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De la casa a los escenarios de los 60’s (Parte 2)

Por Ariel Azuara Campos

Sin duda, el arte poblano de los años 60’s nos reunió en casas, teatros o auditorios; además era muy común en las familias pertenecer a algún club de la época: Rotario, Leones, Cámara Junior, 20-30, Sociedad Mutualista o bien algún grupo literario musical como la Bohemia Poblana, Club Bohemio y Centro Cultural, ser miembro de un grupo en especial, nos hermanaba de muchas maneras.

El gobierno también apoyó el desarrollo de nuestra sensibilidad; durante el sexenio del Gobernador Aarón Merino Fernández, se creó la Comisión De Promoción Cultural, la cual sería más adelante la primera Secretaria De Cultura del país, estando al frente Pedro Ángel Palou Pérez.

El arte expresa de tantas maneras la sensibilidad humana, pero lo más importante es que tenga un sitio donde florecer, de lo contrario se pierde en el tiempo. Octavio Paz lo sintetiza de una manera magistral:

“La libertad no necesita alas, lo que necesita es echar raíces”. Y en Puebla las raíces del arte son profundas.

En el ambiente actoral fuimos dando muchos pasos, por ejemplo Olga Ibáñez, era muy entusiasta, tanto que logró traer un seminario de teatro con personajes muy importantes de talla nacional, la respuesta de la gente de Puebla fue tan buena, que funda la Escuela de Arte Teatral,  de la misma manera Manuel Reigadas crea el muy conocido Espacio 1900, por supuesto surgieron más opciones, se crearon nuevos foros: el Teatro Normalista, el grupo Teatro Popular José Recek Saade.

Los espacios teatrales más activos en la ciudad eran el Auditorio Benavente, sobre todo al fin de año por las ceremonias escolares, el Teatro Normalista; eventualmente el Teatro Franzoni y como siempre el Teatro Principal, primer teatro de América, que aun cuando fue fundado en 1760 su belleza engalanaba cualquier presentación en la ciudad.

Nuestros artistas poblanos se hicieron figuras importantes en todo el país tanto en radio, cine, teatro y televisión por ejemplo Mari Cruz Olivier, pionera de las telenovelas; Héctor Bonilla, Joaquín Cordero, Raúl Valerio.

La gracia de Fernando Soto Mantequilla o José Antonio Espino (Clavillazo) que cuando se trataba de frenar un conflicto en la escena decía: -Momento, aquí la cosa es calmada- y

¿Qué decir de Gaspar Henaine? el famoso Capulina; sus frases se hicieron expresiones populares: -“No lo sé, puede ser, a lo mejor, tal vez, quién sabe…”.

En las radiodifusoras de México, era frecuente escuchar al poblano Alfredo Gil, del trío Los Panchos, a Chucho Martínez Gil con la canción “Háblame” 

Aunque estés allá, en el fin del mundo

A tu lado voy en un segundo

Nada más cierra tus lindos ojos

Y háblame, háblame, háblame

El arte por supuesto necesitaba de difusión: En lo que hoy es el hotel San Leonardo, en la planta alta se instaló una escuela de periodismo y al frente de ella dos inquietas mujeres María Sánchez Robledo y Ema Rizo de Yáñez.

Los periódicos locales de la época como  el Sol de Puebla, La voz de Puebla, La Opinión y el Heraldo de Puebla se vendían más los domingos por el suplemento dominical y los lunes por el Aviso Oportuno, mientras que en la radio el formato noticioso de Puebla se inició con Enrique Montero Ponce. Las casas de poblanas y poblanos se acompañaban con las voces familiares de Pepe Azpiazu Bello,  Fernando Rodríguez, José Luis Ibarra Mazari, Pedro Ángel Palou Pérez, Jesús Manuel Hernández e Ivonne Recek De Luke, todos ellos nos acompañaban  a través de las estaciones de radio XECD, XEHR y XEPA.

Y en algunos de los espacios deportivos de aquel entonces, como la Arena Puebla,  se  presentaban caravanas artísticas; en los demás como el estadio Ignacio Zaragoza, la Cancha De San Pedro, Lienzo Charro, Toreo y el recién inaugurado Estadio Cuauhtémoc solo se practicaba deporte.

El paisaje artístico de Puebla en el Centro se acompañaba por el mercado La Victoria, ahí se encontraban fondas, comestibles, telas, zapatos, losa, ropa, utensilios de barro, peltre, un sinfín de artículos, vaya la creatividad poblana alcanzó hasta la gastronomía, justo en este mercado se crearon las famosas cemitas poblanas.  

¡Cuántos momentos importantes pasaron ante nuestros ojos! El Centenario de la Batalla 5 de mayo, el entubamiento del río San Francisco, la autopista México Puebla, la creación de Ciudad Universitaria, el traslado de la fuente de San Miguel de la Plaza del Boliche a la plancha del Zócalo, la inauguración del Auditorio de la Reforma, los Juegos Olímpicos, celebrados en nuestro país “México 68”; el conflicto universitario entre derecha e izquierda con los alumnos de la Universidad Autónoma de Puebla.

Las expresiones de los jóvenes de los años 60’s comenzaron en nuestras casas, fueron nuestros primeros espacios, para abrir los siguientes escenarios de aquella  época.

 

Edición del texto: Erika Chávez González