Gerencia del Centro Histórico - Elementos filtrados por fecha: Febrero 2024

 

 

Fernando Rodríguez Concha

 

En los años sesenta, los estudiantes de arquitectura queríamos poner a Puebla al nivel de otras ciudades. Algunos de nuestros jóvenes profesores venían de la UNAM, con un enorme espíritu de modernización, el cual nos contagiaban en la cátedra y a través de obras como el Colegio Benavente, el rescate de los portales o el diseño de la explanada del Zócalo, donde se liberó la vista hacia la Catedral y se restituyó la fuente original del arcángel San Miguel, procedente de la plaza del Teatro Principal del arquitecto Everardo Morales Pardo; además, del mercado Venustiano Carranza, con su cubierta de paraboloides hiperbólicos invertidos, y el edificio Lastra, del arquitecto Mario Bautista O’Farrill.

  En aquel tiempo, todas las actividades importantes se realizaban en el centro de la ciudad y, como profesionista, tuve la oportunidad de ser parte de la descentralización de servicios y equipamientos de la ciudad. En el periodo de 1963 a 1964, comencé a ejercer como arquitecto en el despacho del ingeniero José Antonio Quintana Fernández, donde construimos un sinnúmero de residencias en los nuevos fraccionamientos que previamente habíamos diseñado y ejecutado, como Huexotitla, El Carmen-Huexotitla, Anzures, Ladrillera de Benítez, entre otros.

Descentralización religiosa: Templo María Madre de la Iglesia

En 1969, don Enrique Benítez donó un terreno para la construcción de la iglesia, así como el capital principal para hacer la obra negra, a la que se sumaron donativos de la comunidad para cubrir las siguientes etapas. Los padres Misioneros del Espíritu Santo se trasladaron desde la iglesia de la Concepción, en el centro de la ciudad, a este nuevo desarrollo religioso.

  Realicé este proyecto con el arquitecto Carlos Mastretta, y fue construido por el despacho Quintana Fernández y Asociados. El cálculo estructural lo llevó a cabo el ingeniero Manuel Fernández Herrera.

  El conjunto se orientó de tal manera que diera la espalda a la avenida principal, la 43 Oriente, generando en el corazón de la manzana un atrio-jardín para el encuentro comunitario. Corrían los años posteriores al Concilio Vaticano II, y la construcción del templo se realizó desde 1968 hasta la fecha de su consagración, en 1975.

  El diseño de la planta representa la imagen de un feto en el seno materno, recubierto por el manto de la Virgen María. La cabeza es la nave de menor tamaño, que alberga el Sagrario, y el cuerpo (la nave grande) es la asamblea, que tiene una capacidad para ochocientas personas y posee un suave declive que genera una buena isóptica, en donde se llevan a cabo las celebraciones eucarísticas.

  En Puebla no existían precedentes de este tipo de disposición litúrgica pensados para favorecer la participación activa de los fieles, donde el altar se sitúa próximo a la asamblea. La cubierta está construida mediante vigas de concreto postensado que unen las envolventes una con otra, de manera que en planta se generan dos entradas. Los pilares de concreto se encuentran embebidos dentro de los muros de mármol de Tepeaca, de color rosa y labrados a manera de cantera.

  El presbiterio está iluminado por un vitral abstracto que une las dos convolutas y ambienta el espacio de manera extraordinaria, especialmente por la mañana, permitiendo a los fieles concentrar toda su atención en el altar.

  El éxito social y religioso de esta iglesia ha sido enorme. Su impacto en el tejido urbano y social es lo que la define y le da identidad; de tal forma que han pasado tres generaciones sin modificaciones sustanciales. Es una obra conservada por su comunidad.

Descentralización comercial: Plaza Dorada

Plaza Dorada fue el primer centro comercial, diseñado y construido por Quintana Fernández y Asociados. Se inauguró en 1979, y rápidamente se convirtió en un hito urbano al descentralizar el comercio del corazón de la ciudad, que entonces contaba con un millón de habitantes. Además, captó el comercio de fin de semana de muchas poblaciones vecinas que normalmente hacían sus compras en el Distrito Federal y, de camino, pasaban por Puebla.

  Plaza Dorada es un centro comercial de 25 000 m2, situado en el vértice de la Diagonal Díaz Ordaz (actualmente Mártires del 2 de Octubre) y el bulevar Héroes del 5 de Mayo. Fue constituido en régimen de condominio por cincuenta y dos empresarios poblanos, quienes instalaron tiendas ancla o comercios principales del conjunto. La idea era crear un espacio para los comerciantes que buscaban expandir su negocio. Plaza Dorada fue diseñada con un sentido y escala humana.

  El edificio se articula a través de un paseo comercial que se va transformando y articulando mediante plazas interiores a modo de espacios de convivencia y encuentro. Las siete plazas fueron diseñadas y construidas en homenaje a los diferentes materiales que se emplean en la construcción, pero, lamentablemente, ya no se encuentran ahí.

  La planta es simétrica con respecto a la línea central del proyecto, y en ambos extremos se encuentran bolsas de estacionamiento con fácil acceso desde los bulevares. La ejecución de la obra se realizó en un tiempo récord: de febrero a octubre de 1979.

  Actualmente, a pesar de sus transformaciones, sigue siendo un punto de referencia en la ciudad y mantiene su éxito comercial.

Descentralización de la recreación: Africam Safari

Africam Safari abrió sus puertas el 2 de abril de 1972. Fue el primer zoológico de Latinoamérica con animales en libertad y, desde entonces, es considerado un hito turístico para la ciudad. Se extiende a lo largo de 80 hectáreas, y el recorrido se puede hacer en automóvil, en los camiones del parque o hasta en bicicleta. Fue pensado para que los visitantes conocieran la vida de los animales y se concientizaran sobre la importancia de proteger y respetar la biodiversidad.

  Su fundador fue el capitán Carlos Camacho Espíritu quien, además de ser un visionario de los negocios, centró su vida en las aventuras. Sus viajes alrededor del mundo le inculcaron un gran amor por la flora y la fauna, así como un intenso compromiso con la naturaleza.

  Cuando regresó a Puebla concibió la idea de crear un zoológico público, seleccionando un terreno en Valsequillo en donde la vegetación y el paisaje son semiáridos, como en África, ya que empieza la mixteca poblana.

  Nuestro despacho participó en la primera etapa, y tiempo después Carlos nos llamó para codiseñar otros espacios que complementaran el conjunto. Para crear un proyecto de esa magnitud, utilizamos una estrategia de campo. La estrategia de diseño fue dibujar sobre un terreno abstracto un sistema que yo llamé de flor o de margarita, que consiste en trazar una serie de recorridos en formas curvas para regresar siempre al mismo lugar. Esto permite tener áreas, en forma de pétalos, para diferentes especies. Entonces, en poco terreno se pueden hacer unos recorridos inmensos.

  Además, existen recorridos a pie por el parque en los que el visitante puede apreciar otras especies más pequeñas de animales. El concepto fue proporcionar una experiencia a modo de aventura africana, de ahí que lo nombráramos Afri-Cam.

  Sobre el terreno, nuestro principal reto fue la topografía, pues presentaba importantes pendientes, de tal forma que tuvimos que estudiar la manera en que los autos, sin forzarse —ya que tienen que ir muy despacio—, pudieran hacer el recorrido sin problema.

  La ejecución del proyecto, desde el inicio del diseño hasta su construcción, discurrió bastante rápido, ya que el Capitán era muy dinámico. Fueron aproximadamente dos meses de conceptualización, bocetos y planos, aunque nosotros nos quedamos todavía dos años más diseñándole atractivos al parque; era una colección bastante ambiciosa.

  Intuimos el impacto social y turístico que este proyecto tendría para la ciudad y, al paso del tiempo, se ha convertido en un hito turístico de tipo internacional para Puebla. Pero lo que más me enorgullece es ver cómo el sueño de un hombre se ha convertido en algo tan exitoso, que la gente visita, disfruta y habla tanto de él. 

Descentralización del transporte: Central Camionera de Autobuses de Puebla (CAPU)

Puebla es la puerta de comunicación entre la Ciudad de México y el sureste del país, por lo que durante los años ochenta se agudizó la necesidad de construir una terminal de autobuses. El Centro Histórico padecía un enorme agobio por la centralización de servicios y el comercio ambulante apropiado de calles y banquetas, y se detectó que uno de los principales factores que estaba ocasionando su congestión era la existencia de terminales de autobuses: una por cada línea. Por tanto, urgía establecer una central de servicios convenientemente ubicada en el perímetro de la ciudad, que continuaba su crecimiento a pasos agigantados.

  Inmediatamente, la autoridad se dio a la tarea de crear una Central de Abastos y una Terminal de Autobuses, para lo cual se expropió un terreno idóneo hacia el poniente de la ciudad, cercano a la autopista Puebla-Veracruz, que alimentaba el mayor tránsito de autobuses que coincidían en el Centro Histórico.

  Para llevar a cabo el proyecto de la terminal de autobuses más grande de Latinoamérica — doscientos cuarenta andenes para cuarenta y cinco líneas de autobuses—, la empresa propietaria convocó a un concurso nacional de arquitectura. Nuestra propuesta resultó ganadora y fue escogida por ser un proyecto altamente funcional, estéticamente agradable y financieramente viable para nuestros clientes. También se valoró positivamente la amplia experiencia de nuestra empresa en el diseño y construcción de infraestructuras, así como su alto perfil de profesionalismo y de honestidad.

  El proyecto elude el esquema tradicional de terminales lineales. Pensábamos que en este tipo de proyectos lo fundamental era evitar los cruces de los autobuses entre sí y con los peatones, por lo que generamos dos herraduras concéntricas. La mayor de ellas se destinó a las salidas de pasajeros, y funciona a la vez como una gran envolvente y un sistema abierto que permite garantizar su crecimiento en el futuro. La herradura menor se destinó a las llegadas y, a través de un amplio y cómodo puente, logramos que el movimiento de los pasajeros quedara libre de accidentes.

  La construcción de la terminal, situada en una parcela de 13.7 hectáreas, comenzó en 1983, y la obra duró cinco años. El 5 de mayo de 1988, la Central de Autobuses Puebla (CAPU) fue inaugurada por el entonces presidente de la República, Miguel de la Madrid Hurtado, y por Mariano Piña Olaya, gobernador del estado de Puebla, en presencia de los dueños y directivos de las empresas asociadas. Cuenta con 47 800 m2 de edificación y 55 000 m2 de bandas de rodadura, avenidas internas, estacionamientos y áreas verdes, dando servicio a veintiocho empresas de transporte, que atendían cinco mil corridas diarias, con un flujo inicial de cincuenta mil pasajeros.

  La sala de público mide 100 metros de largo por 60 metros de ancho, y un puente peatonal de diez metros de ancho conecta las dársenas con esta sala, donde cada empresa tiene sus taquillas en planta baja y sus oficinas en planta alta. Cada una de las líneas tiene su propio andén y su sala de espera dentro de la misma herradura.

  La gran estructura que cubre la sala de público es, por su altura y forma geométrica, la parte arquitectónica más atractiva y vistosa, y la que le da carácter al edificio. El reto era importante, porque el claro a cubrir es muy grande. Diseñamos una solución basada en una sucesión de arcos tridimensionales articulados en tres puntos. El coceo —los empujes laterales— lo resolvimos con unos tensores que van de extremo a extremo y que resultan casi imperceptibles. Trabajamos en esta solución mucho tiempo, para ir decidiendo todos los detalles sobre las maquetas. Pienso que conseguimos una cubierta muy hermosa y resuelta para tener tomas de luz natural. Además, cuenta con un diseño novedoso de placas plegables de multipanel que permiten, por su propia geometría, tomar luz lateral y cenital. De este modo, es posible prescindir durante el día de la iluminación artificial, asumiendo criterios de sostenibilidad.

  Lo mismo ocurrió con el aire, ya que la orientación de la terminal coincide con el sentido de los vientos dominantes en la ciudad. Al separar las fachadas frontal y posterior del edificio —que son de vidrio sobre estructuras verticales tridimensionales— de la estructura principal, se pudo utilizar el libre flujo del viento para generar la ventilación requerida.

  Este conjunto urbano arquitectónico fue trascendental en la descentralización de los transportes en Puebla, y ha dado servicio a la ciudad y a la región durante cuarenta años.

  De esta forma es como Puebla respondió a los grandes retos que iban surgiendo en los años sesenta a ochenta. Por ello, las obras mencionadas, y otras más que aún podemos apreciar en la ciudad, deberían ser catalogadas patrimonio del siglo XX, para que sean salvaguardadas y protegidas adecuadamente, pasando a ser herencia y responsabilidad de las nuevas generaciones.


Sobre el autor

Catedrático fundador de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) de cuya Facultad de Arquitectura fue director por 20 años y cofundador de las dos primeras maestrías de arquitectura en Puebla. Se desempeñó como Presidente de la Academia Nacional de Arquitectura, Capítulo Puebla (2014 al 2023) además de ser ganador de la Gran Medalla de Plata de la Bienal del año 2002 por el Edificio Ficus y en el 2016 por la Capilla UPAEP; asimismo, participó en el desarrollo de proyectos como el Rescate Integral del Barrio de Santiago, Africam Safari, Central de Autobuses CAPU, Centro Comercial "Plaza Dorada", Templo de Huexotitla, entre otros.

 

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Carlos Montero Pantoja

 

 

En el presente texto, el tema del urbanismo en la ciudad de Puebla se aborda desde el origen del primer proyecto urbano fuera de la ciudad histórica con el sentido en que se conoce en la actualidad;1 desde luego, haciendo contacto, limitando con ella, pero como un elemento urbano adicional, es decir, un crecimiento nuevo periférico2 que ahora se llama “colonia” (1900) y que, desde allí, mira a la otra parte como “el centro”. Estos nuevos asentamientos representan una forma distinta de vivir el nuevo territorio urbano, construido de forma diferente a los espacios urbanos arquitectónicos del pasado, hasta el entubamiento del río San Francisco, cuya actuación contiene significados que no se tratarán en este texto. Los momentos clave —creados con el método de superposición de planos3 — de ambos hechos son parteaguas en la historia de la ciudad y con ellos se construye la línea del tiempo que ya ha sido demostrada y aplicada.4

  En un segmento de tiempo aparecen en la ciudad dos territorios urbanos: el centro y la periferia. El primero es el núcleo formado como la ciudad histórica con su tejido urbano de retícula, así como la arquitectura virreinal y decimonónica; el entorno inmediato al espacio histórico es llamado periferia. La periferia es un territorio nuevo, en proceso de construcción, cuyos proyectos urbanos son de polígonos diversos en los que el diseño es peculiar porque se adapta a la forma del predio particular; además, allí se hace arquitectura de moda que corresponde con el tiempo de su fundación, lo cual da como resultado que tanto el tejido como la arquitectura de cada colonia sea peculiar. Al final de la configuración, la colonia es el resultado de un asentamiento con rasgos y características que la distinguen; por ejemplo, homogeneidad de tipos arquitectónicos, forma, características, alturas, vegetación, pavimentos, alumbrado público; además de ser todo totalmente nuevo, lo último en moda, tecnología y seguridad. Ninguna colonia es igual a otra.

  El nacimiento de las colonias implicaba el proyecto urbano con el trazado que comprendía el tamaño completo de la colonia: las calles con nombre, las manzanas con número y los predios con número oficial (en algunos casos, se exigía al urbanizador dejar sitio para jardín, escuela, iglesia y mercado), y, desde luego, la urbanización: red de agua potable, alcantarillado con coladeras y pozos de visita, pavimentos de asfalto o concreto en arroyo vehicular y las banquetas.

  La ciudad también muestra las diferencias sociales a partir de las personas que habitan los espacios, por ejemplo, los ricos —durante la primera mitad del siglo XX— se establecieron en la colonia El Pensador Mexicano; otros habitaron en la Santa María y el Ex Molino de San Francisco; ya durante la mitad del siglo, en La Calera, Rincón del Bosque y La Paz. La clase media alta, en La América, Gabriel Pastor, Huexotitla; la clase media, en Insurgentes Chulavista, Doctores, Ingeniero, Carmen.

  Por otra parte, los elementos urbanos de las nuevas colonias fueron los siguientes:

 

  • Tanques elevados: generalmente allí se pintaba el nombre de la colonia (en el mismo predio estaban el pozo y el cuarto de máquinas de la bomba).
  • Jardines con vegetación, fuente, espejos de agua y pérgola o elementos para las plantas trepadoras.5
  • Rotondas como elementos urbanos para favorecer la continuidad de la circulación vehicular. Los diseños fueron variados porque las más sencillas tenían área verde (Santa María 7 Norte, colonia Amor, Panteón Municipal, la de la entrada a La Paz); otras, jardín y fuente (La China Poblana en Santa María, después de entubado el río de San Francisco); la colonia La Paz, con la Fuente de los Frailes, se integra con la avenida Juárez, y San Manuel, con la 18 Sur; y otras tenían algún monumento conmemorativo (la colonia Chulavista tuvo una rotonda con un reloj que fue retirado para prolongar la calle 3 Sur; la colonia Humboldt tiene tres rotondas, una de ellas compartida con la colonia Cristóbal Colón). Mención especial merecen las rotondas de la avenida La Paz o Juárez, que se hicieron exprofeso para la avenida y los cruces principales (inexistentes en su origen); es decir, tuvieron un motivo evidentemente vial: Frailes (esta surgió como parte de la colonia, luego se integra a la avenida), Juárez, Independencia y Fundadores (el monumento se movió a un costado del Ex Convento de San Francisco). Las dos calles que cruzan longitudinalmente a la Humboldt son importantes, pero la 16 Oriente, que es la que contiene las rotondas, es la principal, pues tenía como destino La Resurrección, San Miguel Canoa y Xonacatepec, con un considerable avance, y entroncaba con la de Huamantla; la 14 Oriente iba a Amozoc y a Huamantla hasta la Garita de Amozoc, donde se bifurcaban. La 18 Oriente también tiene una rotonda, que es jardín. El Monumento a la Madre está en el cruce con la calle 28 Norte; el de Humboldt, en la 30. La rotonda de acceso al Estadio Olímpico Ignacio Zaragoza.
  • Calles de sección diferente a las del tejido histórico. En las principales se prefiere el doble sentido con vegetación en el camellón central que las divide. Las más generosas en amplitud suelen ser de dos o tres carriles por cada sentido del trayecto, y tienen vegetación en el camellón central y las banquetas. De este tipo es ejemplar la avenida Juárez, así como el circuito interior de la colonia La Paz (calles Teziutlán Norte y Teziutlán Sur). El proyecto urbano con calles de este tipo fue Jardines de San Manuel, cuyo agrupamiento de manzanas o gran manzana daba forma a un proyecto entero de vialidades primarias, además de lo dicho de las calles principales, partió la continuidad arquitectónica de las manzanas con los jardines centrales que le dieron el nombre.
  • Pan coupé o esquina achaflanada en las esquinas de las manzanas, principalmente en las vialidades primarias.
  • Alumbrado público con postes: los primeros de ellos tuvieron rasgos modernistas; luego vinieron los faroles, cuya forma era parecida a las que se hacían como adorno de navidad. Los más impresionantes fueron los de látigo, cuyo “brazo” se extendía al centro de la calle.

  Las conexiones de movilidad entre las partes del todo ahora suceden con medio locomotor, en automóvil, aunque en este periodo estudiado la ciudad todavía se caminaba. Por eso, la ciudad se preparaba para dar primacía al auto.

  Desde entonces, la atención de los planes y la visión de ciudad se pone en las vialidades.6 Mención aparte merece el bulevar Héroes del 5 de Mayo, que resultó de entubar el río de San Francisco, asunto que no abordaremos aquí, pero sí mencionaremos la conexión de la ciudad con la nueva zona cultural en los cerros de Loreto y Guadalupe y, del otro lado, la pequeña pero importante zona industrial que estaba desde la actual plaza Loreto hasta las inmediaciones de los estadios que aún no existían, que sirvieron para conectar con la autopista México-Veracruz. Con esta misma intención, la ciudad tuvo otras dos entradas, que son la Hermanos Serdán y Carmen Serdán (carretera a Tlaxcala). Interiormente, ya con el bulevar, se formaron “circuitos” con la Diagonal Defensores de la República y la 29 N-S de La Paz hasta el límite de esta con Los Ángeles.

  Así como la ciudad, la arquitectura deja un lugar de privilegio para el automóvil en el diseño del espacio habitable, porque el auto es un miembro de la familia. El diseño arquitectónico nuevo destina del predio una superficie de privilegio al auto, pero también las casonas históricas comienzan a hacerle lugar en los patios, modificando los zaguanes.

 En el urbanismo de este periodo estudiado, la ciudad se piensa con auto y se vive con él, porque se lo apropia; se vuelve un componente de su identidad.


Referencias

Montero Pantoja, Carlos, Las colonias de Puebla, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Museo Amparo, 2003.

Montero Pantoja, Carlos, La renovación urbana, Puebla y Guadalajara: un estudio comparado, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2002

Montero Pantoja, Carlos y María Silvina Mayer Medel, Arquitectos e Ingenieros poblanos del siglo XX, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Ayuntamiento de Puebla, Colegio de Arquitectos de Puebla, A.C, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Dirección General de Fomento Editorial, 2006.


Sobre el autor

Profesor-investigador del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Doctor en Arquitectura y Urbanismo por la Universidad de Valladolid, España, en 1997. Participó en el diseño del Modelo de Intervención para el Centro Histórico de Puebla. Sendas y Espacios de Encuentro, en 2008-2011, La ciudad de Puebla lo ha considerado Poblano Distinguido y le ha entregado el facsímil de la Cédula Real en 2011 y 2016. En este último año recibió el Premio Municipal de Investigación Histórica Hugo Leicht.

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Santos Rodríguez

 Arquitecto

“Yo solamente sé escribir”

 

Al hablar de patrimonio histórico en Puebla es casi imprescindible mencionar a Rosalva Loreto López, reconocida historiadora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y actual directora de Patrimonio Histórico Universitario de nuestra máxima casa de estudios. Sin embargo, no es solo su hoja de vida laboral lo que me gustaría compartirles en las siguientes líneas, pues el interés de la doctora Loreto por el patrimonio histórico surge desde antes de su profesionalización.

  Hija del maestro Ramón Pablo Loreto, Rosalva creció entre el quehacer de las artes plásticas y gráficas impulsadas en México durante la segunda mitad del siglo XX; esta situación le permitió desarrollar su sensibilidad por la historia, la cultura, la ciudad y el patrimonio. En alguna ocasión me contó que la arquitectura y las artes plásticas son dos carreras que le habría gustado cursar, pero que fue finalmente la Historia la que terminó por atraerla cuando tuvo que elegir su espacio en la Universidad. Así, su formación en humanidades, a través del método histórico, se convirtió en la ruta ideal en la que convergen sus gustos, para hacer de ellos su profesión.

  En su paso por la BUAP, ha impartido clases para estudiantes de preparatoria, licenciatura y posgrado. Su entusiasmo y disfrute por la docencia es evidente y pareciera que el salón de clases, más que un lugar de trabajo y reflexión, es su espacio de encuentro con un compromiso que ella misma asumió desde muy joven gracias a su vida en el Centro Histórico de Puebla.

  Este compromiso ha tenido como resultado diversos trabajos de investigación en los que podemos leer sobre monacato femenino e historia urbano ambiental. Pero la doctora Rosalva también ha dedicado su trayectoria profesional a mirar el patrimonio histórico desde la academia, por un lado, y a contribuir a la sociedad civil activa y organizada, por el otro, a través de sus participaciones en el Comité Defensor del Patrimonio Histórico, Cultural y Ambiental de Puebla A. C., y en el Consejo Ciudadano del Centro Histórico, por mencionar algunas agrupaciones.

  Su interés por preservar la herencia cultural de la ciudad ha sido genuino y, en su camino por la defensa del patrimonio, la doctora se ha manifestado en contra de algunos proyectos modernizadores que han pretendido transformar la integridad del paisaje del Centro Histórico de Puebla. A través de estas acciones, la visión y la voz de una mujer no se convierten solamente en un aporte a los estudios y la salvaguardia patrimonial, sino en una necesidad para su más amplia comprensión.

  La doctora Loreto se ha distinguido por llevar la protección del patrimonio poblano a la práctica por medio de esta participación activa, y la importancia de sus trabajos sobre el Centro Histórico de la ciudad no radica solamente en la investigación, sino en la significación que le da el hecho de habitarlo y recorrerlo para conocerlo. Rosalva ha hecho de las prácticas de la vida cotidiana fuentes de información que permiten entender el casco antiguo de Puebla y su correlación con el resto de la ciudad; en este sentido, caminar junto a ella las calles del núcleo central poblano termina por ser siempre una clase magistral de historia y patrimonio fuera de los salones de clases.

  De esta manera, el nombre de Rosalva Loreto tiene otro valor simbólico, además del de una cita en un texto académico o una entrada en un compilado bibliográfico; su valor está en el trabajo que ella ha hecho por la defensa del patrimonio histórico de Puebla, anteponiendo su pasión por la ciudad. Un valor y una labor que, al igual que el patrimonio, seguramente quedará en la memoria de todas y todos como un referente obligado para las generaciones y los estudios culturales por venir.

  “Yo solamente sé escribir”, me ha dicho la doctora, pero esa pluma y ese tintero van siempre cargados de inteligencia, compromiso, pasión y amor por el Centro Histórico de Puebla: un centro vivido que, sin ella en sus calles y edificios, su entendimiento e imagen no serían los mismos.

 

 

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La historia de la ciudad de Puebla puede narrarse desde muchas disciplinas y particularmente desde la arquitectura. Desde la época del México antiguo, hasta la época contemporánea, encontramos distintos monumentos que dan testimonio de una ciudad en constante cambio.

  Con la llegada del movimiento moderno a Puebla durante el siglo XX, se dio un paso diferente en la forma de hacer arquitectura y de hacer ciudad, en donde los materiales, sistemas constructivos y las ideas de los arquitectos de la época, permitieron romper con el pasado e imponer un parteaguas en la arquitectura y urbanismo poblano.

  Al día de hoy, se pueden conocer 1805 inmuebles catalogados como inmuebles artísticos por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), que son aquellos edificados en los siglos XX y XXI que muestran algunos de los estilos y tipologías arquitectónicas representativas de la modernidad: Art Déco, Art Nouveau, Funcionalismo, Neocolonial, Nacionalismo, Colonial Californiano, entre otros.

  Muchos de estos inmuebles se encuentran en las colonias surgidas en la misma época como en la colonia Humboldt, Ex Molino de San Francisco, Santa María, América, Doctores, Ingeniero, Insurgentes Chulavista, Amor, Porfirio Díaz, entre otras, sin dejar de mencionar La Calera, Rincón del Bosque, Gabriel Pastor, Huexotitla y La Paz, colonias consolidadas en la década de los años cincuenta y sesenta.

  Existieron colonias por profesiones, por ejemplo, la colonia El Carmen fue desarrollada para profesores; la colonia América, para funcionarios públicos de primer nivel; la Jesús García, para los ferrocarrileros y así, las colonias Doctores y El Ingeniero. También hubo colonias que adoptaron el nombre del territorio que ya estaba nominado o que pertenecía a un rancho o hacienda, por ejemplo, Amalucan por la hacienda; La Noria por el molino; y La Paz, fundada en el rancho de San Juan.

  Las demandas de hacer de Puebla una ciudad moderna, también se cumplieron en la creación de espacios para el esparcimiento, por lo que no se puede dejar de mencionar la construcción del Estadio Olímpico Ignacio Zaragoza, el primer estadio de la ciudad que cumplió con las medidas reglamentarias de los deportes olímpicos, inaugurado en 1952 para albergar eventos deportivos y culturales, como cuando fue escenario del concierto de la banda británica Queen en 1981.

  Camina tu ciudad y tú mismo sé testigo de la transformación e identidad que hoy tiene nuestra hermosa capital poblana.

 

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Lunes, 19 Febrero 2024 17:11

Carta Editorial

 

 

Berenice Vidal Castelán

Titular de la Gerencia del Centro Histórico y Patrimonio Cultural

 

El patrimonio edificado de México es de gran riqueza, abarca desde los restos materiales de las civilizaciones prehispánicas hasta las manifestaciones culturales del siglo XIX. Desde luego, las ciudades históricas de México también contienen en su historia edificatoria reciente, de manera preponderante, el patrimonio artístico, moderno o del siglo XX.

  La riqueza del patrimonio edificado y urbano de Puebla va más allá de los siglos XVI al XIX, y más allá del Centro Histórico. En esta nueva visión nos referimos al patrimonio cultural material sobresaliente y representativo del siglo XX, porque es significativo para la historia urbana y arquitectónica que corresponden a un lugar, un tiempo y contexto específico donde habita la sociedad contemporánea.

  La arquitectura del siglo XX, en sus distintas facetas, tiene un valor testimonial pues relata las nuevas dinámicas sociales y económicas que acontecieron en la ciudad de aquella época detonadas por el crecimiento económico y la expansión urbana.

  Los tiempos y lugares de la historia urbano-arquitectónica del siglo XX de la ciudad de Puebla, podrán leerse en el número 35 de la Revista Cuetlaxcoapan, desde la visión del Patrimonio Artístico de Puebla.

  En el Dossier, Carlos Montero Pantoja hace un recorrido por las colonias construidas fuera del Centro Histórico, en los primeros tercios del siglo XX. Es de resaltar que las colonias contaban con elementos innovadores y modernos de aquel tiempo como: los tanques elevados, las rotondas, los jardines, bulevares, rejas con enredaderas, calles y lotes con dimensiones distintas al núcleo histórico configurando así un nuevo proyecto de ciudad.

  Por su parte, Fernando Rodríguez Concha nos comparte el proceso de descentralización de equipamientos y servicios del Centro Histórico, particularmente el primer Centro Comercial denominado Plaza Dorada, el Templo María Madre de la Iglesia, la Central de Autobuses “CAPU” y Africam Safari, entre otros proyectos que él construyó. Estos equipamientos implicaron un crecimiento urbano y arquitectónico importante lo cual fue significativo para la ciudad de Puebla.

  Francisco Vélez Pliego nos da un panorama cartográfico del crecimiento urbano de la ciudad de Puebla, las lotificaciones de colonias y la infraestructura como parte del proyecto de modernización porfirista. Los elementos arquitectónicos distintivos con los que la ciudad de Puebla inicia el siglo XX en la decoración interior y exterior de los inmuebles, estuvieron fuertemente influenciados por el estilo francés.

  También, Pedro Díaz nos revela la historia de los cinco monumentos conmemorativos que se emplazaron en la avenida Juárez. Finalmente, Delfino Sánchez nos describe el Art Déco y otros estilos de Puebla, los cuales se pueden distinguir en algunos edificios de colonias como Santa María, Humboldt, El Carmen, El Ingeniero, Fraccionamiento San Francisco, entre otras, donde también los muebles, los pisos y la herrería expresaron dicho estilo.

  En Mi Historia en el Centro Histórico de Puebla, conoceremos un poco de Rosalva Loreto López, una gran mujer, defensora del patrimonio histórico de Puebla y que ha contribuido a la protección del patrimonio de las y los poblanos. En la sección Patrimonio Cultural Mexicano, la Dirección de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble (DACPAI) del INBAL, nos muestra parte de la gran labor cotidiana que realiza para la conservación y protección del Patrimonio Artístico de México.

  En Recuperando el Patrimonio conoceremos los programas realizados por el Honorable Ayuntamiento del Municipio de Puebla, para conservar, revitalizar y revalorizar del patrimonio edificado en los siglos XVI al XX en la ciudad de Puebla.

  Deseo que disfruten la lectura de este número de la Revista Cuetlaxcoapan y les permita sentir un profundo orgullo por el Patrimonio Artístico de Puebla.

 

Publicado en Cuetlaxcoapan 35
Lunes, 19 Febrero 2024 16:59

Presentación

 

 

El Patrimonio Cultural es la herencia y legado que hemos recibido de épocas anteriores, por lo que nuestro compromiso es protegerlo y conservarlo para lograr transmitirlo a las generaciones futuras. Puebla posee diversos patrimonios, uno de ellos es el patrimonio artístico, también conocido como patrimonio arquitectónico del siglo XX, por cierto, es el conjunto patrimonial más abundante, diverso y joven de la historia de la ciudad.

  En Puebla, cada siglo ha dejado huella y le ha dado un rostro y una fisonomía a nuestra ciudad. Asimismo, cada etapa del crecimiento del territorio posee su propia paleta de elementos arquitectónicos y urbanos, y por supuesto, rasgos mezclados que le han dado identidad propia.

  Para el estudio, conocimiento y protección del patrimonio artístico, se han elaborado diferentes cartas, recomendaciones y reglamentos orientados a la conservación y permanencia en el tejido urbano. La puesta en valor de este patrimonio conlleva identificarlo, protegerlo, interpretarlo y difundirlo, lo que representa un gran desafío actual.

  Por consiguiente, compete a las autoridades de los diferentes niveles gubernamentales, junto con cada uno de los poblanos, propietarios, docentes, estudiantes, arquitectos, y la sociedad; el cuidado, la protección, la conservación y difusión de la arquitectura moderna o del siglo XX en su categoría de Patrimonio Artístico.

  Por ello, el número 35 de la Revista Cuetlaxcoapan nos aproxima al Patrimonio Artístico de Puebla, cuyo contenido ofrece textos para conocer las colonias construidas durante los primeros tercios del siglo XX, así como, el proceso de descentralización de equipamientos y servicios del Centro Histórico. Por supuesto, destacan los proyectos icónicos que fueron clave para el desarrollo y crecimiento de la ciudad y que aún persisten en la ciudad actual. Así también, sobre el emplazamiento de monumentos históricos conmemorativos en la emblemática y moderna avenida Juárez. Estos y otros artículos más, nos comparten nuestras autoras y autores.

  Las y los invito a disfrutar de este número 35 denominado Patrimonio Artístico de Puebla, y juntos sigamos cambiando el rumbo del Patrimonio Cultural de nuestra hermosa ciudad.

 

Eduardo Rivera Pérez

Presidente Municipal de Puebla

2021-2024

Publicado en Cuetlaxcoapan 35
Lunes, 19 Febrero 2024 16:55

Puebla a través del tiempo

 

 

“Cine Reforma”

Enero, 1975

Fotografía de José Antonio Terán Bonilla

Colaboración con Puebla Antigua

 

 

 

Publicado en Cuetlaxcoapan 34

 

 

 

En esta sección te recomendamos recorrer las calles del Centro Histórico para descubrir, disfrutar y saciar cualquier antojo en distintos establecimientos que ofrecen desde los platillos tradicionales hasta los que han generado nuevas interpretaciones de lo más representativo de la gastronomía poblana. ¡Imperdibles!


RESTAURANTES

Casa Barroca

Av. 7 Oriente No. 205

Lunes a jueves de 8:00 a 22:00 horas

Viernes y sábado de 8:00 a 23:00 horas

Domingo de 8:00 a 16:00 horas

Desde hace casi cinco siglos este inmueble de arquitectura neoclásica y arte poblano de la época, ha existido en el Centro Histórico de Puebla. Actualmente es una de las ubicaciones gastronómicas de cocina artesanal mexicana con más prestigio en la ciudad.

Augurio

Av. 9 Oriente No. 16

Lunes a sábado de 8:00 a 23:00 horas

Domingo de 8:30 a 16:00 horas

Este restaurante combina gastronomía e historia y ofrece una carta de comida tradicional de la región de Puebla, mezclada con influencias indígenas, españolas, francesas, árabes y orientales.

Restauro

5 Oriente No. 601

 Lunes a sábado de 13:00 a 23:00 horas

Domingo de 12:00 a 18:30 horas

Los muros de este lugar contienen memorias de hace cientos de años. Hoy el lugar da tributo a dicha historia artística mediante la gastronomía con los deliciosos platillos que preparan, así como los productos que se encuentran en su tienda de abarrotes.

Moyuelo

Av. 7 Poniente No. 312

Martes a domingo de 13:30 a 22:30 horas

Este proyecto culinario fundado en 2014, tiene como filosofía enaltecer la cocina tradicional poblana con un toque artístico y contemporáneo.

El Mural de los Poblanos

16 de Septiembre No. 506

Lunes a domingo de 8:00 a 00:00 horas

El lugar perfecto para degustar platillos que remontarán al pasado poblano a todo comensal. Destacado por su cocina típica influenciada por familias asentadas en Puebla desde varias generaciones atrás.

Casa Reyna

Privada 2 Oriente No. 1007

Lunes a domingo de 8:00 a 22:30 horas

Famosa por su cocina de autor y característica por sus chiles en nogada, este lugar tiene una carta de comida tradicional poblana. Su servicio se disfruta con la bella arquitectura del inmueble.

Cemitas "El Chino" o "El Gordo"

Av. 13 Oriente No. 409 , Barrio El Carmen

Lunes a viernes de 17:00 a 24:00 horas

A unos pasos de la Arena Puebla, se encuentran las tradicionales cemitas de las luchas, en donde Jessica, nieta del fundador, prepara este popular platillo poblano con un toque distinto: papas fritas.


MERCADOS

Mercado El Alto

Av. 14 Oriente No. 1208,

Barrio El Alto Abierto las 24 horas

Se le conoce también como “El Garibaldi” de Puebla. Nacido en 1930, en este lugar se encuentran diferentes locales en donde se degustan platillos como mole, chalupas, cemitas, memelas, quesadillas, entre muchos otros y se acompañan del son del mariachi, tríos o conjuntos norteños.

Mercado La Acocota

16 Norte No. 605, Barrio La Acocota

Lunes a domingo de 9:00 a 18:00 horas

Este tradicional mercado ofrece una amplia variedad de productos frescos, además de contar con distintos locales de comida típica como memelas, cemitas y guisados poblanos.

Mercado de Sabores

Av. 4 Poniente No. 1104, Col. Historiadores

Lunes a domingo de 8:00 a 20:00 horas

Su objetivo es acercar a los residentes de la capital a la gastronomía poblana mediante su infraestructura diseñada para el mismo fin y la venta de comida típica. Se caracteriza por la tradicional cemita pero también sirven molotes, cemitas, quesadillas, tamales, carnitas y más, se venden mariscos y también aguas frescas.

 

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  1. La California

Este lugar de tradición poblana cuenta con decoración ambientada en los años 50. Esta paletería es popular por sus deliciosos postres, en especial, por sus famosas cremitas.

  1. El Patio y las Ranas

Tortas, cemitas y tacos al pastor son los principales platillos que se encuentran en el menú de este restaurante de cocina poblana.

  1. Cemitas de "La Güera"

Por fuera se observa tan sólo una cartulina naranja con el nombre del lugar, más por dentro se encuentran unas de las mejores cemitas que se preparan en Puebla, rellanas de diferentes tradicionales guisos.

  1. Hotel Royalty

Embajador de la gastronomía poblana, el lugar cuenta con una mezcla entre platillos típicos tradicionales y otros con técnicas de preparación vanguardistas.

  1. Antojitos Acapulco

Esta empresa familiar nacida en 1962, inició vendiendo licuados y jugos, sin embargo, actualmente se caracterizan por la venta de deliciosos antojitos típicos poblanos, como las tostadas, las pelonas y los molotes.

  1. Bar La Terminal

En esta popular cantina encontrarás deliciosas sangrías. Es el lugar perfecto para pasar un buen rato en un ambiente relajado.

  1. La Pasita

Este lugar ofrece la bebida típica poblana: la pasita, licor de uva de pasa acompañado con un cubito de queso panela y pasa seca.

  1. Mezcalería Miel de Agave

La chef Liz Galicia funda esta mezcalería con más de 170 marcas de mezcal, ofreciendo la tradición poblana y la innovación de sabores en su bebida y comida.

  1. La Antigua Taquería La Oriental

La especialidad que durante más de 80 años ha sido el manjar para muchos comensales, son sus exquisitos tacos árabes, elaborados con carne de alta calidad.

  1. El Comal

Con un concepto de comida poblana casual, el restaurante hermano de El Mural de los Poblanos ofrece en su carta los mejores platillos de la cocina casera del estado.

  1. Tortas Girofle

Con un legado que viene desde Asturias, esta tortería se inspiró en las tortas españolas para la creación de sus platillos, agregándoles guisados como mole, salpicón o chorizo ranchero.

  1. Puebla La Churrería

Desde 1960, este lugar se ha posicionado como una de las dulces tradiciones poblanas, con sus deliciosos churros glaseados, a los que se acompañan con café o chocolate.

 

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Viernes, 16 Febrero 2024 22:40

Gastronomía de leyenda

 

 

 

Santiago Herrera Carrera

Estudiante de la licenciatura en Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP

 

 

El chile, en nogada, se ahogaba. Entre pompa y decoro degustaban comensales de nobleza falseada.

En el feudo del nuevo reino se guisaba al tenor tricolor; albura, insigne de devoción; decorado de carmesí, del euro yugo la emancipación y esmeralda opaca, unión de la recién parida nación.

¡Algarabía para el gusto! El camote, al ulular de los niños cesaban entre sonrisas y bullicio, los pichones se endulzaban.

Sus corazones mustios sobre el friso del sol se encontraban las madres clarisas, devotas conftaban al grávido de dulzor y ampo de color.

¡Caricia perentoria del apetito! La cemita, forma de luna o de halo con sus migajas va alimentando en el zócalo.

Remojada en oliva y tapada con el infaltable pápalo, bocado a bocado va embelesando el corazón poblano.

 

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