Gerencia del Centro Histórico - Elementos filtrados por fecha: Febrero 2024
Lunes, 12 Febrero 2024 20:11

LA CIUDAD ES UNA MUJER

 

 

Martha Elisa Vera Luna

Arquitecta

 

La ciudad es una mujer, una mujer de ojos grandes, aguerrida como las Serdán, valiente como el Espíritu de la protectora de leones y elefantes, generosa como aquella que dio Amparo a la educación y el patrimonio cultural mexicano. Pero es también el alma de todas aquellas que le dan vida, la alimentan y la construyen cada día.

   Su esencia y fortaleza está en su corazón; ahí en donde todo sucede y, como mujer que vive en su centro desde hace casi una década, he aprendido a leerla, a ver en ella atributos que nos definen, con los que me identifico, y otros que he aprendido después de vivirla. Conserva en sus piedras la sabiduría que solo da la acumulación de años; esa pátina que se adhiere lentamente en su memoria, abonando a su experiencia. Si contemplamos detenidamente sus fachadas o escuchamos atentos su murmullo, hablará de sus glorias virreinales, de la bonanza de sus tierras y lo prístino de sus paisajes. Cuando la recorremos, nos narra los pasos de los que nos precedieron; en sus calles, todavía rebotan ecos de tiempos remotos.

   Abre las puertas de sus museos para compartirnos su historia. Nos lleva de la mano entre carruajes y mapas a entender su origen y su papel en la historia; sus fundadores platican con nosotros a través de sus bibliotecas y colecciones; sus casonas nos explican a través de sus espacios las costumbres sociales de la época; se escuchan los rezos en las capillas domésticas, el tintineo de los cubiertos de plata sobre los platos de talavera en esa mesa puesta en el gran salón y los cascos de los caballos entrando por la puerta grande. Si sabemos observar, todavía se aprecia a la vuelta de la esquina el olán de la mantilla desteñida de alguna señorita que va tarde a misa. Su sabiduría no solo se alimenta de glorias pasadas, sino de su capacidad de transformarse con los nuevos tiempos: es un palimpsesto, una acumulación de huellas  de distintos momentos históricos. Las voces de sus creadores cantan en un coro atemporal que se va acumulando en sus calles. Sus fachadas y materiales nos relatan las condiciones sociales, políticas y económicas bajo las que se ha ido construyendo.

   Como una matriarca, nos instruye sobre nuestra genealogía, cultiva nuestras raíces y nos fortalece para encarar al futuro, asegurándonos que un pasado sólido resguarda nuestros pasos.

   Es cobijo, una Úrsula Iguarán que ha acogido generaciones enteras entre sus edificios; bajo sus losas han habitado los apellidos poblanos de raigambre, pero también ha sido morada para aquellos foráneos adoptados que hemos encontrado, entre sus muros, la calma de la cotidianidad. A quienes hemos hecho de su corazón nuestro hogar, nos reserva la fortuna de tropezar en sus calles con un vecindario amigo que se mimetiza con su ajetreo de destino internacional.

   Al visitante lo recibe siempre como a un amigo: una sonrisa y un balcón abierto a alguna cúpula. A quien regresa después de muchos años, lo abraza nuevamente y le da la bienvenida a la que nunca dejó de ser su casa, y siempre tiene un sitio disponible para aquellos que vendrán.

   Alimenta el cuerpo y el espíritu. Como en la casa familiar, en la mesa siempre hay lugar para propios y ajenos. Su recetario rebosa de ingredientes locales y otros que vienen de lejanos confines; la pericia para combinarlos ha dado como resultado una gastronomía única y compleja, platillos que deleitan todos los sentidos. Los alquimistas de la cocina han sabido transmitir este conocimiento ancestral de generación en generación, llenando vajillas enteras de los más variados antojitos, desde aquellos dignos emperadores hasta un caldito de pollo que nos lleva siempre a un rincón de nuestra infancia.

   Hay para todos los gustos y para todas las horas: los tamales mañaneros, los molotes trasnochados, un elaborado mole o un tradicional taco árabe, tortitas de Santa Clara o cremitas para media tarde, rompope y sidra para remojar la charla. Total que en esta ciudad de ángeles todos pecamos de gula.

   Como fémina, es apasionada y alegre, se levanta rebelde ante injusticias, se hace escuchar, da espacio para dialogar, abraza opiniones, conoce su realidad, la analiza, la crítica y la reconstruye. Sus monumentos se colorean por causas sociales y sus plazas se convierten en palestras de debate, al mismo tiempo que sus paredes retumban con las campanadas de domingo a mediodía, el agua de su fuente le acaricia la cabeza a los niños que revolotean alrededor de ella. Familias enteras abarrotan sus plazas en días de fiesta con un organillero que, ya sin chimpancé y repitiendo el mismo cilindro desde hace décadas, ameniza la escena.

   Es sustento para su gente: ha visto en el devenir del tiempo a trabajadores y emprendedores marchar por sus arterias apostando por el mercado local, desde aquel visionario que nos ubicó en el mapa de la fábrica textil hasta churrerías que son parte de la tradición familiar. Es fuente de trabajo de miles de personas que dejan el alma para echar a andar el motor económico.

   Podemos encontrar, a cada paso, negocios tradicionales, boneterías, imprentas, dulcerías, sastrerías, renovadoras de calzado y cererías que se han quedado marcadas a fuego en el imaginario local. Porque seremos una ciudad industrial de talla internacional, pero siempre es lindo llegar al local en el que la abuela compraba las almendras y bolearse los zapatos a la sombra de los portales. Y si faltara una prueba de que es mujer, esta ciudad es resiliente como pocas. Después del Sitio de Puebla, cuando las tropas francesas se propusieron no dejar una casa sin registrar, nadie se imaginaría que no solo se recobraría, sino que daría una nueva cara a sus edificios y que sería en adelante su característica inconfundible.

   Nada me estremece más que recordar aquel septiembre cuando se hizo el silencio, el tiempo se detuvo por un minuto y la historia se nos caía a pedazos; la fuerza de la tierra se hizo evidente, dejando cicatrices imborrables en la memoria y en los edificios. Caminando entre las calles, todavía nubladas de polvo, parecía imposible levantarnos de ese golpe. Como un ejército de hormigas, la sociedad empezó a moverse desde abajo, apoyando a vecinos, resguardando bienes, barriendo escombros, alimentando brigadistas.

   Paso a paso, la fe se recobró, se trabajó hombro con hombro para sostener los frágiles edificios, la sociedad se restauraba al tiempo que se cosían las grietas. Una vez más, renació de las ruinas y se yergue orgullosa; abraza maternal su historia y espera con ánimo el reto del futuro.

   Escribo estas líneas viendo desde mi ventana las elegantes torres de la Catedral, con su cantera oscura, estoica, altiva, inmutable, viendo pasar el tiempo como si la vida fuera un suspiro. Solo somos un momento en la larga historia de esta mujer que empieza a peinar canas.

 

 

 

Publicado en Cuetlaxcoapan 33
Lunes, 12 Febrero 2024 19:48

Patrimonio y memoria documental

 

 

 

María Teresa Cordero Arce

Directora del Archivo General Municipal de Puebla

Selene del Carmen García Jiménez

Investigadora y gestora de archivos documentales

 

El patrimonio documental es considerado una parte significativa de la memoria colectiva de los pueblos. Representa parte del patrimonio cultural y constituye aquellas manifestaciones registradas que dan cuenta de la evolución del pensamiento, de los descubrimientos y de los logros de una comunidad.

El patrimonio documental comprende una amplia gama de registros inscritos textuales, imágenes, registros sonoros, audiovisuales y virtuales que son conservables, reproducibles y trasladables, y que, a través de su estudio y difusión, contribuyen al conocimiento de una sociedad presente y futura.

De este modo, en esta ocasión, conoceremos parte del trabajo y las acciones que se emprenden desde el Archivo General Municipal de Puebla y el Seminario Interinstitucional de Estudios Históricos de Oaxaca (sieho).

Archivo General Municipal de Puebla

En 1984, el presidente de México, Miguel de la Madrid, firmó el Decreto de Promulgación del Convenio para la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, adoptado en París el 23 de noviembre de 1972, en la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural (cppmcn), con lo que el Estado mexicano se obligó a transmitir a las generaciones futuras el patrimonio cultural y natural, mediante la implementación de las políticas a que hacen referencia los artículos 4 y 5 de dicho instrumento internacional.1 En este contexto, de acuerdo con las obligaciones internacionales contraídas, se aprecia la necesidad de implementar mecanismos para la gestión del patrimonio cultural documental.

La gestión puede abordarse como el conjunto de procesos o diligencias que se realizan para alcanzar un fin u objetivo. En específico, la unesco, en relación con el tema, define que el objetivo básico y principal de la gestión del patrimonio es proteger, conservar y difundir; por lo tanto, todas las iniciativas públicas o privadas en relación con el Patrimonio Cultural deben ir enfocadas a estos objetivos.

La misma instancia, en el año de 1992, instauró el Programa Memoria del Mundo, que tiene como propósito rescatar y difundir el patrimonio documental de los pueblos, a fin de preservarlo y conservarlo. Es en este punto que la gestión antes descrita toma vital importancia para el Archivo General Municipal de Puebla (agmp), ya que es uno de los más antiguos y completos de América, y cuenta a su resguardo la información de una región y la identidad de una ciudad que, en sus casi cinco siglos de existencia, ostenta la titularidad de ser cuatro veces heroica.

Mediante la integración de un equipo interdisciplinario de trabajo, a lo largo de décadas, se han fundamentado distintos procesos archivísticos: por un lado, la evolución de los lineamientos y normas jurídicas que inciden en los modelos de gestión, facilitando estructuras eficientes de acuerdo con las necesidades de su entorno; por otro, la evolución de los agentes culturales según las necesidades y los cambios en la sociedad, para adaptarse a las nuevas realidades, no únicamente de resguardo y conservación, sino también de difusión y organización del acervo documental. Dentro de estas acciones, recientemente se ha integrado al archivo el área de restauración de papel, la cual garantiza la permanencia física de los documentos y el acceso a la información registrada en ellos, gracias a la elaboración y ejecución de proyectos y planes de preservación y restauración.

El repositorio de hazañas y sucesos escritos e ilustrados del Archivo General Municipal de Puebla se encuentra religiosamente ordenado, tocando temas específicos de inigualable valor, que no se suscriben únicamente a la ciudad de Puebla, sino que abarcan las regiones y los centros de población circunvecinos que corresponden al territorio poblano, así como otras jurisdicciones como las ciudades de México, Tlaxcala, Veracruz, Ozumba, y, ahora, nuestra ciudad Patrimonio Mundial invitada de edición: Oaxaca. Cada una de estas características, reconocidas en sus Series y Colecciones de 1533 a 1963 del agmp, por el valor excepcional y el interés que representan para el patrimonio documental de la humanidad, fueron puestas de manifiesto al obtener el registro como Memoria del mundo de América Latina y el Caribe en los años de 2015 y 2016.

Las series y colecciones registradas son diez: Documentos primigenios, Suplementos de Cabildo, Extractos de Suplementos de Cabildo, Actas de Cabildo, Reales Cédulas, Ordenanzas de Gremios y Oficios, Patronatos, Crónicas y Memoriales, y Junta Subalterna de Consolidación y Ordenanzas Municipales. En esta última se fundamentan legalmente las normas particulares para el funcionamiento de cada Ayuntamiento, y en su volumen dos se presentan las Ordenanzas de la Muy Noble Leal Ciudad de Antequera, Valle de Oaxaca, que datan de 1818 y cuentan con 77 fojas; en su escritura se incluyen traslados de ordenamientos emitidos mediante reales cédulas desde 1523.

Actualmente, en el agmp, dentro de la Administración del presidente Eduardo Rivera Pérez, se llevan a cabo acciones importantes a favor de nuestros monumentos, de donde destacan dos. La primera acción está dirigida a la digitalización documental del Patrimonio Histórico del acervo, lo que facilita su difusión por medios electrónicos2 y sirve para reducir su manipulación, permitiendo una mejor conservación de los originales. La digitalización apoya a generar copias de los documentos, creando un respaldo que, en caso de algún siniestro, puede preservar la información contenida en los mismos.

En la segunda acción, después de diez años, se retoma la valoración documental de los archivos de la Administración pública municipal, aplicando, por primera vez, los lineamientos y la reglamentación para ello. La información contenida en el Archivo de Concentración es evaluada y clasificada para incluir en los acervos históricos un mayor número de documentos a favor de nuestro patrimonio tangible e intangible que, a mediano y largo plazo, reconfigurarán la manera de ver y entender lo que es y será la Muy Noble y Leal ciudad de Puebla.

El Seminario Interinstitucional de Estudios Históricos de Oaxaca (sieho)

Desde que abrió sus puertas en 1996, la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa ha mantenido una constante relación con personas dedicadas a la academia, la investigación y público en general, ya sea como punto de reunión para coloquios, impartición de clases, presentación de libros o para discusiones relacionadas con distintos temas de investigación. Hoy en día, sigue difundiendo el patrimonio que posee por medio de su catalogación y digitalización.

En 2018, en la Burgoa se gestó la idea de agrupar a estudiantes de posgrado cuyos temas de investigación estuvieran relacionados con la historia y el arte de Oaxaca, en especial aquellos cuyos trabajos usarán fuentes documentales o bibliográficas del acervo de la biblioteca.

La primera convocatoria para formar parte de un seminario académico con sede en la Burgoa tuvo muy buena recepción y agrupó a quince participantes. Las sesiones del seminario se realizaban una vez al mes para discutir los avances de investigaciones sobre las escuelas en los pueblos de indios, la gráfica en Oaxaca o la transformación del territorio, entre otros temas.

El primer año del seminario concluyó con buenos resultados. Sin embargo, se trataba de un grupo cerrado, cuyas discusiones no estaban al alcance del público no académico, pero igualmente interesado en la historia de Oaxaca. Así pues, en 2019, se organizó un coloquio para que asistiera el público en general, tras el cual se puso en marcha la publicación de un libro con textos dictaminados bajo el sistema de doble ciego. El volumen, titulado Los lenguajes de la historia. Oaxaca: siglo xvii-xx, reunió entonces los trabajos que pasaron los filtros de la dictaminación.

Tras el primer año de funcionamiento del seminario, se hizo una evaluación sobre el rumbo que se tomaría en adelante. Gracias a la ayuda de varios colegas, que después serían coordinadores de lo que titulamos Seminario Interinstitucional de Estudios Históricos de Oaxaca (sieho), se tomó la decisión de abrir las sesiones a estudiantes de licenciatura y al público en general, y se invitó a colaborar a instituciones que estuvieran relacionadas con la conservación y difusión del patrimonio histórico. Así, generosamente, se unieron el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (ciesas); el Instituto de Investigaciones Históricas, sede Oaxaca; el Instituto de Investigaciones en Humanidades-uabjo; el Archivo General del Estado de Oaxaca; el Archivo Histórico Municipal, y, por supuesto, la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa, que han aportado no solo su entusiasmo y su participación en las sesiones del seminario, sino que también han facilitado sus instalaciones o proporcionado recursos económicos para la publicación de libros y la realización de los coloquios anuales del sieho.

Con el respaldo de las instituciones señaladas quedó claro que el seminario debería contar con una coordinación de rotación anual, que entre sus funciones están publicar la convocatoria con la temática a tratar, realizar las sesiones mensuales y la procuración de recursos para la publicación de un libro o, en su caso, coordinar el dossier de una revista.

Después de cuatro años de vida del seminario, se han integrado nuevas iniciativas, y ahora no solo se trata de discutir trabajos de investigadores, sino que también se han presentado libros sobre temas oaxaqueños y se ha fomentado la participación de quienes laboran en los archivos y bibliotecas de la ciudad. Gracias a ello, el público interesado puede darse una idea del alcance de los acervos que existen en Oaxaca.

Así, el seminario ha logrado dos coloquios y sendas publicaciones: Lenguajes de la historia, bajo el sello editorial de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca, y Oaxaca: espacios, sociedad y arte en transformación, siglos xvi al xx, financiado por el Archivo General del Estado de Oaxaca.

Si bien la difusión del patrimonio documental y bibliográfico inició en la Biblioteca Burgoa por medio de las investigaciones realizadas por un grupo de estudiantes de posgrado que se reunían cada mes para discutir sus trabajos, ahora las sesiones son abiertas y pueden participar quienes estén interesados en la historia y el arte de Oaxaca, no solo para difundir el acervo de la Burgoa, sino también el de otros archivos de gran relevancia para la historia de Oaxaca.

Ahora bien, esta tarea de investigación y difusión del patrimonio documental y bibliográfico debe mucho a los trabajos iniciados por un conjunto de intelectuales en los años noventa del siglo pasado, que han sido fuente de inspiración para el sieho. Me refiero a la asociación civil Amigos de Archivos y Bibliotecas del Estado de Oaxaca, que promovió la difusión del patrimonio documental y bibliográfico a través de la revista Acervos, que buscaba “establecer un vínculo de comunicación entre investigadores (as), responsables de archivos y bibliotecas con los más amplios sectores de la sociedad oaxaqueña”. Desde esos años, la publicación fue un referente sobre temas históricos.

Rescato a dos investigadores que participaron en Acervos: Francisco José Ruiz Cervantes y Daniela Traffano, quienes siguen trabajando en la difusión del patrimonio de Oaxaca y que entusiastamente han respaldado al sieho. Lo mismo la directora de la Burgoa, María Isabel Grañén Porrúa, quien también formó parte de la revista mencionada. Cada uno sigue apoyando, a título personal e institucional, al sieho.

Sirva este espacio para agradecer también al ageo y a su exdirector, el licenciado Jorge Álvarez, por todo el entusiasmo y ayuda que siempre mostró a las iniciativas que le hemos presentado, y al Instituto de Investigaciones Históricas, sede Oaxaca, por siempre promover y formar parte de la coordinación del sieho.

Por último, dejo una reflexión a cuatro años del seminario. Las sesiones de trabajo nos han hecho entender la importancia del trabajo en equipo, no solo entre investigadores (as), sino entre instituciones. También, conocer el trabajo de otros colegas permite saber qué temas de investigación están en boga. Y, finalmente, la participación del público no académico nos ha mostrado que la gente tiene interés por conocer más sobre su ciudad, los pueblos y el patrimonio cultural que les pertenece.

 

agmp. Archivo General Municipal de Puebla cppmcn. Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural


 

Bibliografía

Acervos Documentales Lineamientos para su Preservación. Norma Mexicana NMX.R-100-SCFI- 2018. Instituto de Investigación Bibliográfica, unam, buap. San Jerónimo, México, 2020.

Archivo General Municipal de Puebla. Puebla Memoria del Mundo. Honorable Ayuntamiento del Municipio de Puebla 2014-2018, Puebla, 2018.

Westreicher, Guillermo. “Economipedia”. Recuperado de https:// economipedia.com/ [consultado el 09 de enero de 2023].


  1. Véase en https://whc.unesco.org/archive/convention-es.pdf
  2. https://archivo.pueblacapital.gob.mx/
Publicado en Cuetlaxcoapan 33

 

 

Jorge Román Urbanista

 

Con el objetivo de alentar la participación ciudadana y colaboración interinstitucional para diseñar, instrumentar y propiciar programas y acciones que fomenten el conocimiento, revalorización, cuidado y apropiación del Valor Universal Excepcional con el que cuenta el Centro Histórico de Puebla, surgió Rehabilita & habita, primer concurso de ideas. Nuevas perspectivas para el Centro Histórico de Puebla, una plataforma diseñada por el H. Ayuntamiento de Puebla a través de la Gerencia del Centro Histórico y Patrimonio Cultural, en colaboración con la Dirección de Patrimonio Mundial del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Museo Amparo y el Colegio de Arquitectos de Puebla A.C. (CAPAC) en el marco del 35° Aniversario de la inscripción del Centro Histórico de Puebla en la Lista del Patrimonio Mundial y del 50° aniversario de la Convención sobre la protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), así como del 7° Aniversario de la integración de la ciudad de Puebla en la Red de Ciudades Creativas de la UNESCO en la categoría de Diseño.

 

Convocatoria 2022

De agosto a septiembre de 2022 se convocó a la ciudadanía a revalorizar el Centro Histórico de Puebla a través de la elaboración de proyectos conceptuales que identifiquen áreas de oportunidad en el mejoramiento y fomento de la habitabilidad del sitio patrimonial registrando su participación En dos modalidades, Estudiantes y Profesionistas, así como 2 categorías, Espacio Público y Vivienda.

A partir del mes de octubre y hasta noviembre del mismo año, se ofrecieron distintos espacios y encuentros a los concursantes registrados para darles a conocer los casos de estudio con los que se debían diseñar los proyectos conceptuales por categoría, así como una serie de visitas guiadas en los sitios y charlas en línea con expertos en la gestión de sitios históricos, patrimonio cultural, arquitectura y urbanismo, entre otros, para proveerles las herramientas e información necesaria para poder desarrollar sus propuestas, las cuales debían cumplir con los siguientes objetivos:

» Promover la ocupación habitacional del Centro Histórico de Puebla a través de la reutilización de inmuebles.

» Diseñar espacios que provean un beneficio social para el usuario del Centro Histórico, destacando los valores patrimoniales y remembranza histórica de la zona en donde se encuentran.

» Brindar a los usuarios del Centro Histórico espacios públicos de calidad que fomenten la inclusión social, la diversidad y la seguridad ciudadana.

» Desarrollar estrategias de intervención con base en la normatividad vigente, con técnicas y materiales duraderos, de bajo costo de mantenimiento, asimismo, que respondan a las necesidades del cuidado del medioambiente.

Casos de estudio

Para la primera edición del concurso, se promovieron tres sitios para diseñar los proyectos conceptuales. Éstos cuentan con valores históricos, estéticos, culturales y sociales diversos y, por la ubicación en la que se encuentran, sus vocaciones responden a distintos públicos y necesidades. Caso de estudio de la categoría Vivienda:

» Inmueble privado ubicado en Av. 7 Sur no. 309 Centro Histórico

Casos de estudio de la categoría Espacio público:

» Parque Ángela Peralta. C. 5 Norte y Av. 24 Poniente en el Barrio El Refugio.

» Parque del Refugio. C. 5 Norte, entre Av. 28 y 30 Poniente en el Barrio de Santa María.

Serie de conferencias online

Con el objetivo de ampliar los conocimientos de los participantes en “Rehabilita y habita, Primer concurso de ideas. Nuevas perspectivas para el Centro Histórico de Puebla”, se ofrecieron una serie de conferencias con las siguientes temáticas:

» 50 años de la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural UNESCO: ¿Qué es el Valor Universal Excepcional?

» Despoblamiento, vivienda y valor histórico cultural del Centro Histórico

» Normativa aplicable para la intervención de inmuebles y espacios públicos en el Centro Histórico

» Materiales, técnicas de restauración y condiciones físicas de los casos de estudio

» Espacio público en el Centro Histórico

» Diseño urbano y sus métodos de intervención

Selección de nuevas ideas para el Centro Histórico de Puebla

jurado

Con la postulación de 29 proyectos en la modalidad de Estudiantes y 5 proyectos en la de Profesionistas, el día 5 de diciembre se llevó a cabo la deliberación y selección de los mejores proyectos conceptuales a través de un proceso de evaluación dirigido por un honorario integrado por representantes de la oficina de la UNESCO México, el Colegio de Urbanistas y Diseñadores Ambientales del Estado de Puebla y del Despacho Bautista Arquitectos, quienes contaron con el acompañamiento de la Titular de la Gerencia del Centro Histórico y Patrimonio Cultural, Berenice Vidal Castelán, Rodrigo Saenz representante de la Dirección de Patrimonio Mundial del INAH y el Presidente del Colegio de Arquitectos de Puebla A.C., Bernardo Ortiz Vite, llevando a cabo la moderación del jurado y el levantamiento de los resultados.

A través de este proceso fueron seleccionados 11 proyectos ganadores, diseñados por 34 participantes que, con sus ideas, aportaron nuevas perspectivas para el Centro Histórico de Puebla.

Premiación

Entrega de presea y reconocimiento con valor curricular.

» Publicación de los proyectos ganadores en la Revista Cuetlaxcoapan

» Visita a los estudios de arquitectura de Tatiana Bilbao y Enrique Norten

» Exposición de los proyectos ganadores en el Palacio Municipal

» Modalidad Profesionistas: » Entrega de presea y reconocimiento con valor curricular.

» Publicación de los proyectos ganadores en la Revista Cuetlaxcoapan

» Exposición de los proyectos ganadores en el Palacio Municipal

» Premios económicos por categoría: 1er lugar: $15,000.00; 2° lugar: $7,000.00; 3er lugar: $3,000.00

Esta propuesta presenta una restructura de los andadores promoviendo un juego de distintos niveles e integrando ambos parques con la recuperación de espacios vehiculares convertidos en espacios lúdicos, los cuales mejoran la visibilidad y apreciación del patrimonio.

 

Nuevas perspectivas para el Centro Histórico de Puebla

Modalidad Estudiantes, Categoría Espacio Público

3° lugar

Equipo Integrado por: Luz Bonilla González, Karla Sofía Rivera Tenorio, Marian Fernanda Sam Rocha y Julio Negrete Osuna

Titulado “Parque Renace”, la propuesta reinterpreta el espacio y mediante el diseño urbano, busca contribuir a la seguridad y la conciliación de los parques con base en el análisis de sus dinámicas sociales, económicas y culturales, proponiendo un espacio diseñado desde la perspectiva de género.

2° lugar

 Integrado por: Imanol Pérez Tepepa, Amos Méndez Alcantar y Luis Enrique Barbosa Maza, con la tutoría de Berenice Garrido Hermida

Esta propuesta busca reconfigurar el espacio mediante una estructuración orgánica que mejore la circulación, secuencia y visibilidad de los parques, implementando mobiliario urbano que proporcione una mejor experiencia de usuario, cuyo diseño se inspira en la talavera poblana.

1er lugar

Equipo integrado por: Christopher Padilla Tapia y José Antonio Torres Galindo

 

Modalidad Profesionistas, Categoría Espacio Público

3° Lugar

Equipo Integrado por: Daniel Serrano Villamayor, Mariano Romero Beristain, Mario Alberto Machorro Jaimes y Miguel Ángel Polo Romero

Este proyecto, en el que se presenta un diseño de trazos circulares con nodos como ejes rectores, propone recuperar y ampliar el espacio público por medio de un ajuste del predio integrando ambos parques a nivel de banqueta, consolidando así un solo espacio de recreación.

 

2° lugar

Equipo Integrado por: Jesús Arturo Vera Salazar, Ricardo Isaín Martínez Morales, Sergio Colchado Buendia y Sergio Coxca Morales

La propuesta nombrada “REFUGIOS | Ecosistema de Barrio Sostenible”, propone reconstruir el tejido social por medio de la ampliación de los espacios públicos, retomando los hitos existentes y creando nuevos espacios de convivencia como un ágora y, para mejorar la experiencia de usuario, juega con materiales claros y vegetación.

1er lugar

Equipo integrado por: Luis Moctezuma Gutiérrez Cevada, María Dolores Lobato Macías, Alejandro Sebastián Vasavilbaso Covarrubias y Ana Cristina Garrido Navedo

 La propuesta ganadora parte de la creación de una red de espacios públicos interconectados dentro y fuera del Centro Histórico, con un alcance mayor a la población, partiendo de la mejora del tejido social integrando tanto a los barrios históricos y a las colonias limítrofes. Además, propone un centro de integración juvenil y torres recolectoras de agua pluvial.

Categoría Vivienda, Modalidad Estudiantes

3er lugar

Equipo integrado por: Lluvia Cristina Cadena Gutiérrez, Maritere Díaz Rocha y Kenya Ailín Cabrera Viveros, con la tutoría de Sergio Gallardo Rivera

 Titulado “Casa La Esquina” este proyecto busca demostrar que se puede lograr un uso de suelo mixto en los inmuebles ubicados en el Centro Histórico en equilibrio con el contexto histórico, social y cultural.

2° lugar

 Equipo integrado por: Montserrat Díaz Cristerna, Karem Viviana Álvarez Medina y Georgina Angélica Papaqui Temoltzi, con la tutoría de Jorge Santos Quiróz

“Medio Punto” es el nombre de este proyecto que propone la creación de una unidad habitacional colectiva vertical respetando y manteniendo los valores patrimoniales del inmueble. Su diseño gira en torno a un eje comunitario donde a través de espacios de convivencia, se promueve la integración social.

1er lugar

Equipo integrado por: Sophia Anell Juárez, Salvador Cuatetl Chiquito y Emmanuel Ruy Guevara Hernández

 Bajo el nombre de “Casa 309” la propuesta surge como una solución de vivienda colectiva en el Centro Histórico que responda tanto a las necesidades actuales de vivienda y como a las del comercio formal.

Categoría Vivienda, Modalidad Profesionistas

2° lugar

Equipo integrado por: José Luis Augusto de la Cruz Galicia Osorio y David Felipe Martínez Calva

Este proyecto propone el aprovechamiento y consolidación de la estructura original, liberándola de agregados y desperfectos, presentando un inmueble en el que su uso como vivienda y comercio, convivan de manera natural. Asimismo, promueve el techo como espacio de interacción social.

1er lugar

Equipo integrado por: José Juan Guadalupe Ramírez Fierro, Yeisuán Ramírez Negrete y Stephanie Scherezada Salgado Montes

Titulada “Re-Ocupa”, esta propuesta busca recuperar la estructura original del inmueble integrando áreas de vivienda, comercio y servicios con beneficio social.

Numeralia

 2 modalidades de participación

2 categorías

3 casos de estudio

6 charlas online con expertos

3 instituciones impulsando nuevos espacios de creación

34 proyectos registrados

11 proyectos seleccionados, 11 nuevas perspectivas para el Centro Histórico de Puebla

 

Publicado en Cuetlaxcoapan 33
Lunes, 12 Febrero 2024 19:03

LA MIRADA POBLANA

 

 

Sarai Daniel

 

Fotógrafa y realizadora poblana dedicada a la producción audiovisual documental y publicitaria.

Su trabajo es su pasión.

Crear a través de la cámara es tener la oportunidad de exponer lo que su alma puede ver.

Habitas esta ciudad, y eres diferente pero siempre sorora con las tuyas.

 No distingues color de piel ni rasgos físicos. Eres fortaleza, alegría y devoción, también ternura, comprensión, consuelo y cariño.

Y aunque por siglos te han negado el derecho a ser tú, hoy tu lucha nos ha abierto el camino.

Publicado en Cuetlaxcoapan 33

 

 

Luisa Vilar-Payá

 

 

Recientemente, se publicó el primero de una serie de análisis musicales que me encuentro realizando sobre la obra y vida de Guadalupe Unda (1866-ca.1952).1 Como compositora, Unda puede considerarse desconocida; su actividad creativa no aparece registrada en ningún libro o artículo de historia de la música que haya podido encontrar.

Al mismo tiempo, hablo de redescubrimiento porque, en uno de los fondos musicales de la Catedral de Puebla (Archivo Histórico del Venerable Cabildo Metropolitano de Puebla, en adelante ahvcmp), se encuentran reproducciones manuscritas de obras suyas elaboradas por diferentes copistas. Definitivamente, este hecho deja ver que en el pasado hubo interés en la producción de esta compositora.1 Además, tanto los manuscritos como las partituras impresas muestran signos de uso y anotaciones derivadas de la ejecución musical.

Por otro lado, en la medida en que he logrado estudiar y promover la interpretación de su música, he descubierto que, el día de hoy, al menos un par de colegas también la ubican como compositora. El catálogo del Acervo Musical del Colegio de Vizcaínas, elaborado por John Lazos, incluye dos obras de Unda; mientras que Carlos Vidauri reporta haber visto piezas suyas en Guanajuato.2

Todo esto lleva a una reflexión sobre el proceso mismo de escribir historia: quiénes y por qué van quedando dentro o fuera. En este caso, ¿por qué no se ha hablado de Unda como compositora? ¿Por qué resulta importante e interesante incluirla en recuentos más detallados del devenir histórico-musical en México?

La escritura de la historia es un ejercicio complejo de valoración y reinterpretación de fuentes que no siempre son totalmente desconocidas, como lo muestra la introducción a esta reflexión. Sin embargo, los documentos generalmente se encuentran dispersos, y la posibilidad de difundir el legado —positivo o negativo— de una persona determinada emerge solo cuando se logran resaltar características sobresalientes: por un lado, elementos que revelen un impacto al desarrollo del patrimonio cultural y, por el otro, aspectos del devenir sociocultural de una época o región que resultan paradigmáticos en unos casos, o extraordinarios, en otros. Las colecciones y archivos de todo el mundo contienen información que la mayoría del público desconoce. Sin duda, dibujar líneas que entrelacen dicha información y argumenten a favor de creadores específicos conlleva a trazar objetivos claros y a analizar concienzudamente las evidencias encontradas.

En el proceso de investigación, descubrí que Guadalupe Unda de Sáenz —nacida en Puebla el 18 de septiembre de 1866, donde fue registrada como Guadalupe Pomposa Unda Mauleón, y casada en la Ciudad de México en 1895 con Ramón Sáenz Botello—3 es la misma persona que destacó en su niñez como cantante de zarzuela infantil. Lo hizo en compañía de sus hermanas y hermanos mayores, de quienes se tienen años de nacimiento, pero no de defunción: Eduardo (1852), Soledad (1860), Gabriel (1862) y María del Carmen (1864).4

Cabe aclarar que, en los periódicos, las edades de los miembros de grupo suelen estar reducidas; una estrategia frecuente que intentaba alargar el periodo en que niñas y niños se podían promocionar como seres fuera de lo ordinario. Aun así, con los datos que se tienen, uno puede ver que Guadalupe y Carmen actuaban y cantaban desde los seis y siete años, respectivamente, en zarzuelas dirigidas por su padre. Los anuncios en los que las edades aparecen alteradas se dan en la medida en que van dejando atrás la niñez.

De su rol como cantante infantil, se tiene más conocimiento. El investigador de teatro y música John Koegl no la ubicaba como compositora, pero sí como intérprete. Después de descubrir el interés común en investigarla, ambos emprendimos un intercambio de los datos que hemos ido localizando.5 La mayoría son comentarios y anuncios contenidos en periódicos de 1873-1881, publicados en México, EE. UU. y Puerto Rico, países donde la compañía Unda y Morón se presentó durante esos años. De esta época, Koegl me alertó sobre un bello dibujo de autor anónimo que retrata a Unda de pequeña.

Como puede verse en la imagen 1, la publicación la identifica de 6 años, pero podría ser unos tres años mayor, puesto que el texto menciona la presentación de la compañía en Nueva York en 1875 (además, el artículo tardó otros cinco años en publicarse).6

Las menciones de Unda escasean después de 1885, pero llegan hasta principios del siglo xx e incluyen presentaciones como maestra de canto, dando conciertos junto con sus alumnas en la Ciudad de México. Con su nombre de casada, Unda publicó piezas para voz y acompañamiento, y una extensa novela titulada María de los Ángeles, y subtitulada Novela Mexicana. Un ejemplar del libro de 410 páginas se encuentra en la biblioteca de la unam. 7 La novela contiene algunas escenas musicales, lo cual añade otro ángulo a la investigación que actualmente realizo.

Del análisis más profundo de su vida y obra, emerge una mujer con conocimiento y habilidades musicales sólidas y creativas. Unda se levantó por encima de las circunstancias que la rodearon y —en una época en que no era fácil para la mujer lograr reconocimiento— ella misma hizo lo posible para dejar evidencia de sus intereses y capacidad creativa. Publicó música cuando tenía más de 50 años, y su novela vio la luz en 1932, cuando ya había cumplido los 65 años, aunque no se sabe en qué año comenzó a escribirla ni cuándo la terminó. Las partituras son publicaciones privadas, es decir, no realizadas por casas editoriales de gran distribución.

Se desconoce si Unda presentó sus composiciones a otros editores de música, o si simplemente decidió mandarlas a imprimir por su cuenta. Afortunadamente, la autora logró ubicar estratégicamente varias piezas en manos de instituciones y personas que supieron valorarlas y resguardarlas. Una de las partituras del Colegio de Vizcaínas (obra titulada Salve) contiene en la portada una dedicatoria para la institución firmada por Unda en 1919.8 ¿Acaso fue iniciativa de la compositora llevar su música para que fuera interpretada en esta legendaria institución? Por otro lado, de la música conservada en el ahvcmp, su Ave Verum tiene en la portada el sello de Wagner y Levien, sucursal Puebla. Ello quiere decir que una de las empresas más importantes de venta musical en México distribuyó esta pieza.

Cinco obras de Unda llegaron al ahvcmp como parte del archivo que donó la familia de León Terrés (1900-1985), organista y maestro de música que se movió principalmente en el ambiente eclesiástico, mientras enseñaba historia de la música en el Conservatorio de Puebla, del cual también fue director. Cabe aclarar que, dentro del archivo de Terrés, venía un fondo que se distingue por documentos que llevan el sello de Aurora Domínguez Toledano, y contiene partituras y copias manuscritas que van desde finales del siglo xix a principios del siglo xx. Según he podido investigar, Domínguez Toledano fue una cantante que se movió en ambientes eclesiásticos. Ciertamente, acumuló un importante acervo de música litúrgica y devocional de esas décadas. En el fondo Domínguez Toledano se conservan no solo partituras, sino numerosas partes (particellas) utilizadas por quienes integraban el coro.

La imagen 2 resume varios tipos de información contenida en los documentos que sobreviven en el ahvcmp. Mientras que en la partitura impresa del Ave María se observa el desgaste de abrir y cerrar la carátula varias veces; las particellas manuscritas dan fe de que la obra se cantó en coro. La particella fotografiada, en el borde superior de la imagen 2, muestra el sello de Domínguez Toledano, el cual se repite en todas las hojas copiadas para el uso de las integrantes del coro. Sabemos que eran mujeres porque sus nombres aparecen registrados en muchas particellas. La partitura no tiene sellos que indiquen su pertenencia a Domínguez Toledano o Terrés, pero tiene el año de publicación, 1917, y la dedicatoria impresa: “a mi discípula la Srita Marta Sauvade”.

El ordenamiento del archivo Terrés —particularmente, los distintos fondos que lo componen y los diferentes sellos estampados en las partituras— deja ver que los documentos musicales de Domínguez Toledano primero ingresaron al Templo del Espíritu Santo; una institución que, hasta donde sé, ya no tiene un archivo musical. En esta misma iglesia trabajaba Terrés. El archivo donado por su familia a la Catedral de Puebla revela que el músico poblano reutilizó algunas partituras de Domínguez Toledano a las que también les puso su propio sello.

Unda y Domínguez Toledano pudieron haberse conocido: las dos eran poblanas, cantantes y participaban en ambientes eclesiásticos. Definitivamente, la segunda seleccionó para interpretación las obras de la primera. Al mismo tiempo, el estudio detallado del total de partituras revela que el fondo Domínguez Toledano no fue la única fuente de conocimiento para Terrés. Incluso, puede deducirse que el organista conoció la música de Unda de manera independiente, ya que no hay ninguna partitura que presente los sellos de los dos intérpretes. Independientemente de cómo haya ido pasando la información, los documentos que ahora se conservan en el ahvcmp permiten deducir el interés en las composiciones de Unda por parte de ambos.

La calidad de las obras conservadas en los archivos musicales siempre varía. Hay partituras que simplemente cumplen su función dentro de los ritos eclesiásticos o las fiestas populares, pero las obras de Unda destacan por su creatividad y profundidad de expresión. No es este el sitio para demostrar por medio de análisis musical las características particulares de su música, pero puedo asegurar que, más allá de una escritura conocedora y cuidadosa, sus composiciones llaman la atención por un tipo de expresión que tiende a la introspección.

Para que la música de Unda trascienda en el siglo xxi, se necesitan, por un lado, publicaciones que analicen las obras y, por el otro, interpretaciones que la difundan a públicos amplios. En estos dos años se han logrado algunos avances con la publicación del artículo antes mencionado y, en el área de la interpretación, con la participación de colegas y estudiantes de la udlap. En el año 2021, la soprano María José Amieva cantó en diversos escenarios el Ave María, acompañada de la pianista Misa Ito y del violinista Sergio Castro Medina. El reestreno oficial se hizo en la Catedral de Puebla, el 14 de diciembre de 2021. La grabación de la obra comienza en el minuto 38:51 del video. En YouTube aparece como udlap Concierto de Navidad 2021.9 Un año después, la soprano Desire Alexandra Cabezas Doilin cantó en diversos conciertos otra obra devocional titulada “Mayo” y subtitulada “Melodía a la Santísima Virgen”. El reestreno oficial se realizó también en la catedral de Puebla, el 7 de diciembre de 2022, en compañía de la orquesta Sinfónica de la udlap, bajo la dirección de Sergio Castro Medina.10

En relación con la ubicación de la compositora dentro del escenario histórico de la música en México, cabe señalar que tanto la riqueza de su experiencia como la calidad y variedad de las actividades que desarrolló hacen de Guadalupe Unda un personaje digno de estudio y respeto. Hay indicios de que su participación en zarzuela como “niña debió pesarle”. Varios periódicos decimonónicos criticaron que niños de pequeña edad actuaran y divirtieran a la audiencia adulta con temas y bromas considerados impropios de su edad. El caso se tomó como ejemplo de lo que no debe hacerse, y el tema resurgió una y otra vez en los periódicos, aun en los años en los que la compañía ya no estaba activa. Unda parece haberse sentido afectada por ello (un aspecto de la vida de la compositora complejo y objeto de un estudio más detallado que espero publicar en unos meses).

Sin duda, Unda es un personaje digno de mención, estudio y admiración. Sus composiciones destacan por su gran expresividad y buena factura en un área —música devocional— en donde se tienen pocos estudios de la participación femenina, y que, desde luego, fue de gran importancia. De por sí, las aportaciones de las mujeres artistas, y las mujeres en general, se relegaron durante mucho tiempo. Fue hasta finales del siglo xx cuando se empezó a realizar un trabajo correctivo serio, pero que, por las mismas dificultades del campo de estudio, todavía resulta insuficiente.

La historia de Unda contribuye a subsanar la falta de valoración y olvido que han sufrido las mujeres. Guadalupe Unda representa un extraordinario ejemplo de resiliencia. La publicación tardía de su obra da fe de una mujer que nunca se venció y que, entrada ya en años, logró conservar gran lucidez, inteligencia y creatividad.


  1. Vilar-Payá, Luisa, “El Ave Verum de una compositora mexicana desconocida: Guadalupe Unda (1866-ca.1952), en Investigación y documentación musical en México: Nuevos temas y perspectivas, Luis Antonio Gómez Gómez y Gabriela Rivera Loza (coords.), Secretaría de Cultura, inbal, cenart-cenidim, Ciudad de México, 2021, pp. 19-32.

 

  1. Agradezco las facilidades otorgadas por la Arquidiócesis de Puebla para la realización de esta investigación.
  2. Lazos, John, Catálogo del Acervo Musical del Colegio de Vizcaínas (amcv). Fondo Nacional de la Cultura y las Artes, Ciudad de México, 2017.
  3. Seminario de Genealogía Mexicana, Geneanet [en línea]: https://gw.geneanet.org/sanchiz?lang=en&n=unda+mauleon&oc=0&p=guadalupe+pomposa [consulta: 9 de febrero, 2019].
  4. Seminario de Genealogía Mexicana, Geneanet [en línea]: https://gw.geneanet.org/sanchiz?lang=en&n=unda+mauleon&oc=0&p=guadalupe+pomposa [Consulta: 15 de enero, 2023].
  5. El 25 de octubre de 2022, en el Foro Nacional de Investigación y Documentación Musical cenidim, 2020.
  6. Hutton, Lawrence, “Infant Phenomena”, en Frank Leslie’s Popular Monthly, vol. XXI, núm. 4, 1886, p. 445.
  7. Unda de Sáenz, Guadalupe, María de los Ángeles. Novela Mexicana. Editorial Herrero Velarde/J.P., México, 1932.
  8. Legajo 48 de los documentos musicales del Colegio de Vizcaínas. Lazos, John, Catálogo del Acervo Musical del Colegio de Vizcaínas (AMCV)…, p. 345.
  9. Concierto de Navidad 2021 | Catedral Basílica de Puebla https://www.youtube.com/watch?v=FuU60tZ7VrI
  10. La grabación puede verse en el minuto 50:24 del video en YouTube como UDLAP Concierto de Navidad 2022.
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Ana Garduño

 

La imagen actual de la ciudad de Puebla no tendría la espectacular fisonomía que desde hace décadas luce si no fuera por la regeneración arquitectónico-urbanística que se le ha realizado. Esto, gracias a la productiva colaboración entre las autoridades estatales y municipales junto con la iniciativa privada, como la Fundación Amparo, la cual se encuentra comprometida con el patrimonio poblano. Esta fundación fue liderada por una inteligente y activa gestora cultural, Ángeles Espinosa Yglesias Rugarcía, quien desde 1979 colaboró con su padre, el Director Fundador Manuel Espinosa Yglesias (1909-2000), a quien le sucedió en el cargo a la presidencia desde 1994 hasta su muerte, ocurrida en 2007.

  Ambos compartían una ideología y estaban convencidos de que debían colaborar con los sectores políticos y empresariales para lograr una incidencia significativa en la mejora de las condiciones de vida de los mexicanos, en general, y de los poblanos, en particular. En específico, su interés por Puebla los llevó a emprender una gran cantidad de proyectos de desarrollo social, económico y, sobre todo, cultural. Sus intervenciones marcan un antes y un después en la historia de su ciudad natal. De esta forma, sus biografías están estrechamente ligadas al devenir de este territorio que fue el centro de sus preocupaciones y responsabilidades comunitarias.

  Padre e hija formaban un dúo colaborativo cuyos logros y resonancias exceden el tiempo en el que vivieron. Un antecedente fundamental de su compromiso con el patrimonio que hemos heredado como país fue su apoyo, sobre todo financiero, para las excavaciones arqueológicas en el sitio donde se ubicó el Templo Mayor de la imperial ciudad México-Tenochtitlan, enterrado por siglos, y que cobró notoriedad a partir del descubrimiento accidental del monumental monolito que representa a la diosa de la luna, Coyolxauhqui, en 1978. Convencidos de la necesidad de crear una institución que nucleara sus actividades en pro de la población, del desarrollo del arte y la cultura, nacional y local, al año siguiente de iniciar el patrocinio para la materialización del ambicioso proyecto de rescate del citado santuario del Centro Histórico de la capital del país, crearon su institución emblema: la Fundación Amparo.

  Desde ese organismo concentrador de sus afanes socioculturales, incrementaron sus acciones a favor del patrimonio colectivo, de su conservación, salvaguarda y resignificación, tanto para fines educativos y de promoción artística como de impulso turístico. Así, el primer gran proyecto que acometieron fue la creación del Museo Amparo, que implicó la incorporación de nuevos lotes artísticos para el fortalecimiento de sus colecciones, así como la ampliación de las temporalidades representadas, a fin de brindar una revisión cronológica del arte nacional, desde el universo mesoamericano hasta el presente, adicionado con obras procedentes de otras latitudes, que comparten fórmulas estéticas con nuestro país.

  De 1991 a la fecha, es un recinto que concita a públicos diversos, locales y globales. Sus exposiciones permanentes y sus muestras temporales lo han consolidado como un espacio de recorrido indispensable para los visitantes de la capital poblana. Más aún, su programa educativo, sus actividades académicas y la incesante realización de conferencias, talleres, presentaciones de libros, cursos y seminarios, lo han convertido en uno de los centros culturales más activos, y propositivos, del país1.

Proyectos de dignificación urbana

  Dentro de las líneas de acción definidas y materializadas por Ángeles Espinosa Yglesias Rugarcía, es evidente una profunda preocupación por salvaguardar el patrimonio cultural edificado, sean conjuntos arquitectónicos o inmuebles de carácter civil o religioso, siempre con un relevante valor artístico o histórico.

  La citada gestora fue el impulso vital de dos proyectos fundamentales en la historia de la ciudad de Puebla: el reordenamiento urbano que derivó en su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial por la unesco, que se logró en 1987,2 para lo cual fue necesario instrumentar un plan para que las cuadras que constituyen el Centro Histórico fueran renovadas, lo que incluyó el arreglo integral de calles y edificaciones, así como el inicio de un programa de entubamiento del cableado; todo para acentuar su excepcionalidad.

  Activar y dotar de una misión al patrimonio recompuesto son las dos nociones fundamentales que explican su apasionada labor. Ella escribió: “Restaurar cabalmente el Centro Histórico de Puebla no es una labor de albañilería y pintura […]. Es inútil restaurar una casona o un palacio si no se los habita y se los usa, si no se los dota de vida, si no se los hace parte de un proyecto cultural”.3 Tenía plena conciencia de la trascendencia de apropiarse metafóricamente de los bienes heredados, de enlazarse en términos emocionales con ellos para vincularlos a nuestra identidad, de asimilarlos como representaciones de un tiempo anterior, en calidad de reliquias vivas que permitan evocar y explicar un pasado que nos provea de sentido comunitario.

  Por tanto, el acento está colocado no tanto en la riqueza arquitectónica como en sus usos, reales y simbólicos. Explicó: “Las ciudades se parecen en muchas cosas a los seres humanos […] conservan su lozanía y su belleza, su vitalidad y su entusiasmo, mientras haya quienes las quieran y las cuiden. Una ciudad que no recibe amor termina también por perder la vida”.4 Por supuesto, aquí el concepto clave es el del compromiso colectivo frente a los bienes patrimoniales: su conservación y protección es responsabilidad de todos, dado que se trata del legado de quienes reconocemos como antepasados. Nos corresponde disfrutarlos y garantizar su preservación para las generaciones futuras.

  Las intervenciones complementarias de la Fundación Amparo, dentro del rubro de mejoramiento de arquitectura civil y de remodelación de plazas públicas, fueron ambiciosos emprendimientos como el remozamiento del Pasaje del Ayuntamiento, 1987-1990, y el Paseo de San Francisco, 1999. En cuanto a inmuebles específicos, cabe mencionar el Mercado La Victoria que, por su ruinosa condición, fue cerrado en los años ochenta y reparado a inicios de la década de los noventa. Otra es la Casa Aguayo, acondicionada para convertirse en la sede oficial del Poder Ejecutivo estatal durante el mandato del gobernador Melquíades Morales Flores, 1999-2005.

  Otro gran programa de rescate urbano no obedeció a ninguna estrategia de posicionamiento regional, sino que fue una reacción obligada ante la terrible destrucción que implicó el sismo de 1999, que asoló a su estado natal, mismo que Ángeles Espinosa decidió explorar en sistemáticas visitas para constatar la magnitud de la tragedia e idear un esquema de atención con diferentes temporalidades, acorde a la urgencia de atención de cada inmueble dañado. Fue un trabajo mancomunado con la sociedad civil, la iniciativa privada y las autoridades gubernamentales y eclesiásticas.

  Se sistematizaron los criterios de selección de los inmuebles; se les clasificó de acuerdo con sus características y los deterioros sufridos, y se diseñó un plan de acción con resultados cuantificables a corto y mediano plazo, además de bocetar un pacto de procuración de fondos para garantizar la fluidez del financiamiento.

  En cuanto a los bienes de vocación religiosa, solo en la ciudad de Puebla se arreglaron alrededor de sesenta iglesias, que incluían, de manera destacada, a la Catedral de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, los templos de San Agustín y el de La Compañía o del Espíritu Santo. En la lista de arquitectura civil restaurada, se encuentra desde el Palacio Municipal hasta los edificios Arronte ―igualmente conocido como Casa de Mangino, Casa de los Cañones o Palacio Berrueco― y el Carolino, sede de la rectoría de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, así como la también emblemática Casa del Deán (desde 1984 museo de sitio), entre muchos otros recintos.

  En 2002, Ángeles Espinosa Yglesias Rugarcía afirmó:

Algunas tareas en el campo de la cultura son urgentes e impostergables. Es necesario, por ejemplo, cuidar la riqueza arquitectónica y artística de nuestro estado. Sería criminal descuidarla ahora para pensar en restaurarla después. Y es necesario también hacer un esfuerzo extraordinario para vincular a nuestros niños a todas las formas del arte. Tenemos que hacerlo ahora, ya que de nada servirá intentar restaurar esa relación después.

  Con esta gestora cultural, estamos ante un caso de profesionalización de la asistencia social donde, mediante principios de ética aplicada, el compromiso se materializó para beneficiar a la ciudadanía y a las heredades patrimoniales, lo que se hizo, y se hace, sin esperar de manera pasiva que instituciones, asociaciones o autoridades soliciten la prestación de apoyos. Esto es, ella generó sus propios criterios y campañas de protección de inmuebles históricos. Con ello, y esto quiero enfatizarlo, la Fundación Amparo contribuyó con el diseño y la instrumentación de una política patrimonial de alcance nacional, aunque en este texto me he referido solo a algunos de sus proyectos en el estado de Puebla.

  En este sentido, es fundamental realizar una investigación a fondo sobre las alianzas, presentes e históricas, entre los diversos agentes, públicos y privados, que accionan a favor de nuestros bienes construidos. Allí la trayectoria profesional de Ángeles Espinosa Yglesias Rugarcía ocupa un lugar relevante.


  1. Para este tema, véase mi ensayo “El Museo Amparo: nacimiento y tiempo presente”, en El México antiguo. Colección del Museo Amparo (Puebla: Fundación Amparo, 2021), 29-79.
  2. En ese mismo primer año de registro de zonas culturales mexicanas, se incluyeron las acreditaciones de otros centros históricos, como el de Ciudad de México y Oaxaca, además de Xochimilco y las zonas arqueológicas de Monte Albán, Palenque y Teotihuacán.
  3. Discurso leído en la ceremonia protocolaria del Patronato del Centro Histórico (pch) de la ciudad de Puebla, el 15 de abril de 2002. Allí se anunció que este estaría integrado, además de Ángeles Espinosa Yglesias Rugarcía, por empresarios como Carlos Slim, Mario Vázquez Raña y Carlos Peralta.
  4. Ibidem.
  5. Discurso leído en la Séptima Asamblea Plenaria del Comité de Planeación para el Desarrollo del Estado de Puebla, 22 de febrero de 2002.
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María Guadalupe Arce Gachupín

 

 Somos tradición, costumbre, lengua, ritual, consolidados en una danza de Carnaval que nos hace sentir fuertes, sólidos y vivos. En tiempos pasados, durante mi infancia en la Junta Auxiliar de San Miguel Canoa, mi madre me solía narrar cómo mi abuelo esperaba con gusto a los negros1 o huehues2 y cómo participaba en esta tradición limpiando el terreno donde unas cincuenta parejas iban a danzar, a las que les tenía listo el aguardiente para que rindieran más tiempo bailando y, al finalizar, les agradecía con alimentos.

  Recuerdo que mi etapa escolar, disfrutaba observar cómo los negros ejecutaban sus sones con música en vivo en la plaza de la comunidad, donde se reunía la mayoría de los habitantes del lugar. Como pocas celebraciones eran de diversión, esta época era una de las más esperadas del año.

El Carnaval en San Miguel Canoa

  Durante febrero y marzo, en vísperas de la cuaresma y época que marcaba el ritual de petición de lluvia para la siembra, la danza solo podía ser ejecutada por varones que se disfrazaban de los negros, cuyos acompañantes eran las Xixilonas3 .

  Los negros, portaban la vestimenta de ese tiempo, que se diferenciaban por usar un quepí4 y una máscara de madera o de luchador. Las Xixilonas, utilizaban las prendas que usaban las mujeres de la época (normalmente estas prendas eran de sus esposas, abuelas o hermanas).

Problemática

  En una determinada época, vimos una reducción de interés de las personas que admiraban esta tradición. Hecho que nos preocupó y nos orilló a buscar la manera de no dejar morir está costumbre.

  Así, en el año 2008, nos dedicamos a buscar información sobre la historia y la vestimenta del carnaval de San Miguel Canoa, así como de los danzantes que participaron en épocas pasadas con un objetivo muy claro: reavivar esta tradición en los habitantes de la comunidad. Y para cumplir con esta tarea, teníamos que involucrar a todos los habitantes, sin embargo, no contábamos que nos encontraríamos con el estigma y rechazo a vestirse de mujer, pues era considerado un insulto al ego masculino. Por ello, se buscó una alternativa a esta problemática.

  Y es así como la Xixilona, personaje interpretado por varones, evolucionó para ser la Xilona, interpretado por una mujer. Este cambió fue posible gracias a la creación de la cuadrilla “Nawi Xochitelpoch” con la cual, por primera vez en la historia de esta tradición a la cual sólo el varón tenía acceso, esta cuadrilla está conformada no solo por hombres, sino también por dos mujeres. De este modo, las maestras Guadalupe y Oliva Arce Gachupín, fueron las pioneras en participar en esta danza a partir del año 2010.

  Desde ese momento, la Xilona se vuelve un personaje igual de importante para la danza del carnaval. En una primera etapa, se refuerza el vínculo con la cosmovisión indígena del lugar, ya que su papel es representar la fertilidad, la fecundidad y la vida cotidiana de la mujer de Canoa, a través de sus bordados en la vestimenta. En ésta se representa la flora y la fauna de la montaña Matlalcueyetl5. En segunda instancia, su representación se basa en un evento histórico importante en México, pues representa a la soldadera de la Revolución Mexicana durante la toma de la plaza principal por el general Máximo Rojas, el 12 de diciembre de 1915. Por ello, actualmente la Xilona porta la indumentaria de nuestras abuelas, y en ella se representa el vínculo histórico, tradicional y de la cosmovisión indígena que se tiene con San Miguel Canoa.

  Otra de las aportaciones que hicimos a la comunidad a través de la investigación que realizamos durante años, fue una recopilación de fotografías que hicieron posible incorporar el personaje de la novia tradicional del carnaval, quien con su vestimenta muestra el traje de gala que utilizaba una mujer canoera, al momento de contraer nupcias.

Reactivación de la economía local

  El carnaval en su totalidad, genera una economía dentro de la comunidad, pues a través de distintos oficios como son los coarteros6, sastreros y las artesanas y los artesanos dedicados al bordado, se logra confeccionar la vestimenta utilizada en el carnaval.

Retos y oportunidades de cambio

  Uno de los retos más difíciles que hemos realizado durante la investigación, rescate y promoción del carnaval en San Miguel Canoa, ha sido incluir a la mujer dentro de la danza, un hecho mal visto por la comunidad ya que, de acuerdo con el contexto religioso en el que inicialmente estuvo inmersa esta tradición, se nos inculcó que la danza del carnaval iba en contra de “Dios”. Asimismo, la Iglesia Católica dictaba que el carnaval solo podía ser ejecutado por hombres durante 4 años; pasado ese tiempo, tenían que dejar de bailar o su alma estaría condenada, por lo que la danza de carnaval era ejecutada por un período de tiempo limitado. Actualmente, se ha desvinculado la raíz religiosa de esta tradición, para ser vista dentro de la comunidad como un hecho cultural que nos da identidad y que nos representa dentro y fuera de San Miguel Canoa.

  Del mismo modo, se dio paso a la aceptación de la mujer en la dirección de una cuadrilla; se concretó la inclusión de la Xilona como parte fundamental de la danza; y a la novia como el personaje histórico más importante de nuestras tradiciones. Ambas nos ofrecen una narrativa de la vida real y cotidiana de la mujer de Canoa.

A manera de conclusión

  Hoy en día, vemos que el trabajo que hemos realizado apenas representa el comienzo de todo lo que queremos cumplir en beneficio de nuestra comunidad y nuestras tradiciones. Buscamos conservar y preservar el carnaval para el disfrute de las generaciones venideras, y así poder dejar un legado histórico y cultural con el que las y los habitantes se sientan identificados a lo largo de la historia de San Miguel Canoa y que nos diferencie del resto del mundo. También para que de forma digna, se respeten nuestras tradiciones y se revalorice nuestro origen e identidad indígena.


  1. Danzantes ataviados con una capa en tela brocada.
  2. Del náhuatl, que significa ‘viejo’.
  3. Palabra náhuatl que significa ‘hombre vestido de mujer representando a una mujer’.
  4. Gorra cilíndrica o ligeramente cónica con visera horizontal, que usan los militares como prenda de uniforme.
  5. Palabra náhuatl que se refiere a la montaña.
  6. Persona que se dedica a la elaboración de coartas con ixtle
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Citlali Reynoso Ramos

 

En muchos países del mundo, la historia de la arqueología es una historia dominada por los varones; esos grandes viajeros y descubridores, cuyos privilegios de clase y de género, les dieron la libertad para escapar de las actividades dentro del ámbito casero. La expedición arqueológica, al menos la del siglo xix, estaba vedada para la mayoría de las mujeres, por las condiciones, poco adecuadas para las damas, de aventurarse a lugares hostiles.

  Por otra parte, el acceso a la educación y, en particular, a la universidad, fue un beneficio negado a las mujeres hasta finales del siglo xix. En México, la primera mujer que ingresó a la universidad y obtuvo un título fue la doctora Matilde Montoya, en la Escuela Nacional de Medicina. Es fácil resumir el logro de la Dra. Montoya, pero este estuvo lleno de obstáculos, insultos y menosprecio. En sí, lo que hoy conocemos como violencia de género. Gracias a su lucha, su empeño y su resiliencia, presentó su examen profesional el 24 de agosto de 1887 y, para tal efecto, Porfirio Díaz emitió un decreto para que pudiera graduarse1 y, junto con ella, todas. Este hecho es un parteaguas en el acceso a la educación, la ciencia y la profesionalización para las mujeres en México.

Mujeres y arqueología en México

  En México, las mujeres se incorporaron a la disciplina antropológica en la década de 1930, durante el Cardenismo.2 Isabel Ramírez Castañeda y Eulalia Guzmán Barrón abrieron brecha en la antropología y en la arqueología a inicios del siglo xx. De acuerdo con Goldsmith y Sánchez, ambas fueron maestras normalistas: asistieron a la Escuela de Altos Estudios de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) y a la Escuela Internacional de Arqueología y Etnografía Americana (eiaea), y “…las dos tuvieron prácticas que transgredían los cánones académicos y las normas de género por lo que fueron repudiadas por la comunidad científica antropológica”3 conformada por hombres. En opinión de Goldsmith y Sánchez, Isabel Ramírez fue la primera arqueóloga mexicana (nacida en Milpa Alta, comunidad cercana a la Ciudad de México), comisionada por el gobierno para estudiar en la eiaea, en donde recopiló y tradujo cuentos populares, además de excavar y analizar material del sitio arqueo lógico de Tlalnepantla. Sin embargo, su trabajo fue descalificado por la academia, por su escritura y por su actitud “supuestamente conflictiva y vanidosa”,4 y fue despedida de su trabajo en el Museo Nacional, donde regresó en sus últimos años de vida, no como investigadora, sino como portera.

  Eulalia Guzmán Barrón es también pionera en la arqueología mexicana. Nació el 12 de febrero de 1890 en San Pedro Piedra Gorda, Zacatecas. Su claridad de pensamiento, su tesón, sus convicciones políticas e ideales sociales, que incluían una abierta ideología feminista y la lucha por el sufragio femenino, la llevaron a participar en ámbitos políticos y culturales de importancia nacional e internacional.5  

  Su trayectoria académica es también notable con estudios en educación a nivel nacional e internacional en Estados Unidos, Berlín y Jena. En el año de 1930, se especializó en el campo de la arqueología y participó en la exploración de la Tumba 7 en Monte Albán. Fue jefa del Departamento de Arqueología del Museo Nacional de México y realizó exploraciones en Chiapas, Chalcatzingo y la Mixteca Alta.6

  Mucho se ha escrito sobre Eulalia Guzmán, quien fue, sin duda, una mujer extraordinaria, de mente sagaz, apasionada, tenaz, con principios y convicciones. Sin embargo, el hallazgo de los restos (interpretados como) de Cuauhtémoc en Ixcateopan, Guerrero fue lo que le valió ser ridiculizada, desprestigiada y borrada de la historia nacional.7,8,9 De acuerdo con Ruiz,10 el caso de Ixcateopan puede comprenderse “como una disputa política entre hispanistas e indigenistas y su lucha por el control de los símbolos nacionales”. Al mismo tiempo, la autora propone una interpretación interesante, en donde el cuerpo de Eulalia, un cuerpo femenino que excava las entrañas de la nación, perturba la idea del Estado nacional, el cual representa a un sujeto masculino totalizador. En Ixcateopan, afirma Ruiz,11 “se juntaron las lógicas de género en los terrenos de la ciencia y en los del nacionalismo”.

  Otras mujeres ejemplares, pioneras en la arqueología mexicana, fueron Zelia Nutall, Emilia Florencia Jacobs Baquero (Florencia Müller), Amalia Cardós Fajardo, Linda Schele, Isabel Kelly, Barbro Dahlgren, Beatriz Braniff, Laurette Séjourné, entre otras. Se debe resaltar a Beatriz Barba Ahuatzin como la primera mujer en obtener el título de Licenciada en Arqueología en 1956, y de Etnóloga en 1960, ambos por la Escuela Nacional de Antropología e Historia; participó en diversas exploraciones arqueológicas en sitios como Tlatilco, las Ladrilleras de Almoloyan y Tlapacoya.12

  Además, fue fundadora de la Academia Mexicana de Ciencias Antropológicas y participó en el diseño de las salas introductorias del Museo Nacional de Antropología.13

  En el siglo xx, se puede destacar la impronta en la investigación y en la docencia de las arqueólogas Yoko Sugiura Yamamoto, Pilar Luna, Linda Manzanilla Naim, Mari Carmen Serra Puche, María de Lourdes Suárez Diez, Rosa María Reyna, Nelly Robles García, Noemi Castillo, María de los Dolores Soto, María de Jesús Rodríguez, Patricia Fournier, Lorena Mirambell, Ann Marie Cyphers, Maricruz Paillés, entre muchas más.

Mujeres y arqueología en el Centro Histórico de Puebla

  A pesar de que la arqueología en la ciudad de Puebla es relativamente reciente, existe un número importante de mujeres que han realizado contribuciones significativas a la historia de la ciudad desde la perspectiva arqueológica. En este breve artículo mencionaré solo a las colegas que han consolidado un producto de investigación, tesis o artículo científico, aunque reconozco que existen muchas más que han contribuido de diversas formas, por ejemplo, realizando excavaciones, análisis de materiales, dibujo o registro. En su conjunto, gracias a todas ellas, la ciudad de Puebla tiene memoria arqueológica.

  La primera excavación arqueológica en la ciudad de Puebla se llevó a cabo en 1981, por el matrimonio Florence Lister y Robert Lister. Se puede decir que Florence Lister fue la primera mujer en excavar la ciudad histórica. A finales de 1960, Florence pasó de ser especialista en sitios de Chihuahua, Nuevo México y Utah, a explorar la arqueología histórica en México, enfocándose en la producción y en la distribución de la loza llamada mayólica (o talavera). Esto la llevó a explorar la ciudad de Puebla, junto con su esposo, y a publicar el emblemático artículo: “The potters’ quarter of colonial Puebla, México” (1984), en donde propone la ubicación de la cuadra de los alfareros de mayólica. La importancia de esta investigación es que realizó un sólido planteamiento de investigación con base en documentos y estudios previos sobre alfarería, y se respondió una pregunta a través del material y contexto arqueológico.

  Florencia Müller fue una de las primeras arqueólogas en titularse por la enah en 1947, con su tesis sobre Chimalacatlán, y fue pionera en el estudio de diferentes sitios arqueológicos como Teotihuacan y Cholula; en particular, se le reconoce por sus aportes al análisis cerámico.14,15 Si bien Florencia Müller no realizó exploraciones o análisis con materiales procedentes de la ciudad histórica de Puebla, durante 1972 y 1976 fue la encargada de analizar la cerámica de la prospección y de la excavación, de, al menos, 699 sitios en el valle de Puebla-Tlaxcala, proyecto dirigido por Ángel García Cook. Los resultados se condensan en el libro: Estudio de la cerámica hispánica y moderna de Tlaxcala-Puebla, publicado en 1981, un referente obligado.

  Verónica Amellali Vázquez López participó en el proyecto Estanque de Pescaditos durante 1992-1994, y realizó la tesis de licenciatura titulada Exconvento de las llagas de San Francisco: un estudio de arqueología histórica, presentada en la Universidad de las Américas Puebla (udlap) en el año 2000, convirtiéndose en la primera mujer en presentar una tesis con materiales arqueológicos excavados en la ciudad.

  A partir de 1999, a consecuencia del sismo ocurrido ese mismo año, se propiciaron exploraciones arqueológicas en inmuebles históricos, y, en consecuencia, años después, se observó un incremento en la consolidación de investigaciones sobre arqueología del Centro Histórico de Puebla, particularmente por mujeres. Se reportan publicaciones de tesis a nivel licenciatura y posgrado en universidades nacionales e internacionales, artículos de investigación publicados en revistas nacionales e internacionales, conferencias, capítulos de libros y ensayos realizados por mujeres, muchas de ellas oriundas de la ciudad de Puebla.

  En el año 2011, a iniciativa de Alicia Castillo Mena, investigadora de la Universidad Complutense de Madrid, se realizó una Escuela Complutense Latinoamericana en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (buap). Esto inició una fructífera relación académica, y contribuyó a incrementar la investigación arqueológica del Centro Histórico de Puebla; particularmente, con el proyecto entre uc-buapinah, denominado “La dimensión arqueológica en ciudades patrimonio mundial: los casos de Alcalá de Henares, La Habana y Puebla” (2012- 2016), encabezado por Alicia Castillo Mena, en colaboración con la doctora María de los Ángeles Querol, esta última pionera en los estudios de género en arqueología y gestión de patrimonio en España.

  Derivado de este proyecto, dos colegas españolas realizaron tesis a nivel licenciatura en la Universidad Complutense sobre arqueología de Puebla: María Luisa Pérez González, con la tesis Gestión del Patrimonio Arqueológico Industrial en Puebla, México. El caso de la Constancia, en el año 2015, y Sonia Germán Quintana, con la tesis Estudio sobre el patrimonio arqueológico de la ciudad de Puebla (México), también en 2015. Dentro de este grupo, destaca la participación de Nekbet Corpas Cívicos, quién realizó tesis de doctorado sobre la gestión del patrimonio arqueológico, comparando casos de España y América Latina, bajo la perspectiva de la resolución de conflictos, presentada en el año 2021. El estudio es pionero, de suma relevancia y de necesaria aplicación en el caso de Puebla.

  Por su parte, Mariana Toledo realizó una tesis de licenciatura en la enah, presentada en el año 2011, y titulada Arqueología Histórica de la ciudad de Puebla. Avances y Perspectivas 1988-2007, donde desarrolló un útil estado del arte de la arqueología en el Centro Histórico de la ciudad hasta 2007: una aportación de suma importancia que precisa ser continuada y actualizada.

  Asimismo, Lillian Torres González es un destacado ejemplo, por su visión multidisciplinar. Es arqueóloga, maestra en historia y candidata a doctora en antropología. Participó en las exploraciones arqueológicas en el Paseo de San Francisco (2004-2006) y fue quien consolidó la exposición museográfica: “Voces subterráneas”. Su visión interdisciplinar se observa en la autenticidad de los temas que aborda sobre la ciudad de Puebla, con “A jugar en equipo: La importancia de la Arqueología en la historiografía de Puebla” (2006); “Ofrendar y Construir…” (2006); “From sacred to profane…” (2008); “Patrimonio de la periferia en la ciudad de Puebla. Un recorrido de superficie” (2010); “La dimensión arqueológica de Puebla: un estudio antropológico para su gestión” (2015); “Mesa Redonda: Arqueología en el contexto iberoamericano: Debates recientes” (2015); “Espacio urbano de la ciudad de Puebla en el siglo xvi” (2012), entre otras publicaciones.

  Karime Castillo Cárdenas es pionera en explorar la manufactura, producción y distribución del vidrio en época virreinal en México, lo que la lleva a interesarse por colecciones arqueológicas ya exploradas, en la ciudad de Puebla, consolidando el estudio: “Caracterización del vidrio arqueológico novohispano. El caso de Puebla” (2019) .

  Fabiola Moreno Hernández ha participado en diversas exploraciones en la ciudad y publicó, en coautoría con Erik Chiquito, el siguiente capítulo de libro: “Evocaciones del pasado: una mirada arqueológica de Xanenetla” (2018), en el cual se dan a conocer los principales hallazgos en uno de los barrios antiguos de la ciudad.

  María Teresa Meléndez Morales ha participado en diferentes excavaciones en la ciudad y realizó un interesante estudio transdisciplinario para obtener título de maestría por el Colegio de Antropología de la ffyl-buap, en el año 2017. La autora analizó la característica semiprivada del espacio Paseo de San Francisco y cómo esto interfiere en la apropiación por los visitantes de los sitios arqueológicos localizados ahí. Es un estudio pionero que aplicó instrumentos de investigación social como cartonarrativas y entrevistas, para analizar sitios arqueológicos en contextos urbanos.

  El estudio de Emma Yanes Rizo debe resaltarse, pues se trata de una colega historiadora quien consolidó una investigación transdisciplinaria de nivel doctoral sobre la mayólica poblana, dilucidando sobre su origen a través de pruebas de activación neutrónica aplicadas a tiestos explorados arqueológicamente en la ciudad de Puebla en contextos tempranos. Es un estudio pionero por su metodología y su sólida argumentación, que combinó arqueología, historia e historia del arte. Fue publicado como libro en el año 2018.

  Recientemente, Elvia Sánchez y Brenda Suárez participaron en la segunda intervención arqueológica en el Zócalo y dieron a conocer sus resultados, en coautoría con los arqueólogos Carlos Alberto Morales, Sergio Suárez y Manuel Melgarejo (2022). En este artículo, también está presente Felicitas Rojas, bióloga experta en fauna del Pleistoceno y en análisis de restos óseos de animales.

  Por último, la que escribe este artículo, arqueóloga de profesión y amante de su ciudad, ha tenido la inmensa fortuna de participar en diferentes exploraciones en la ciudad desde el año 1999. Consolidé tesis de maestría en la Universidad de Calgary y de doctorado en la unam, analizando materiales arqueológicos de Puebla de los siglos xvi al xix. He publicado diversos artículos científicos en revistas nacionales e internacionales, capítulos de libros y ponencias sobre arqueología de Puebla. Dado el espacio para este artículo, no incluí estos textos en la bibliografía, pero pueden ser consultados en la siguiente página: https:// buap-mx.academia.edu/CitlalliReynosoRamos

  En la historia mundial y nacional, siempre existen excepciones, donde se pueden encontrar ejemplos de mujeres excepcionales que incursionaron, a pesar de las circunstancias adversas, en esos mundos dominados por hombres. A la distancia, la huella de esas mujeres, las pioneras, nombradas y no nombradas, presentes y olvidadas, las que abrieron camino para todas, inspiran, alientan y nutren a las arqueólogas de hoy: estudiantes, pasantes y profesionistas, quienes consolidamos el quehacer científico de la disciplina arqueológica en la ciudad de Puebla. Y las de hoy somos las que abrimos el camino para las del mañana.

 


Bibliografía

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  1. Carrillo-Esper et al., Matilde Petra Montoya…, pp. 161-165.
  2. Goldsmith y Sánchez, Las mujeres en la época de oro…, pp. 121-135.
  3. Ibid., p., 122.
  4. Ibid., p. 123.
  5. Serra Puche y de la Torre, Eulalia Guzmán… pp. 127-143.
  6. Ibid., pp.127-143.
  7. Barba, Eulalia Guzmán Barrón…, pp. 255-272.
  8. Jiménez, Eulalia Guzmán (1890-1985)…, pp. 13-14.
  9. Pompa y Pompa, “Proemio a Eulalia Guzmán….”.
  10. Ruiz, Eulalia Guzmán y la imposibilidad de excavar…,
  11. Ibid., p. 146.
  12. Radio inah, Entrevista a Beatriz Barba Ahuatzin….
  13. Idem.
  14. Gómez, Florencia Emilia Jocobs… pp. 206-219.
  15. Wikipedia, Emilia Florencia Müller.
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Claudia Crsitell Marín Bertollini

 

Dentro de las mujeres notables presentes en la historia de Puebla, encontramos algunas que sobresalen por su heroísmo y valentía, otras que son notorias por sus saberes y conocimiento, otras más por su impulso a las artes, la cultura y la ciencia, o bien, por la protección del entorno natural y la biodiversidad. Cada una de ellas ha dejado un matiz en el entramado histórico de Puebla que se hace presente en la ciudad que vivimos hoy

Sor María Anna Águeda de San Ignacio forma parte de este conjunto de mujeres notables, su historia nos permite remontarnos a la Puebla virreinal y sus conventos femeninos, a una época de una marcada religiosidad y un carácter fuertemente devocional.

 

En un período que ha sido profusamente estudiado desde el carácter contemplativo, arquitectónico, artístico, e inclusive gastronómico de los espacios monacales, la historia y carácter de Sor María Anna Águeda de San Ignacio sobresale debido a la singularidad de su persona y su importante contribución a las letras conventuales en Puebla.

 

Sor María Anna Águeda de San Ignacio, cuyo nombre en el siglo fue María Aguilar Velarde, originaria de las cercanías de Atlixco, Puebla, nació el 3 de marzo de 1695, siendo sus padres don Pedro de la Cruz Aguilar y la señora Manuela Velarde.

 

Se trasladó a Puebla en su juventud para ingresar en el entonces beaterio de Santa Inés del Montepulciano, que posteriormente se convertiría en el Convento de Santa Rosa, pero que aún estaba a la espera de las aprobaciones reales y pontificias para dicho efecto. A lo largo de los años fungió como secretaria, procuradora, tornera y enfermera en dicho recinto.

 

En 1739, la bula papal emitida por Clemente XII permitió que el beaterio se convirtiera en el Convento de Santa Rosa de Santa María de Religiosas Recoletas de Santo Domingo, efectuándose la bendición del convento en 1740, con la profesión de las primeras 25 hermanas.

 

Una vez instaurado el espacio como convento femenino, Sor María se convirtió en la primera priora, fuertemente vinculada a la figura del obispo Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu, cuya cercanía a lo largo de su función como cabeza del claustro y muy probablemente, su inclinación hacia las letras y la intelectualidad, hicieron que el obispo tomara cierta predilección por dicho espacio, llamándolas inclusive “las rosas de su corazón”, ejerciendo un importante patrocino artístico y espiritual hacia las monjas, realizando mejoras a los espacios conventuales, decorando el coro con lienzos alusivos a la Virgen María firmados por José Joaquín Magón, e inclusive dejando instrucciones para que su propio corazón fuese depositado a su muerte en este convento a manera de memoria paterna y presencia perenne.

El desempeño de Sor María como líder de la comunidad dominica no se limitó a aspectos de cuidado físico y administrativo, sino que abarcó también tareas vinculadas con la formación y acompañamiento espiritual de las religiosas.

 

De acuerdo con el estudio realizado por Alejandra Domínguez sobre la figura de Sor María, el espacio conventual, más allá de representar un espacio cerrado y alejado del contexto civil y la vida cotidiana, significó para nuestro personaje un lugar de libertad, pues para ella, al igual que para otras mujeres, fungió como un espacio de formación que le daba acceso a la lectura y la educación al que, de otro modo, no podía tener acceso dentro de los esquemas sociales del momento.

 

Es ahí donde brota su espíritu fuertemente orientado a la contemplación de la Pasión de Cristo, siguiendo el carisma de los textos de la Devotio Moderna del agustino Thomas Kempis, cuyos ejemplares impresos probablemente estaban disponibles para ese momento en territorio novohispano en las bibliotecas de los distintos recintos conventuales.

 

El primer libro, Varias devociones compuestas por la V. M. y R. M. Sor María Anna Águeda de San Ignacio, publicado en 1758, dos años después de su muerte, en primera instancia, por promoción del obispo Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu, agrupa un conjunto de textos devocionales vinculados a la Pasión, la figura y virtudes de María, el Santísimo Sacramento, así como un conjunto de principios dirigidos a las novicias en su proceso de formación en el convento.

 

El primer texto, las Meditaciones muy provechosas para oír misa, comprende una serie de recomendaciones a las religiosas para acompañar las distintas etapas de la celebración litúrgica, haciendo especial énfasis en la transubstanciación como momento clave en el cual Cristo se hace presente y ellas, como sus fieles esposas han de asistirlo en la recreación del sacrificio eucarístico. La segunda sección, titulada Modo fácil y provechoso de saludar y adorar los sacratísimos miembros de Jesucristo en su sacratísima Pasión, recoge cada uno de los momentos del camino de Cristo hacia el Gólgota, haciendo énfasis en cómo a lo largo de su camino hacia la cruz, los diferentes miembros de su cuerpo soportaron un dolor particular; su frente es lastimada por las espinas, sus manos y pies son penetrados por los clavos, su espalda recibe golpes y latigazos; sufrimientos que las religiosas habrán de buscar imitar para acompañarlo en el padecer infligido por los pecados del hombre, y que a modo de contrición, les permitirán purgar su espíritu, purificar su alma y participar en la labor de la redención del hombre.

 

La siguiente sección, llamada Devoción a la Santísima Virgen María en honra de su purísima leche, es un texto que mira hacia las virtudes y bondades de María y cómo, a través de su divina leche, concedida de manera particular a algunos personajes como San Bernardo y Santa Rosalía, ha otorgado a los hombres un regalo de purificación y salvación.

 

A continuación, los Exercicios de tres días que hacen las R. M. en su convento de Santa Rosa de Santa María, presentan, a manera de un manual o instructivo, las tareas de oración llevadas a cabo por las religiosas en su convento y que fungen como un camino de purificación, contrición y penitencia para encontrarse con Cristo. Este género devocional lo encontramos en otros contextos religiosos, como los Ejercicios propuestos por San Ignacio de Loyola o las Moradas de Santa Teresa.

 

Por último, la sección explícitamente dirigida a las religiosas, Leyes de amor divino que debe guardar la fiel y amante esposa de Christo para ser a los ojos de su esposo más graciosa, grata y agradable, nos recuerda que, como priora de la comunidad, recaía en ella la responsabilidad de la conducción y formación de las novicias, puede verse como un conjunto de mandamientos o recomendaciones a las religiosas en su preparación para el encuentro con su divino amor.

Al igual que el texto que aborda el tema de la Pasión, esta sección está fuertemente influida por el carisma de la Devotio Moderna, recuperando en su estructura inclusive el carácter paternal con el que Kempis se dirige a su congregación, que en el caso de Sor María se torna en un discurso amoroso para el mayor provecho de sus novicias en el proceso de su formación y profesión.

El otro texto, Vida de la V. M. R. M. María Anna Águeda de San Ignacio, primera priora del Religiosísimo Convento de Dominicas Recoletas de Santa Rosa de la Puebla de los Ángeles, compilado por Joseph Bellido, también fue publicado a expensas del obispo Álvarez de Abreu en 1758, a los dos años del fallecimiento de Sor María, es una versión editada y revisada de los “cuadernos” redactados por la propia religiosa, que corresponden a sus experiencias y revelaciones.

Este género literario se distingue por mostrar una narrativa biográfica en la cual se presenta al personaje a lo largo de distintas etapas de su vida, presentando al lector aquellos hechos clave que determinan su carácter espiritual, vinculado al misticismo y la devoción a Cristo.

 

En el caso de la Vida de Sor María, encontramos un discurso autobiográfico en el cual se debate entre la posibilidad de ser leída y escuchada y la necesidad de la revelación de sus encuentros místicos a solicitud de sus confesores, como en el caso de otras religiosas que tuvieron experiencias similares, desde la venerable Sor María de Jesús de Ágreda en Soria, hasta Sor María de San Joseph en la Puebla del siglo xvii; situación que generalmente generó una especie de triangulación comunicativa entre la voz de la religiosa, el confesor o bien, el compilador del texto, y el lector.

 

Desde la perspectiva de la literatura femenina, nos encontramos ante un dilema que nos permite cuestionar la libertad con la cual las religiosas como Sor María asentaban en estos cuadernos la totalidad de sus experiencias y revelaciones, sabiéndose leídas, analizadas y ciertamente cuestionadas por un lector masculino, de tal modo que las publicaciones que desde el siglo xviii hasta la actualidad llegan a nosotros pueden estar permeadas e interpretadas por un filtro que limitara, adecuara o censurara los textos originales.

 

Los textos escritos por Sor María, acompañados en sus diferentes versiones por una serie de grabados elaborados por Benito Ortuño y José de Nava, si bien están dirigidos principalmente a su congregación, pensados en la educación y acompañamiento espiritual de las novicias en su proceso de convertirse en esposas de Cristo, trascendieron los espacios conventuales gracias a la primera publicación realizada por el obispo Álvarez de Abreu, y posteriormente por los jesuitas en Colegio de San Ignacio en 1791.

 

La huella literaria y espiritual dejada por Sor María Anna Águeda de San Ignacio en Puebla se inscribe en una línea cronológica en la que es antecedida por personajes de la talla de Sor María Jesús de Tomelín en el convento de la Limpia Concepción, Sor María de San Joseph en el convento agustino de Santa Mónica, y Sor Isabel de la Encarnación en el contexto carmelita.

 

Un fragmento de su texto inscribe: “… experimentando los altos grados de contemplación a que Dios la levantaba, por que reconocía en ella éxtasis, raptos, deliquios, sueño y sed divina de Dios, que son modos de contemplación muy elevada, y que sólo concede el Señor a las almas muy perfectas”. Sus textos nos llevan entonces a ese espacio místico, el jardín cerrado, en el cual la religiosa, como esposa de Cristo, forma parte del rebaño del Divino Pastor, se sabe amada y se inscribe en una dinámica de entrega devota a su consorte.

 

Su imagen, perpetuada en el grabado de Benito Ortuño nos muestra a la religiosa con su mano levantada en primer plano mostrando una pluma, instrumento de su labor literaria y herramienta para la transmisión de sus revelaciones, reflexiones y recomendaciones a las novicias.

 

Josefina Muriel clasifica sus textos como teológicos, no sólo devocionales o místicos, sino como textos que proponen lecturas en las que la religiosa dialoga directamente con Dios, explica su relación con lo divino, y marca pautas para la adecuada comunicación y entrega a él. De este modo, Sor María Anna Águeda de San Ignacio se convierte en un personaje único en el contexto angelopolitano y novohispano, pues traspasa con su escritura los escritos de personajes de la talla de Sor Juana Inés de la Cruz, al abordar un género literario con contenidos de suma profundidad intelectual.

 

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Julieta Castañeda Castellanos

 

Desde su fundación, la historia de la ciudad de Puebla está construida por distintos hitos sociales, culturales y artísticos, dignos de difundir y en esta ocasión, nos centraremos en uno que marcó para siempre la vida cotidiana de la ciudad de los ángeles y los paladares de sus ciudadanos: el arte de hacer pan.

  Con más de 400 años de trayectoria, este oficio llegó al valle de Cuetlaxcoapan como parte de los saberes que instauraron una ciudad idílica. Y con la nobleza del agua, la harina, el azúcar y otros ingredientes, el oficio de la panadería se convirtió en una dulce tradición que sigue vigente hasta nuestros días.

  De la fascinante variedad de representantes de este oficio, en estas líneas conocerás a una de las mujeres del gremio panadero que conquistó el arte de la masa por su pasión, determinación y constancia: doña Guillermina “Éxitos” Vidal.

  Desde muy joven aprendió de su padre los saberes de este oficio, al que también se conoce como tahonero. Empezó vendiendo pan de dulce a las personas que estaban en las calles del Centro Histórico de Puebla hasta que pudo abrir su primera panadería. Luego, cinco. Sin frenos ni expectativas, doña Guillermina Vidal rápidamente empezó a crecer en todos los sentidos, y de aprendiz se convirtió en maestra: ya no solo se dedicó a trabajar la masa, también enseñó a sus hijos y trabajadores el resultado de la alquimia entre texturas, temperaturas y sabores.

  Con más de cincuenta años de haber heredado las recetas familiares, doña Guille, como muchos la llamamos de cariño, nunca ha usado conservadores ni mejorantes. Su pan es tradicional y, con ello, nos da la oportunidad de revivir los sabores que todos conservamos en nuestros recuerdos. Todos los días, de 8:00 a 11:30 horas, desde la Panadería “La Princesa”, ubicada en la esquina de la calle 3 Sur y la avenida 9 Poniente, podemos ver la maestría y el dinamismo con que doña Guille dirige los tiempos de amasar, hornear y atender a la clientela, siempre con una sonrisa y una historia que contar acerca de los más de cincuenta tipos de pan que sabe hacer.

  Si has pasado por la panadería de doña Guille, sabrás que es un placer ver cómo su clientela llega de esquina a esquina siguiendo el olor del pan. Pero más placentero aún es platicar con ella y conocer todo lo que ha logrado al empoderarse dentro de un gremio fuertemente dominado por hombres. Doña Guille es un gran testimonio de que la tradición está al alcance de las manos que generosamente la trabajan, la aman y la comparten.

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