Por Arturo Saavedra
Existen cinco ciudades hispanas con un patrimonio notable de balcones esquinados, una de ellas es la ciudad de Puebla.
Cada región les imprimió su sello, en el caso de la Angelópolis, comenzó con la influencia del afamado Pedro López Florín.
Nuestro primer balcón muestra dos elementos esenciales de la arquitectura poblana de principios del XVII: La influencia de los soportes clásicos y el uso del almohadillado.
Este edificio, recién restaurado, también conserva un friso con policromía de ese período.
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En este ejemplo, a contraesquina de Casa de la Lectura, podemos apreciar la concepción de los balcones en esquina como un elemento independiente del resto de la fachada.
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Este balcón se encuentra frente a San Pedro Museo de Arte y tiene la peculiaridad de ser el único que no se apoya en columnas.
Llaman la atención sus frisos labrados con motivos fitomorfos y el curioso soporte arquitectónico con forma de amorcillo.
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Esta casa conserva uno de los ejemplos más sencillos de esta forma arquitectónica. Como la mayoría de los balcones en esquina, descansa sobre una columna dórica.
Si pasan a conocerlo, no dejen de visitar la quinta de sana, famosa tienda de antigüedades y arte popular.
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El balcón de la Casona de la China Poblana es un portento. Constituye el mejor ejemplo del empleo de formas clásicas en la arquitectura poblana.
Sus elementos decorativos merecerían un análisis aparte. Notemos, por ahora, su cornisa con metopas de leones y su frontón quebrado.
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