Gerencia del Centro Histórico - Elementos filtrados por fecha: Octubre 2022
Lunes, 31 Octubre 2022 16:02

CUETLAXCOAPAN #30

Publicado en Nuestras Revistas

En esta sección te recomendamos 10 lugares imperdibles que tienes que conocer en el Centro Histórico de Puebla, por su gran sazón, producción artística y arquitectura.

 

RESTAURANTES Y COMERCIOS TRADICIONALES

 

El Mural de los Poblanos

C. 16 de Septiembre No. 506

Abierto los 365 días del año

8:00 a 24:00 horas

Especializados en la cocina tradicional poblana desde 2008, su sabor transporta sensorialmente a comensales locales a la Puebla de antaño. En este restaurante puedes contemplar la obra “El Mural de los Poblanos” del artista plástico Antonio Álvarez Morán.

 

Casa Reyna

Privada 2 Oriente No. 1007

Abierto los 365 días del año

8:00 a 22:00 horas

Su carta abarca desde platillos de la tradicional cocina poblana hasta innovadoras interpretaciones culinarias. El inmueble en donde se ubica este restaurante fue intervenido mediante un proyecto de rescate arquitectónico dirigido por la empresaria Angélica Moreno, el artista Esteban Chapital y el arquitecto Ricardo Legorreta.

 

Casona de la China Poblana

C. 4 Norte No. 2

Abierto los 365 días del año

Domingo a martes de 8:00 a 18:00 horas

Miércoles a sábado de 8:00 a 17:00 horas

Doña Catarina de San Juan, mejor conocida como “La China Poblana”, vivió en este inmueble en el siglo XVII y actualmente está abierto al público como hotel boutique y restaurante. Su propuesta gastronómica está basada en la elaboración de platillos con ingredientes tradicionales de la cocina mexicana a través de técnicas vanguardistas. 

 

La Gran Fama

Av. 6 Oriente No. 208 y 208-C

Lunes a sábado de 9:00 a 20:00 horas

Domingos y días feriados de 10:00 a 18:00 horas

Junto a la casa en la que los hermanos Serdán iniciaron la Revolución mexicana, se encuentra La Gran Fama, el establecimiento más antiguo de dulces típicos de la ciudad de Puebla. Fundada en el siglo XIX, lleva más de cien años manteniéndose en el gusto de las familias poblanas.

 

TALLERES, FÁBRICAS Y GALERÍAS

 

Centro Alfarero del Barrio de la Luz

Av. Juan de Palafox y Mendoza No. 1403, Barrio de la Luz

Abierto los 365 días del año

10:00 a 20:00 horas

Este lugar siempre está de puertas abiertas para que conozcas cómo el barro, el fuego y la destreza de las manos de los maestros artesanos se unen para mantener vivo uno de los oficios que le han dado identidad al barrio de la Luz: la alfarería.

 

Fábrica de vidrio de la Luz

C. 3 Oriente No. 1018, Barrio de Analco

Martes a viernes de 9:30 a 18:00 horas

Sábado y domingo de 8:30 a 16:00 horas

Este emblemático establecimiento abrió sus puertas desde 1998 para dar a conocer el apasionante proceso de la fabricación del vidrio verde soplado y prensado, así como una serie de productos que se han convertido en símbolos representativos de la ciudad de Puebla.

 

Uriarte Talavera

Av. 4 Poniente No. 911

Lunes a sábado

10:00 a 18:00 horas

Fundada en 1984 por Dimas Uriarte con los artesanos más hábiles de la región, Uriarte Talavera se estableció como un taller familiar que a lo largo de su trayectoria ha explorado nuevas formas de producción de esta técnica tradicional.

 

INMUEBLES CIVILES Y RELIGIOSOS

 

Capilla del Rosario “La casa de oro”

C. 5 de Mayo, esq. con Av. 4 poniente No. 101

Martes a viernes: 9:30 a 13:30 horas y de 16:00 a 18:00 horas

Sábado: 10:00 a 13:30 horas y de 16:00 a 18:00 horas

Domingo: 9:00 a 10:45 horas y de 15:30 a 17:30 horas

Ubicada dentro del Templo de Santo Domingo, esta Capilla cuenta con aplicaciones de estuco dorado en todo su interior y, con la entrada de la luz del día a través de sus ventanas, se crea una atmósfera celestial. Este sitio es considerado una de las joyas del barroco novohispano más importantes no sólo de Puebla, sino del continente americano.

 

Templo del Espíritu Santo o Templo de la Compañía

C. 4 Sur s/n

Lunes a domingo

9:00 a 12:00 horas y de 16:00 a 19:00 horas

Este inmueble religioso fue fundado por jesuitas pertenecientes a la Compañía de Jesús y se terminó de construir en el siglo XVIII. Las torres, al igual que la fachada, están hechas de cantera y argamasas.

 

Biblioteca Palafoxiana

Av. 5 Oriente No. 5

Martes a jueves de 10:00 a 17:00 horas

Viernes a domingo de 10:00 a 18:00 horas

Este recinto, fundado por el obispo español Juan de Palafox y Mendoza en el siglo XVII, funcionó como la primera biblioteca pública de América. Desde 1981, es considerada un Monumento histórico de México y, en 2005, fue incluida en el Programa Memoria del Mundo de la UNESCO.

Publicado en Cuetlaxcoapan 30

 

01. Mercado municipal La Acocota

Llamado "La Acocota" por encontrarse entre las antiguas calles de Cocote y la 2da. de Cocote, cuenta con una extraordinaria variedad de productos frescos, flores y cocinas tradicionales poblanas.

 

02. Hornito de Pan San Francisco

Durante tres generaciones y 58 años de tradición, la panadería ha deleitado de sabor a las familias poblanas, especialmente, con sus emblemáticas tortas de agua.

 

03. Templo de nuestra Señora de los Remedios

Templo dedicado a la Señora de los Remedios, se caracteriza por su estilo barroco y neoclásico. En su portada hay un nicho con la escultura de la virgen de los Remedios y sobre ella otra escultura pequeña del arcángel San Miguel.

 

04. Parroquia de la Santa Cruz

Cuenta la historia que su inicio de construcción inició desde principios del siglo XVI, llamándola Capilla de la Cruz de los españoles. Destacan sus Resaltan sus campanarios que son de un solo cuerpo y datan del siglo XVIII.

 

05. Templo conventual de San Francisco

Hermosamente ornamentado con petatillo, talavera y cantera, este templo fue el primer convento establecido en la ciudad de Puebla.

 

06. Mercado de comida típica El Alto

Este tradicional mercado ofrece una gran carta de comida típica poblana y, al mismo tiempo, es punto de encuentro nocturno de mariachis, tríos y grupos norteños que esperan el llamado de las casas poblanas.

 

07. Fuente de los Muñecos

En su interior se encuentran las esculturas de dos niños abrazados en torno a los cuales circula una de las leyendas más famosas de la capital poblana

 

08. Los Lavaderos de Almoloya

Bañado por tres manantiales provenientes del río del mismo nombre, los lavaderos de Almoloya se establecieron en 1863 como el primer conjunto de lavaderos públicos de la ciudad de Puebla.

 

09. Capilla de lo Plateros

Su nombre se debe a que este gremio proporcionó fondos para su construcción en conjunto con las “lavanderas”, ya que cuenta la leyenda que las mujeres que iban al antiguo río a lavar, cooperaron en su construcción.

 

10. Antiguo Puente de Nochebuena

Tras el embovedamiento del Río Xonaca, el antiguo Puente de Nochebuena se convirtió en uno de los pocos puentes preservados en la ciudad de Puebla y, desde 1976, es la sede de teatro al aire libre dedicado al poeta y actor poblano José Recek Saade

 

11. Capilla del Ecce Homo

Esta capilla fue uno de los primeros inmuebles religiosos construidos durante la Fundación de Puebla y fue dedicado al pasaje de la vida de Jesús en que Pilatos lo presenta a los Judíos diciendo: Ecce Homo o He aquí al hombre.

 

12. Monumento a los Fundadores de la ciudad de Puebla

Este monumento dedicado a la Reina Isabel de Portugal, Juan de Salmerón, Fray Julián Garcés y Fray Toribio de Benavente, fue construido con motivo del cuarto centenario de la fundación de la ciudad, y aunque inicialmente fue colocado en la Avenida Juárez, en 1960 fue reubicado en el Paseo de San Francisco.

 

13. Paseo de San Francisco

El Paseo de San Francisco es uno de los sitios más representativos de la zona histórica de la ciudad de Puebla. Este espacio revela información sobre los asentamientos humanos antes, durante y después de la fundación de la ciudad.

 

 

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Jueves, 20 Octubre 2022 17:21

Serpientes y Escaleras Patrimonial

En este juego de Serpientes y Escaleras Patrimonial podrás disfrutar en compañía de tus amigos sobre datos curiosos, preguntas y actividades dinámicas sobre el Patrimonio Cultural Inmaterial de la ciudad de Puebla.

 

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SOBRE LOS AUTORES

Fernanda Gutiérrez. Especialista en la generación de contenidos de museología educativa, mediación y educación en museos y sitios patrimoniales. Actualmente es encargada de las actividades de mediación y divulgación cultural en el Departamento de Exposiciones del Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMACP).

Claudia Marín. Docente e investigadora en Historia del Arte. Creadora de programas de educación y mediación del arte en el Museo Amparo.

Edson Andrade Jiménez.

Publicado en Cuetlaxcoapan 30
Jueves, 20 Octubre 2022 17:14

La ciudad de Puebla de mis recuerdos

El poema

herencia

de la voz que sabe

que en algún lugar

habrá de sostenerse

 

la danza en donde te

conocí

guardaba ciudades

un bosque y un río

este par de pies te recorren

 

hambrienta

de tus sones de

costumbre

recuerdo a mi abuelo cantando

 

tus textiles anudados

a mis brazos

como dos remos

hinco mi espera en tus

flores

 

alfarera y alfabeto

 

el azul cobalto

se parece a tus ojos

 

y guardarnos aquí

en lo que nadie sospecha

que es la vida

encendiéndose

una y otra vez

la vida que da vida a

las cosas

 

tu palabra

invulnerable

a la mala memoria

 

mi palabra

a cambio

de la música

 

Sobre la autora

Ana Jimena Sánchez. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana Puebla. Se dedica al diseño, a la gestión cultural y a la escritura. Cofundó y dirige el festival internacional de música llamado Guacamaya y se ha autopublicado tres poemarios: Intradiegético (2015), Ecuador (2017) y Las otras (2019).

Publicado en Cuetlaxcoapan 30
Jueves, 20 Octubre 2022 16:43

Zonas de descubrimiento

Cada cambio implica otros cambios en cadena, tanto en Andria como entre las estrellas: la ciudad y el cielo no permanecen jamás iguales.

Italo Calvino, Las ciudades invisibles

 

Desde que tengo uso de razón he sido amante del Centro Histórico de la ciudad de Puebla. Mi primer encuentro con la zona fue a los 7 años. Por alguna razón que desconozco, mi madre me envió sola y en camión a la rutinaria clase de danza clásica a la que asistía en la Casa de la Cultura.

    —Te bajas donde veas la tienda “Ponchito”, es la esquina de la 16 septiembre y la 11 oriente. De ahí, caminas dos calles y das vuelta para abajo, y a media calle vas a ver la entrada, te vas a acordar. ¡No te vayas a perder! 

    Llegar al centro en el camión Santa-María las Palmas me hizo sentir una niña fuerte, de mundo e independiente. Disfrutaba de las vistas que ofrecía la altura del camión: iba pegada a la ventana, el aire acariciaba mi cabello mientras yo no podía quitar los ojos de lo que se me presentaba. Eso sí, muy atenta de advertir la esquina donde debía bajarme, mientras disfrutaba ver a la gente caminar tanto como los colores y ventanas de las viejas casonas. Y en efecto, no me perdí. El problema fue emprender la vuelta. Es probable que no prestara la debida atención a la instrucción de vuelta, pero es que pensar en llegar sola a un destino a los 7 años era una oportunidad que causaba nerviosismo y entusiasmo a la vez.

    Al salir de la clase no tuve ni idea de cómo volver, las calles me parecían iguales, enormes y complicadas, repetitivas. Después de un tiempo, me rendí. No sabía ni dónde estaba ni qué debía hacer. Debía tomar la decisión: llamar a casa o subirme aleatoriamente a un camión. Caminando sobre la 3 sur encontré una fonda, además de que la comida olía bastante bien, la mujer que ahí estaba se veía tan amistosa como tierna, debió ser por su delantal color rosa. Entré al lugar, intimidada por mi circunstancia, para preguntar si tenía un teléfono para llamar. Esta bendita mujer se entendió con mi madre, por lo que no me cobró la llamada. Además, me acompañó a la esquina donde ahora sabemos que está la estatuilla del perrito guardián, que cayó en el temblor de 2017, y que años después regresó a su lugar gracias a una colecta de vecinos. Me sentí aliviada al ver en la parada a mi mamá y a mi hermana esperándome. Pienso, con mucha tristeza, que definitivamente esta hermosa ciudad era menos peligrosa.

 

Vista de fachada deteriorada en el Centro Histórico de Puebla. 2022. Foto de Claudia Castelán.

 

    Es probable que esta experiencia dejará una impronta tanto en mi biografía como en mi idea de viajar, atravesada por la noción de “tránsito”, entendido como un proceso que atiende no solo al trayecto que va de A → B, sino que dota de experiencia y de producción significativa a todo ese segmento como una zona de descubrimientos. El caminar sería el acto que nos permite llevar a cabo el tránsito. Ser nómada en nuestra ciudad para mirarla con otros ojos, experimentarla desde otro lugar.

    Me gusta mucho pensar que transitar por el Centro Histórico es una experiencia fenomenológica a 360 grados, pues suceden demasiados inputs que impactan nuestros sentidos, y que no podemos pasar desapercibidos, que ponen a prueba nuestra subjetividad y que cruzan por diferentes emociones. Alguna vez un amigo me dijo que odiaba caminar por las calles del centro de Puebla. Después de vivir varios años en esta central área de la ciudad, pude explicarle (o tal vez explicarme) que casi es parte del atractivo. Caminar el centro cuando eres vecina implica una suerte de juego de tetris: debes saber deslizarte entre el mar de gente que transita diariamente por ahí y a diferentes horas. El juego se pone más interesante cuando debes desplazarte rápido y sin distracciones para llegar a tu destino. Pero esto no sucede. De alguna manera, algo alrededor llama tu atención: un producto, un cartel pegado en la pared, una casona que cae a pedazos, la presencia de alguien conocido, una bocina con un audio altamente distorsionado, un local que ya cambió de giro, el olor de las chalupas o del pan recién salido del horno… Como menciona Italo Calvino en su libro Las ciudades invisibles:

La ciudad es una para quien pasa sin entrar, y otra para quien está preso en ella y no sale; una es la ciudad a la que se llega la primera vez, otra a la que se deja para no volver; cada una merece un nombre diferente; quizás de Irene he hablado ya bajo otros nombres; quizá no he hablado sino solo de Irene.

    Fue en la adolescencia que mi relación con esta parte de la ciudad tomó una forma significativa. Se convirtió en una zona de descubrimiento, entendido esto como el reflejo de un espejo; tanto reconocía la ciudad (en ese entonces geográficamente acotada) como a mí misma. Recuerdo siempre la novela Las batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco, como una metáfora de crecimiento, descubrimiento y transformación entre la ciudad y su personaje principal, Carlos. De alguna manera, la ciudad y yo hemos crecido juntas. Nuestros cuerpos se han expandido tanto como han mutado, así como sus delimitaciones.

    Hay memorias que socialmente se han olvidado del Centro Histórico, como los baños de vapor públicos, las cantinas, algunas memorables fondas, los cines y las jarcierías, lo que ha dado paso a un paisaje globalizado marcado por tiendas asiáticas, departamentos tan reformados como fraccionados a un tipo loft, cafés friendly y cantinas de mezcal que transforman parte de la pertenencia de una Puebla de antaño para dar paso a una nueva capa por surgir. Sí, hemos cambiado.

    Pese a todo esto, el Centro Histórico es un lugar que muta y se transforma; un lugar para redescubrir cada vez que nos paramos ahí, con nuestro cuerpo frente a sus contradicciones y necesidades, pero que, de alguna manera, siempre nos cautiva.

 

Tienda de Imágenes religiosas en el Centro Histórico de Puebla. 2022. Foto de Claudia Castelán.

 

Detalle del Centro Histórico de Puebla. 2022. Foto de Claudia Castelán.

 

Detalle del Centro Histórico de Puebla. 2022. Foto de Claudia Castelán.

 

Sobre la autora:

Claudia Castelán (Chispillatronik). Doctora en Artes y Educación por la Universidad de Barcelona. Su perfil profesional se ha desarrollado entre la producción audiovisual, docencia, investigación y gestión cultural, teniendo como base en común, temas relacionados a procesos de transformación, performatividad, posthumanismo y producción-circulación de imágenes. En su práctica artística cuestiona el lugar que ocupa el cuerpo en la construcción de discursos sobre las normalizaciones de género, clase, racialización y edad.

Publicado en Cuetlaxcoapan 30

Los sitios considerados Patrimonio Mundial son aquellos lugares que poseen Patrimonio Cultural material e inmaterial, el cual es considerado de valor universal excepcional. Por tal motivo, han cumplido con los requisitos necesarios marcados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), para su inscripción.

    México, como Estado parte, es uno de los 162 países adheridos a la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural; y es el cuarto país con mayor número de ciudades inscritas en la Lista del Patrimonio Mundial, con treinta y cinco sitios, en los que cabe destacar a los Centros Históricos de Puebla y Querétaro.

    Por un lado, Puebla fue inscrita en el año de 1987 y Querétaro, en 1996. Ambos Centros Históricos cumplieron con los criterios de selección II y IV de la UNESCO, los cuales reconocen el trazado único y la belleza de su arquitectura religiosa y civil.

    Dentro de las cualidades de ambos sitios se identifica que parte de estos fueron conformados por barrios que les han dado vitalidad e identidad únicas. Como Puebla, Querétaro tiene 14 barrios: San Sebastián, El Cerrito, La Trinidad, El Tepetate, San Roque, Santa Catarina, San Gregorio, San Francisquito, La Piedad, El Retablo, La Cruz, Santa Rosa de Viterbo, La Merced y Santa Ana. Por su parte, en la Angelópolis se encuentran: el Barrio de Analco, La Luz, Los Remedios, San Antonio, San Miguelito, San Pablo de los Frailes, San Sebastián, Santa Anita, Santiago, Xanenetla, El Alto, El Carmen, El Refugio y la Acocota.

 

Vista aérea del Templo de Nuestra Señora del Carmen. 2021. Foto: Jorge Román

 

    Cada barrio tiene una identidad cultural, ocupacional y religiosa propias, en donde acontecen distintas tradiciones, usos sociales, actos festivos, conocimientos, saberes y técnicas vinculados a las artes tradicionales. Los rituales y las fiestas se realizan en momentos y lugares especiales, por lo que suelen suceder dentro y fuera de un inmueble religioso o en torno su santo patrono protector, transformando de forma íntima la vida del barrio, a sus habitantes y a sus organizadores.

    En las siguientes líneas se mencionan las festividades que se realizan en las ciudades patrimonio mundial de Puebla y Querétaro, detallando y desarrollando de manera especial la celebración de La Santa Cruz en Santiago de Querétaro, la ciudad mexicana invitada en este número, con la finalidad de que los lectores poblanos conozcan el patrimonio inmaterial de nuestra ciudad hermana.

 

Vista aérea del Centro Histórico de Querétaro, Calle Madero. 2018. Foto de Ramiro Valencia.

 

Fiesta patronal de Nuestra Señora del Carmen, Puebla

 

Una de las fiestas más importantes que se celebran en el Centro Histórico de Puebla es la Feria del Carmen, la cual se realiza cada 16 de julio. La fiesta acontece en el templo Conventual de Nuestra Señora del Carmen, ubicado en el barrio con el mismo nombre, así como en las calles aledañas. Es una de las celebraciones más antiguas de la ciudad de Puebla realizada desde que se fundó el templo en el siglo XVI.

    Como antecedente, el templo fue una ermita que se construyó al sur de la plaza principal, Zócalo; en un inicio, estaba dedicada a la Virgen de los Remedios. Sin embargo, su deterioro motivó al obispo Diego Romano a establecer el convento noviciado de la orden de los Carmelitas. Es entonces que, a mediados del siglo XIX, al terminar la remodelación del altar mayor, se coloca la Virgen del Carmen, que le dio un nuevo arraigo cultural al barrio que permanece hasta nuestros días. El barrio delimitaba a la ciudad fundacional y contaba con huertas de árboles frutales y hortalizas, además de su propio panteón.

    En términos generales, la fiesta se desarrolla de la siguiente manera:

01. Los habitantes devotos acuden al templo a entonar las mañanitas el 16 de julio a las 6:00 horas.

02. Después se realiza la celebración de la misa y se lleva a cabo una procesión por las calles aledañas el mismo día. Durante todo el día los feligreses acuden al templo a realizar una visita o a cumplir alguna manda que hubiera prometido a la Virgen.

03. Los devotos suelen portar escapularios que representan la salvación de las almas.

04 Hasta antes de la pandemia se podía visitar el altar del templo para pasar por debajo del manto de la virgen.

05. Con motivo del festejo se monta la tradicional feria con más de 300 puestos de comida y juegos mecánicos alrededor del templo, donde los y las poblanas acuden a disfrutar de las deliciosas chalupas, chanchas, cemitas, enmoladas, y toda variedad de dulces típicos y artesanías. Por tal envergadura, se considera como una de las celebraciones más esperadas por los y las poblanas.

 

Celebración de La Santa Cruz en Santiago de Querétaro

 

El día 12 de Septiembre, por la tarde, se hace una peregrinación de los cereros y los pajareros de la ciudad, llevando al convento de La Cruz una serie de ofrendas, tanto para la cruz como para sus custodios franciscanos. Entre humo de copal y sonidos de mandolinas, teponaztles y caracoles marinos, ingresan al templo en donde realizan una serie de ceremonias antes de entregar sus presentes, al concluir salen caminando hacia atrás, para nunca dar la espalda al altar.

    El núcleo principal de esta tradición es la danza de los concheros. Cuentan los viejos que la danza, como la conocemos hoy, comienza a realizarse desde 1531, cuando se libraba una encarnizada batalla en el cerro del Sangremal, entre los otomíes aliados al ejército español y los chichimecas, tribu que más se negaba a ser conquistada; en ese momento tuvo lugar un eclipse de sol, con sus efectos y el polvo levantado por la lucha, se formó en el cielo una gran cruz como de cuatro varas de largo y a su lado el Señor Santiago, al ver esto, los españoles se postraron maravillados seguidos de los otomíes y chichimecas gritando “Él es Dios”, de ahí esta “palabra” de batalla tan importante entre la comunidad conchera. Los chichimecas comenzaron a danzar, para demostrar su respeto y veneración.

    Los danzantes tienen la obligación de presentarse a la velación la noche anterior a la fiesta, puesto que dice la consigna “el que no vela, no es conchero”, en ella se cantan alabanzas hasta la madrugada, el capitán entrega “las palabras” (comisiones) a quien se encargará de la vigilancia, de los estandartes (arbolitos), a la sahumadora (encargada de limpiar el espacio) y a quien se encargará de dar la palabra a quien llevará la danza.

    Por la noche, en los barrios de La Cruz y San Francisquito, en los lugares que hay “mesa” a cargo de un capitán específico, se inicia lo que han llamado “La Velación”, la cual dura toda la noche y tiene como objetivo prepararse para el día siguiente. Durante la velada, además de ser sahumados, para purificarse, se elaboran de manera colectiva los chimales, ofrendas que llevarán al templo y las insignias que portarán durante el desfile del día 13 de septiembre. Este es también el espacio en que llegan los franciscanos a dar la bendición a los participantes, acompañados del “gallo”, que son estructuras de carrizo recubiertas de papel de china blanco y azul: los hay desde los de pocos centímetros hasta los de varios metros de alto y largo, y como van acompañados de una banda, en un momento dado, los gallos bailan y cuantos quieran acompañarlos, también.

    El día 13 por la tarde se lleva a cabo el “desfile” de cientos de danzantes, cada mesa va precedida por su cruz, ofrendas, músicos, capitán y después los adscritos a la mesa correspondiente e invitados. Participan principalmente concheros, pero también apaches y matachines, la indumentaria está definida jerárquicamente, por ejemplo, el tocado que lleva este capitán consta de diversas plumas, cada una ha tenido que ganarla a través del tiempo, del trabajo y el compromiso con la danza, aquí no basta con tener los recursos para comprarlas, además son caras, sino que se obtienen por mérito propio.

    El desfile se inicia, por lo regular, cerca del tanque de agua que está en el barrio de San Francisquito (antiguo barrio indígena de la ciudad y de donde son originarios los capitanes), recorre la calle Zaragoza, Corregidora, da vuelta alrededor de la plaza central de la ciudad, hacen un alto frente al templo de San Francisco y suben nuevamente al templo de La Cruz, por la calle Independencia hasta la plaza fundadores para seguir danzando, mientras en las calles principales se hace una kermés donde los asistentes compran antojitos, escuchan las diversas bandas musicales o se encuentran con conocidos.

 

Entrega de presentes. 2008. Foto de Ramiro Valencia.

 

   Por la mañana se sale de la casa del capitán danzando “El paso de camino” encabezado por la sahumadora, las malinches, los capitanes y los estandartes. Una vez que se llegó al lugar donde se colocarán, cada una de las Malinches forma, junto con su fila, un círculo contrario al de la otra, simulando la serpiente de Quetzalcoatl, formando círculos concéntricos, los músicos al centro, los estandartes en el círculo más cercano al centro y los demás formando los círculos necesarios. Primero se da la palabra a algún capitán que saluda a los cuatro puntos cardinales y después casi por orden jerárquico a los que, el que tenga la obligación, vaya decidiendo. Solo se descansa unos minutos para tomar agua y luego se continúa hasta que el capitán dé la orden de regresar al “cuartel” para comer, lo que se hace con formación disciplinada y paso de camino, de la misma manera se repite el mismo ritual para continuar la danza en la tarde y terminarla por la noche. Al finalizar, los encargados de las palabras, las regresan; todos los capitanes agradecen la hospitalidad y el capitán general agradeció la visita, con la promesa de regresar el siguiente año, si la Santísima Cruz lo permite.

 

Veneración y danzas de respetos. 2008. Foto de Ramiro Valencia

 

    El día 14 de Septiembre, se concentran, alrededor del templo de la Cruz, diversos grupos para continuar danzando, como todo espacio jerárquico, al centro del grupo se colocan los capitanes, las sahumadoras y en el círculo exterior, los soldados, o sea, los danzantes. Los capitanes locales y los invitados se van rotando para dirigir la danza.

    El día 15 por la mañana se realizan dos actividades, la primera es que muchísimas personas recorren de rodillas, el trayecto del tanque hasta el templo, van a pagar mandas que hicieron al recibir algún milagro, culminando esta peregrinación con una misa de gracias. La segunda actividad es que los integrantes de las mesas vuelvan a danzar hasta pasado el mediodía, para finalizar se entrega a los participantes, una parte de la última ofrenda que se elaboró ese mismo día, por la mañana. Es un “alimento” energético con el que parecería, se comulga, finalmente se organiza la comida para agradecer la participación, refrendar lazos de unidad, pertenencia y cooperación entre todas las mesas e invitados.

    La celebración de la Santa Cruz en Santiago de Querétaro y la fiesta patronal de Nuestra Señora del Carmen son actividades que suceden anualmente, por lo que estructuran la vida de los barrios y sus habitantes, debido a que son festividades compartidas y significativas para muchos. 

    Los rituales y actos festivos son significativos porque reafirman la identidad de las personas que las practican como grupo y están estrechamente vinculados a eventos importantes.

    De acuerdo con la UNESCO, las prácticas sociales, rituales y festivas pueden ayudar a marcar el paso de las estaciones, los acontecimientos del calendario agrícola o las etapas de la vida de una persona. Están íntimamente ligados a la cosmovisión y percepción de la población sobre su propia historia y memoria.

    La importancia de los rituales y actos festivos radica es que los habitantes se apropian de estos y, con ellos, se asegura tu transmisión de generación en generación, por ejemplo, en la organización de los rituales y las fiestas patronales los vecinos arreglan el templo con flores, forman grupos de danzantes, organizan y animan la celebración con una feria o kermés, etcétera; la identidad de las ciudades se forja con el arraigo y el orgullo que los habitantes tienen hacia sus tradiciones. Son las familias y cada uno de sus integrantes, quienes mantienen vivo el valor universal excepcional de las Ciudades Patrimonio Mundial.

 

Sobre los autores

Joel Perea Quiroz. Miembro del Consejo Nacional de Centros Históricos de México y Delegado Municipal del Centro Histórico de Querétaro. Actualmente es el coordinador de Ciudades Patrimonio de la Humanidad del municipio de Querétaro.

Yesenia Hernández. Directora de Regulación y Conservación en la Gerencia del Centro Histórico y Patrimonio Cultural de la ciudad de Puebla.

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Al realizar una intervención en el Centro Histórico, la autoridad municipal da prioridad a las zonas con decreto federal o que se encuentran catalogadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia. De esta forma, para lograr el mejoramiento de un espacio público, se debe analizar aspectos físicos, históricos, sociales, entre otros.

    Por ello, en el caso del Jardín de Santa Inés, se tuvo que realizar un diagnóstico del estado físico que guarda y de sus elementos constructivos. Así como entender que el espacio fue destinado para lograr la cohesión social. Esto significa que cada una de las personas que pasan por él lo puedan usar como un lugar de relajamiento, de encuentro personal, y hasta en algunas ocasiones, para leer, convivir, trabajar, hacer negocios, disfrutar, relacionarse sentimentalmente y realizar un sinfín de actividades.

 

Análisis del contexto urbano e histórico como parte fundamental para plantear la intervención

 

El Jardín de Santa Inés es un espacio contiguo al templo de Santa Inés, al sur, se aprecian inmuebles en un buen estado de conservación, en su mayoría de uso habitacional y, al poniente, se encuentra la fachada del Templo de Santa Inés.

    Desde su inicio fue concebido como un espacio público para los habitantes, tal vez por tener dos imponentes inmuebles religiosos cerca, ya que, después de hacer la actividad correspondiente en estos, las personas podían ir a este jardín para convivir, comprar productos o simplemente pasar un rato, como menciona Hugo Leicht:

 

Plano de 1698, donde se aprecia la plazuela entre el templo de la Concordia y el templo de Santa Inés.

 

En 1816 un día a la semana había mercado, según Veytia, algunos llamaban de la Concordia y otros de Santa Inés. Las mismas dos denominaciones se usan en los siglos siguientes. 

Desde 1913, la denominación de la plazuela es Jardín Miguel Auza, puesta en honor del defensor del convento de Stan Inés (véase C. Auza). La cuadra entera se llama Calle de la Concordia en las Ordenanzas de Flon, el padrón de 1832 y en el siglo XX, la parte al Sur de la plazuela Calle del Frente de la Concordia en la Lista de 1850.¹

 

Vista del Jardín antes de la intervención.

Fotografía: DPP, GCHYPC.

 

Vista del Jardín después de la intervención.

Fotografía: DPP, GCHYPC.

 

Plaza de Batalla durante el Sitio de 1863

 

En ese jardín y en los cuadrantes próximos se libraron episodios de guerra entre mexicanos y franceses durante el Sitio de Puebla en 1863, cuya duración de 62 días destruyó la ciudad y concluyó con el establecimiento del Segundo Imperio mexicano.

    El 25 de abril de ese año se defendió valerosamente el convento de Sta. Inés, y quedaron como prisioneros 130 zuavos, pereciendo más de cuatrocientos. Así, el general Auza, junto con el batallón Chiapas, defendió heroicamente a Puebla y, desde ese punto, en el corazón de la ciudad, libró largos enfrentamientos con los franceses.

 

Concepto del contexto actual urbano y social

 

En los alrededores de Santa Inés y el Templo de la Concordia coexisten variadas atmósferas: la música del mariachi; el olor a pan de uno de los hornitos más longevos de la capital poblana, conocido como la Casa del Perro, por tener figuras de perros en lugar de los pináculos tradicionales, aunque actualmente es solo uno en la esquina de este inmueble, y dos imponentes recintos religiosos en cuyos interiores los feligreses han agradecido por uno, dos, tres o más milagros.

 

¿Por qué y para qué intervenir este espacio patrimonial?

 

La intervención del Jardín nace de un diagnóstico de su contexto urbano e histórico, de sus características tipológicas y del sentido de su uso y vocación. Por ello, el primer resultado fue dictaminar su estado constructivo actual, ya que se observó que las bancas eran insuficientes, por lo que es lógico entender que, a falta de mobiliario en donde la gente pudiera sentarse para pasar un rato en el parque, las personas pasaran de largo. Asimismo, el alumbrado debía mejorarse para que en la tarde noche estuviera bien iluminado, a fin de otorgar confianza a quienes visitan el jardín. Además, había falta de vegetación y, principalmente, un piso deteriorado, y se halló también que las jardineras y los arriates, que sirven de resguardo a los árboles, estaban rebasados y en mal estado, resultado del crecimiento natural que tienen las especies arbóreas.

    Este tipo de proyectos se realizan conforme al Plan de Desarrollo Municipal, encabezados por el C. Presidente municipal y la titular de la Gerencia del Centro Histórico y Patrimonio Cultural, pero también son elaborados en conjunto y de la mano con diversas instancias, como el Instituto Nacional de Antropología e Historia y las Secretarías del H. Ayuntamiento, incluso con el apoyo de vecinos, con el objetivo de que sea un proyecto de beneficio social, que sirva para que los ciudadanos tengan un espacio adecuado y digno del que hagan uso y disfrute.

    Cabe destacar que este jardín se encuentra entre dos espacios públicos muy notorios, como es el Parque del Carmen y el Paseo Bravo, que actualmente manejan su propuesta de tipología, entre la piedra de recinto gris oscuro y el mármol gris pulido, determinando seguir esta tipología de los parques situados en la zona sur.

 

Proyecto de intervención

 

El proyecto cuido y respetó las normativas vigentes dispuestas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, por lo que se planteó solamente la rehabilitación del Jardín, buscando habilitarlo para su uso. De este modo, no se cambiaron niveles de piso o el diseño de las jardineras, excepto una que, debido al crecimiento de los árboles situados en la calle 3 sur, fue acortada en su diseño, para tener espacio suficiente y permitir el paso de las personas. Asimismo, se trabajó en los arriates, ya que las raíces de los árboles los habían fracturado. Además, se respetó la ubicación de luminarias.

A continuación, presentamos un resumen de las acciones realizadas:

01. Retiro de 920 m² de adoquín sin recuperación de material.

02. Suministro y colocación de 1135 m² de loseta de piedra recinto.

03. Suministro y colocación de 340 piezas de placa de mármol color gris veteado

04. Escultura: vaciado de 1 pieza de aluminio personaje de mariachi de Puebla, acabado de bronce natural

05. Suministro y colocación de 792 m² de relleno, para alcanzar nivel.

 

    Además de estas acciones físicas y constructivas, que nos permiten conservar el Patrimonio Edificado de nuestra ciudad y el título de Ciudad Patrimonio de la Humanidad, se debe pensar en que toda obra pública tiene que ser en beneficio de las y los habitantes, por lo que, en este caso, la rehabilitación de este Jardín tuvo por objetivo servir como un espacio en donde los vecinos realicen todo tipo de actividades para convivir y cohabitar; además, se buscó que resultara agradable y con el mobiliario en óptimas condiciones, por lo que la modificación a las jardineras tuvo como fin que las personas pudieran ocuparlas de asiento en caso de que las bancas resultaran insuficientes.

   La intervención de este espacio, en relación con otros espacios públicos, jardines, parques e inmuebles de carácter público municipal, estatal o federal, tiende a ser diferente por estar en una zona delimitada y catalogada por el decreto del 17 de noviembre de 1977, ya que todo debe obedecer a lo estipulado en este, como buscar conservar las características urbano-arquitectónicas, en donde destaca especialmente la arquitectura civil y religiosa que, durante el transcurso de su desarrollo, integra un extraordinario conjunto urbano.

   De lo anterior podemos concluir que esta intervención logró su objetivo: rehabilitar el Jardín de Santa Inés, antes Plazuela, logrando su conservación para esta y las generaciones posteriores. Sin embargo, no solo las autoridades en turno deben velar y planear por este y otros espacios, sino que deben ser acciones en conjunto con otras instancias de gobierno y civiles, para mantener y contribuir a que esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad haga honor a su nombramiento.

 

Corresponsabilidad ciudadana

 

El H. Ayuntamiento de la ciudad de Puebla promueve la corresponsabilidad con la ciudadanía para dar continuidad a los trabajos de mejoramiento de imagen urbana gestionados por la Gerencia del Centro Histórico y Patrimonio Cultural. José Luis Escalera Guzmán, vecino del Centro Histórico, recibió la custodia del Jardín de Santa Inés desde abril de 2022 y ha asumido un rol positivo en su comunidad realizando diversos trabajos de mantenimiento.

 

Develado de la escultura “El Marmolejo”. 2022. Foto de Billy Reynoso S.

 

 

Plantado de Bugambilias en el Jardín de Santa Inés. 2022. Foto de Billy Reynoso S.

 

 

Presentación de los trabajos realizados en el Jardín de Santa Inés. 2022. Foto de Billy Reynoso S.

 

Sobre el autor

Miguel Atemis Alonso. Estudió la licenciatura de arquitectura en la BUAP. Fungió como Encargado de Despacho de la Dirección de Seguimiento y Elaboración de Proyectos de la Gerencia del Centro Histórico y Patrimonio Cultural en el 2016.

 

Bibliografía

  • Leicht, Hugo, Las calles de Puebla, Puebla, Gobierno del Estado de Puebla / Secretaría de Cultura y Turismo, 2016.

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  1. LEICHT, Las calles de puebla, p. 72. 
Publicado en Cuetlaxcoapan 30

Nacida en la ciudad de Puebla en 2003, Andrea Román es una fotógrafa autodidacta que inspirada en sus memorias, experiencias y sentimientos, logra imprimir la nostalgia que caracteriza a su obra. Para Andrea es esencial ver el mundo a través de su lente como si fuera la primera vez y compartir la magia de hacer ciudad a partir de la fotografía urbana y el retrato.

 

 

    Esta serie fotográfica retrata lo que para la artista es el patrimonio inmaterial poblano, haciendo un especial énfasis en las personas que generan esta riqueza. Tras una cuidadosa selección, estas imágenes pretenden inmortalizar los diferentes aspectos que le dan vida al Centro Histórico, mismos que se han mantenido vigentes de generación en generación.

 

Publicado en Cuetlaxcoapan 30
Martes, 18 Octubre 2022 14:28

AGUAVIVA: mayólica para la vida cotidiana

Cuerpo de barro

 

Estamos hechxs de barro. Crónicas tan antiguas como el Enuma Elish (las Siete Tablillas de la Creación) cuentan que las diosas nos hicieron de barro. Vida vegetal y animal degradada en partículas pequeñitas—mil veces más pequeñas que un grano de arena—, agua, minerales y aire forman el barro; es materia en constante cambio. Las lluvias y el frío una y otra vez partieron las piedras en pequeños fragmentos. Una y otra vez, el viento erosionó la tierra. Ahora la tierra tiene una textura chiclosa, es suave y moldeable, y con el fuego, dura como una piedra. No me sorprende que tantas crónicas hablen de nuestros cuerpos hechos de barro.

 

“Alguien adentro de una situación cotidiana se convierte en mariposa”

Cecilia Vicuña

 

Nosotrxs también creamos con barro desde tiempos inmemoriales. Desde hace miles de años, y para distintos propósitos, moldeamos el barro para cocinar y almacenar alimentos, para rituales sagrados y narrar el mundo en el que vivimos.

 

Vaso de barro quemado y vaso esmaltado. Taller AGUAVIVA, 2019. Foto de MESH Agencia.

 

Azul de la mayólica 

 

Mucho antes de que Hernán Cortés y lxs tlaxcaltecas tomaran la capital del Imperio azteca, azulejos de mayólica ya habían llegado a las costas de las islas caribeñas. Cuando los europeos comenzaron a zarpar al Nuevo Mundo, se llevaron consigo las tecnologías que les podrían servir del otro lado del océano. El alfarero Diego Fernández de Morón llegó en 1509 con 140 cajas de azulejos y 100 morteros con esmaltes a Santo Domingo, con la intención de continuar su oficio en las nuevas tierras. Los alfareros que llegaron introdujeron la nueva tecnología: lozas de esmalte vidriado. Una segunda quema del barro esmaltado funde el cuarzo y el estaño; dispersa y absorbe los colores. La pieza sale del horno con una apariencia vidriada transparente.

    El azul imita a la porcelana china, cerámica de lujo en la época novohispana. Los talleres en México añaden nuevos colores: rojo, amarillo, verde y negro. Copian los motivos florales, el fondo blanco y el ave fénix típico del arte chino. Nosotras usamos también rosa, morado, naranja, café y demás colores posibles. La mayólica contemporánea nos permite jugar con ella.

 

Mi lengua madre 

 

Recuerdo las manos grandes, tersas y fuertes de mi madre. Siempre en movimiento. Las extendía para cargarme; me rodeaba con ellas en un abrazo. Las veía dominar el espacio de la cocina: sin dudarlo agarraban pizcas de especias y las lanzaban en las ollas. También podían ser delicadas y trabajar con calma y cuidado: tomaba con la punta de sus dedos un pincel y rellenaba con óleos las formas sobre el bastidor. Un día, hace muchos años, recuerdo llorar inconsolablemente. Mi madre me preguntaba por qué y yo le decía una y otra vez: “no sé”. No podía parar. Mi madre entonces se acostó junto a mí en mi pequeña cama individual de niña grande y me puso sus manos en el estómago. Recuerdo esas manos de dedos largos sobre mí, cuidándome.

    Un día le dije: “tus uñas están sucias”. Tenían tierra y se veían secas y curtidas. La recuerdo sentada con el torno entre sus piernas y las placas blancas sobre él. Las cerdas hechas de cola de caballo dejaban caer manchas gruesas de esmalte morado (que después de la quema se convierte en azul). Mi madre moldeaba el barro mientras nosotras jugábamos con los esmaltes, con los azulejos de polvo blanco. Nos desesperaba que no eran como las pinturas de acuarela que corren como el agua. Los esmaltes de la mayólica son más densos y toma tiempo aprender a moverse con ellos. Mi madre fue la primera que me enseñó a hablar con las manos.

 

Co-crear

 

Gustavo Quiroz me recibió en su taller en el verano de 2012. Junto con Esmeralda, Claudia, Alejandra y Eli nos enseñaron más sobre el barro y la mayólica. Me enseñaron con sus manos a aplicar los esmaltes sobre la base blanca de polvo, que el lápiz sobre la pieza se borra en el horno, girar los esmaltes con las palas se debe hacer cada día y los grumos dejan texturas para siempre. Ellxs son generosxs con su conocimiento. El maestro Alejandro nos enseñó en su jardín a tornear barro de alta y baja temperatura. Nos decía: “Lo más importante es centrar el trozo de barro”. Y sí: cuando no está bien centrado, el barro es un torbellino desbordándose e imposible de controlar.

   Entonces cada parte del proceso de una pieza es el resultado de un trabajo colectivo.

 

Piezas para la vida cotidiana

 

La basura se acumula en el océano, en los ríos, en la tierra. Hoy en día hay ciudades-basura, islas-basura. La cultura capitalista nos motiva a comprar productos para luego desecharlos y a producir en masa para una demanda insaciable. Nos rodeamos en casa de objetos sin historias y vacíos. ¿Cómo cambiarían nuestros espacios si prestásemos atención a lo que consumimos?

    La taza con sus curvas imperfectas y texturas cambiantes tardó días en hacerse, a veces incluso semanas. Las manos de sus hacedorxs estuvieron con la pieza en cada parte del proceso. La pieza contiene nuestro tiempo y creatividad; por eso, es especial y única. La cotidianidad se desacelera; tener un objeto hecho con las manos y la tierra es como un manifiesto de resistencia al consumismo; un respiro profundo. En AGUAVIVA creamos piezas despacio para la vida cotidiana.

 

Pincel de cerdas de cola de caballo. Trabaja Eli en el esmalte de una taza, 2019. Foto de MESH Agencia.

 

Jarra de la colección 2022. Esmalte blanco y verde, 2022. Foto de MESH Agencia.

 

Sobre la autora

Andrea Reed-Leal. Es historiadora y ceramista. Cofundó el estudio de cerámica contemporánea AGUAVIVA en 2013.

 

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