacionales de México. Sección Cartas. Secretaría de Cultura, CNPPCF, CEDIF.

 

LOS INTERMINABLES CAMINOS DE HIERRO

Como es sabido, una de las industrias que se extendió en México durante el Porfiriato fue la del ferrocarril. En 1877, al iniciar el gobierno del general Díaz, el país contaba con aproximadamente 900 kilómetros de vías férreas, mientras que, en 1911, cuando renunció a la presidencia, se registraban cerca de 20 mil. La construcción de caminos de hierro fue una de las prioridades del régimen porfirista, pues el ferrocarril fue identificado como el emisario del progreso. Según el pensamiento de la época, con las líneas ferroviarias llegaría la tecnología más moderna y se ingresaría “al concierto de las naciones civilizadas”.

Indudablemente, el ferrocarril fue la innovación más importante en materia de transporte terrestre durante el siglo XIX. Permitió el acarreo de mayores volúmenes de carga y de pasajeros, reduciendo el tiempo de traslado entre poblaciones lejanas. Además, originó el surgimiento de asentamientos humanos alrededor de las estaciones que dieron servicio a las líneas y motivó el decaimiento de otros poblados que quedaron fuera de los trayectos. En algunas ciudades, la instalación de la infraestructura ferroviaria provocó cambios en la dirección del crecimiento urbano.

La instalación de los rieles, señales, alcantarillas, puentes, túneles y estaciones, así como los componentes necesarios para el funcionamiento de los ferrocarriles, modificó de manera significativa el paisaje. En algunos sitios se construyeron presas y acueductos para abastecer de agua a las locomotoras, en otros se abrieron pedreras para surtir el balasto que se requería para cubrir los terraplenes y formar una especie de cama elástica que soportara y fijara las vías.

Reparación de una locomotora de vapor. 1926. Fondo FNM, Sección Comisión de Avalúo e Inventarios. Secretaría de Cultura, CNPPCF, CEDIF.

Los caminos de hierro dieron la oportunidad de ensanchar el conocimiento del territorio. Con el ferrocarril se adoptó la costumbre de indicar con postes u otras señales los kilómetros que se recorrían.

También llegó una nueva cultura laboral, caracterizada por la movilidad, debido a que los ferrocarriles plantearon la necesidad de mano de obra itinerante. El autor potosino Alberto Sustaita Zavala (1863-1909) lo plasmó así en unos de sus cuentos:

 El tren de balastre [sic] daba principio a contener su marcha al desemboque de la prolongada curva de la ruta, y los resoplidos de la máquina, su pitazo estridente que sonoras repercutían las montañas, anunciaba a los de la cuadrilla que era la hora de partir. Salían precipitadamente hombres y mujeres de las chozas, formadas de viejos durmientes, al lado de la vía y el tren hacía alto esperando su carga.

No se escuchaba palabra alguna. Los hombres, embozados en sus mantas, saltaban a las plataformas; las mujeres les daban el canasto o costal del bastimento y se alejaban a sus jacales.

Volvía el trajín; el chocar del herraje; el resoplido del vapor; el rozamiento de los trucks; y aquello caminaba hacia adelante, siempre adelante, como el judío de la leyenda.⁴

Con el paso de los años se establecieron las “colonias rodantes”, compuestas por carros-campamento que sirvieron de vivienda a los empleados de las vías y a sus familias. Estos vagones se acompañaron con otros para brindarles los servicios indispensables, entre ellos los médicos y los escolares.

Desde sus inicios, el sector ferrocarrilero se diferenció de otros gremios obreros porque extendió sus vínculos gremiales más allá de la esfera laboral. En diversas ciudades, los trabajadores del ferrocarril y sus familias se establecieron en un mismo barrio o zona habitacional, lo que no sucedió con el resto de los sectores obreros. El sentido de comunidad se materializó en la convivencia diaria.

El ferrocarril modificó la vida cotidiana en los lugares a los que arribó. El silbato de la locomotora comenzó a marcar el tiempo, compitiendo con las campanas de los templos. Con los rieles llegaron nuevas formas de recreación y deporte que pronto se arraigaron en la población. Ejemplo de ello es el béisbol, cuya propagación se extendió en paralelo a las vías. Así, en la actualidad, a lo largo de los trayectos ferroviarios es común encontrar campos para practicar este deporte.

 

Objetos de la colección de bienes muebles históricos del MNFM. Secretaría de Cultura. CNPPCF. Carlos Varillas.

El valor histórico del ferrocarril y su inmenso legado cultural son evidentes. Como señala Inmaculada Aguilar Civer, hablar de patrimonio ferroviario es hablar de patrimonio histórico y cultural; de trazos que cruzan, delimitan y marcan un territorio; de obras de construcción; de equipo rodante, de archivos documentales, de memoria oral. El ferrocarril tuvo una gran repercusión social, dejó huella en distintos ámbitos artísticos: pintura, literatura, música y cine.⁵

 
ACCIONES DE SALVAGUARDA

Si bien actualmente los trenes de pasajeros prácticamente han desaparecido en México, los de carga siguen recorriendo las principales rutas que fueron trazadas, construidas y puestas en marcha hace más de un siglo. Una buena parte de la infraestructura ferroviaria continúa funcionando. No obstante, hay otra parte importante que ha quedado en desuso. Reconocer que estos bienes forman el patrimonio industrial de los mexicanos y que, como el resto del patrimonio cultural, se trata de un principio de identidad, implica reconocer también que su destrucción significa pérdida de identidad.

Numerosos inmuebles que dieron servicio al ferrocarril y funcionaron como estaciones, almacenes, viviendas, talleres, oficinas administrativas y otros, hoy se encuentran abandonados y expuestos al deterioro por la acción tanto de fenómenos naturales como de vándalos. Sin embargo, como señala Eréndira A. Campos García Rojas, los espacios ferrocarrileros son sitios dinámicos en donde se pueden leer procesos sociales que los constituyen como lugares de significación colectiva, asociados a la memoria y a la identidad de una localidad, al mismo tiempo que son recursos que pueden ser aprovechados.⁶ Se trata de bienes que poseen potencial económico, de una inversión ya realizada, por lo cual es más racional reparar y mantener lo útil que destinar recursos a alterarlo o demolerlo para levantar nuevas construcciones. Diversos edificios ferrocarrileros han sido recuperados y destinados a nuevos usos, luego de procesos de intervención adecuados, lo cual está asegurando su conservación. No obstante, son más numerosos aquellos que corren el riesgo de desaparecer por el estado de abandono y falta de mantenimiento en que se encuentran.

La empresa Ferrocarriles Nacionales de México realizó un censo general de estaciones entre 1993 y 1994. A partir de entonces, las tareas de registro, inventario y catalogación del patrimonio ferroviario inmueble han continuado. Hoy, la actualización del Catálogo nacional de estaciones está a cargo del CNPPCF y su consulta es pública. Conforme se asienta en dicho catálogo, poco más de cuatrocientos edificios que funcionaron como estación tienen la categoría de monumento histórico, de acuerdo a la normatividad del Instituto Nacional de Antropología e Historia. En prácticamente todos los casos son espacios factibles de recuperarse para destinarlos a nuevos usos, lo mismo que los antiguos trazos de las líneas y ramales ferroviarios que ya no se utilizan, como lo evidencia el programa de Vías Verdes México.⁷

En lo que se refiere a los bienes muebles que integran el patrimonio ferrocarrilero, en 1995 también la empresa de Ferrocarriles Nacionales de México echó a andar el Programa Nacional de Rescate del Patrimonio Histórico, Cultural y Artístico (PRONARE), a través del Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos (MNFM), el cual se llevó a cabo en todo el sistema ferroviario del país. Lo mismo que en el caso de los inmuebles, estos bienes fueron registrados, inventariados y catalogados. A la fecha, poco más de veinte mil de estos objetos forma parte de la colección del MNFM, hoy a cargo del CNPPCF.

Dicha institución conserva también un importante acervo documental, bajo resguardo de su Centro de Documentación e Investigación Ferroviaria (CEDIF), que cuenta con un archivo histórico, una biblioteca especializada, una planoteca y una fototeca.

Si bien han sido muchos los esfuerzos del CNPPCF para evitar la pérdida de este importante patrimonio, resulta necesaria la participación de autoridades locales y de la sociedad civil para su cuidado y protección, debido a la enorme cantidad de bienes que lo integran y a su localización en distintas y alejadas partes del país. ᴥ 

Bibliografía
  • AGUILAR CIVER, Inmaculada, “El ferrocarril: legado cultural y patrimonio”, [https://www.docutren.com/ HistoriaFerroviaria/Alicante1998/pdf/56. pdf]. Consultado el 25 de enero de 2021.
  • CAMPOS GARCÍA ROJAS, Eréndira A. “Al otro lado de las vías: una mirada a los usos y valoraciones del patrimonio ferrocarrilero en dos localidades”, en Mirada Ferroviaria, núm. 4, enero-abril 2008. [https://museoferrocarrilesmexicanos.gob.mx/sites/default/files/adjuntos/ mirada_ferroviaria_4_digital_0.pdf]. Consultado el 25 de enero de 2021.
  • DÍAZ BERRIO, Salvador, Conservación del patrimonio cultural en México. México, INAH, 1990.
  • GIMÉNEZ PRADES, María, “La importancia de salvaguardar el patrimonio industrial”, [http:// webs.ucm.es/bucm/revcul//e- learning-innova/209/art3068.pdf]. Consultado el 25 de enero de 2021.
  • SISTEMA DE INFORMACIÓN CULTURAL (SIC), [http://sic.conaculta.gob.mx]. Consultado el 28 de enero de 2021.
  • SUSTAITA ZAVALA, Alberto, Un truchimán. Doña El tren de balastre. San Luis Potosí, El Colegio de San Luis, 1998 (Literatura potosina 1850-1950).

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  1. Profesora investigadora de El Colegio de San Luis. Doctora en Historia por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.
  2. Díaz Berrio, Conservación del patrimonio…, p. 189.
  3. Plan Nacional de Patrimonio Industrial. Instituto del Patrimonio Cultural de España, 2001, en Giménez Prades, “La importancia…”, p. 2
  4. SUSTAITA ZAVALA, Un truchimán…, p. 9.
  5. AGUILAR CIVER, “El ferrocarril…”, p. 2.
  6. CAMPOS GARCÍA ROJAS, “Al otro lado de las vías…”, p. 4.
  7. El Programa Vías Verdes México es coordinado por el Departamento de Monumentos Históricos y Artísticos del Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural Ferrocarrilero.